28 de septiembre de 2009

Fósiles Humanos Africanos: Parántropo Robusto

Parántropo robusto. Se trata de un macho adulto.


El parántropo robusto (1.8 millones de años), fue un austrolopiteco sudafricano que desarrolló, como todos sus congéneres, una cara ancha, un poderoso aparato masticador y una cresta sagital, fruto de poderosos músculos mandibulares, necesarios para masticar vegetales muy duros y raíces, aunque no se puede descartar que comiera algunos animales. Su capacidad craneal apenas excedía de los 500 centímetros cúbicos. Algunos de los yacimientos en los que fueron hallados sus restos fósiles son Kromdraai, Gondolin y Swartkrans.
Prof. Dr. Julio López Saco

24 de septiembre de 2009

Arqueología del Medio Oriente: Qatna




Esta misma semana la prensa europea ha destacado la noticia de que algunos arqueólogos alemanes del Instituto para la Cultura del Antiguo Oriente, de la Universidad de Tubinga (Alemania), descubrieron en el interior de las ruinas del palacio real de Qatna (Siria), una cámara mortuoria con restos humanos (unos treinta, quizá miembros de la familia real) así como ofrendas (cerámicas y objetos pétreos), totalmente intacta. Qatanum, en arabe قطنا, corresponde a una ciudad actual denominada Tell-el-Mishrife, ubicada en el Wadi la Aswad, un afluente del río Orontes. Esta urbe fue, hacia el II Milenio a.n.e., un lugar de paso obligado de las rutas comerciales que unían Mesopotamia con Chipre, Egipto y la isla de Creta.
Presentamos algunas imágenes del lugar. La primera foto, cortesía de Günther Mirsch y de la Universidad de Tubinga, muestra un conjunto de tablillas; la segunda es una vista aérea general del yacimiento, mientras que la tercera correponde a una sala en la zona central de la ciudad, con la presencia de diversos objetos cerámicos.
Prof. Dr. Julio López Saco

23 de septiembre de 2009

Novedades editadas (antigüedad clásica y oriental)

Últimos libros de Julio López Saco, publicados en:
http://www.investigacioneshistoricaseuroasiaticas-ihea.com/

1. Fuentes grecolatinas del Próximo Oriente, Egipto, Grecia y Roma. Un estudio de la antigüedad a través de sus textos.

2. Clásicos chinos confucianos de la antigüedad: Lijing (Tratado de los Ritos). Vol. I (libros I-VIII)

3. Clásicos chinos confucianos de la antigüedad: Lijing (Tratado de los Ritos). Vol. II (libros IX-XVIII)

Paleoantropología: tumba familiar

La foto muestra el hallazgo de una tumba en Alemania de hace unos 5000 años de antigüedad. Se trata de una familia que fue descubierta en el año 2005 cerca de Eulau, Alemania. El yacimiento mostró varios enterramientos, con un total de 13 individuos, de edades comprendidas entre diez y sesenta años. En la imagen se observa la madre a la derecha, de cara a su hijo, mientras que el padre está a la izquierda, de frente a su otro vástago. En la parte superior se muestra una reconstrucción bastante plausible. Los cuadrados señalan los individuos varones y los círculos las hembras. Es probable que los cuatro hayan fallecido por causas violentas. Los lazos genéticos entre ambos adultos y los dos niños demuestran la presencia de la familia nuclear clásica en un contexto prehistórico en la Europa central.
Cortesía de PNAS (National Academy of Sciences, 2008).
Prof. Dr. Julio López Saco

Mapas antiguos de ciudades de Asia (y V): Goa y Baalbeck


Dos últimos mapas referidos a ciudades asiáticas. El primero es de la ciudad de Goa, Goa Fortissima India Urbis in Christianorum Potestatem Anno Salutis 1509 Devenit, Braun y Hogenberg, Civitates Orbis Terrarum I , edición en latín de 1572; y el segundo es un prospecto de Baalbeck, en Líbano. A Journey from Aleppo to Jerusalem at Easter, A.D. 1697, edición de 1703. Cortesía de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Prof. Dr. Julio López Saco

22 de septiembre de 2009

Mapas antiguos de ciudades de Asia IV: Iskenderum, Jaffa y Ormuz




El primer mapa que presentamos corresponde a la localidad de Iskenderum o Alexandretta, en Turquía, Receuil des Principaux Plans, des Ports et Rades de la Mer Mediterranie, publicado en 1764 en la ciudad de Marsella; el segundo pertenece a la ciudad de Jaffa en Israel; Peregrinatione di Terra Santa, datado en 1630 y editado por Giuseppe Roma, en Palermo, Sicilia, en tanto que el tercero es otro mapa de Ormuz, en Irán; Das Eyland Ormus Oder Jerun, de Johann Caspar Arkstee y Henricus Merkus, de 1747 en Leipzig.
Cortesía de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Biblioteca Universitaria Nacional Judía.
Prof. Dr. Julio López Saco


21 de septiembre de 2009

Mapas antiguos de ciudades de Asia III: Damasco y Ormuz


La primera imagen corresponde a un mapa de la ciudad de Damasco (Siria), de Braun y Hogenberg, Civitates Orbis Terrarum II, prima edición en latín de 1575; la segunda, pertenece a un mapa de la localidad de Ormuz, en Irán, de Braun y Hogenberg, Civitates Orbis Terrarum I, primera edición de 1572, cortesía de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Prof. Dr. Julio López Saco

18 de septiembre de 2009

Mapas antiguos de ciudades de Asia II: Kolkata y Basra


El primer mapa es de Calcuta (Kolkata), en India, denominado Calicut Calechut celeberrimum indiae emporium, civitates orbis terrarum I, prima edición en latín en 1572; el segundo de la ciudad de Basra, nucleo abasida, capturado por los turcos en 1668, en Irak. Carte des embouchures de L’Euphrate, en le Petit Atlas Maritime, vol. III, París, 1764.
Prof. Dr. Julio López Saco

17 de septiembre de 2009

Egipto Arcaico II. Dinastías Tinitas


La unión de varias entidades políticas presentes en época de Nagada II (Abidos, Nagada, Buto, Hierakómpolis, Maadi), así como de dos realidades geográficas, Alto y Bajo Egipto, son el referente esencial de la unificación de Egipto en un Estado territorial. Esto significa que Egipto había sido unificado antes de Narmer, durante la denominada Dinastía 0. Es en estos nuevos tiempos cuando un personaje denominado Menes, que la investigación histórica quiere identificar con Aha, sucesor inmediato de Narmer, funda la ciudad de Menfis (Muro Blanco) y erige su templo principal dedicado al dios Ptah. Menfis y Tinis serán, así, las dos capitales de la monarquía, cada una de ellas con su respectiva necrópolis, Saqqara[1], en el caso menfita, y Abidos, en relación a Tinis. Menes-Aha sería el fundador de la Dinastía I Tinita (3100-2890 a.n.e.). No obstante, no existen evidencias arqueológicas ni textuales acerca de Menes, de manera que puede ser el nombre de un fundador mítico que encarna y recuerda la unificación, de un modo semejante al epíteto Labarna en el mundo hitita.
Los reyes tinitas buscaron integrar el norte a través de una política matrimonial con princesas del delta del Nilo, intentando, de este modo, centralizar el Estado, si bien todavía éste seguirá siendo una yuxtaposición de dos reinos. El primer monarca en emplear en el protocolo faraónico el título de Rey del Alto y Bajo Egipto fue Den. Es ahora cuando se unen el nombre de Horus, que recuerda su victoria sobre Seth, el nombre Nebti de las Dos Señoras (Nejbet y Uto), protectoras de Hierakómpolis y Buto respectivamente, y el nombre de Rey del Alto y Bajo Egipto, en conmemoración de la victoria del primero sobre el Delta. Se vinculan, en consecuencia, la corona roja y blanca de los reinos predinásticos en una doble corona (pschent).
La Dinastía II Tinita (2890-2686 a.n.e.), fue fundada por Hotepsejemuy. En época de su sucesor, Nebre, acontece el más arcaico recuerdo del culto heliopolitano de Re, que será adoptado por la monarquía en la Dinastía III, al comienzo del Reino Antiguo. Desde comienzos de la dinastía se representa, además del halcón, como animal de Horus, en los emblemas reales o Serekhs, el animal sacro de Seth, el perro del desierto. Sin embargo, durante, el reinado de Peribsen, hacia 2700 a.n.e., sólo aparece en el emblema real el perro, hecho que puede ser un indicio de una ruptura de la unidad egipcia debida a una sedición del norte, del Delta, que acabaría siendo posteriormente aplastada. Al final del período, vuelven a verse las dos divinidades en el serekh, pero a comienzos de la III Dinastía únicamente se mantendrá Horus, siendo Seth identificado desde entonces como el caos, como la rebeldía (aludiendo al Deshret o tierra roja desértica), que rodea el centro (Kemet, la tierra negra de la llanura aluvial) egipcio.
Finalmente, son destituidos los príncipes hereditarios de sus cargos de nomarca (destruyéndose, de esta manera, el poder de la aristocracia del Alto Egipto), sustituyéndoseles por gobernadores reales; las ciudades del norte pierden cualquier autonomía política (aunque no económica), instalándose en ellas intendentes reales; las tumbas de los reyes se construyen ya en Saqqara para establecer residencia y culto funerario en un mismo lugar y, en definitiva, se centraliza el Estado, imponiendo las instituciones del reino horiano a todo Egipto, estableciendo los cimientos del Reino Antiguo, centralizado y teocrático.
[1] Los altos funcionarios se enterraban en Saqqara, en tanto que la necrópolis real estaba ubicada en Abidos. Los cenotafios de Saqqara, en piedra, adoptan ahora la forma de mastabas, mientras que las tumbas reales de Abidos se hacen en adobe. Cerca de ellas se excavan, asimismo, las tumbas de los servidores y las mujeres de los soberanos.
Las imágenes corresponden a la Estela del rey Djet o Wadji, de la Dinastía I Tinita, hoy en el Louvre, que muestra el nombre Horus del soberano, con uadyi o serpiente, y a la paleta de época Tinita, denominada Battlefield Palette, hoy en Museo Británico. El león encarna el poder del rey que vence al enemigo.
Prof. Dr. Julio López Saco

14 de septiembre de 2009

Egipto Arcaico I. Neolítico: predinástico y protodinástico






El predinástico antiguo comienza en el Egipto medio y alto con la denominada cultura Badariense (5300-4000 / 3800 a.n.e.), cultura que había sido precedida por el Tasiense, una facies local que se caracterizaba por no conocer el metal. Esta cultura de Badari, desarrollo cultural del Tasiense, conoce ya el cobre, aunque su población no se encontraba totalmente sedentarizada. Las casas de sus poblados así como sus tumbas presentan planta oval y circular. Podemos considerar esta cultura como una variante local de la de Nagada, que surge más al sur (Nagada I-Amraciense, 3800-3600 a.n.e.), cuyo marco geográfico es el mismo que el de Badari, a la que se superpone en la estratigrafía arqueológica, si bien añadiendo la zona tebana. De este modo, podemos señalar que hubo una continuidad cultural y étnica entre Tasiense, Badariense y Nagada. A la par, no obstante, en las ciudades del delta del Nilo se desarrolla, entre el IV Milenio y el 3500 a.n.e., la cultura Maadi, que conocía la metalurgia y se relacionaba mercantilmente con Asia, y la de Merimdé. Heliópolis será, en este tiempo, la gran urbe religiosa, en tanto que el clero de Atum es el que adquiere preeminencia, si bien en el Delta pudo surgir, coetáneamente, una monarquía en la que los reyes se considerasen encarnaciones del dios Horus. En el predinástico pleno surge en el Alto Egipto la cultura de Nagada (4000-3100 a.n.e.), dividida en tres fases. Nagada I (Amraciense), se destaca por el desarrollo de la agricultura, por la presencia de los primeros trabajos de irrigación y por los primeros ejemplos de estratificación social, verificables a través de las tumbas. Nagada II o Guerzeense (3600-3200 a.n.e.), es una fase cultural que se extiende hacia el sur, originando con ello la cultura del Grupo A en la Baja Nubia, en tanto que hacia el norte, en sus dos primeras subfases (denominadas a y b), contacta con la mencionada cultura Maadi, documentada ahora en Buto desde 3600 a.n.e. En las siguientes subfases arqueológicas (c y d, cronológicamente datadas en torno a 3400 a.n.e.), Nagada II ocupa el Delta y empieza a sobreponerse a la cultura Maadi, llegando incluso su influencia a la región de Palestina. Es ahora cuando aparecen los primeros centros políticos y una cerámica caracterizada por representaciones decorativas de deidades y escenas cultuales. Diversos cambios climáticos hacia mediados del IV Milenio a.n.e. provocan desplazamientos poblacionales y sientan las bases para la conformación de centros como Hierakómpolis y Abidos. En esta etapa, algunos nomos del Alto Egipto se organizan como señoríos aristocráticos y se unen entre sí, constituyendo una confederación con capital en Ombo, lugar cuyo dios local es Seth. Al final del predinástico contamos, en consecuencia, con la presencia de los reinos “horianos” de Buto en el delta del Nilo y de Hierakómpolis en el valle, ambos política y administrativamente autónomos, aunque es probable que la monarquía horiana del delta acabase por imponer si no su poderío político-militar, sí el culto a Horus a todo Egipto.
El protodinástico egipcio se inicia con la fase III de Nagada (3300-3100 a.n.e.), una época de expansión de la cultura material del Alto Egipto hacia el Bajo, en donde pervivían la cultura Maadi y la cultura de El Omari. Si bien ahora se constata la definitiva desaparición de Maadi, se mantiene la relevancia de Buto (lugar por donde harían su entrada diversas influencias mesopotámicas de la ciudad de Uruk a través de sus colonias en Siria), y es totalmente absorbida la cultura Nubia del Grupo A, iniciándose así la denominada por los egiptólogos Dinastía 0[1], hecho que implica una unificación egipcia previa a Narmer, como las tumbas de los reyes de Hierakómpolis, enterrados en Abidos, atestiguan fehacientemente. Al final del Protodinástico, período denominado también pre-tinita, en alusión a las dos primeras dinastías de Manetón, con capital en Tinis, la arqueología demuestra que la ciudad de Hierakómpolis es la urbe principal, y que existe, de facto, una unificación política y cultural, representada por Nagada III, entre Egipto, Palestina y la Baja Nubia.
[1] Únicamente se conocen algunos de los últimos reyes de esta dinastía: el famoso y controvertido “Rey Escorpión”, Ka y Narmer (el conquistador final del delta del Nilo), que sería, por lo tanto, su último soberano. La nueva monarquía unificada estaría protegida, a la par, por los dioses Horus y Seth, a la sazón ya reconciliados.

Las imágenes correponden a una vasija del Guerzeense o Nagada II, con figuras antropomorfas y zoomorfas y presencia de barcos, ubicada en el Museo de El Cairo; a un cuchillo ceremonial de Gebel el-Arak, con hoja de sílex y mango de marfil, hoy en el Museo del Louvre; y a diversos objetos pertenecientes a la cultura Badariense, como agujas, arpones, hachas y figurillas femeninas.
Prof. Dr. Julio López Saco




10 de septiembre de 2009

Próximo Oriente y Egipto: fuentes esenciales


Una gran cantidad de fuentes primordiales para el estudio de la antigüedad mesopotámica y egipcia provienen de archivos administrativos, en los que se destaca el movimiento de mercancías en el palacio y los templos, los balances anuales y el propio funcionamiento del sistema, así como de tablillas y papiros cultuales y conmemorativos de las gestas y hechos relevantes de los soberanos. Algunas composiciones literarias (Epopeya de Gilgamesh, los textos relacionados con el gran Sargón de Akkad), los textos escolares empleados en las edubas o escuelas de los escribas y en las bibliotecas, además de las composiciones mitológicas (mito de Osiris y Seth que, quizá, refleja las luchas que dieron pie a la unificación de Egipto y a la creación del Estado), probablemente confeccionadas para ser recitadas públicamente en ocasión de ceremonias religiosas, completan una parte del cuadro de la mayoría de las fuentes escritas. Los Anales e inscripciones reales, cuya finalidad era perpetuar la memoria del rey, son textos en los que abundan las referencias a las construcciones palaciales o templarias y a las victorias en la guerra de los mandatarios. Entre las listas reales, las más significativas son la Lista real sumeria (época de Isin, hacia 1800 a.n.e.), y la Lista real asiria (de época de Shamshi-Adad I, 1796-1775 a.n.e.), que recopila las vivencias de los primeros reyes nómadas hasta las hazañas del reinado de Salmanassar IV (726-722 a.n.e.). Los textos heroicos, por su parte, describen las hazañas de héroes semilegendarios, como ocurre con los reyes sumerios Enmerkar (Enmerkar y el señor de Arratta), Lugalbanda y Gilgamesh, o el acadio Sargón (El Rey en la batalla). Fuentes también destacables son las compuestas por los textos diplomáticos (el-Amarna en Egipto y el archivo de Mari de época de Zimri-Lim, 1774-1762 a.n.e.), y los códigos legales (Hammurabi, las reformas de Urukagina, hacia 2300 a.n.e. y las leyes de Ur-Nammu, 2112-2095 a.n.e.). Finalmente, no debemos dejar de lado los textos helenísticos, entre los que destacan la obra de Beroso (Babyloniaká), y la del sacerdote Manetón, que escribió la historia de Egipto para Ptolomeo II (siglo III a.n.e.), y la arqueología, de vieja data en toda el área próximo-oriental y egipcia, gracias a los numerosos asentamientos, muchos de ellos auténticas ciudades, conservados en las famosas “colinas” (tepe, tell o hüyük, en persa, árabe o turco, respectivamente).
Prof. Dr. Julio López Saco

7 de septiembre de 2009

División político-administrativa de China

La moderna estructura administrativa china se divide en provincias, distritos y cantones. En el primer grupo la mayoría de las circunscripciones está formada por provincias (en total 23, incluyendo Taiwán), cinco regiones autónomas (Mongolia interior, Guangxi, de la etnia Zhuang, Tíbet, Ningxia, de la etnia Hui, y Xinjiang, de la etnia turca uigur), y los municipios que se hallan bajo la jurisdicción central. En el segundo encontramos prefecturas autónomas, distritos y municipios, en tanto que en el tercero los cantones de minorías étnicas y poblados. Los municipios bajo la jurisdicción central (Beijing, Tianjin, Shanghai y Chongqing), así como otros de grandes dimensiones, se dividen en distritos urbanos y suburbanos. Además, completan esta estructura, dos regiones administrativas especiales (Hong Kong y Macao), que surgieron a partir de la presencia europea en siglos anteriores.
Prof. Dr. Julio López Saco