La Historia Natural es una enciclopedia de la naturaleza, que describe
el universo, el hombre, los otros reinos de los seres vivos, acompañados de su
farmacopea característica, y el mundo mineral. A lo largo de la obra, cuyos
referentes son, sin duda, Varrón y Catón, aparecen también dilatados excursus al respecto de la organización
social romana (en particular el orden ecuestre), y de las actividades
culturales humanas, como la pintura o la escultura.
Es una obra dedicada al emperador
flavio Tito (79-81), que se puede entender como la contribución del autor a la
regeneración moral de Roma. En función de que la virtud se fundamenta en el
conocimiento, Plinio considera su obra como didáctica, con el fin de convertir
a sus conciudadanos en más sabios y, por ende, en mejores personas. El espíritu
que anima al autor de Historia Natural
es la pretensión de dejar constancia e inventariar la mayor cantidad posible de
hechos naturales, sin que exista pretensión alguna de explicarlos o
interpretarlos. En tal sentido, no estamos ante una obra de talante científico,
sino frente a una auténtico archivo, un inventario.
La Historia Natural pliniana es una obra de consulta, más que un
trabajo de literatura. Está concebida como un depósito de saberes. Esta obra
tiene como tema primordial la naturaleza como contexto, entendida como
providencial porque está al servicio de la especie humana, a la que ofrece
dones de distinto tipo a cambio de un cúmulo de ingratitudes: el ser humano
abusa de ella, la ignora y, además, la transforma para convertir sus preciados
dones en innecesarios lujos o en mecanismos destructivos. En tal sentido,
Plinio intenta con su Historia Natural,
estimular a las personas a conducirse a través de un comportamiento austero y a
llevar una sencilla forma de vida ajustada a la natura y análoga a la de los
antepasados.
Esta postura en contra de violentar
a la naturaleza no deja de estar signada por una intención moralizante, pues
tal actitud continúa la línea tradicional de los propios moralistas romanos,
defensores a ultranza de la disciplina y la tranquilidad frente al lujo
oriental, que conduce al pueblo romano a la molicie y la decadencia[1].
La obra, dominada por una visión antropocéntrica de la naturaleza, aparece
ordenada en un modo que ha sido descrito como decreciente: primero el
continente y la geografía, después el contenido (en estricto orden): seres
humanos, animales, plantas. Se sigue la orientación animado-inanimado; del
hombre a los minerales.
Indudablemente, Plinio parece estar
al margen y, por tanto desinteresado, de los cánones aristotélicos de veracidad
propios de los saberes científicos. En especial su zoología[2]
se inserta en la tradición de Teofrasto y en los mirabilia, en los hechos sorprendentes y extraños, centrándose en
la inteligencia de los animales y en los vínculos, amistosos y de simpatía,
entre estos y el ser humano.
Historia
Natural
fue, por consiguiente, un producto concebido como un depósito de prácticos
saberes. En este orden de cosas, se convertiría en un modelo a seguir por los
enciclopedistas de la antigüedad tardía y medievales. Influyó de manera notable
en autores cristianos como San Agustín y San Jerónimo, quienes abrieron el
camino, a través de Plinio, de la exégesis de la alegoría bíblica.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, septiembre 2014
[1] En este sentido, Plinio es claro
deudor de la visión estoica que apunta hacia la consideración de una naturaleza
benigna que gira, en todo caso, (y siguiendo las enseñanzas de Posidonio) en
torno al ser humano.
[2] La fuente principal en este caso
fue Aristóteles, en particular Investigación
sobre los animales.
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