Según las más recientes
excavaciones y los últimos análisis de ADN realizados, a fines del Pleistoceno,
Asia y Europa estaban habitadas por cuatro especies humanas diferentes,
sapiens, neandertales, un grupo no muy bien conocido llamado “denisovanos” y
una cuarta población no determinada. Las investigaciones están revelando que
estas cuatro especies no solo habitaron en los mismos lugares, sino que llegaron
a tener descendencia común, mezclando sus genes. Los científicos han comparado
las secuencias de los denisovanos, con ADN neandertal procedente de la región
del Cáucaso, y con los genomas de varios humanos modernos, descubriendo huellas
genéticas que revelan un cierto entrecruzamiento de estas especies a lo largo
del tiempo. La secuencia demuestra que los neandertales estaban estrechamente
emparentados con los denisovanos, con quienes habrían compartido un ancestro
común hace 450000 años. Este ancestro, a su vez, se habría separado del linaje
de los humanos modernos entre 550000 y 765000 años atrás.
Así, fruto de los plausibles cruces
entre las distintas especies, se conformaría el legado genético de los
neandertales y denisovanos en distintas poblaciones de los sapiens modernos.
Según los científicos[1],
entre un 1,5 y 2,1% del genoma de los humanos no africanos actuales es de
origen neandertal. Análisis previos han mostrado que los denisovanos dejaron su
huella hasta en un 6% de los genes de aborígenes australianos y melanesios, en
tanto que el 0,2% del genoma de los chinos de la etnia mayoritaria Han, de los
nativos americanos, así como de otras poblaciones asiáticas, se debería a la
herencia denisovana. A la par, los denisovanos recibirían un 0,5% de su ADN de
los neandertales, incluyendo genes asociados con la inmunidad. Entre el 2,7 y
el 5,8% es el porcentaje del genoma que los denisovanos recibieron de ese “otro”
grupo de humanos arcaicos. Este linaje, cuya identidad es un misterio, se habría
separado del resto hace más de un millón de años. Sería una antigua población
de homínidos que habría vivido antes de la separación de neandertales,
denisovanos y los humanos modernos. Respecto a una presunta identificación de
este grupo, Kay Prüfer sugiere la hipótesis de que pudo haber sido Homo erectus.
Erectus comenzó a dispersarse desde África hace unos 1.9 millones de años, aunque
las poblaciones de Homo erectus asiáticas y africanas pudieron separarse hace únicamente
un millón de años. Incluso los investigadores creen que su descendencia pudo haber
pervivido hasta hace unos 12000 años en el caso de peculiar Homo floresiensis
de la isla de Flores en Indonesia.
Los autores de este impresionante
trabajo subrayan que no se conoce todavía durante cuánto tiempo estas cuatro
especies humanas llegaron a coexistir, en virtud de que la franja temporal de coexistencia
y entrecruzamientos abarca desde hace 125000 a 12000 años. Existen pruebas
fósiles de que neandertales y sapiens convivieron en Eurasia durante unos 30000
años, como mínimo. Unos ochenta y siete genes de los humanos actuales son
significativamente diferentes de sus versiones en neandertales y denisovanos.
En este muy escaso conjunto de genes podría residir lo que nos distingue de
otros parientes que perecieron en la extinción humana.
Comentado por Julio López Saco. Diversas notas de prensa del día 18 de diciembre de 2013.
[1] Estamos hablando de Svante Pääbo
y Kay Prüfer, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, y
de Montgomery Slatkin, de la Universidad de California, en Berkeley.
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