28 de diciembre de 2016

Política, economía y cultura en los reinos del sur de India: Chalukyas y Pallavas



En las imágenes (arriba), el templo jaina de Melguti, en Aihole; (abajo), el templo Kailashanatha, dedicado a Siva, en Kanchipuram.

En claro contraste con la fragmentación imperial Gupta del norte de India, el sur asumirá preeminencia con el surgimiento de dos reinos históricamente relevantes, el de los Chalukyas, quienes siguiendo los pasos de los Satavahanas y de los Vakatakas, establecieron su autoridad en el Decán, y el de los Pallavas, ubicados en el más profundo sur.
Los reinos del Decán tuvieron una poderosa tradición comercial. Durante siglos llegaron a ser grandes beneficiarios del comercio en el Océano Índico con el cada vez más eminente poder de los árabes. La fundación de estados, así como el surgimiento de reinos en el lejano sur fue más tardío que en el norte, pero su desarrollo se acomodó a factores únicos de la cultura y la geografía sureñas. Desde el siglo VI los reinos meridionales se fortalecen a partir de su próspera base agraria, sus beneficiosos vínculos comerciales con el mundo exterior, y su fuerte cultura templaria, que crearán y consolidarán su propio estilo de autoridad.
Los Chalukyas se originaron en la región de Kadamba, en Karnataka, que fue su asentamiento principal. Penetraron, no obstante, en las tierras que anteriormente los Satavahanas y los Vakatakas habían dominado. Existieron tres familias distintas de Chalukyas. La primera, la de los Chalukyas Antiguos de Badami (525-757); la segunda la de los Chalukyas Orientales de Vengi (624–1020); y la tercera, la de los Chalukyas Tardíos de Kalyani (973–1200). La principal, con diferencia, fue la correspondiente al período antiguo.
Su poder regio comenzó con Pulakeshin I (543–66), aunque el momento cumbre corresponde al reinado de Pulakeshin II (609-642). El reino fue consolidado por gobernantes de gran prestigio como Vikramaditya I (654-668), Vijayaditya (696-733) y Vikramaditya II (733-744). El último mandatario fue Kirtivarman II (744-757), quien fue derrocado por otro poder regional, en este caso, los Rashtrakutas. Pulakeshin II estableció  su soberanía sobre Malwa y Gujarat. Sus resonantes victorias han quedado enmarcadas para la posteridad en el prasasti de Aihole (Karnataka), realizado por el poeta cortesano Ravikirti, y en la inscripción del muro oriental del Templo Meguri de Aihole. Atacó el poder emergente meridional de los Pallava pero esta iniciativa tuvo como consecuencia su derrota y muerte en 642.
A partir de la literatura Sangam de los tamiles se sabe que, al menos desde el siglo III a.e.c., hubo tres distintos reinos en el sur de India, los Chola, en la costa sureste; los Chera, en la costa suroeste, en Kerala, y el reino de los Pandyas en la región de Madurai. Estos tres reinos, sin embargo, no tuvieron excesivo impacto sobre la escena política india, salvo en el caso, eso sí, de Sri Lanka. La situación política cambió dramáticamente en el siglo VI con el surgimiento del reino Pallava en la zona nuclear del sur llamada Tondaimanadalam, que hoy corresponde a la porción norteña de Tamil Nadu. Kanchipuram fue el centro urbano principal. Acerca de los orígenes de los Pallavas dos teorías se han venido manejando. Una de ellas los convierte en descendientes de un grupo de partos iraníes, mientras que la otra los describe como descendientes de migrantes brahmanes del norte de India. Sea de una manera o de la otra, se convirtieron en una de las grandes dinastías regionales meridionales.
Aunque la dinastía ha sido datada, en sus inicios, en 275, su gran época tuvo su despliegue entre los siglos VII y VIII, cuando gobernantes como Narasimhavarman I (630-668), Parameshvaravarman I (670-700) y Narasimhavarman II (695-728) dejaron una marca indeleble en la historia.
Pallavas y Chalukyas tuvieron mucho en común en términos de sociedad, economía y religión, aunque no por ello fueron capaces de convivir en completa paz entre sí. Ambos reinos estuvieron enzarzados en interminables conflictos durante casi cien años.  Hacia la mitad del siglo VIII, cuando sus energías estaban bajo mínimos, fueron presa de un poder emergente, el de los Rashtrakutas. Los Pallavas sobrevivieron durante un siglo más, aunque en realidad fue una agonía debido a su agotamiento por los conflictos con los Chalukyas y los Pandyas de Madurai. En la centuria siguiente, quedaron marginados por los mencionados Rashtrakutas y por otros rivales más antiguos, los Cholas.  
Las historias más convencionales de los reinos del sur de India describen al reino de los Pallavas y a sus sucesores, los Cholas, como estados burocráticos centralizados. Sin embargo, los reyes indios meridionales disfrutaron mayormente de un poder simbólico y ritual, legitimado por las nociones del reinado dhármico (de la ley moral). El poder real, fáctico, permanecía en las comunidades campesinas o en las estructuras de poder local auto gobernadas y casi independientes del sur de India, conocidas como nadus. A pesar de la denominación de reinos burocráticos, un término apropiado podría ser el de segmentarios, porque la autoridad política y el control fueron siempre altamente locales.
Las relaciones interesatales entre los estados indios del período estuvieron organizadas sobre el principio de lo que se denomina mandala. Se trata de un principio articulado en el Arthashastra de Kautalya y en el Niti-sara de Kamandaki, y que presupone la existencia de un círculo u órbita de estados alrededor de un reino. El círculo normalmente consistía en doce estados, incluyendo el reino dominante. Comenzando desde el estado más cercano y en movimiento hacia afuera, los cinco estados con fidelidades cambiantes en frente del reino se presumía que eran el enemigo, el amigo, el amigo del enemigo, el amigo del amigo y el amigo del amigo del enemigo; desde el más alejado del reino, de nuevo en orden de ubicación, estaría posicionado el enemigo posterior, el amigo posterior, el amigo del enemigo posterior, y el amigo del amigo posterior. En la órbita, pero cercano al reino principal y al enemigo, se encontraba un estado intermediario. Finalmente, un estado neutral se ubicaba en algún lugar más allá del territorio de todos los otros estados.
Los reyes eran participantes activos del sistema mandala adoptando estrategias clave, que podrían incluir alianzas, declaración de guerra, permanecer neutral, prepararse para un ataque sin declarar previamente la guerra, buscar protección de otro estado o hacer uso de una doble política, que consistía en mantener la paz con un estado y guerrear contra otro. Cada rey tenía que intentar asegurar su posición en el mandala adoptando una u otra de estas seis estrategias. 
En relación a las actividades económicas hay que señalar que el reino Pallava estuvo constituido por veinticuatro localidades de Tondaimandalam, llamadas kottams. Cada kottam era una zona única de economía agraria y pastoril basada en la villa y sostenida por un sistema de irrigación fundamentado en reservas y pequeños lagos.
En el océano Índico oriental hubo grandes oportunidades comerciales abiertas para los mercaderes del sur de India. Hacia el siglo VII se habían establecido en el sureste de Asia una serie de prósperos reinos, como  Kambuja y Funnan, en la Camboya actual, Champa (Vietnam)  y Sri Vijaya al sur de la península de Malasia, en Java y Sumatra. Allí hubo una poderosa influencia cultural y comercial india durante siglos. En tal sentido, los gobernantes Pallavas construyeron muelles y desarrollaron una armada que capacitó a los marineros para disfrutar de un monopolio mercantil hasta que los musulmanes lo dinamitaron en el siglo VIII. De acuerdo al testimonio del monje peregrino budista chino Xuanzhang, las mercancías de intercambio consistieron, esencialmente, de oro, plata y pequeñas perlas.
En lo tocante a la religión, el devocionismo de visnuistas y shivaístas  (Nayanars shaiva y Alvars vaishnava) influyó enormemente en el sur de India. El movimiento bhakti se puede contemplar, en este sentido, como una reacción contra las estructuras de poder y las elites en el seno de los reinos del sur de India, como en el de los Pallavas. La literatura religiosa nacida de este movimiento de intense devoción y de sumisión a dioses personales, permaneció en el eje de la adoración llevada a cabo en los grandes centros templarios meridionales. Una consecuencia de esto fue el progresivo aumento del sectarismo y de la rivalidad sectaria entre sus respectivos seguidores.
La cultura literaria en el sur fue promovida por instituciones educativas y monasterios administrados por monjes y eruditos jaina y budistas. A partir del avance del vaisnavismo y el shaivismo por la región, un esencial aprendizaje brahmánico en sánscrito se producía en una institución que llevaba por nombre matha. El sánscrito disfrutó de un relevante patrocinio regio. A las cortes Pallavas llegaron célebres sanscritistas como Dignana, y excelsos poetas con Dandin. No obstante el tamil permaneció como el medio esencial de instrucción en el sur, con mucha mayor incidencia que el kannada en el reino de Chalukya. La poesía lírica y la épica fueron compuestas en tamil. En contraste a las antiguas historias de violencia heroica, ahora se destacan las virtudes de la no violencia y el deber.
Los poemas tamiles fueron completados con bellas descripciones del campo y las ciudades, así como de las actividades y el estilo de vida cotidiana de las gentes en las diferentes esferas laborales. Durante el período de desarrollo del reino de los Pallavas los himnos, los mantras y las canciones devocionales entonadas por los Nayanars, los Alvars y sus devotos seguidores del vaisnavismo y el shaivismo, fueron recopilados en grandes volúmenes.
Los grandes templos indios suelen clasificarse en tres estilos arquitectónicos, el del norte, el del Decán y el meridional. Todos ellos poseen rasgos comunes, como el vimana (santuario), el garba griha (cámara interna para la estatua) el mandapa o pabellón y la torre (shikhara). Sin embargo, existen algunas diferencias clave. Por ejemplo, las torres del estilo meridional son piramidales, y los templos del estilo del sur también poseen cercados y grandes gopurams. Además, los templos del Decán son en forma de estrella o poligonales, más que cuadrados.
Los estilos del Decán comenzaron con los Chalukyas Antiguos de Badami (535-757) y se desarrollaron bajo el patrocinio de los Chalukyas Tardíos y los Hoysalas. La arquitectura templaria meridional, por su parte, comenzó con los Pallavas y alcanzó su apogeo bajo los Cholas y los Pandyas. En el ámbito de la cultura Chalukya los monumentos principales fueron arracimados alrededor de tres lugares en Karnataka: Aihole, Badami y Pattadakal, cada uno de los cuales fue un centro de poder real. Se destaca el templo Melguti, construido en Aihole en 634, y el templo Melagitti Shivalaya, uno de los más bellos ejemplos del estilo templario del Decán en el siglo VII, en Badami. En muchos otros templos pueden admirarse inscripciones que detallan las victorias de un héroe regio como Pulakeshin II, o tratados y relaciones entre los Chalukyas y sus rivales principales, los Pallavas.
Dos centros principales de ocupación, la ciudad capital de Kanchipuram y el núcleo portuario de Mamallapuram (Mahabalipuram), constituyeron el eje primordial de la cultura e influencia Pallava. Kanchipuram es uno de los siete sitios sacros del hinduismo, dedicado a Siva y Visnú. Además, se trata de un importante asiento de aprendizaje filosófico en toda la región de Tamil Nadu. Entre los grandes templos que los Pallavas erigieron en la ciudad el más llamativo es el Kailashanatha, aunque quizá el más famoso sea el Vaikuntha Perumal. Inscripciones que narran la historia de los reyes Pallava y que elogian sus glorias se encuentran sobre las esculturas que adornan los muros de los templos. Otros templos relevantes son los Cinco Rathas, nombrados a partir de los cinco hermanos Pandava del Mahabharata. Se trata de estructuras en miniatura.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Diciembre, 2016 

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