12 de marzo de 2024

Arte jainista en India: escultura sedente de Jina Rsabha

La escultura sedente de la imagen, del período Gupta tardío o del inicio del Pala, se data en el siglo VII (por su semejanza con un Buda sentado de finales del mismo siglo de Tetrawan). Apareció en el distrito de Patna, en la provincia de Bihar, al noreste de la India. Fue realizada en clorito negro siguiendo el estilo clásico de Bihar. La figura sentada en meditación (Rsabha) representa la primera Jina del ciclo del mundo, identificable por la pareja de toros (vrsabha) que se observan en el pedestal. El Jina se representa con los mechones de cabello fluyendo. Una tradición jainista asocia esta peculiar característica iconográfica a una escena de la historia de su vida. Indra, rey de los dioses, habría intercedido en el momento de la renuncia de Rsabha, en el instante en que se estaba arrancando el pelo. La figura, sentada en la posición de loto con las piernas cruzadas posa una mano sobre la otra en gesto de meditación. De rostro redondo y carnoso, las cejas están suavemente arqueadas de un modo estilizado, con los ojos hacia abajo. Detrás del halo se aprecian unas hojas caídas y flores formando un ramo, elementos distintivos del árbol asoka.

La presencia de este árbol sugiere que Rsabha está siendo representado durante su primera meditación, cuando se dice que estaba sentado bajo un árbol de asoka, en lugar de en el momento concreto de su iluminación cuando se sentó bajo un árbol de banyan. Hay que recordar que la región que rodea la ciudad de Patna, capital de Bihar, cuenta con una de las primeras asociaciones con el jainismo y la estética jainista. Los textos atribuyen a la región de Bihar los lugares de nacimiento de la duodécima y vigésima Jinas de nuestra época así como el lugar de la muerte de Mahavira. Eran sus lugares de descanso en la época de los monzones. Por otra parte, el tesoro en bronce de Chausa, al oeste de Patna, contiene imágenes de Jinas que datan desde el siglo II en adelante. En el siglo V, se fechan imágenes sobre piedra en las cuevas de Son Bhandar, donde varios paneles contienen iconos de Jina sentados y puestos en pie.

Un ser celeste volador (vidyadhara) al lado del halo, parece que saludaba con su mano extendida, un rasgo que indicaría el estado de la figura como la de un ser digno de veneración. En el pedestal, una rueda en el centro, que simboliza las enseñanzas del Jina, flanqueada por toros. En cada extremo del pedestal se aprecia, asimismo, un pequeño Jina sentado, configurando de este modo una triada (tritirtha), muy habitual en el arte jainista de siglos posteriores.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, marzo, 2024.

1 de marzo de 2024

Imaginación, escatología y mito en el arte de Etruria (III)










Imágenes, de arriba hacia abajo: estatua votiva en bronce de un joven, de Chiusi, datada entre 530 y 480 a.e.c.; escultura en bronce del dios Tinia, datada en el siglo V a.e.c.; estatua de bronce del Dios bifronte Culsans; estatuilla de Apolo, hoy en el Metropolitan Museum of Art; figura en bronce de arúspice etrusco, datada en el siglo IV a.e.c.; figurilla en bronce de un joven o un sacerdote ofreciendo una libación, fechada en el siglo II a.e.c.; Tumba de la Cuadriga Infernal, decorada con pinturas murales y con un sarcófago de alabastro; fresco de la Tumba de los Augures, en la necrópolis de Monterozzi, Tarquinia, del siglo VI a.e.c.; danzantes de la Tumba del Triclinio, en Tarquinia, hacia 480 a.e.c.; y pintura mural en una cámara funeraria de la Tumba de los Leopardos, también en Tarquinia, y fechada entre 480 y 450 a.e.c.

Destacan también en la escultura etrusca en piedra las urnas de alabastro, labradas en distintos talleres artesanales de Volterra. Los relieves que las decoran están focalizados conflictos de temática griega, (así las series de Filoctetes, Troilo, Ifigenia, Télefo, Agamenón o Helena). Es probable que tales decoraciones respondan a las luchas que agitaban a las ciudades etruscas.

De finales del siglo III a.e.c., son la urna de Larth Pumi Curce y la de su hijo Arnth Purni Curcesa. En el frontal del primero se aprecia un combate troyano o tal vez céltico, mientras que en sus lados laterales se observan dos motivos poco habituales en el repertorio iconográfico etrusco; se trata del suicidio de un guerrero hoplita, que introduce su espada en el vientre, y el intento de un pájaro de cegar a otro guerrero picoteándole los ojos, una escena interpretada como la llegada de la muerte. Se ha dicho que la escena aludía al histórico duelo entre Marco Valerio Corvino y un galo, descrito por Tito Livio (VII, 25-26). En el momento del combate, un cuervo se posó sobre el casco del romano señalando la derrota del galo, a quien picotearía ojos y rostro, ocasionándole la derrota y la muerte. El romano en recuero de tal incidente adoptaría el sobrenombre de Corvus-Corvinus. El inconveniente aquí es que el personaje atacado por el pájaro representado en la urna va tocado con un casco corintio, por tanto no es un galo. La segunda urna muestra el motivo de Caco y de los hermanos Vibenna.

Las estelas funerarias presentan influencias iconográficas orientalizantes, especialmente sirias, dóricas y jonias. Entre ellas destaca la de Avele Feluske de Vetulonia, fechada en el 630 a.e.c., en la que se observa al personaje como un guerrero armado, con yelmo corintio crestado y un escudo redondo, blandiendo un hacha bipennis, un signo de mando. La estela, con la más antigua inscripción funeraria de Etruria, le fue dedicada por Hirumina Phersnachs, un compañero de armas. Otras estelas de relevancia son la de Avile Tite, de Volterra, del 530 a.e.c.; la de Larth Tharnie, en torno a 550 a.e.c.; y aquella de Larth Ninie (525 a.e.c.). En las Estelas de Felsina, de los siglos V y IV a.e.c., suele aparece el difunto en su viaje al Más Allá (a veces en carro), al lado de representaciones de banquetes, celtomaquias, combates funerarios y danzas variadas. Una de las más renombradas muestra la escena de amamantamiento de un niño por una loba, en alusión a la infancia de Ocno, el mítico fundador de Felsina y de Mantua. Algunas presentan, además, inscripciones, como la Estela Giardini Margherita, que perteneció a una mujer, de nombre Rakvi Satlnei, descendiente de alguien de nombre Aivas Talmuns.

En la conocida como Estela Malvasi Tortorelli se representan dos terneras rampantes en torno a un Árbol de la Vida, un tema presente en los relieves neo asirios y que estará presente en Etruria desde el siglo VIII a.e.c. Entre los relieves, si bien no es realmente etrusco, sino romano imperial del siglo I, sobresale la lastra fragmentaria de Caere, que formaba parte del Trono de Claudio, sobre la cual, fueron personificados, identificados con nombres, tres pueblos etruscos, los tarquinienses, simbolizados por su héroe epónimo, Tarconte, velado como un arúspice; los de Vulci, mediante una mujer o deidad sedente, con una flor o un pájaro en su mano; y los vetulonenses, con un hombre (o deidad marina) de pie con un timón sobre el hombro, y al lado de un árbol. La obra recogería todos los quince populi de la Liga etrusca de tiempo imperial, pudiendo hacer las veces de pedestal para una imagen del emperador Claudio.

La pintura etrusca se puede estudiar desde ciertas placas de terracota, a partir de las cámaras sepulcrales y la cerámica. Es más que probable, además, que la pintura decorase los muros palaciales, los de los templos y aquellos de las majestuosas mansiones de los nobles. Su significado sería mitológico, simbólico y escatológico.

Se pueden organizar cuatro ciclos en la evolución pictórica, en cada una de las cuales es cada vez mayor la influencia griega. En primer lugar, el ciclo de los maestros arcaicos (siglo VI a.e.c.), con influencias jonias; el segundo, el de los maestros del estilo severo, del siglo V a.e.c., quienes son los autores de la mayoría de las series pictóricas de Chiusi y Tarquinia; un tercero, con influencias clásicas, en la siguiente centuria, que implica la adaptación al arte ático; y el cuarto, ciclo del helenismo, ente lo siglos III al I a.e.c., caracterizado por adaptar nuevas experiencias artísticas helenísticas y romanas.

De la etapa orientalizante, previa a estos ciclos, son las pinturas que ornamentan la Tomba dei Leoni Ruggenti, con cuatro leones rugientes, figurados debajo de unas aves acuáticas. Datadas entre 690 y 680 a.e.c. son las más arcaicas pinturas etruscas conocidas hasta hoy en día. Se ha especulado con que las aves, al ser migratorias, aludirían al paso de la vida a la muerte, en tanto que los agresivos felinos simbolizarían el mundo infernal. Con una temática de gusto oriental están las pinturas de la Tomba degli Animali Dipinti y las de la Tomba dei Leoni Dipinti, las dos en Caere, con presencia de héroes, fieras y palmetas. Ya en las pinturas de la Tomba Campana de Veyes, del 600 a.e.c., hay rasgos inspirados en Creta, con figuras zoomorfas y humanas, además de plantas y monstruos componiendo escenas.

En el primer ciclo el medio pictórico fue aplicado como una decoración funeraria directa, con centro en Tarquinia, así como en la decoración de ambientes religiosos, funerarios y civiles, hechas sobre paneles de terracota (los pinakes) que se fijaban en las paredes. Tal técnica se difundió especialmente en Caere, y posteriormente en Veyes. En la mencionada Tarquinia, la Tomba dei Tori, de mediado el siglo V a.e.c., es un referente esencial. En un estilo jónico, muestra el tema mítico del héroe Aquiles acechando a Troilo detrás de una fuente. Encima de tal tema aparecen un toro echado y otro embistiendo, al lado de un par de escenas de contenido erótico.

Por su parte, en la Tomba degli Auguri, se encierra un mundo de creencias etruscas, pues se figura la despedida del difunto, el tema de la puerta cerrada, tal vez la Puerta del Más Allá, el tema del Phersu y un concurso de lucha. En la Tomba delle Leonesse, aparece el tema del banquete. En la pared del fondo se muestran músicos y danzantes en torno a una crátera. La Tomba della Caccia e della Pesca, sobresale por sus pinturas naturalistas. Sus dos cámaras recogen un festivo banquete familiar en el que los personajes bailan y juegan entre árboles cargados de coronas ornamentales o regresan de cazar o incluso se hallan pescando.

En las pinturas de segundo ciclo debe comentarse la Tomba della Scimmia, en Chiusi, en cuyas paredes se ve a la propietaria con parasol y tocada con el tutulus, y ante la cual se desarrollan juegos que la homenajean. Se observan danzantes, músicos, guerreros y pugilistas, bufones, hombres a caballo y una mona ligada a un árbol, además de una carrera de bigas. En Tarquinia, en varias tumbas, la del Triclinio, Letto Funebre, Scofra Nera y Leopardi, se verán los nuevos planteamientos pictóricos del ciclo, pues en todas ellas aparece el banquete figurado en las paredes del fondo, con danzas en las laterales. Ya desde la mitad del siglo V a.e.c..se empobrece la escala cromática y se reduce la ornamentación, comenzando a introducirse la temática del viaje de Ultratumba, genios y demonios alados, amén de distintos símbolos ctónicos.

En el tercer ciclo, varios centros de la Etruria interior aceptan y adoptan el arte ático, llegado desde la Grecia continental y desde las colonias de la Magna Grecia. Se aceptan temáticas del helenismo clásico, además de novedosas fórmulas pictóricas, como la perspectiva, el retrato o el sombreado. En Tarquinia, en la necrópolis de Monterozzi, destaca ahora la Tomba del Orco (I, II y III), propiedad de los Churinas o Murinas, mientras que en Volsinii, las tumbas Golini I y II. En sus escenas ya se observa la presencia del demonio Charun, además de la pareja infernal Aita (Hades) y Phersipnei (Perséfone), junto al conocido y previo tema del banquete. Los personajes representados se referencian con sus nombres. En la tumba de Golini I (o de los Velii) se figura al difunto llegando all Más Allá en un carro tirado por caballos. Allí, en presencia de llas deidades infernales, se lleva a cabo un fastuoso banquete.

En Orco I, sobresale la figura de la joven Velia, esposa de Arnth Velcha, que participa a su lado en el banquete. Su perfil muestra una cabeza, de enigmático rostro, tocada con una guirnalda. En una de las paredes aparecen representados, sobre otro lecho, Ravnthu Thefrinai junto a su esposo, Velthur Churina (o Murina), que fuera un alto magistrado (zilath mechl rasnal), rodeados de algunos de sus vástagos. En la magnífica Tomba del Orco II se figura el mundo de la Ultratumba (Nékya) representado al modo de la imaginería de la mitología griega. Se vea a Gerión ante Aita y Phersipnei, que están sentados en sus tronos; la sombra, (hinthial o alma) del adivino Tiresias entre Áyax y Agamenón; el suplicio de Sísifo; y finalmente, Teseo.

El alma, fantasma o sombra del adivino, entre dos héroes griegos, se encuentra en el paisaje de un cañaveral. La figura, vacía de rostro, es identificada por el nombre del mítico adivino, quien medita acerca de la suerte de las almas, representadas por unas diminutas figuras negras antropomorfas (animulae). Como si de insectos se tratase, revolotean entre las cañas, esperando, según reza la doctrina pitagórica, reencarnarse y volver a ser de nuevo personas. También resulta factible que las esquemáticas pequeñas figuras simbolicen las sombras de los muertos (eidola), evocadas por Tiresias, quien a pesar de su fallecimiento, mantenía el don de profetizar.

En la Tomba degli Scudi, en Tarquinia, aparece el episodio de despedida del difunto, el cortejo y un banquete, en el que participan los miembros de la familia Velcha. Sus rostros configuran una galería de retratos, que destacan por la meditación y la tristeza. El nombre de los dos personajes principales, Larth Velcha y su mujer Velia Seitithi, aparecen escritos detrás de sus cabezas. El orgullo nobiliario se aprecia en un texto que alaba la personalidad del titular del sepulcro.

De especial relevancia e interés son las pinturas de la Tomba della Quadriga Infemale, datas a fines del siglo IV a.e.c., muy novedosas por su iconografía, por la vivacidad de su colorido y la articulación de sus cuatro campos pictóricos. En ellos aparecen una cuadriga de animales fantásticos, con dos leones y dos grifos sin alas, conducida por un demonio, tal vez Charun o Nathum, a la que precede una figura alada; una pareja masculina que se acaricia sobre una klíne, asistida por un joven portador de un colum; una gran serpiente de triple cabeza, todas ellas con crestas y barbudas, sobre un cuerpo en espiral y, finalmente, un hipocampo figurado sobre el frontón.

En el cuarto ciclo, en coincidencia con la conquista de Italia por los romanos, ciertas ciudades etruscas, Caere, Tarquinia y Vulci en especial, conocieron un impulso pictórico a partir de lo planteamientos artísticos del helenismo, de Roma y de los pueblos itálicos. Se imitaron modelos clásicos, sobre todo en el tratamiento de los tipos aislados, ahora auténticos retratos. La temática dominante se focalizó en la suerte de la persona en el Más Allá, como puede verse en la referida, y célebre, Tomba Francois de Vulci. Aquí, las pinturas, del siglo III a.e.c., rompen con las tradiciones pretéritas al evocar hechos históricos con el uso de personajes de la leyenda homérica y etrusca, al lado de los miembros de la familia Saties, la titular del sepulcro. Vel Saties, coronado de laurel y vestido con la toga picta, en pie se dispone a interpretar el vuelo de un pájaro. Este es uno de los más logrados retratos del arte etrusco. Está presente, asimismo, la diosa Vanth, con sus alas desplegadas, y el demonio Charun, de color azul y armado con un martillo.

De finales del siglo II a.e.c. es la Tomba del Tifone, en Tarquinia, propiedad de la familia Pumpu. Su pared derecha está decorada con ciertos miembros del linaje que son conducidos al Más Allá por varios demonios monstruosos. Los personajes aparecen togados, en una disposición análoga a la de algunos bajorrelieves romanos. En la pilastra central un par de gigantes alados con pies anguiformes (Tifones), sostienen la comisa y a una figura femenina.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, marzo, 2024.

 

29 de febrero de 2024

Libro. China pre imperial. Neolítico y Edad del Bronce


Amigas, amigos, colegas, estudiantes, lectores. Mi más reciente libro, que lleva por título China pre imperial. Neolítico y Edad del Bronce, Colección Estudios, AVECH-ULA, Mérida, 2024, (160 pp.), ya está disponible en su versión digital en la página web de AVECH. Se puede descargar gratuitamente en alta resolución. Un acercamiento riguroso y un análisis pormenorizado a las diferentes culturas del neolítico chino y a las sociedades del bronce, desde una perspectiva arqueológica, histórica, antopológica, estética y lingüística. Espero que sea de vuestro agrado e interés, además de útil para aquellas personas interesadas o versadas en esta temática.

Disponible para su descarga en la web https://avech.org/china-pre-imperial-neolitico-y-edad-del-bronce/

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2024 

19 de febrero de 2024

Èrlǐtóu (二里頭 ). Primer estado y sociedad del Bronce



Imágenes, de arriba hacia abajo: placa de bronce ornamental con turquesas; hoja ritual de jade ornamentada; y jarra jue para el vino, de bronce.

Las sociedades de nivel estatal en China no surgieron a partir de otras tradiciones regionales sino del corazón mismo de la cultura neolítica Yanshao y la cultura sucesora, Longshan, en Shanxi y Henan. En el comienzo del segundo milenio a.e.c. surge una sociedad con un nivel de poder que supera el de las jefatura en el Shanxi meridional y el occidente de Henan. Este estado, Erlitou, parece haber ocupado un lugar específico en la formación del estado y la civilización en la China septentrional. Se trata de una nueva etapa, marcada por la organización política, la civilización urbana, la presencia de un ejército y la autoridad de los reyes. En tal sentido, se habla de una cultura arqueológica y una sociedad urbana de la Edad del Bronce.

El significado de estado varía en función de la perspectiva que se establezca. Desde la ciencia política y en términos legales, el estado se concibe como la encarnación de la soberanía, pero desde la economía política resulta una institución con poderes coercitivos públicos opuestos a los ciudadanos individuales y sus intereses privados. En la visión sociológica, principalmente empleada por los historiadores, se trata de una organización humana que incluye, además de un territorio, leyes, soberanía, poderes coercitivos y un ordenamiento político unificado. Incluso desde la esfera antropológica el estado implica un tipo de sociedad, de desarrollo social, de mayor complejidad que la denominada jefatura.

Tampoco hay consenso entre los diversos estudiosos en relación al estado. Para algunos de ellos es el inevitable resultado de pugnas internas en una sociedad, siendo un medio de contención de los conflictos sociales en la misma; para otros es una respuesta a una continuada amenaza exterior, sea de carácter natural o provocada por otras sociedades coetáneas. En este sentido actuaría como un medio para vincular entre sí a los miembros de una sociedad en relación a sus intereses comunes frente a posibles amenazas externas. Para alguno más el estado es el resultado final de un proceso largo en el tiempo en el que una sociedad determinada tiende internamente a manipular mejor sus fuentes con el objetivo de reorganizar, sistematizar y centralizar su sistema religioso ritual.

La cultura Erlitou abarca mucho más que el territorio del sitio con ese nombre, formando una región en la que están distribuidos varios yacimientos con análogos contenidos culturales, como en el Henan oriental, localidades del valle del río Fen, el valle del río Huai en el sur de Henan y la región meridional de Shanxi. El sitio de Erlitou está en el centro de este sistema de asentamientos, en la cumbre jerárquica de los mismos. El sitio central de Erlitou se encuentra al sur del río Luo. Con una dimensiones de casi 500 hectáreas, en su parte central se halla un complejo palacial, rodeado por murallas, formando un rectángulo, en donde se encuentran once plataformas construidas de tierra, destacando la número 1 y 2. Fuera de la zona palacial hay tres secciones de calles que forman un sistema viario que atraviesa el área central.

Las tumbas son de pequeño tamaño, lo que sugiere que tal vez la elite de la sociedad Erlitou fuese inhumada en ciertas localidades previamente seleccionadas al margen del sitio.

Sin duda, estamos en presencia de la primera cultura del bronce en China. Así, varios tipos de vasijas que se encuentran dentro del inventario de objetos en bronce de la época dinástica Shang, aparecen ahora en Erlitou, cultura considerada fuente primordial en este aspecto de los Shang, como es el caso de los recipientes para calentar jia, los calderos ding o las copas jue. Además de objetos de bronce, que son bienes de lujo pero con un significado socio-político relevante, otros diversos bienes de lujo y jades debieron ser producidos y empleados por parte de la elite de la sociedad Erlitou.

Las grandes edificaciones en Erlitou sugieren que el liderazgo del yacimiento principal poseía un evidente poder de organización sobre la población del sitio, estimada entre veinte y treinta mil habitantes. Organizar la industria del bronce y distribuir su producción entre las elites locales para cubrir sus propósitos políticos y sus necesidades rituales, debe contarse como una de las funciones primordiales del estado Erlitou.

Resulta complicado establecer si Erlitou fue un estado regio o de otro tipo, si bien parece claro que se constituyó como el centro cultural y político principal de la región del curso medio del Río Amarillo, sobrepasando en tamaño y nivel de desarrollo cultural a cualquier otro centro de la época. Desde una perspectiva arqueológica existe una continuación de la tipología cerámica de la cultura Longshan en Henan y aquella propia de Erlitou. La transición hacia una sociedad de nivel estatal surgió de la suma de varios cambios socio-culturales que surgieron en el seno de la cultura Longshan y en zonas geográficas como Henan, Shaanxi y Shanxi. Erlitou recibió influencias de las culturas neolíticas costeras tardías, sobre todo de Longshan en Shandong, que le proporcionarían estándares tipológicos precisos para la fabricación de objetos en bronce.

Erlitou se ha puesto en cercana relación con la dinastía Xia, cuya primera mención encontramos en los textos de la dinastía Zhou Occidental. Sin embargo, el vínculo entre el desarrollo de una sociedad de nivel estatal, como se refleja en los datos de las excavaciones arqueológicas, y el establecimiento de un estado real dinástico, como refiere la tradición mítica e histórica, resulta problemático de disponer. Hay varios siglos entre el fin de Xia y el comienzo de la dinastía Shang. En algunos sitios, los depósitos Erlitou sobrepasan los estratos Longshan, mientras que en otros, aparecen superpuestos o invadidos ya por los estratos Shang. Las antiguas fuentes señalan que algunos centros relacionados con las actividades de los reyes Xia se localizan en las mismas regiones de los sitios que pertenecen a la cultura Erlitou; por consiguiente, esta cultura estaría establecida en el mismo espacio y tiempo que la tradición establece como predominante a la dinastía Xia. En este sentido, se ha identificado la cultura Erlitou como la cultura material de Xia, y el asentamiento central de Erlitou como la capital real de los dinastas Xia.

No obstante, la crítica a esta identificación ha surgido de la ausencia de evidencia escrita del sitio Erlitou o de otros asentamientos de esta cultura, que puedan ser asociados a los registros históricos existentes sobre Xia.

Hoy en día existe un consenso general en determinar que Erlitou fue una sociedad de nivel estatal, con un poder y una riqueza sin rival en el contexto histórico de la época en la región del curso medio y bajo del Río Amarillo. Posiblemente, las gentes de Erlitou nunca se denominaron a sí mismas como Xia, término que pudo haber llegado de parte de sus rivales y enemigos, pasando posteriormente a los registros de la dinastía Zhou Occidental. En cualquier caso, el momento histórico de mayor relevancia es el proceso de transición de la sociedad pre estatal o de jefatura a una estatal. Erlitou1, previamente a Shang, dominó una amplia región geográfica que los registros históricos señalan como el hogar de la transición al estado.

1 Las dataciones a partir del Carbono-14 establecieron el fin del último período de los depósitos culturales en Erlitou hacia 1530 a.e.c. La dinastía Shang habría comenzado su desarrollo en torno a 1550 a.e.c.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2024.

 

7 de febrero de 2024

El antiguo Egipto reflejado en la mitología griega




Imágenes, de arriba hacia abajo: Aquiles y Memnón luchando entre Tetis y Eos. Ánfora ática de figuras negras. Hacia 510 a.C. Vulci; Heracles matando a Busiris y seguidores. Hidria ática de figuras rojas, 480 a.C. Staatliche Antikensammlungen; y Jarra ática con Melampo y tres Prétides. Museo Nazionale di Archeologia, Nápoles.

Además de efímeros pasos por el país del Nilo, como ocurre con el dios Dionisos y con los hijos de Helios, tras cometer un asesinato, o como acontece con la célebre reina babilonia Semíramis, quien viajó a Egipto para consultar al oráculo de Amón, o también con la llegada desde Egipto de héroes y heroínas, como Libia (padre de Lélege, ninfa epónima del África septentrional y hermana de Asia y Europa), que habría venido de Egipto a reinar en Mégara, varios personajes, guerreros, héroes especialmente, reyes y hasta deidades, son frecuentes en la mitología griega, sobre todo en el marco de aquellos mitos referidos a los confines y a las semi desconocidas regiones africanas. Sin ir más lejos, los numerosos hijos de Egipto (Imbro, Hipótoo, Fantes, Linceo, un Euríloco, Euridamante, Lampo, Hipocoristes, y otro muchos) poblarán los mitos griegos de cierto sabor egipcio. En las siguientes párrafos trataremos aquellos episodios míticos de mayor presencia y relevancia relacionados, de modo directo o indirecto, con las tierras egipcias.

Una de las hijas de Minos, amante de deidades como Apolo y Hermes fue Acacálide. Minos, rey de Creta la desterró lejos de la isla, enviándola a Libia, lugar en donde uno de sus hijos, de nombre Garamante, originaría al pueblo nómada denominado garamantes. Embarazada de otro niño, en esta oportunidad Mileto, lo abandona al pie de un árbol, aunque se salvará gracias a unas lobas por orden directa de Apolo. Unos pastores lo encontraron y le educaron posteriormente. Acacálide también es llamada Acacale, que en griego designa el tamarisco de Egipto.

Épafo tuvo una hija, Libia (confiere la denominación de la región africana) la cual, uniéndose a Posidón, engendrará gemelos, Agenor y Belo. Agenor se estableció en Siria, reinando en las ciudades fenicias de Sidón y Tiro. Casado con Telefasa tuvo varios hijos: entre ellos una mujer llamada Europa. Belo, por su parte, asentado en Egipto en donde fue rey, se casó con Anquínoe, una hija del dios Nilo, con la cual tuvo un par de hijos, Egipto y Dánao. Resulta interesante recalcar que unos pocos héroes babilonios y asirios portaban este mismo nombre. Incluso uno aparece en la genealogía de la reina Elisa-Dido de Cartago.

En el mito griego, Busiris es la denominación de un rey de Egipto. Era hijo de Posidón y de Lisianasa, y se dice que había sido establecido en Egipto por un rey Osiris, cuando debe partir para un viaje alrededor de la tierra. Aunque su nombre no aparece en ninguna de las dinastías de faraones, quizá sea debido a una deformación, precisamente, de Osiris. Busiris era un monarca despiadado y un tirano. Se cuenta que quiso enviar una expedición con el objetivo de raptar las Hespérides, pero Heracles encontró a estos enviados en su camino cuando iba en pos de las manzanas de oro y les mató. También acaba con el mismo Busiris. Toco comenzó debido a una serie de malas cosechas sobre Egipto. Un adivino chipriota, de nombre Frasio había aconsejado al rey que cada año sacrificase a Zeus un extranjero para que regresase la prosperidad. Así lo hizo Busiris, inmolando al propio adivino. Cuando Heracles pasó por Egipto, Busiris lo prendió y quiso ofrecerlo como una suerte de víctima propiciatoria. Pero Heracles le venció.

Los cabiros eran deidades cuyo santuario principal estaba en Samotracia si bien, a decir de Heródoto, eran adoradas en muchos lugares, incluyendo Egipto, específicamente en Menfis. Hefesto suele aparece como su padre, aunque en otras versiones se menciona al fenicio Sidik. Divinidades de los misterios, en la época romana eran considerados más habitualmente como una triada, correspondiente con Júpiter, Minerva y Mercurio.

Canopo, también mencionado Canobo, es un héroe de la localidad griega de Amiclas que dará su nombre a una ciudad egipcia, así como a un brazo de la desembocadura del Nilo, en las proximidades de Alejandría. Cochero de Menelao, fue a Egipto con Helena una vez confirmada la toma de Troya. No obstante, una tradición le hace el piloto de Osiris. Incluso en ciertas versiones, capitanearía la nave Argo, de ahí su elevación al rango de las constelaciones. Teónoe, una hija del rey egipcio Proteo se enamoró de él, aunque su amor no era correspondido. Murió mordido por una serpiente, y los mismísimos Menelao y Helena lo inhumaron, erigiéndole una tumba en la isla de Canopo.

Casiopea era la madre de Andrómeda. Lo que resulta más llamativo son sus orígenes, pues divergen las tradiciones al respecto. A menudo es vinculada a la familia del sirio Agenor; al tiempo se considera la hija de Árabo, hijo de Hermes, confiriendo su nombre a Arabia. También es considerada la esposa de Cefeo, rey de Etiopía. Sea de una manera u otra, tales genealogías relacionan su leyenda con países meridionales Arabia, Etiopía y también el sur de Egipto. Cetes, por su parte, se consideraba un mago rey de Egipto que poseía la habilidad de transformarse en cualquier tipo de seres, plantas, árboles o animales, pero también en elementos, como el fuego o el agua.

Las cincuenta hijas del rey Dánao, Danaides, acompañarían a su padre en su huida a Egipto por miedo a los cincuenta hijos de su hermano Egipto. El padre de Dánao le había asignado Libia como reino, pero advertido por un oráculo o por miedo a los cincuenta hijos de su hermano Egipto, escapó tras de haber mandado construir, por consejo de Atenea, un barco de cincuenta bancos de remeros. Con sus hijas desembarcó en Argos. Ya en Argos, sus cincuenta sobrinos le anunciaron su propósito de contraer matrimonio con sus hijas. Dánao consintió. En consecuencia, celebró un banquete, entregando una daga a cada una de sus hijas y haciéndoles prometer que matarían a sus respectivos maridos durante la noche. Todas cumplieron su promesa, excepto Hipermestra. Acabarían casándose con hombres autóctonos, con los cuales engendrarían a los dánaos, sustitutos de los pelasgos.

El hermano de Dánao, Egipto, es el héroe epónimo del país. Hijo de Belo y de Anquínoe, desciende, por parte paterna, directamente del dios Posidón, mientras que por su madre del río Nilo. Su padre, que gobernaba las regiones africanas, estableció a Dánao en Libia, otorgando Arabia a Egipto, pero este último conquistó la región de los Melámpodes, a la que concedió su nombre, Egipto.

Io anduvo errante en forma de vaca loca por toda la tierra, perseguida por la cólera de Hera. Encontró un refugio a orillas del Nilo, en donde ya con su forma humana, dio a luz a un hijo, de nombre Épafo. Hera encargó a los Curetes que lo raptasen y ocultasen. Zeus se enteró que lo criaba la esposa un rey en Siria. Lo recuperó y lo volvió a llevar a Egipto, en donde fue esmeradamente educado. Ya adulto, reinó en el país, sucediendo a su padre adoptivo, Telégono. Épafo se casó con Menfis, la hija del dios-río Nilo, y con ella tuvo a Libia, que da nombre al país vecino de Egipto.

El famoso Fénix es un ave fabulosa originaria de Etiopía, pero cuya leyenda está relacionada en Egipto con el culto al Sol. La mayoría de los autores de la antigüedad señalan que la patria del fénix era Etiopía. Vivía allí durante un muy largo período de tiempo. Su leyenda concierne, en esencia, a la muerte y el renacer del ave. Como no es igual a cualquier otro pájaro, no puede reproducirse, de forma que cuando siente aproximarse el fin de su existencia, acumula plantas aromáticas (cardamomo, incienso), y fabrica una suerte de nido. Al nacer el nuevo fénix recoge el cadáver de su padre, lo guarda en un tronco de mirra hueco, transportándolo finalmente hasta Heliópolis. Allí lo deposita en el altar del Sol, en donde los sacerdotes del dios serán responsables de incinerarlo. Tras determinadas ceremonias, el fénix joven reemprende el vuelo de nuevo hacia Etiopía.

El nombre Garmatone corresponde en la mitología griega al de la esposa del soberano de Egipto, Nilo. Es madre de un niño, conocido como Crisócoas, pero el infante fallece. Isis, en compensación por acogerla con hospitalidad en su casa, le devuelve la vida al hijo de Garmatone.

La célebre Helena de Troya estuvo en Egipto dos veces. En la primera, reside allí con París durante un tiempo, cuando se dirigían a Troya. Posteriormente, llega a Egipto debido a un naufragio cuando se dirigía a Esparta con su esposo Menelao. Pólibo es el nombre del rey de Tebas de Egipto que les acoge en esta oportunidad. El piloto del barco naufragado es el arriba mencionado Canobo (o Canopo), quien falleció a consecuencia de la mordedura de una serpiente. Helena mata al reptil y conserva su veneno. Canopo pasaría a ser el héroe epónimo de canopo, en la desembocadura del Nilo. También se decía que el rey de una vecina ciudad, de nombre Tonis, les había acogido hospitalariamente, pero es seducido por la belleza de Helena y Menelao, en consecuencia de un presunto intento de violación, le da muerte. Otra explicación de la estancia en Egipto refiere que Helena habría huido de Troya antes de la caída de la ciudad, suspirando por su esposo Menelao. En un barco cuyo capitán se llamaba Faro se dirige hacia Lacedemonia, pero una tempestad frustra el intento, arrojando a la embarcación hacia las costas de Egipto, donde una serpiente mordió a Faro. Helena lo enterró, dando nombre a la isla de Faros, sita en la desembocadura del Nilo. Ulteriormente, el propio Menelao habría encontrado a su esposa en Egipto, una vez finalizada la contienda.

Memnón, hijo de Eos (la Aurora) era hermano de Príamo, rey troyano. Tras su combate con Aquiles, en el que resulta muerto, Aurora obtiene de Zeus la promesa de inmortalidad para su hijo. Retira su cadáver y lo traslada a Etiopía. Las diversas tradiciones discrepan al respecto del lugar de origen de Memnón. Se dice que es la región de Bactriana, Susa, también Siria y, en ocasiones, el interior de Asia. Sin embargo, a veces la patria de Memnón es Egipto, específicamente Tebas. Esta identificación se encuentra detrás de la denominación Colosos de Memnón a las ciclópeas esculturas sedentes erigidas por Amenotep III. Se imaginó que en el momento en que los primeros rayos de la Aurora herían la estatua, de ella salía una música que saludaba la luz de su madre.

La amazona Mirina, conquista con su ejército del territorio de los Atlantes y lucha denodadamente contra las Gorgonas. Posteriormente, conquista la mayoría de Libia y pasa a Egipto, en la época en la que reinaba allí Horo, hijo de Isis. Con el soberano firmó un tratado de amistad, iniciando una expedición contra los árabes. Devasta Siria y los cilicios se le someten. Más tarde llega a Frigia, hasta que encuentra la muerte a manos del rey tracio Mopso. En este particular caso es probable que estemos en presencia de una construcción histórica en función de la interpretación de elementos míticos combinados de un modo coherente.

La tradición evemerista, por tanto racionalista, que siguen autores como Diodoro de Sicilia, afirma que un rey, de nombre Nileo, era un soberano que gobernaba sobre Egipto. Acabaría confiriendo su nombre al río Nilo, que previamente se denominaba Egipto. Esta trasferencia de denominaciones se debió al reconocimiento de parte de la población egipcia por haber emprendido grandes obras de riego con la finalidad de aumentar la fertilidad de las tierras de cultivo. En consonancia con lo señalado, hay que recalcar que en las tradiciones helénicas, Nilo es la deidad del río de igual nombre y que, como pasa con todas las corrientes fluviales en la mitología helénica, era un hijo de Océano. En la antigua Grecia se imaginaban a Nilo como un monarca que había fertilizado el país canalizando el río y construyendo diques de contención. No obstante, se consolidó una leyenda que tendía a relacionarle con el ciclo de lo a través de su hijo Épafo. Anteriormente se comentó que se habría casado con Menfis, hija de Nilo, y de esa unión habría nacido Libia, madre de la estirpe de Belo y Agenor.

Un fabuloso pueblo según los antiguos geógrafos eran los pigmeos, enanos que ya menciona la Iliada y que habitarían en la región meridional de Egipto o, quizá, en la región de India. Su rasgo principal es que luchaban contra las cigüeñas o las grullas. Lo cierto es que los pigmeos han inspirado el arte egiptizante, pues aparecen representados en pinturas en el medio de una fauna nilótica, luchando precisamente contra aves y otros animales, atacando incluso a los fieros cocodrilos. También se muestran realizando actividades humanas, que parodiaban por su fealdad o su torpeza. En ellas son caracterizados por mostrar unos desmesurados órganos sexuales.

Proteo, en la Odisea, una divinidad marina, se encargaba de apacentar los rebaños dé focas y demás animales marinos pertenecientes a Posidón. Se decía que moraba en la isla de Faros, cerca del delta del Nilo. Podía metamorfosearse en cualquier forma que quisiese, poseyendo dotes proféticas. Sin embargo, a partir de Heródoto, Proteo aparece ya como un rey de Egipto, contemporáneo de Menelao. Se trata del soberano que reinaba en Menfis (en la Helena de Eurípides es rey de Faros) cuando Helena y Paris fueron arrojados por una tempestad a las costa egipcias. Finalmente, una leyenda que cita el mitógrafo Conón afirma que el egipcio Proteo abandonaría Egipto a causa de la tiranía implantada por Busiris.

Rodopis era el nombre de una joven egipcia, famosa por su belleza. En una cierta ocasión, mientras se estaba bañando, un águila se llevó por los aires una de sus sandalias, dejándola caer a los pies del rey Psamético, a la sazón el soberano que reinaba por entonces en Menfis. Un maravillado Psamético ordenó buscar por todo Egipto a la mujer a quien pertenecía la sandalia. Cuando la halló, se casó con ella. Algunas tradiciones mencionan que el verdadero nombre de Rodopis era Dórique y que, por lo tanto, era una griega llegada desde Tracia hasta Egipto junto con Caraxo, hermano de la afamada poetisa Safo.

Además de un adivino originario de Argos, descendiente de Melampo, hubo otro Teoclímeno, hijo de Proteo, rey de Egipto. A la muerte de su padre, le sucede en el trono como rey del Bajo Egipto. Tiene fama de hombre cruel y de ser enemigo de los griegos, así como de sacrificar sin remordimientos a todos aquellos que caen en sus manos. Trató de seducir a Helena cuando la heroína espartana estuvo en Egipto. De hecho su propia hermana ayudará a Helena a huir de Egipto, pero con tal acción incurrirá en la ira de su hermano. Únicamente se salvará de la maldad de Teoclímeno gracias a la intervención de los Dióscuros.

Resulta particularmente interesante reseñar que los dioses griegos huyeron hasta Egipto cuando constataron que Tifón, ser monstruoso hijo de Gea y del Tártaro, atacaba el cielo. Se ocultaron en el país del Nilo, en específico en las arenas del desierto, adoptando diversas formas animales, al modo de las deidades egipcias. De este modo, Hermes se convirtió en ibis, Apolo en un milano, Hefesto en buey, Diónisos en macho cabrío y Ares, en pez. Únicamente Zeus y Atenea resistieron sus embestidas. La dura pelea se llevó a cabo en el monte Casio, en los confines de Egipto y de la Arabia Pétrea.

Bibliografía básica

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MARCHIORI BAKOS, M. & DE OLIVEIRA SILVA, M.A. (Edits.) (2017). Deuses, Mitos e Ritos do Egito Antigo. Novas Perspectivas, Novas Edições Acadêmicas, Saarbrücken. 

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2024.

1 de febrero de 2024

Imaginación, escatología y mito en el arte de Etruria (II)








Imágenes, de arriba hacia abajo: urna funeraria de Fastia Velsi, del siglo III a.e.c.; sarcófago de Laris Pulenas, también del siglo III a.e.c.; sarcófago de Larthia Seianthi, terracota con policromía, Chiusi. Museo Archeologico di Firenze; urna cineraria de Olmo Bello, en Bisenzio; urna cineraria en alabastro, con mujer con torques en la tapa y relieve con escenas de la lucha entre griegos y las Amazonas en el frente, con Vanth observando. Siglo III a.e.c.; urna cineraria en terracota, de Chiusi. 550-530 a.e.c.; y urna de los esposos. Volterra, Museo Etrusco Guarnacci.

La coroplástica etrusca se especializó en urnas cinerarias, sarcófagos, placas figuradas, una amplia serie de decoraciones arquitectónicas, como antefijas o acróteras, amén de esculturas votivas. Se realizaron estatuas de terracota policromadas, usando como colores base el negro, el blanco y el rojo.

En las llamadas terracotas del templo A de Pyrgi, se escenifica la trágica muerte de dos héroes de la saga griega de mayor trascendencia en Etruria, Capaneo y Tideo, que participan en la expedición de Los Siete contra Tebas. Capaneo aparece figurado en el momento de recibir el rayo de Zeus, mientras Tideo, caído en tierra y a punto de morir, sorbe los sesos de Melanipo, muerto por Anfiarao, adivino y guerrero de Argos. Atenea contempla la escena. El Templo B, por su parte, se hallaba decorado con placas de terracota de revestimiento con escenas alusivas a los trabajos de Heracles. La ornamentación de esta última edificación religiosa se fundamentaría, probablemente, en un calendario de fiestas, asociado al curso solar y a creencias astrales, de trasfondo oriental.

Otro ejemplo notable es la célebre estatua acroterial de un personaje sentado, tocado con sombrero, quizá un augur, y que sirvió al lado de otras estatuas, de decoración del columen del tejado del complejo palacial de Poggio Civitate (Murlo). Representaban a los antepasados, masculinos y femeninos, del princeps palacial. Además del valor ornamental, poseerían una función simbólica, apotropaica y celebrativa. Escultura cumbre de la coroplástica es el Apolo o Aplu, que decoró, hacia el 510 a.e.c., junto con otras figuras de tamaño natural (Hercle, Turms, Letun y quizá Minerva), la viga mayor del templo del Portonaccio en Veyes. Este Apolo fue realizado por Vulca.

Esculturas de gran relevancia son las que, en terracota o en piedra arenisca y mármol, adornan las tapas de los sarcófagos, reservados a las clases aristocráticas. De estandarizada elaboración conservan en su modelado rasgos muy distintivos, creando tipos que anteceden los retratos. Estos peculiares retratos de difuntos representaban, en numerosas ocasiones, a un matrimonio, habitualmente reclinado en actitud de complacencia sobre un lecho o klíne. Se pueden destacar los dos Sarcófagos de los Esposos, de hacia el 530 a.e.c., ambos procedentes de La Banditaccia, necrópolis de Caere. Las esculturas reflejan la serenidad y dulzura en el rostro de los esposos, que esbozan una suave sonrisa, conocida como sonrisa etrusca. También de notable relevancia es el sarcófago en terracota de Larthia Seianti (análogo en estilo y cronología al de Seianti Hanunia Tlesnasa), una obra de finales del siglo III o comienzos del II a.e.c., encontrado en la tumba de la familia Larcna, en Chiusi. Representa una difunta de mediana edad, enjoyada, reclinada sobre el lecho y llevando en su mano izquierda la pátera.

También deben mencionarse las tapaderas de urnas y las tapaderas de ciertos vasos cinerarios de terracota, procedentes del área de Chiusi, cuyos principales ejemplos, en el marco de un estilo orientalizante-etrusco, serían los vasos cinerarios Gualandi y Paolozzi. Es probable que las pequeñas imágenes sobre estas tapaderas representen participantes de los ritos funerarios, plañideras o bailarinas, celebrados en honor de una figura central principal.

En este mismo orden de cosas, debe citarse el vaso Coleman, que contenía un gran dolium, en cuyo interior apareció una urna bicónica ubicada sobre un trono ante el que se hallaba una mesa de cuatro patas, un hacha y un incensario. Además, también sobresalen tres esculturas de finales del siglo VII a.e.c., con influencias plásticas del norte de Siria, que adornaron asientos de la cámara lateral de la Tomba delle Cinque Sedie de la necrópolis de la Banditaccia, en Caere. En ellas se puede ver un intento de individualizar los rasgos de los representados, ancestros, al modo de imagines maiorum de la pareja titular de la tumba. Se figuran sentados con la mano izquierda sobre la rodilla y la derecha extendida para recibir un objeto.

Un capítulo propio merecen las lastras del siglo VI a.e.c., en terracota, procedentes de las regiae de Murlo y de Acquarossa. Aquellas que recubrían los pórticos de la regia de Murlo comprenden cuatro temas iconográficos, el banquete sobre dos klínai; una procesión nupcial con dos personajes femeninos sobre carro de dos ruedas; juegos ecuestres; y una asamblea de cinco personajes sentados uno de ellos en un trono, los demás en sella curulis, que llevan en su mano derecha sus atributos (hacha bipennis, lituus, granadas, manzanas y flores), asistidos por tres sirvientes. Podrían tratarse, a partir de la graeca interpretatio, de Zeus y Hera, Hades, además de Core y Démeter. Se evidencian aquí aspectos queridos por la ideología aristocrática.

En las lastras de Acquarossa están presentes cuatro tipos argumentales: una escena de sympósion masculino sobre klínai; escena de komos con nueve figuras de danzantes al son de la doble flauta y la lira; una escena, en el contexto de un triumphus, de uno de los Trabajos de Heracles, relativa al toro cretense; y otra escena, también de Heracles, pero con la temática del león de Nemea. De Velletri, por su parte, provienen diferentes lastras con relieves, parecidos a los de las regiae de Murlo y Acquarossa, que comprenden estos argumentos: escenas de banquete; procesiones con bigas, arrastradas por caballos alados, y con trigas; carreras de caballos; y una escena de reunión al modo de una theon agora, en la que Heracles entra. Los distintos relieves de las lastras reflejan la perspectiva del poder, realzando la virtus guerrera y el reditus triunfal de los principes etruscos, todo ello sazonado con diversos componentes mitológicos.

Entre las esculturas etruscas de carácter funerario hechas en piedra hay, en el período arcaico, estatuas femeninas, vestidas, que quizá representasen a deidades de la muerte, probablemente Vanth, mientras que las masculinas, cubiertas con perizomas, a los propios difuntos. No obstante, algunos expertos han señalado que representarían a los antepasados en acto de duelo en función del gesto de las manos en el pecho.

Una escultura femenina de interés, ya del siglo VI a.e.c., es la conocida como Dama de la Tomba di Iside, una figura esculpida en mármol figurada al modo de un xóanon. En la mano izquierda empuñaría algún objeto y con la derecha, abierta, entregaría algún tipo de regalo. La escultura estuvo originariamente policromada. De elevada relevancia resulta, asimismo, la estatua cinerario de la necrópolis de La Pedata, en Chianciano, conocida como Mater Matuta, una obra de 460 a.e.c. Desde una perspectiva tipológica es una kourotróphos. Muestra una mujer sedente sobre un trono de brazos creados por esfinges. Se encuentra con su hijo dormido en su regazo, a la manera de una diosa madre, simbolizando quizá a Hera Eileithyia, protectora de los nacimientos. No obstante, puede no representar una imagen divina, sino figurar una mujer en su estatus de materfamilias. Se podría pensar en una dama de la nobleza, quizá fallecida en un parto, de forma que su estatua se encomendaba a la deidad como ofrenda. Al margen de las cenizas de la difunta, se encontraron en su interior una enócoe ática que figura una cabeza femenina, una anillo de oro con la imagen de un combatiente, un par de pendientes y un broche dorado.

Muy impactante resulta la llamada Venus della Cannicella, una obra en mármol de Paros localizada en Orvieto, donde fue ubicada en un santuario funerario. Es una mujer desnuda aunque adornada con un collar, pendientes y una diadema. Parece esculpida a partir del esquema de los kouroi griegos, hacia 530 a.e.c. en Naxos, desde donde se trasladaría a Etruria. Fue depositada en el santuario de la necrópolis de la Cannicella como símbolo de una diosa de la Fertilidad o quizá del Amor (Turan). En relación con la esfera funeraria, estaría próxima a la Afrodita Epitymbía o tal vez a la Venus libitina romana.

Al estilo del arcaísmo tardío corresponde la denominada Testa Lorenzini, obra en mármol que muestra a un hombre joven, y que fue localizada en la cantina de la casa Lorenzini de Volterra. Se trataría de una estatua de culto.

Entre los sarcófagos pétreos sobresalen dos de ellos originarios de Vulci, datados en la mitad del siglo IV a.e.c. Uno de ellos perteneció a Ramtha Visnai y a su esposo Arnth Tetnie, mientras que el otro, a Larth Tetnie y a su esposa Tanchvil Tarnai. En los lados mayores del primero se alude a la despedida de los esposos. La mujer lleva a sus sirvientes con sus objetos personales, precedidos por un esclavo, en tanto que el hombre se va a cumplir con sus quehaceres de magistrado, seguido de sus servidores, un par de músicos y un escriba. En los relieves del segundo sarcófago se refiere una batalla entre griegos y amazonas. Ambos matrimonios se muestran abrazados y bajo unas sábanas en las tapaderas de los sarcófagos.

El Sarcófago de las Amazonas, descubierto en Tarquinia y policromado con escenas de la amazonomaquia, perteneció a Ramtha Huzcnai, la madre o abuela del magistrado de nombre Larth Apaiatru. En la tapa aparece figurado una parte del mito de Acteón. En el Sarcófago del Sacerdote, de la primera mitad del siglo IV a.e.c, labrado en mármol de Paros, tal vez realizado en Sicilia pero hallado en la Tomba dei Partunus de Tarquinia, se observa un sacerdote barbado cubierto con túnica. En una de sus manos lleva una palma y en la otra una pyxís. En la caja del sarcófago se representa la muerte de los prisioneros troyanos por parte de Aquiles para vengar la muerte de Patroclo. En los lados hay escenas de amazonomaquia.

Una de las obras de mayor refinamiento de la producción plástica etrusca es el sarcófago, proveniente de Chiusi, de la primera mitad del siglo III a.e.c., del llamado Obesus etruscus, un anciano de pronunciado vientre que aparece semi tumbado. El anillo en el anular derecho y la phiále de la mano izquierda subrayan la dignidad y el poder que hubo de tener mientras vivió.

De finales del siglo III a.e.c., se destaca un sarcófago que formó parte del monumento funerario de Arnth Velimnas, fundador del hipogeo de los Volumni de Perugia. El sarcófago consta de dos partes, una superior, con un lecho ornamental sobre el que aparece recostado el difunto, que porta la pátera; y otra inferior, a modo de zócalo que evoca la fachada de una tumba. En la parte central de este cuerpo inferior, Arnth Velimnas aparecía pintado junto a su hermano en el umbral de una puerta, enmarcada por altorrelieves que figuran un par de deidades aladas del destino.

En la necrópolis de Monterozzi, de Tarquinia, apareció un sarcófago, datado hacia 250 a.e.c., que perteneció al arúspice Laris Pulenas, el cual se figura recostado sobre el lecho, apoyando su brazo izquierdo sobre cojines y teniendo en sus manos un volumen inscrito con un elogium en el que se recoge su genealogía (descendía de helenos), la devoción debida a las deidades Catha y Pacha, la autoría de un libro sobre aruspicina así como la larga serie de cargos desempeñados. En los relieves que lo decoran se observa a un demonio femenino, específicamente Vanth, que porta una llave. Es este demonio el encargado de introducir a un togatus, que lleva en su mano derecha un cuchillo sacrificial y que lo está mirando; además se ven dos Charun que, apartándose, amenazan con sus martillos al togatus (el propio Laris Pulenas), y una figura alada que supervisa el castigo de un condenado infernal, probablemente el mítico Sísifo, por una roca que puede divisarse. Laris Pulenas es recibido en el Más Allá sin sufrir castigo porque sabe pronunciar las palabras sacras que permitían el acceso al otro mundo, y que él conocía por su profesión, y por llevar a cabo los necesarios sacrificios, simbolizados en el cuchillo que porta.

Otros sarcófagos del fines del siglo IV a.e.c. que deben, al menos mencionarse, son el de Ra(vnth)u Vetanei, mujer inhumada en la tumba de la familia Velu; el Sarcófago François, también de una mujer; el sarcófago de Laris Sentinati Larcna, con una galatomaquia; el conocido como Sarcófago Giulietti, con una galatomaquia; el de Thania Sentinati Cumerunia, hoy en París, de una pensativa mujer ricamente enjoyada, en cuyo frontis se aprecia una escena de temática griega, particularmente el episodio de Troilo; y el Sarcófago de la Cervatilla de Tarquinia, así conocido por el ciervo que abreva sobre la pátera del anciano difunto.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2024.