1 de abril de 2025

El fin de la Monarquía en Roma: Lucio Tarquinio el Soberbio



Imágenes, de arriba hacia abajo: pintura llamada Origen de la República romana, de Casto Plasencia, de 1877; cuadro de Bruto y sus hijos muertos, de Jacques-Louis David, de 1789; y pintura al óleo de Dandre-Bardon Tullie, datada en 1735.

Lucio Tarquinio, llamado el Soberbio reinó, según la tradición, desde 534 a 509 a.e.c. momento en que fue derrocado para dar paso a la República. Fue el último de los siete reyes que gobernaron la ciudad desde la época de Rómulo, el fundador de la misma. Con el apodo de el Soberbio, se le diferenció de otro Tarquinio previo, Tarquinio Prisco.

Las fuentes señalan que Tarquinio el Soberbio encarnó numerosos y detestables vicios de la monarquía, siendo visto como un modelo de tirano y de enemigo de la patria. Sin embargo, durante su gobierno, Roma gozó de auge económico y cultural, un desarrollo urbanístico y una muy destacable expansión territorial. El prestigio militar de Tarquinio, la fuerza política de su monarquía, además del apoyo que mantiene de las ciudades etruscas más poderosas, aseguraban la supremacía de Roma en el Lacio. Hubo, por tanto, dos visiones antagónicas de Tarquinio.

Los historiadores Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso narran su ascenso al poder. Servio Tulio tenía dos hijas, de nombre Tulia, que fueron entregadas en matrimonio a Lucio Tarquinio y a su hermano Arrunte. Pero ocurrió que Tarquinio y su cuñada eliminaron a sus respectivos cónyuges y contrajeron matrimonio entre sí. Instigado por su nueva esposa, Tarquinio se proclamó heredero del trono de su antepasado Tarquinio Prisco, que había muerto asesinado. Así, Servio Tulio fue también muerto por mandato de Tarquinio. Sobre este componenda trata el tema de la pintura al óleo de Dandré Bardon Tullie, de 1735, y que hoy se encuentra en el Museo Fabre de Montpellier. Se puede apreciar a Tulia, la ambiciosa y cruel hija de Servio Tulio y esposa de Tarquinio el Soberbio, cómo pasa con su carro sobre el cadáver de su padre, asesinado por orden directa del propio Tarquinio.

Tito Livio presenta el gobierno de Tarquinio como una tiranía. Se ha comparado su gobierno con las más sobresalientes de las tiranías griegas arcaicas. Sería una especie de despotismo basado en un poder absoluto, en el que los reyes admiraban al fasto y les gustaba llevar a cabo expediciones y realizar importantes programas urbanísticos.

De hecho, Tarquinio el Soberbio impulsó en Roma el desarrollo de infraestructuras urbanas y edificios civiles y religiosos, como el templo de Júpiter Óptimo Máximo o la famosa Cloaca Máxima, obra de ingeniería hidráulica que limitó las inundaciones en el foro. En la política exterior, tuvo como principal objetivo tomar el control de las ciudades latinas y etruscas que se hallaban en zonas de relevancia estratégica, para contener el avance de los pueblos sabinos y ausonios, considerados enemigos de Roma.

Tradicionalmente, el fin de Tarquinio el Soberbio se relaciona con un episodio violento protagonizado por su hijo Sexto. Se trata de la violación de Lucrecia, una mujer patricia romana que estaba casada con un pariente del rey. El suicidio de la joven tras el ultraje provocó tal indignación que los romanos, liderados por Lucio Junio Bruto uno de sus sobrinos, decidieron prohibir el regreso del rey, que estaba de campaña militar, y expulsar de la ciudad a todos los miembros de su familia. Cuenta la tradición que Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino, convertidos en libertadores de la plebe, se proclamaron cónsules, una nueva magistratura anual colegiada que sustituía a la figura del rey. Así quedaba abolida la monarquía y daba inicio el período republicano.

Dos obras pictóricas sirven de referente al momento histórico de Tarquinio el Soberbio. Una de ellas, referida a Lucrecia, es una pintura al óleo del pintor español Casto Plasencia (1846-1890), se titula Origen de la República Romana (año 598 antes de la era cristiana). El cuadro, enmarcado en el género histórico, se data en 1877. La escena representa el momento en que sobre las gradas del templo reposa el cuerpo sin vida de Lucrecia llorado por dos mujeres y rodeado de Lucrecio, Publio Valerio, Colatino y Lucio Junio Bruto quien cogiendo un brazo inerte del cadáver y empuñando en alto su puñal, jura venganza contra el rey (Tarquinio el Soberbio) propósito al que responde unánimemente la desenfrenada muchedumbre levantando sus brazos, suponiendo así el fin de la monarquía romana. Lucrecia, mujer romana patricia, era hija de Espurio Lucrecio Tricipitino, conocido político de la gens Lucrecia, y esposa de Lucio Tarquinio Colatino, uno de los dos primeros cónsules, hijo de un sobrino de Tarquinio Prisco. Se decía, recuérdese, que fue violada, un acto perpetrado por Sexto Tarquinio, hijo de Lucio Tarquinio el Soberbio.

Semejante ultraje y su posterior suicidio, influyeron en la caída de la monarquía y el establecimiento de la República. El incidente aceleró el descontento ante los métodos tiránicos del padre de Tarquinio, de ahí que las familias prominentes instituyeran una República, defendiéndola contra los intentos de intervención tanto de latinos como de etruscos. Este relato es considerado como mito-historia romana, pues se considera una excusa o explicación para el cambio histórico en Roma, empleando así un relato de agresiones sexuales contra las mujeres. El cuadro, ambicioso y desmesurado, fue el primero presentado por el artista a las Exposiciones Nacionales, figurando en la Exposición Universal de París de 1878, en donde se le concedió al pintor una medalla y la Cruz de la Legión de Honor.

Hay que decir, no obstante, que algunos historiadores han propuesto otras hipótesis sobre la caída de Tarquinio, como la amenaza de otro líder etrusco, una revolución interna, la reacción latina a la supremacía etrusca, o bien una lenta evolución por la que la vieja aristocracia fue sustituida por la nobleza cortesana que se desarrolló en torno a Tarquinio.

Tras su expulsión de Roma, los Tarquinios buscaron refugio en ciudades etruscas aliadas. Tarquinio el Soberbio buscó asilo en Tarquinia, donde empezó a pensar en una restauración de la monarquía en Roma. Para ello, trató de organizar una conjura por medio de legados que reclamasen las propiedades de la familia real. En el complot se involucraron jóvenes contrarios al sistema republicano, destacando los hijos del cónsul Lucio Junio Bruto. La intriga fue descubierta y se confiscaron las propiedades reales.

Otra de las obras pictóricas referidas previamente es un cuadro del pintor francés neoclásico Jacques-Louis David, de 1789, hoy en el Museo del Louvre, en donde se muestra a Lucio Junio Bruto, fundador de la República romana, recibiendo, precisamente, los cadáveres de sus hijos, quienes quisieron impedir la República y restaurar la monarquía. Por tal motivo su propio padre Bruto los ejecuta. Bruto tuvo que elegir entre sus propios afectos familiares y el bien de la flamante República. Estamos ante una alegoría de la virtud cívica, que impactará en el ideal del republicanismo francés que animará la Revolución Francesa. Se señalan aquí los temas del sacrificio, la lealtad, el deber y la devoción por la nación. Se puede observar a Bruto sentado en un klismós a la izquierda, sosegado, resignado, mientras que a la derecha su esposa abraza a sus temerosas hijas, en tanto que en el extremo derecho la nodriza muestra pesadumbre y angustia. Los cuerpos de los hijos fallecidos están ocultos por unos cortinajes. Hay que destacar que las fuentes clásicas, ni Plutarco ni Tito Livio, por ejemplo, mencionan esta radical acción de Junio Bruto.

Bruto apoya el codo en un monumento escultórico que simboliza a la diosa Palas Atenea, deidad de la guerra y la sabiduría, resignificada en esta oportunidad como Roma, tal y como indica una inscripción a sus pies. Es la representación de una Roma triunfante, pues sostiene en su mano derecha una estatuilla que simboliza a Niké, la diosa de la victoria, mientras que en la otra lleva una vara de mando. A los pies de la escultura, en la base del monumento, en relieve, un referente a los orígenes: la loba que amamantó a los mellizos Rómulo y Remo.

Después de todo esto, el exiliado rey organizó un ejército con tropas de Tarquinia y Veyes, atacando Roma, aunque fue derrotado. Los Tarquinios pidieron asilo a Lars Porsenna, el rey de la ciudad de Clusium. Porsenna marchó con sus tropas contra Roma, pero la heroica resistencia de Mucio Escévola, Horacio Cocles y Clelia (en el puente Sublicio), lo condujo a firmar la paz con Roma y a negar su ayuda a Tarquinio. Ya anciano, el Soberbio se refugió en Tusculum, en la corte de su yerno Octavio Mamilio, quien todavía instigó a treinta ciudades latinas a coaligarse contra Roma, pero en la batalla del lago Regilo, la caballería y la infantería romanas vencieron a las tropas etruscas y latinas. Acabaría sus días como refugiado del tirano de Cumas, Aristodemo.

Bibliografía básica

Criado, F., La Roma de los siete reyes, Acuedi edic., Colección Memoria Crítica, Lima, 2023.

Cornell, T. J., The beginnings of Rome: Italy and Rome from the Bronze Age to the Punic Wars (c. 1000-264 BC), Routledge edit., London & New York, 1995. (Cornell, T.J., Los orígenes de Roma, c. 1000-264 a.C., edit. Crítica, Barcelona, 1999).

Everitt, A., The rise of Rome: the making of the world's greatest empire, Random House edic., New York, 2012.

Forsythe, G., A critical history of early Rome: from prehistory to the first Punic War. University of California Press, Berkeley, 2005.

Lomas, K., The rise of Rome: from the Iron Age to the Punic Wars, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 2018.

Martínez-Pinna Nieto, J., Los orígenes de Roma, edit. Síntesis, Salamanca, 1999.

Martínez-Pinna Nieto, J., “Los Reyes de Roma entre la leyenda y la historia”, Gerión (19), 2001, pp. 689-707.

Tito Livio, Los orígenes de Roma, edit. Akal, Madrid, 1989.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, abril, 2025.