6 de noviembre de 2024

Heracles y sus Trabajos: competencia y expiación







Imágenes, de arriba hacia abajo: xilografía del emperador Maximiliano I como Hercules Germanicus, hacia 1493, hoy en el Albertina Museum de Viena; Heracles y Cerbero. Crátera de volutas apulia de figuras rojas, del Pintor del Mundo Subterráneo, datada hacia 330-310 a.e.c. Staatliche Antikensammlungen, Munich; Heracles y Cerbero en una hidria ceretana del siglo VI a.e.c., por el Pintor del Águila; pintura mural con Hércules, Alcestis, Admeto y el can Cerbero, en la catacumba de Via Latina, datada en el siglo IV; Heracles en el mar dentro de la copa de Helios, en busca de realizar su décimo trabajo (los bueyes de Gerión), datada hacia 480 a.e.c.; ánfora de figuras negras con Hércules luchando contra Gerión, y con Euritión ya moribundo en el suelo. Hacia 540 a.e.c.; y Lutero como Hercules Germanicus, en litografía de Hans Holbein el Joven, 1519.

El término griego athlon, se suele aplicar a los famosos trabajos de Heracles, si bien la palabra alude también a competición o contienda. De esta forma, los conocidos como doce trabajos del héroe en la antigüedad clásica deben considerarse, al menos de cierta perspectiva, como un ejercicio de deporte extremo. Si bien los trabajos no fueron un juego, lo cierto es que su exitosa resolución demandaba la misma combinación de habilidades que aquellas necesarias en los juegos olímpicos del mundo real (fuerza, resistencia). Estos athla se distinguieron en algunas ocasiones de los parerga en el sentido de acciones secundarias o hazañas llevadas a cabo como realizaciones accidentales a los trabajos, así como de sus praxeis o andanzas.

Muchos mitógrafos presentaron los trabajos de Heracles como la exitosa realización y la precondición necesaria para que el héroe fuese promocionado al estatus de una deidad, en reconocimiento de los beneficios que aportó a la humanidad matando monstruos y llevando a cabo una amplia serie de actos civilizatorios. Sin embargo, desde una postura menos positiva, los trabajos fueron también considerados como un acto de expiación religiosa por el asesinato que el hijo de Anfitrión y Alcmena, comete sobre sus hijos y esposa Megara.

Eurípides, en Hercules Furens no ubica a los trabajos como la culminación de la carrera de Heracles, sino como el preludio de un episodio de pathos. La tragedia es un mensaje dramático opuesto a los servicios que conducen hacia una recompensa gloriosa. Euristeo envía al héroe a realizar un conjunto de tareas aparentemente imposibles, siguiendo un modelo que tuvo su eco en otros mitos, como el de Belerofonte, enviado por el rey licio Yóbates a matar a la Quimera, el de Jasón, al que Eetes, el soberano de la Cólquida, ordena que are los campos con una pareja de bueyes que respiran fuego, el de Perseo y Medusa o el de Teseo y el Minotauro, si bien en esos casos las hazañas de los héroes son auto elegidos y no impuestos por otros como ocurre en el caso del Alcides.

Los trabajos no alterarán los parámetros fundamentales del universo o el lugar que la humanidad tiene dentro del mismo. Un resultado diferente hubiera amenazado la integridad de los normales límites entre la vida y la muerte, o lo de arriba y lo de abajo. Habría sido una eventualidad totalmente inconcebible.

Con posterioridad a la antigüedad, durante la Edad Media y el Renacimiento el héroe fue representado como una admirable encarnación de la vida activa y un símbolo de la derrota del vicio a manos de la virtud, en especial de la virtud de la fuerza. Asimismo, ejerció un rol dominante en las ideologías políticas de varios países de Europa en virtud de su demostrada capacidad de derrotar a peligrosos y dañinos oponentes, muchas veces monstruosos, en el desempeño de sus “labores”. Su imagen, dominante en diversos soportes de las artes plásticas (pinturas, tapices, esculturas, fuentes), llegó a ser tan admirada que fue reivindicado como ancestro de grandes familias (en el mito griego era considerado antepasado de los reyes espartanos), como ocurrió entre la familia Este de Ferrara (de ahí Ercole d’Este, por ejemplo).

Su conexión con los germanos, que procede de Tácito, según el cual Heracles habría los visitado y estos acabarían cantado alabándolo cuando comenzaban una batalla, facilitó su asociación en los siglos XV y XVI con el Sacro Imperio. En tal sentido, el emperador Maximiliano I fue representado como un más que improbable Hercules Germanicus, en tanto que su nieto y sucesor, Carlos V, fue repetidamente vinculado con Heracles. Otro Hercules Germanicus fue el reformista religioso Martín Lutero, retratado a comienzos del siglo XVI, con rasgos superheroicos, por Hans Holbein el Joven. En la xilografía de Hans Holbein, destruye a las autoridades de la Iglesia romana con un garrote, igual que Hércules hizo con la hidra de Lerna (que poseía muchas cabezas, como la Iglesia). Con la mano izquierda, estrangula al dominico e inquisidor de Colonia Jacob van Hoogstraten. Entre sus víctimas, ya asesinadas en el suelo, se ve a Tomás de Aquino, Aristóteles, Guillermo de Ockham y Pedro Lombardo, e, incluso, hasta a un diminuto Papa León X.

Esta conexión se repite con Inglaterra, en donde el poeta e historiador Bernard Andreas celebró las hazañas del primer rey Tudor en la obra titulada Los doce triunfos de Enrique VII. El uso del número doce alude, sin duda posible, al número estándar de los trabajos de Heracles. La conexión hercúlea fue promovida para realzar el prestigio de los sucesivos monarcas. El precedente clásico es Diodoro, pues en el contexto de los viajes del héroe al país de Gerión en la península Ibérica, el héroe funda la ciudad de Alesia. En una ocasión, habría sido invitado a compartir cama con una doncella celta, que le daría un hijo de nombre Galates, ancestro de los galos. Así, desde Francisco I, en el siglo XVI, los reyes franceses se presentaron ellos mismos y fueron representados por otros, como Hercules Gallicus.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, noviembre, 2024.

1 de noviembre de 2024

El arte celta: rasgos y periodizaciones








Imágenes, de arriba hacia abajo: el torso del dios en bronce de Bouray-sur-Juine, el casco celta de Canosa, el de Leiro y el ceremonial de Agris; además, la cabeza de Msecke Zchrovice; el escudo en bronce de Battersea, el guerrero de Glauberg, así como un par de estatuas de guerreros galaico-lusitanos con caetra en el frente.

El arte celta se extiende por regiones extensas y de gran diversidad, entre los siglos V y I a.e.c. Su serie de características regionales no impiden su unidad. Aunque influido por el arte griego, etrusco y de poblaciones de la Europa oriental, el arte celta supo reinterpretarlas, creando un estilo propio y original adaptado a los códigos mentales de las poblaciones célticas.

Es un arte de objetos de pequeño y mediano tamaño, centrado en el mundo de la guerra, caso de los escudos, las espadas o los cascos, el ornamento personal, como los brazaletes, torques, broches o fíbulas, la vajilla, en metales como la plata, el oro o el bronce, en cerámica o en madera, y las prácticas y creencias religiosas (amuletos, sítulas, calderos, cráteras). La escultura y el relieve, tanto en piedra como en bronce, suele ser, salvo excepciones (como los famosos guerreros galaico-lusitanos), también de pequeño tamaño, destacando la deidad en bronce de Bouray-sur-Juine. La escultura representa el universo religioso céltico pero también el de los guerreros, de ahí la presencia de figuras votivas de aristócratas guerreros.

Es un arte, rico y complejo, con su propia personalidad, con diferentes estilos y períodos. La primera sistematización de este arte la llevó a cabo Jacob Jacobsthal en los años cuarenta del pasado siglo. Estableció un primer estilo llamado Early Style, entre los siglos V y II a.e.c.; una fase llamada de Waldalgesheim, y una tercera fase que comprendía el estilo de las espadas húngaras, el estilo plástico y el estilo de las máscaras. Ruth y Vicent Megaw, por el contrario, han señalado, en los años noventa, que cualquier periodización del arte celta es insatisfactoria y parcial.

No obstante, V. Kruta en el año 2000 estableció una estructuración en cuatro períodos. Un primer periodo, formativo (siglos V e inicio del IV a.e.c.), con un arte influido por el mundo mediterráneo y del Próximo Oriente, con motivos como el árbol de la vida, la flor de loto, grifos o esfinges; un segundo período, de plenitud (comienzo del siglo IV e inicio del II), una fase de contacto celta con el mundo itálico, con presencia de formas vegetales e imágenes animales y antropomorfas. Se destaca en ella la producción de armas para la aristocracia militar, así como la cerámica pintada en negro y rojo con diseños geométricos; un tercer período, llamado de los grandes oppida (del siglo II a la mitad del I a.e.c.), con cerámicas con decoración zoomorfa, iconografía monetal, torques de oro y esculturas en bronce; y finalmente, una cuarta fase, que sería un periodo de supervivencia insular, del siglo I a.e.c. hasta el V.

Bibliografía básica

Aldhouse-Green, J.M., Arte celta. Leyendo sus mensajes, edit. Akal, Madrd, 2007.

Cunliffe, B.W., The Ancient Celts, Oxford University Press, Oxford, 2018.

Eluére, Ch., L’Or des Celtes, edit. La Bibliotèque des Arts, París, 1987.

Garrow, D. & Gosden, Ch. & Hill, J,D., Rethinking Celtic Art, Oxbow Books, Oxford, 2008.

Megaw, R. & Megaw, V., Celtic Art. From its beginnings to the Book of Kells, edit. Thames & Hudson, Londres, 1996.

Stead, I.M., El arte celta, edit. Akal, Madrid, 1999.

Vitali, D., Celtas. Tesoros de las grandes civilizaciones, edit. Numen, Madrid, 2008.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, noviembre, 2024.

 

16 de octubre de 2024

Prometeo. Proceso de humanización del Titán desde la Antigüedad al Renacimiento




Imágenes, de arriba hacia abajo, una copa ática con figuras negras, hoy en el Museo del Louvre, en París. Beocia, hacia 500 a.e.c. Heracles está liberando a Prometeo de su cautiverio; relieve de sarcófago romano, también en el Museo de Louvre, datado en el siglo III. Prometeo, a la izquierda, crea al hombre, mientras algunos dioses olímpicos observan el proceso, entre ellos, Atenea, con su casco, Hermes y su pétaso alado; un par de Moiras; Posidón y Artemis, con la luna creciente; vaso de Apulia de figuras rojas, atribuido al Pintor de Suessula, actualmente en el Museo Estatal de Berlín, y datado hacia 350 a.e.c. Heracles libera al titán de su cautiverio. El águila que lo torturaba, muerta por el héroe, cae en picado hacia el inframundo. Bajo la tierra, Perséfone agarra a una antorcha Eleusina de cuatro cabezas; y un mosaico romano de época imperial, ubicado en el Museo de Damasco, Siria. Datado entre 560 y 550 a.e.c. El titán, a la derecha, esta sentado, ocupándose de la creación de la humanidad. Detrás de él están una diosa y arriba Psyche, la mariposa alada (el alma) y Hermes con su caduceo. Abajo en la esquina izquierda esta Aion (personificación del tiempo) con una banda que tiene inscrita los signos del zodiaco. Junto a él aparece sentado Gaia, rodeada por una multitud de pequeños Karpoi cargando sus canastos de frutas. Las cuatro damas aladas encima de Aion son, probablemente, las diosas de las cuatro estaciones. A lo largo de la parte superior se ven los jefes de los cuatro vientos y un par de niños alados llamados Drosoi, que vierten líquido desde recipientes de cerámica. Los vientos en la esquina superior izquierda se etiquetan: Notos, viento sur, y Euros, del Este, Zephyros en la parte superior derecha (Oeste) y Bóreas (del Norte).

Se ha escrito, realmente mucho, acerca del Titán Prometeo y sus interpretaciones. No obstante, ciertos aspectos asociados a esta deidad primigenia son menos conocidos o han sido menos elaborados. En las fuentes griegas, es decir, en Hesíodo, Esquilo y Platón, en donde la mayoría de los contornos de la mitología prometeica se hacen visibles, las narrativas asocian al Titán, cuyo nombre alude a la prevención, la previsión y la prudencia, con los orígenes; así el sacrificio animal inaugural, el amanecer de la cultura de la humanidad o la creación del fuego (y sus usos culturales), pero hay un aspecto e los orígenes que está ausente. Me refiero a su rol como creador de la humanidad.

Este acto de “trascendente” transformación primordial se consolida en las Metamorfosis de Ovidio. En las páginas del poeta romano, Prometeo mezcla tierra con agua de la lluvia para moldear una imagen humana. En las famosas fábulas de Esopo la mezcla es, específica y curiosamente, con lágrimas. Algunas imágenes corroboran esta labor. Es el caso de una gema en forma de escarabajo, de los siglos III y II a.e.c., en donde se retrata a Prometeo configurando un torso humano, o el de un sarcófago de mármol del siglo II, en el Museo del Prado en Madrid (y que a muy pocos llama la atención), en el que el Titán crea una figura humana, sobre cuya cabeza Atenea ubica una mariposa (recuérdese que en griego psyche es tanto alma como mariposa).

Desde la Antigüedad Tardía al Renacimiento el Prometeo que domina la imaginación no es el dios insurgente, que Zeus castiga con el águila (el símbolo del propio Zeus), mortificando sin fin su hígado (no por casualidad un órgano regenerable) y solidario (con la humanidad), sino también el creador, el moldeador, el fabricator y el animador de seres humanos. Con la incorporación de la mitología pagana al cristianismo surge un problema mayúsculo: como encuadrar su rol como creador con el del Dios que crea a Adán.

Para Tertuliano, el escritor cristiano de Cartago (siglos II-III), es simple: el verus Prometheus es Dios (en Apologético); para el escritor norteafricano Lactancio, Prometeo inventa el arte de hacer estatuas, pues el único creador de los seres humanos de carne y hueso es, por supuesto, Dios (en Instituciones Divinas). Este evidente proceso de prometeica humanización continua con Agustín (ya para los siglos IV y V), quien argumenta directamente que Prometeo era un mortal a quien se estimaba como el mejor maestro de sabiduría (en La Ciudad de Dios).

Muchos siglos después seguirá esta tendencia, como se puede ver en el teólogo Pedro Comestor, para quien Prometeo fabrica automata; esto es, estatuas que caminan, trayendo, eso sí, la civilización a la humanidad (en Historia Escolástica). Prometeo se ve sometido, por consiguiente, al evemerismo y al alegorismo, como le ocurre a muchas entidades míticas clásicas.

En el tratado mitográfico de G. Boccaccio, titulado Genealogía de los Dioses Paganos, reporta, partiendo de Servio y Fulgencio, que la virtuosidad del Titán al fabricar hombres inanimados atrae la atención de Minerva, quien le guía al cielo para que allí encuentre lo que necesite para culminar convenientemente su trabajo. En el cielo ubica hinojo en las ruedas del carro del dios solar Febo y captura el fuego, que luego lleva a la Tierra para esparcir vida a los humanos por él creados. Así, guiado por la sabiduría de Minerva toma del cielo la verdad (el fuego) que inserta en el cuerpo de los humanos a los que convierte en racionales desplazando la brutalidad. Natale Conti, el célebre mitógrafo italiano del siglo XVI, entiende, en Mitologías, que Prometeo simboliza la herejía del protestantismo, en oposición al águila heráldica empleada como emblema por el Sacro Imperio Romano.

Prometeo va a ser retratado entre la indefensión y la angustia. Y es que debido a que creó a la humanidad debe, en consecuencia, ser castigado. En el panel de una cassone o cofre pintado por Piero di Cosimo hacia 1515, se yuxtaponen dos escenas. A la izquierda, el Titán, aplica con propósito y reverencia, una antorcha con la que enciende el corazón de una estatuilla humana; a la derecha, Mercurio lo ata a un árbol mientras un águila espera, hambrienta, su momento. En ocasiones, aparece llevando un gran anillo, símbolo de continuidad (Servio sobre la Églogas de Virgilio, y en Astronomica de Higino) y que se refiere a la tradición que lo imagina con un eslabón de cadena que lleva consigo para ser atado a una roca por Zeus. No por casualidad, para el humanista italiano Polydore Vergil, Prometeo es el inventor de los anillos.

Una vez que el antiguo marco religioso del mito prometeico desapareció, el conflicto entre el Titán y Zeus se desmarcó de las connotaciones teológicas y acabó mutando hacia una confrontación política entre un dictador despiadado, por supuesto el Crónida, y un noble luchador por la libertad, un heroico, y muy humano, Prometeo.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, octubre, 2024.

 

7 de octubre de 2024

Mitificación literaria de los mundos prehistóricos: Edgar Rice Burroughs


Imágenes: arriba, mapa original de Pellucidar, de la primera edición de Pellucidar (1915); abajo, mapa de Caspak, la tierra que el mundo ha olvidado, de 1917.

Edgar Rice Burroughs es el célebre creador del no menos famoso y mítico Tarzán de los monos. Los relatos de héroes y heroínas del novelista estadounidense, transportan a los lectores desde las selvas africanas y los fondos marinos muertos de Barsoom hasta los gigantescos bosques de Amtor y el salvaje mundo interior de Pellucidar, e incluso hasta el hogar de civilizaciones extraterrestres.

Este autor de ciencia ficción popular, de historias de fantasía ha sido también, y sobre todo, un brillante creador de literarios y míticos mundos perdidos, habitualmente localizados en islas, espacios aislados y temporalmente arcaicos o fuera del tiempo histórico. Son espacios malditos y prohibidos, propiciadores de situaciones dramáticas y, desde luego peligrosos para todos aquellos que atinan a aventurarse por ellos. En tales lugares, además, el ser humano no es la especie que domina.

Uno de ellos es Pellucidar, un espacio prehistórico ubicado, al modo jules-verniano, en el centro de la Tierra, en donde existen océanos, montañas, bosques y un sol interior; un lugar habitado por animales ya extintos (pterosaurios, mamuts, dinosaurios, arcaicos humanos, tigres dientes de sable). Aquí incluso habita un grupo de depravados piratas españoles, de seguro antiguos visitantes ahora retenidos, que son comandados por su cabecilla, de nombre El Cid. En este pintoresco mundo viven, asimismo, los mahars, grupo inteligente telepático que procede de los pterosaurios.

Otro de estos espacios es la tierra de Pal-ul-don, habitada por distintas etnias humanas arcaicas y por gryfs, dinosaurios modificados. Aquí, de hecho, los triceratops se han hecho carnívoros, de ahí que sus pezuñas se hayan convertido en garras; un tercero lleva el nombre de Caprona o Caspak, todo un continente perdido en los mares del sur, del que habría existido un inicial conocimiento gracias a un oscuro marino italiano del siglo XVIII. Este continente está habitado por una singular flora y fauna: insectos y helechos gigantes, pterosaurios y plesiosaurios, rinocerontes lanudos, homínidos, aurochs, hienas de las cavernas, y otros seres. Conforme se asciende por el río de Caprona en dirección al norte, los organismos son más evolucionados, hasta llegar, por supuesto, al Homo sapiens, la cumbre evolutiva.

Todo esto recuerda un conocido cuento de Isaac Asimov llamado Una estatua para papá, un relato en el que una conexión temporal con el Mesozoico a través de un crono tubo facilita a dos científicos la recuperación de varios huevos de dinosaurio del tamaño de los de los patos. De los huevos incubados surgen pequeños dinosaurios bípedos. Por accidente, uno de ellos se electrocuta, descubriendo los científicos que su carne es realmente sabrosa. Tanto es así, que se harán ricos criando y comercializando el dinopollo, carne de dinosaurio (de dinosaurios aviares), semejantes a los hoy existen.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, octubre, 2024.

 

25 de septiembre de 2024

Mesolítico y Neolítico en la región del mar Negro y el mar Caspio






Imágenes, de arriba hacia abajo: figura neolítica sedente de Pazardzik, datada en torno a 4500 a.e.c., hoy en el Museo de Historia Nacional de Viena; la Gran Diosa Madre de la Tumba Madzari, en Macedonia del Norte; figurita neolítica en terracota de la Venus llamada Diosa de pelo rojo, perteneciente a la cultura de Starčevo, datada alrededor de 6300-5500 a.e.c., en Serbia; herramienta agrícola (un azadón), hecho de cuerno de animal y usado por la gente de la cultura Bug-Dniester cuando gradualmente adoptaron la agricultura; y mapa con distintas culturas del Neolítico del VI milenio a.e.c., concretamente en el entorno del actual territorio de Ucrania.

Los primeros pastores de ganado de la región denominada como Póntico-Caspio llegaron alrededor del 5800 o 5700 a.e.c. desde el valle del Danubio, hablando, muy probablemente, lenguas no relacionadas con el protoindoeuropeo. Fueron la vanguardia de un amplio movimiento de agricultores que comenzó a producirse hacia 6200 a.e.c., cuando poblaciones pioneras de Grecia y Macedonia se lanzaron hacia el norte en dirección a los bosques templados de los Balcanes y la cuenca de los Cárpatos.

Unos siglos antes, sus antepasados habrían traído ovejas y vacas domesticadas de Anatolia hasta Grecia, y ahora eran conducidas hacia el norte, en dirección al boscoso sudeste de Europa. La investigación genética ha demostrado que este ganado se cruzó con los uros europeos nativos, el ganado salvaje de Europa. La escasa población nativa de recolectores sería considerada como cultural y lingüísticamente otra, independientemente de cómo acabaron interactuando entre sí.

Después de una acelerada inicial exploración, verificable en los sitios de Anzabegovo, Karanovo I, Gura Baciului o Cirçea, los grupos pioneros se establecieron en las llanuras del Danubio Medio, donde se encuentran el yacimiento tipo de Starčevo y otros asentamientos neolíticos similares. Esta tierra baja del Danubio central produjo dos corrientes de inmigrantes que se distribuyeron en una dirección por el Danubio, hacia las actuales Rumania y Bulgaria, y en otra dirección, hasta Transilvania. Ambas corrientes migratorias crearon tipos de cerámica y herramientas similares, en la actualidad asignados a la cultura Criş.

Criş en Rumania y Körös en el este de Hungría son dos variantes del nombre de la misma cultura prehistórica. El pueblo Criş del norte ascendió por los ríos húngaros hasta las montañas de Transilvania y después cruzó las crestas de los Cárpatos hacia una productiva región de piedemonte al este de los Cárpatos. Pastoreaban ganado vacuno y ovino alrededor del 5700 a.e.c. La otra corriente migratoria en el valle inferior del Danubio se trasladó al mismo piedemonte de los Cárpatos orientales desde el sur. Ambos grupos crearon una variante septentrional y meridional de la cultura Cris de los Cárpatos Orientales, que sobrevivió desde 5800 hasta 5300 a.e.c., aproximadamente.

La arqueología identifica unos treinta lugares de asentamiento Criş en el piedemonte de los Cárpatos orientales, una región de bosques intercalados con praderas cortadas por valles fluviales. La mayoría de las aldeas agrícolas de Criş se construyeron en las terrazas de los ríos, aunque algunas estaban situadas en promontorios sobre la llanura aluvial (caso de Suceava), mientras otras se hallaban en las altas crestas boscosas entre ríos (como Sakarovka I). Las casas solían tener una sola habitación, si bien las más grandes, a veces ovaladas, estaban construidas sobre pisos excavados. Contenían una cocina con un horno de arcilla abovedado. La mayoría de las aldeas estaban formadas por unas pocas familias que vivían en grupos de tres a diez viviendas con techo de paja. Curiosamente, no se conocen cementerios de Criş.

Las familias Criş cultivaban cebada, mijo, guisantes y trigo. La mayor parte de la carne en su dieta procedía de ganado vacuno y porcino (aunque también consumían carne de ciervo), seguido por el ovino. Este hecho es un indicador de un entorno especialmente boscoso. Las vasijas cerámicas, por su parte, poseían superficies pulidas de color marrón rojizo.

Esta cultura encontró su límite territorial en el valle del Dniéster, donde se encontraba una población de recolectores locales, conocida hoy como la cultura Bug-Dniéster. La lengua que se hablaba en Starčevo, Criş y Karanovo I habría sido la que se hablaba en la llanura de Tesalia, en donde los primeros asentamientos neolíticos fueron fundados en torno a 6700-6500 a.e.c., probablemente por parte de marineros provenientes de Anatolia occidental. Aquí, la población de estos agricultores en Tesalia creció con rapidez, hasta el punto que unos ciento veinte asentamientos del Neolítico temprano se constatan en la llanura de Tesalia entre 6200 y 6000, momento en el cual comenzarían a desplazarse hacia el norte, hacia los bosques templados del sureste de Europa. Muchas tradiciones fueron llevadas desde aquí a los Balcanes, como una cerámica roja sobre blanco, cuentas y pulseras hechas de conchas de Spondylus del Egeo, además de herramientas de pedernal. Es muy probable que el pueblo Criş hablase una lengua de tipo afroasiático.

La cultura Bug-Dniéster, ocupó el espacio donde se detuvo la expansión de los agricultores de Criş. Surgió de las culturas recolectoras del Mesolítico que habitaron la región desde el final de la última glaciación. Además de diversos grupos tecnológico-tipológicos del Mesolítico tardío, se han encontrado campamentos mesolíticos en el valle inferior del Danubio y en las estepas costeras al noroeste del Mar Negro, no lejos de la zona de asentamiento de Criş. En Dobruja, por ejemplo, se hallaron unos veinte yacimientos superficiales mesolíticos. Se destacan, sobre otros, los sitios de Mirnoe y Girzhevo.

Varios yacimientos del Bug-Dniéster fueron descubiertos en la región de la estepa forestal en las partes media y alta de los valles del sur del Bug y del río Dniéster. Aquí, las primeras herramientas de pedernal de Bug-Dniéster mostraron similitudes con los grupos de estepas costeras (tipos de herramientas Grebenikov y Kukrekskaya), así como con los grupos de los bosques del norte (tipos Donets).

El comienzo del Neolítico temprano la región Póntica y del Caspio está asociada con la cultura Elshanka en la región de Samara, en el valle medio del río Volga. Está datada alrededor de 7000-6500 a.e.c. Es aquí donde se produjo la cerámica más antigua de Europa. La tecnología cerámica fue adaptada por un buen número de bandas de pescadores y recolectores de alimentos en la región entre 6200 y 6000, antes de cualquier contacto con los agricultores del sur.

En la isla de Surskii, en yacimientos como Rakushechni Yar y otros sitios como Samsonovka apareció una tosca cerámica decorada con motivos geométricos incisos, así como en Kair Shak III. La cerámica más antigua se fabricó en el norte del mar Caspio, concretamente en Kugat. Asimismo, se constatan fragmentos cerámicos, datados hacia 6200 a.e.c., en Matveev Kurgan, en las estepas al norte del mar de Azov. La cerámica más antigua en el valle del sur de Bug se halla en Bas'kov Ostrov y Sokolets II (6200-6000 a.e.c.).

Entre 5800 y 5700, los agricultores de Criş se trasladaron a las estribaciones de los Cárpatos orientales desde el oeste, y el valle del Dniéster se convirtió en una frontera entre dos estilos de vida diferentes, tal y como se corrobora en Soroki II. Se copiaron formas cerámicas y los recolectores del valle del Dniéster parece que empezaron a cultivar al menos algunas pequeñas parcelas de grano muy poco después de su contacto inicial con los agricultores de Criş. Con respecto a la ganadería, hay que señalar que en los sitios del Medio Bug-Dniéster (fase Samchin), que datan aproximadamente de 5600 a 5400 a.e.c., aparecieron un buen número de huesos de cerdos y ganado domesticado, en tanto que en la fase tardía (Savran), alrededor de 5400-5000, los restos de cerdos y de ganado domesticado representaba ya más del cincuenta por ciento del total de huesos de animales presentes. Incluso en el valle del Bug del Sur aparecieron vacas y cerdos domesticados en Bas'kov Ostrov y Mit'kov Ostrov escaso tiempo después de que los granjeros de Criş entraran en las estribaciones de los Cárpatos orientales.

Las innovaciones en la economía y en la fabricación cerámica han sido explicadas por medio de tres posibilidades. La primera, la presencia de matrimonios mixtos; en segundo término, por una presión demográfica y, en tercer lugar, por la competencia por estatus. El primer caso no parece convincente; la posibilidad de que se estuvieran quedando los recolectores de insectos del Dniéster pre neolíticos sin buenos terrenos de caza y pesca, y por ello habrían buscado formas de aumentar la cantidad de alimentos que podían recolectar dentro de sus territorios de caza (presión demográfica), tampoco parece factible. De hecho, las poblaciones Criş tuvieron escaso impacto en el bosque que los rodeaba, por lo que su llegada no redujo en gran medida las poblaciones de ciervos y otros animales del bosque. Es posible que ciertos recolectores especialmente cautelosos pudieran haber adquirido ganado vacuno y porcino como protección contra un mal año, si bien el motivo inmediato probablemente no debió ser el hambre.

La tercera posibilidad implicaría que los recolectores quedaran impresionados por la abundancia de alimentos disponibles para las festivales estacionales entre los agricultores de Criş. Tal vez algunos habitantes de Bug-Dniester fueron invitados por los agricultores de Criş para fomentar la coexistencia pacífica. Unos pocos recolectores podrían haber comenzado a criar ganado y a fabricar cuencos y tazas como las que se empleaban en las aldeas Criş. Esta es una explicación política que también haría comprensible por qué se copiaron las ollas Criş. Por desgracia, ninguna de las dos culturas poseía necrópolis, por lo que no se pueden examinar las tumbas en busca de indicios de jerarquía social. No debieron existir muchos objetos de estatus. Tal vez la propia comida fuera uno de ellos. Probablemente la seguridad económica y el estatus social desempeñarían un papel en la lenta y constante adopción de la producción de alimentos en el valle del Dniéster.

Aunque a partir de 5500-5200 a.e.c., una nueva cultura agrícola, la cultura de la cerámica lineal, se trasladó al piemonte de los Cárpatos orientales desde el sur de Polonia y reemplazó a la cultura Criş, la frontera del valle del Dniéster sobrevivió, en tanto que no se conocen sitios de cerámica lineal al este del valle del Dniéster. El Dniéster era, por lo tanto, una frontera cultural y, probablemente, en consecuencia, lingüística y étnica. Así, es muy posible que el pueblo Bug-Dniester hablara una lengua perteneciente a la familia lingüística que produjo el pre protoindoeuropeo, mientras que sus vecinos Criş hablaban una lengua lejanamente emparentada con las de Anatolia y la Grecia neolítica.

La región de mayor población de las estepas del Póntico-Caspio fue el lugar donde se produjo el cambio a la ganadería después de la región de Bug-Dniéster. Se trata de la zona conocida como los rápidos del Dnieper. Aquí aparecieron numerosos sitios arqueológicos, como Igren 8, en alguno de cuyos niveles se encontraron herramientas de pedernal Kukrekskaya del Mesolítico tardío, cerámica del Neolítico temprano Surskii, y cerámica del Neolítico Medio Dnieper-Donets. Por su parte, en el asentamiento de Girli, Ucrania, se hallaron ocho hogares, alrededor de los cuales había muchas herramientas de pedernal, incluidas hojas microlíticas, y fragmentos de vasijas decoradas con impresiones estampadas con peine. En cualquier caso, la economía alimentaria dependía de la caza y la recolección, puesto que no hay presencia de animales o plantas domesticados, ni hachas de piedra pulida como las de las culturas Criş y Bug-Dniéster tardía.

Si bien no hay necrópolis propiamente dichas, las gentes de la cultura Bug-Dniester debió inhumar a sus muertos de uno en uno o de dos en dos. En la región de los rápidos del Dniéper, los arqueólogos encontraron hasta ocho cementerios mesolíticos y neolíticos de recolectores, destacando Vasilievka I, II, III y V, con más de ciento cuarenta tumbas, además de Marievka y Volos'ke, con menos de veinte cada una. No existe, hasta la fecha, ningún grupo comparable de cementerios de recolectores en ningún otro lugar de la región del Ponto y el Caspio. En algunas tumbas parecen representarse dos o tres capas de entierros superpuestos, un indicio de un ritual funerario colectivo. Además, en un pequeño número de enterramientos hay presencia de ocre rojo.

Los yacimientos principales del Neolítico temprano incluyen Varfolomievka en su nivel 3 (fechado hacia 5900-5700 a.e.c.), Kair-Shak III, en el bajo Volga; y los niveles inferiores en Rakushechni Yar, en el bajo Don (entre 6000 y 5600). En Kair Shak III la economía se basaba casi por completo en Caza de onagros, mientras que buena parte de los huesos de animales en Varfolomievka, fueron de caballos, con algunos de uro (Bos primigenius). Además, se encontraron escamas de pescado en el suelo de las viviendas. En Rakushechni Yar destacan los restos de ciervos, caballos y cerdos salvajes. Antes del 5200 la frontera entre recolectores y agricultores permanecía confinada al valle del Dniéster.

La colonización Criş de los Cárpatos orientales hacia 5800 a.e.c. creó una frontera cultural persistente en la zona de estepa forestal en el valle del Dniéster. Si bien la cultura Bug Dniéster adquirió ciertos cereales y algún ganado domesticado, conservó una economía basada en la caza y la recolección, manteniéndose cultural y económicamente distinta. Ninguna otra sociedad parece haber adoptado el cultivo de cereales o domesticado animales hasta alrededor de 5200 a.e.c. Después de esta fecha parece haberse traspasado un nuevo umbral, tanto demográfico como en la organización social entre los agricultores neolíticos europeos. Así, las aldeas del piemonte de los Cárpatos orientales adoptaron nuevas costumbres urbanas provenientes del valle inferior del Danubio, apareciendo una nueva cultura, bastante compleja, llamada cultura Cucuteni-Tripolye. Sus asentamientos se extendieron hacia el este y se fracturó la frontera del Dniéster, de forma que grandes comunidades agrícolas avanzaron hacia los valles del Dniéster y del Sur de Bug. Con los inmigrantes de esta última cultura desaparece Bug-Dniester.

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Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2024.