22 de junio de 2021

Arte funerario de época Han (206 a.e.c.-220) en China






Son varias las piezas artísticas, así como los lugares, que se pueden destacar de esta época histórica. Se hará hincapié en algunos ejemplos de entre otros varios que podrían tratarse. Uno de los que más sobresale es el estandarte de seda pintado hallado en una tumba en Mawangdui a comienzos de los años setenta del pasado siglo. Datada en 168 a.e.c. se encuentra ubicada en Changsha, en la provincia de Hunan. Esta prenda simbólica puedo tener diversas funciones. Se pudo usar en el ritual de invocación del alma tras la muerte, o ser empleada como prenda llevada en procesión como parte de los ritos funerarios, antes de su definitiva instalación en la tumba. Pero también pudo ser un estandarte o bandera de nombre, foco de veneración por parte de los deudos durante la ceremonia fúnebre. Presenta cuatro niveles, empezando desde la cima con los cielos, en donde el sol y la luna están representados con sus respectivos símbolos, un cuervo y un sapo, mientras que seres inmortales y dragones pululan cabriolando por los cielos.

Más abajo se encuentran dos niveles de la esfera terrestre, en donde el ocupante de la tumba es mostrado como una anciana mujer, con su séquito y rodeada de sus sirvientes. Una serie de vasijas sacrificiales se hallan ante su cadáver. Hacia el fondo se encuentra el mundo subterráneo. Este estandarte ni fue un trabajo aislado, sino que debió formar parte de los elaborados rituales de enterramiento aristocrático, rituales en los que la tumba misma, su espacio físico, así como su contenido, eran únicamente la parte visible de los mismos.

Otro notable ejemplo digno de señalarse es el incensario en plata del palacio de la princesa Yangxin, hermana del conocido emperador Han Wudi, quien reinó entre 140 y 87 a.e.c. Con la forma de una rama de bambú, soporta un modelo en miniatura de montaña con unas oquedades para permitir que salga el humo. No es una montaña real, sino un paraíso en el que debe habitar el alma de la princesa después de su muerte, en compañía de bestias mágicas e inmortales.

Estas compañías se muestran a través de objetos de tumbas imperiales Han como un jinete inmortal realizado en jade blanco, aparecido en la tumba del emperador Zhaodi, datada en torno al año 70 a.e.c. A menudo vestidos con plumas, estos inmortales pululan con libertad al margen de la mundanidad, tal y como aparecen en los textiles de Mashan o en los sarcófagos de Mawangdui. Tales objetos, fabricados para formar parte de las ceremonias fúnebres, contienen imágenes que inflaman la cultura de las clases superiores. Es bastante probable que las representaciones de escenas paradisíacas hayan influido en el ulterior interés chino en las representaciones paisajísticas.

Un monumento esencial del arte funerario del período Han más arcaico lo conforman los diferentes bajorrelieves hallados en diversos asentamientos septentrionales, en especial, el grupo de esculturas en bajorrelieve del santuario de Wu Liang que fue erigido en 151 a.e.c. para un personaje de clase alta con ese nombre, denominación que podría vincularse con el rey Wu Ding, el cuarto monarca Shang, que gobernó desde la ciudad de Anyang, que aquí haría el papel de ancestro. En realidad, se trata de un complejo de santuarios en los que se llevaban a cabo ofrendas en honor de los hombres muertos de la familia Wu, en Jiaxing, provincia de Shandong. Los miembros de esta familia ejercieron como oficiales o funcionarios de grado medio en las instituciones de gobierno. En definitiva, por lo tanto, no se trata de un recinto funerario, esto es, de una tumba.

A lo largo de la primera centuria de nuestra era se produjeron cambios tanto en las prácticas de inhumación como en las creencias religiosas. La adoración, enfocada en la casa imperial y en la elite cortesana se modificó desde los templos de los ancestros, relevantes en los períodos de la Edad del Bronce, Shang y Zhou, a la tumba misma. Ahora son los recintos funerarios o los santuarios cercanos, los lugares en donde se realizan los sacrificios. Esos santuarios, es relevante comentar, se concibieron como lugares públicos, abiertos a todo aquel que deseasen visitarlos.

Entre las escenas individuales en bajorrelieve esculpidas en los muros del santuario, destacan escenas, como la denominada Batalla del Puente. Muchos de los paneles aparecen acompañados de cortos textos que identifican personajes referidos a los textos clásicos, en buen número personalidades míticas. Se trata de personajes propios de la tradición filosófica y espiritual de la antigüedad china. Esta decoración del santuario vincula ideas ultramundanas y del alma con el orden social sobre la esfera terrenal empleando elementos de la historia humana y también cósmica. La temática representada, de gran valor y relevancia iconográfica y simbólica, comprende varios temas asociados con la mitología taoísta y la historia confuciana. Se distinguen cuatro grupos temáticos: el de los emperadores legendarios, en pequeñas losas individuales, en una posición semi-perfilada, y con inscripciones explicativas en su margen izquierdo; las escenas que ilustran célebres cuentos confucianos, sobre todo aquellos en los que se destaca el valor de la piedad filial; una serie de escenas de la historia previa a la dinastía Han y finalmente; varias escenas relativas a personajes o a relatos característicos de la mitología taoísta.

El uso de la piedra, poco usada en fases previas pero ahora relevante en el santuario, refleja ideas acerca de la permanente conmemoración asociada a ideas cambiantes referidas al otro mundo así como al lugar que el individuo ocupa en él.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP-UFM, junio, 2021.

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