9 de febrero de 2023

Jardines del antiguo Japón. Arte, naturaleza y símbolo




Imágenes, de arriba hacia abajo: jardin-río de piedra Daisen-in, en Kyoto; jardín de musgo Kokedera, en el templo budista Saihō-ji, en Kyoto y; jardín Ritsurin, en Takamatsu, con varios lagos.

Los jardines en Japón son una expresión de arte, naturaleza y simbología. Aquellos de nobles y emperadores, diseñados para el disfrute de pequeños momentos, se vieron acompañados de los jardines en los templos budistas, espacios concretos que simbolizaban la especulación filosófica y la introspección más profunda. En los jardines, al igual que en los parques, se recrean idílicos paisajes especialmente diseñados con la intención de provocar la sensación de armonía y pensado equilibrio.

Los jardines son creaciones que poseen una extrema complejidad. A presencia de arbustos y plantas se añaden estanques con carpas de colores (la carpa koi, símbolo de perseverancia), puentes, caminos serpenteantes delimitados por altas plantas de bambú y piedras, así como otras estructuras arquitectónicas. Todo ello configura un conjunto en estricto orden, sin dejar resquicio a escenarios que puedan ser predecibles. De esta forma, cada elemento es parte esencial de un proyecto diseñado con la finalidad de producir una sensación pictórica. Se establecen espacios en los que cada elemento participa en la recreación del equilibrio natural, centrado en los árboles, el agua y las rocas, los tres elementos cruciales que adquieren una significación simbólica precisa.

Los árboles simbolizan el fluir temporal, expresado en la sucesión estacional, mientras que el agua, presente en lagos, arroyos o pequeños estanques, representa la vida. En tal sentido, el líquido elemento debe fluir de este a oeste, calcando el recorrido del sol. Por otro lado, las rocas, de formas suaves, aportan, debido a su evidente inmovilidad, sensación de sosiego y paz. Además, la presencia de guijarros o arena fina se emplea en los suelos con la intención de que éstos sean más cómodos para los espíritus. Un complemento habitual son los setos y las linternas de piedra, de funcionalidad decorativa pero también espiritual. Las linternas suelen estar ubicadas en las zonas menos visibles, con la intención de simbolizar la presencia de un sendero interior.

La tipología de los jardines se enmarcan en aquellos de roca, siendo el agua sustituida por arena blanca (el karesansui), y en los de pequeñas dimensiones que se suelen establecer en los patios de las casas (tsubo-niwa). El karesansui, denominado jardín seco y mal llamado jardín zen, destaca por la ausencia física del agua, si bien está presente simbólicamente a través de grava o arena de color blanco que se rastrilla remedando el movimiento ondulatorio del agua alrededor de las rocas. Tales piedras, además, representan islas o montañas, símbolos de estabilidad (frente al ámbito cambiante del agua), y de longevidad. Las rocas nunca son pares, y jamás están presentes en número de cuatro (número cuyo ideograma es parecido al que refleja la muerte).

Las rocas que simbolizan islas se denominan shima, en tanto que el monte Shumi acostumbra a ser la roca principal del jardín, que simboliza el eje del mundo. El monte Horai, por su parte, responde a una conjunto rodeado de agua, lugar aislado ideal para poder rezar o meditar. Piedras y arena ensalzan, en consecuencia, la temática de la inmutabilidad, concepto clave del budismo zen. 

La tradición del tsubo-niwa, por su parte, es antigua, pues surgió en el período Heian, concretamente a partir del siglo VIII. Un jardín muy conocido es el roji, un pequeño jardín rústico especialmente diseñado para las casas en las que se lleva a cabo la ceremonia del té. Recrea un ambiente bucólico con la finalidad de que las personas sean capaces de olvidar toda preocupación en el momento previo a la realización de la mencionada ceremonia. Por otro lado, el kaiyu-shiki-teien, concebido para los nobles japoneses y los adinerados señores feudales, solía reproducir con fidelidad diversas áreas geográficas en miniatura.

Entre los más hermosos jardines que hoy todavía se pueden contemplar en Japón destacan los de Okayama, Mito, el jardín de musgo Kokedera y, sobre todo, el parque Kenrokuen en la localidad de Kanazawa, antigua ciudad, de esplendoroso pasado y de rico patrimonio, cuyo desarrollo cultural se produjo durante el sogunato de Tokugawa.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2023.

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