24 de enero de 2012

La creación del mundo en el Rig Veda (I)


Imagen: manuscrito 2162 del Rig Veda, datado en el siglo XVII


El Rig Veda es un poema que describe una cultura móvil, nómada, que conduce carros tirados con caballos y posee armas de bronce. De acuerdo con algunos eruditos, la geografía descrita en el texto coincide con la de la región del Panyab. El Rig Veda fue preservado por dos escuelas o ramas, Śākala y Bāshkala. El texto fue transmitido, del mismo modo, en dos versiones: el Samjitapatha (un continuo que une todas las palabras de acuerdo con las reglas sánscritas del sandhi, siendo empleado para la recitación), y el Padapatha, en donde cada palabra está aislada, para facilitar la memorización. Los libros II al VII parecen haber sido el trabajo de un sólo poeta o rishi, junto con sus descendientes, siendo por ello llamados “libros de la familia”. El libro III se le atribuye a la familia de los Vishvamitra; el libro IV a la de los Vamadeva y el V a la de los Vasishtha. Los himnos en los libros I y X fueron compuestos por diferentes familias. El noveno consiste en un conjunto de himnos exclusivamente dirigidos a Soma, la planta deificada cuyo néctar fue usado para el sacrificio a Soma. El libro X, que ahora presentamos, es el cronológicamente más reciente. Este libro del Rig Veda se diferencia de los otros por incluir unos pocos himnos que especulan sobre el origen del universo, de los dioses y de los hombres. El mándala 10 comprende 191 himnos, dedicados a Agni y a otros dioses. Contiene, en esencia, el Nadistuti sukta, que alaba en parte a los libros y es relevante para la reconstrucción de la geografía de la cultura védica; el Purusha sukta, esencial en la tradición hindú, y el Nasadiya sukta, probablemente el himno más conocido en Occidente (X, 129) relacionado con la creación. La poesía del Rig Veda no es ni popular, ni primitiva como se había considerado hasta no hace mucho. Es, en realidad, tanto la producción de una clase sacerdotal refinada, como el resultado de un largo periodo de desarrollo cultural. Estaba destinada principalmente para ser usada en relación con el sacrificio soma y para acompañar un ritual bastante complicado.


Prof. Dr. Julio López Saco

Escuela de Historia, UCV

Doctorado en Historia, UCV

19 de enero de 2012

Antiguas Culturas de África III: Reinos-Estado sudaneses subsaharianos (I). Reino de Ghana

En la franja sudanesa, entre el Sáhara y la selva tropical húmeda se configuró, a partir de la expansión bantú, el estado-negro más antiguo independiente de legados clásicos y asiáticos, en una región denominada Wagadu o país de los rebaños. Cronológicamente el reino se sitúa entre el siglo VIII y 1076, momento en que su capital es tomada por los almorávides, si bien la decadencia se continua hasta el primer tercio del siglo XIII. El reino de Ghana se ubica en la terminal de una ruta caravanera, coincidente con la denominada ruta de los carros (llamada así por una serie de grabados rupestres que muestran carros, lo que recuerda la nota herodotea sobre los Garamantes o saharauis blancos que llevaban a cabo incursiones en el país de los etíopes, empleando para ello carros tirados por cuatro caballos). Estas rutas serán también esenciales en la constitución de otros reinos posteriores, caso del de Songhai o el Reino-Estado de Kanem, en época de la imposición islámica en el norte de África. La mención más antigua del reino de Ghana procede de un astrónomo árabe llamado Al-Zazari, quien habla de un país de oro (Ghana), en torno al Gangaran y Bambuko en la cuenca alta y media del Senegal. A comienzos del siglo X, un compilador islámico, Ibn al-Faquih, menciona la enorme abundancia de oro en la zona, en tanto que hacia 975, el viajero árabe Ibn Hawkal, señala el final abandono de la ruta subsahaiana de Egipto a Ghana por problemas de inseguridad y de índole climática. A pesar de las abundantes referencias en otros autores árabes (Al-Bakri, Al-Idrisi, Ibn-Jaldun), la tradición oral africana conserva muy escasas noticias de la existencia de este reino. Una de esas notas, alude al gobierno de veintidós reyes y a su fundación por parte de bereberes Zenaga, los introductores del fundamental camello en el sudeste del Sáhara.

El elemento étnico dominante estaba constituido por los bambara o mande, los wolof, serer, los tukolor y, sobre todo, los soninké. Es bastante probable que las gentes de Ghana hubieran conocido la actividad económica de la extracción de sal con mano de obra esclava (en Tagaza, Idjil). Los mercaderes del reino pudieron conocer el enclave aurífero de Bambuk, en donde comprarían polvo de oro a cambio de sal, contribuyendo con ello a la prosperidad y riqueza que al reino le confiere la historiografía árabe.

Algunas tradiciones del siglo XVII señalan que los primeros soberanos de Ghana fueron de raza blanca, quizá descendientes de bereberes saharianos. Sin embargo, el reino se formó y entró en la historia hacia 790, cuando un dirigente soninka toma violentamente el poder y, con el nombre de Kaya Maghan Sissé (Cissé Turkara-rey) se convierte en el primer soberano negro, fundando la dinastía de los Sissé, que estará en el poder casi tres centurias, del siglo IX al XI, con lo que se inicia su expansión y engrandecimiento. Durante esta época Ghana se expande hasta Tombuctú y Senegal, conformando más que un reino o un imperio, un núcleo de autoridad más amplio.


Prof. Dr. Julio López Saco

UCV-UCAB

13 de enero de 2012

Antiguas culturas de África II: Cultura de Nok, Cultura de Kush y Reino de Aksum


IMÁGENES: LA PRIMERA CORRESPONDE A LAS PIRÁMIDES DE MEROE, NORESTE DE SUDÁN; LA SEGUNDA, MUESTRA FIGURAS ANTROPOMORFAS DEL REINO DE NOK.


La cultura melanoderma nigeriana de Nok, desarrollada entre 500 a.n.E. y 200, corresponde a los primeros hombres que emplearon la metalurgia al sur del Sáhara. Este complejo cultural, apenas desvelado en los años cuarenta del pasado siglo XX, se caracterizó por una espléndida artesanía naturalista en terracota, como los ejemplares aparecidos en Wamba, Jemaa y Nok, que le da nombre a la cultura. Se trata de agricultores y cazadores que practican un culto a los antepasados, y que son capaces de modelar una artesanía de fuerte realismo figurativo.

La Nubia antigua, o Kush, pudo haber estado ubicada al sur de la primera catarata del Nilo, desde Assuán hacia el sur. Las noticias más antiguas del país Nuba proceden del Egipto faraónico, referidas a los contactos con las costas de Eritrea, la Arabia meridional y Somalia, que pudieron llevar el estadio de neolitización hasta el África negra. Ya hacia 2275 a.n.E., el faraón Pepi II envía expediciones hacia esta región, de donde trae productos exóticos y pigmeos. Los exploradores del faraón pudieron transportar ganado y simientes, enseñando así la domesticación de las plantas a los indígenas de esta región meridional. Todo ello fructifica al sur de Nubia, ya colonizada en el II milenio a.n.E. por Egipto, que mantuvo guarniciones coloniales sobre principados indígenas, denominados Kush, entre las dinastías XI y XII del Reino Medio. Los soberanos de las dinastías XVIII, XIX y XX, del Reino Nuevo, extendieron sus dominios hacia el sur del gran río, ocupando Nubia y explotando sistemáticamente los recursos minerales. En Kush florecerán, entonces, poblados egipcios. Precisamente, en Yebel Barkal, a inicios del I milenio a.n.E., existió un gobierno independiente, con una dinastía egiptizada, que sería la esencia del Reino de Kush, cuya capital política será primero Napata y más tarde Meroe. Los reyes de Kush, pasado el tiempo, constituirán la dinastía XXV de Manetón, con la presencia de cinco reyes, momento en que Napata se convierte en la auténtica capital de Egipto, y los reyes kushitas se alían con las ciudades fenicias de Tiro y Sidón, con la intención de oponerse al poderío asirio.

La población de Kush fue, inicialmente, principalmente blanca y mayoritariamente caucasoide. No obstante, hacia el siglo VI a.n.E., Kush varió sus límites hacia el sur, más allá de la Jartún actual. Es ahora cuando la nueva capital se ubica en Meroe, en una región de población melanoderma. Desde ese momento, los mandatarios kushitas gobernarán sobre poblaciones mixtas, caucasoides y negroides, si bien con mayoría negra. Es también ahora cuando la metalurgia del hiero se hace preponderante en el reino. Kush mantendría una economía autónoma que permitiría cierta expansión en superficie sudanesa. Tras la conquista romana en el siglo I a.n.E., a inicios del siglo IV el reino meroíta desaparece como entidad política, siendo anexionada la región por Ezana, el emperador de Axum.

EL reino de Axum (Aksum), fue fundado en la región oriental del Tigré por árabes que procedían del Yemen. La más antigua mención de este reino la encontramos en el Periplo del Mar Eritreo (datado entre los siglos I y III). Esta particular civilización, en torno al Mar Rojo, pudo haber poseído un sistema monárquico de influjo griego, y un sistema de intercambios culturales y mercantiles con los Himyaritas de la Arabia Feliz, esto es, del Yemen, y con el subcontinente indio. Conocemos bien a uno de sus más prestigiosos soberanos, Ezana, que a mediados del siglo IV se convierte al cristianismo, dificultando con ello las relaciones con el emperador bizantino, a la sazón el arriano Constancio II. Los reyes axumitas llevaron a cabo una política exterior doble en relación a bizantinos y romanos, quienes deseaban su fiel apoyo frente a los persas, en especial hacia la mitad del siglo VI.


Prof. Dr. Julio López Saco

Esc. Hist. UCV

Doc. Hist. UCV


9 de enero de 2012

Antiguas culturas de África I: las fuentes de estudio

En esta nueva serie que ahora comenzamos, dejaremos de lado las más antiguas culturas de Egipto así como las culturas libias preponderantes en época de dominio cartaginés y romano en el norte de África, que serán tratadas en otra serie posterior, autónoma.
Podemos destacar tres tipos de fuentes: las escritas, las arqueológicas y la tradición oral. En relación a las fuentes escritas debemos señalar las informaciones árabes, válidas tanto para el África negra como blanca, destacándose El-Bakri (siglo XI) y El-Idrisi (siglo XII), o los comentarios de viajeros de renombre, particularmente, Ibn-Battuta, hacia 1352, o León el Africano. También son útiles las crónicas de la historia medieval de África del norte, como ocurre con algunos escritos castellanos y portugueses. Es el caso de la crónica Le Canarien, de P. de Bontier y los textos del veneciano Alvisio de Cadamosto, a la sazón al servicio de Portugal, de mediado el siglo XV. Del mismo modo son útiles ciertos escritos en swahili, persas y chinos. Desde la óptica arqueológica es relevante la presencia de los vestigios cerámicos y del arte rupestre, esenciales para el conocimiento de las sociedades, creencias y mitos tribales del África sahariana, austral y oriental. El historiador puede, gracias al celoso mantenimiento de las tradiciones orales, conocer ciertas realidades culturales que han quedado fosilizadas en la memoria humana, en concreto en los más ancianos de las tribus. En la región de África occidental, los griots (suerte de bardos) y santones, son los depositarios de estas tradiciones, que les sirven para ilustrar, a modo de crónica, y muchas veces en forma cantada los recuerdos colectivos de tiempos inmemoriales, míticos y legendarios. Es el caso de los gawlo de los Peuls, los Dyali de los Malinqué y los Jeseré de los Soninqué. Estas personalidades se vinculan con la historia de las dinastías reales, cantando sus hazañas, con una cierta dosis de subjetividad, pues en ciertas ocasiones la finalidad era exaltar la historia de un concreto grupo étnico. En tal sentido, no debemos pasar por alto que un importante sector de las culturas africanas no han otorgado relevancia a la escritura, salvo el particular ejemplo del ghe-ez de la zona etíope. En relación a la oralidad, la lingüística y los estudios antropológicos son un referente primordial. En muchos casos los griots usan distintos nombres para referirse a un mismo personaje. Además, es habitual en África el empleo de varios nombres, según su filiación y linaje, su nacimiento o bien su origen étnico. El mismo inconveniente acontece con los topónimos, sin contar que europeos, árabes y africanos, no utilizan los mismos nombres para designar un lugar, que abundan los sobrenombres otorgados por poblaciones vecinas o por los diferentes autores, o que las denominaciones ambulantes, nominaciones vagas y generales sobre realidades análogas o incluso diferentes, son bastante habituales. A pesar de las inadecuaciones cronológicas, es posible, gracias a la interpretación de contextos, la comparación de noticias, la sucesión de clases de edad en el poder político y la confrontación de tradiciones orales de distinto origen, saber la duración de un reinado o las fechas entre las que se desarrolla.




Prof. Dr. Julio López Saco


UCV-UCAB

4 de enero de 2012

Pintura japonesa antigua

LA ILUSTRACIÓN MUESTRA UNA PINTURA HECHA CON TINTA, DISPUESTA SOBRE UN ARCO DE MADERA. SE REPRESENTAN AQUÍ UNA SERIE DE TITIRITEROS QUE ESTÁN ENTRETENIENDO A DIVERSOS PERSONAJES DE ELEVADO RANGO. LA OBRA PERTENECIÓ AL EMPERADOR SHOMU, QUIEN REINÓ EN EL SIGLO VIII.


Prof. Dr. Julio López Saco

Escuela de Historia, UCV