A partir de las excavaciones de Harappa, y en función de la cerámica, se ha podido establecer una secuencia cronológica relativa al período Pre-urbano en la Cultura del Indo. En esta época, contemporánea a los niveles o períodos IV-VII en Mehrgarh, coexistieron unidades políticas sin jerarquización entre sí, se constata la presencia de una activa red de intercambios comerciales, basada en la presencia de materiales no locales, y se verifica un nivel de uniformidad en la cultura material y en la planificación de los sitios. Ahora encontramos comunidades mayores y pequeñas villas, con fortificaciones y plataformas masivas, y divididas en sectores o vecindades, una economía basada en la agricultura y el pastoreo, así como en la especialización artesanal, símbolos escritos, quizá precursores de la escritura del Indo, bien documentados en Harappa y en los asentamientos rurales vecinos, y sellos de identificación individual o grupal. En el Indo Superior contamos con la Fase Ravi (3300-2800 a.n.E.), que representa la más antigua ocupación pre-urbana de Harappa. Su cerámica es similar a la Hakra de los sitios contemporáneos de Cholistán, y ya se constatan figurillas humanas, sobre todo mujeres sentadas, y zoomorfas, especialmente toros, así como carros en miniatura y conchas marinas. Con posterioridad hallamos la Fase Harappiense Antiguo o Kot Diji (2800-2600 a.n.E.), momento en que las ciudades se planifican siguiendo un esquema orientativo con calles norte-sur y este-oeste, y aparece un mayor número de áreas dedicadas a la producción manufacturera. También ahora encontramos los sellos con graffiti o diversos signos, con probables escenas narrativas e imágenes de animales (en particular el “unicornio”, un motivo luego común en el Período Urbano). Hallamos, así mismo, para todo el Pre-urbano del Indo Superior algunos pequeños asentimientos relevantes en torno a Harappa, caso de Jalilpur y Vainiwal. En el Indo Inferior, podemos observar la Fase Amri (3300-2600 a.n.E.), cuyo asentamiento principal está ubicado en el Sind Kohistán, en Pakistán. La cerámica Amri, con diseños de cuernos de gacelas, es comparable con la cerámica Togau de Merhgarh III, lo que sugeriría conexiones con la región de Beluchistán; no obstante, también se asemeja a los estilos de Kot Diji y Hakra, siendo esto mismo también una señal de un plausible contacto interregional. Luego debemos reseñar la Fase Hakra (3500-3000 a.n.E.) y la Fase Harappiense Antiguo o Kot Diji (3200-2600 a.n.E). En la región del Cholistán, en torno al río Ghaggar-Hakra, tenemos la Fase Hakra, comparable a la mencionada Fase Ravi, y la ya habitual Fase regional Harappiense Antiguo o Kot Diji (aquí 3000-2600 a-n-E.). La cerámica Hakra presenta jarras globulares y vasijas con motivos geométricos. Sus asentamientos no fueron ocupaciones de largo tiempo debido a la hostilidad del medio ambiente circundante. En la fase subsiguiente se constata la presencia de dos asentamientos mayores, Gamanwalla y Jalwali, cuya ocupación no se evidencia en la Fase Hakra. El período Ghaggar-Hakra del noroeste de India muestra, por su parte, dos fases: Fase Harappiense Antiguo o Kot Diji (3200-2600 a.n.E.) y la denominada Sothi-Siswal, con la misma cronología. La cerámica en el noroeste de India es similar a la del Indo Superior y a la de Cholistán. Los dos sitios mayores bien documentados son Kalibangan y Banawali, si bien se reconocen ciento sesenta y cinco yacimientos en la región para este período. Más allá de estas regiones, en concreto en Beluchistán, nos encontramos con sitios como Balakot, Niai Buthi y Murda Sang, en la zona Las Bela, y Miri Qalat en Makran. En todos ellos parece haber habido vínculos estrechos con el sureste de Irán y la Península Arábiga. La cerámica de Balakot es afín a la de Amri, pero también posee un tipo distinto, denominado Nal (que presenta vasos con motivos florales y diseños zoomórficos), en tanto que Murda Sang se asocia con una cultura denominada Kulli. Además, en Miri Qalat existen niveles vinculados, hasta 2500 a.n.E., con el sureste iraní. Observamos, en definitiva, la existencia de toda una cadena de políticas regionales agropastoriles en asentamientos permanentes, acompañadas también, muy probablemente, de poblaciones móviles que transitaban de un lugar al otro.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB
1 de marzo del 2011
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