25 de junio de 2008

Confucionismo. Templo de Nagasaki

La imagen corresponde al templo de Confucio en Nagasaki.
El despertar de la reflexión moral y política se produce con Confucio, figura capital de la antigüedad y patrón de la Escuela de los Letrados. A partir de Confucio, del cual sólo nos quedan algunas traiciones más o menos auténticas y una pequeña recopilación de dichos, el Lunyu, se inicia una reflexión moral que parece provocada por la crisis de la sociedad noble y la decadencia de los ritos. Ligado a los medios tradicionalistas de escribas y analistas, debió sentirse escandalizado por los ataques a los usos y normas antiguos, de ahí su interés por el retorno a la corrección ritual en las conductas y en el empleo de los términos, lo que daría pie a un ulterior desarrollo de un ritualismo arcaizante. En estos ambientes se haría necesario un esfuerzo por definir al hombre de bien (junzi), con independencia de las situaciones adquiridas. Sin desplegar una doctrina particular o un sistema personal, su enseñanza se debía basar en la memorización y glosa de textos antiguos, de los que sacaba lecciones prácticas, ordenadas a desarrollar las cualidades morales de los alumnos y hacerlos aptos para los servicios públicos o los cargos políticos. Esta enseñanza, fundamentada en las letras, la lealtad, la confianza y la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos, pretendía convertir a los discípulos en funcionarios del Estado. Bajo la proposición de formar hombres de bien, Confucio concedía gran importancia a los ejercicios de compostura ritual, principio de perfeccionamiento que permitía el dominio de gestos, sentimientos y acciones. Es así que el papel asignado al estudio es indicativo de la perfectibilidad humana; es decir, que las posibilidades del hombre de acceder a la alta cultura, aunque las condiciones de nacimiento no lo hubieran destinado a ello, se podían hacer efectivas a través del estudio minucioso. Su moral nace, por consiguiente, de una permanente reflexión sobre los hombres, y no obedece a ningún imperativo abstracto. Es una moral práctica y activa, pues se tienen en cuenta las circunstancias particulares y el carácter de cada discípulo. La sabiduría puede adquirirse únicamente gracias a un esfuerzo de los pequeños momentos y de toda una vida, a través el control de los menores detalles de la conducta, la observación de las reglas de la vida en sociedad, el respeto a los demás y el sentido de la reciprocidad. Confucio no persigue una ciencia abstracta del hombre sino un arte de la vida que abarca moral, psicología y política. La virtud es fruto de un esfuerzo propio, personal, y deja de ser, así, una cualidad intrínseca de los linajes nobles. Frente al ánimo de competencia de la alta nobleza de su época, opone la probidad, la confianza y el buen entendimiento, que habían presidido desde siempre las relaciones humanas: identifica, de este modo, cultura personal y bien público.
Par él existen diferentes tipos de hombres: el sabio o shengren, que posee la sabiduría como algo innato, y es creador de cultura; el noble o junzi, noble en el sentido moral del término, es decir, el hombre que se da cuenta de su imperfección y se esfuerza por aprender, y el hombre vulgar o pequeño (xiaoren), que ni se preocupa por aprender, ni siquiera cuando no le salen bien sus asuntos. Confucio no es un fundador, ni de una religión ni de una escuela filosófica. Recibe una tradición religiosa y sobre ella ejerce la influencia de sus reflexiones y, a su manera, la transmite. Su doctrina se sostiene sobre una base religiosa, pero en muchos aspectos ofrece, básicamente, una reflexión práctica, moral y política, por lo que es posible hacer de ella una lectura ética y filosófica.

Prof. Julio López Saco

18 de junio de 2008

Mapa de China: dinastía Han Occidental y presencia de la confederación Xiongnu

Mapa correspondiente a la dinastía Han Occidental. Obsérvese la disposición de la Gran Muralla, como defensa norte ante la confederación de tribus xiongnu (hunos), que amenazaban continuamente el reino. La solicitud de ayuda, a través de emisarios hacia occidente, contra las poblaciones bárbaras, va a dar lugar al inicio de la Ruta de la Seda.
Prof. Julio López Saco

Ciudades chinas antiguas: Chang'an y Luoyang


El primer dibujo muestra a Chang’an, ciudad situada al noroeste de Xi’an, en la provincia de Shaanxi. Fue la primera ciudad capital de la dinastía Han Anterior. Dong Zhuo, tras un incendio, cambió la capital a Luoyang. Esta última ciudad (segunda imagen), ubicada en la provincia de Henan, fue la capital de la dinastía Han Posterior. Tras haber sido abandonada, bajo Cao Pi, rey de Wei, la ciudad fue reconstruida.
Prof. Julio López Saco

13 de junio de 2008

Monedas chinas de época de Wang Mang


La imagen muestra un conjunto de monedas Liu quan shi bu, en concreto Xiao bu yi bai, las más pequeñas muestras de este tipo de monedas de la dinastía Xin, que corresponde al breve período de gobierno de Wang Mang, interregno que fragmenta en dos la gran dinastía imperial Han, entre los años 9 y el 25 de nuestra era. El grupo inferior consta de monedas-tipo establecidas durante el reinado del primer emperador (redondas y con un agujero en el centro), simbolizando el Cosmos.
Prof. Julio López Saco

Textos Historia de Asia 2008 (13,14 y 15)

UCV
Escuela de HISTORIA
HISTORIA DE ASIA.13




“Los arqueros avanzando, retirándose, volviendo o haciendo cualquier otro movimiento, deben conformarse a las reglas del ceremonial. Aquel cuya voluntad es recta y su postura irreprochable, mantenían su arco y su flecha con cuidado y con mano firme... Perfectos, hombres distinguidos, oficiales grandes y pequeños, nadie ha quedado en su casa. Todos se han reunido junto al príncipe para festejar y tirar al arco... Tiraban a fin de obtener el principado. Aquel que alcanzaba su objetivo obtenía un principado (...). El cielo ve y oye por los ojos de nuestro pueblo. El cielo expresa su desaprobación por medio de la desaprobación manifiesta de nuestro pueblo. Esta es la conexión que existe entre el mundo superior y el inferior (...). El príncipe sabio une su acción a la del cielo y la tierra y no forma más que uno con los espíritus al objeto de ordenar bien su administración. Se fundamenta en los principios que el cielo, la tierra y los espíritus guardan y el orden reina en las ceremonias y las costumbres. El ama a los que aman y el pueblo está contento y sumiso (...). Para la elección del día nosotros tenemos confianza en ti, ¡oh venerable tortuga! que sigue reglas constantes y seguras; nosotros tenemos confianza en ti, oh venerable hueso quebrado, que sigues reglas constantes y seguras (...). Shu ha ido a cazar subido en su carro de cuatro caballos. Las riendas son en tus manos como débiles cintas mientras los dos caballos de fuera se muevan como danzarines. Shu llegó a las marismas; las llamas todo lo alumbran. Con sus desnudos brazos doblega a un tigre y se coloca ante el duque. ¡Oh Shu!. No lo intentes de nuevo. ¡Precávete de ser herido!. Un consumado arquero es Shu y un buen conductor también.”


Lijing, Tratado de los ritos
UCV
Escuela de HISTORIA
HISTORIA DE ASIA.14


“Las armas no son necesarias. Cada cual está tranquilo en su morada. El emperador ha pacificado a su alrededor las cuatro extremidades del mundo. Los reyes Wen y Wu dieron feudos a sus hijos y hermanos en gran número: en el correr del tiempo estas vinculaciones familiares fenecieron, pues las ramas se dividieron con remotos parentescos. Entonces los enemigos se atacaron mutuamente con guerras, mientras el Hijo del Cielo no podía controlarlos. Ahora toda la tierra dentro de los cuatro mares, gracias al divino genio de su Majestad, ha sido reducida de un modo uniforme a prefecturas y distritos militares. Los hijos de la familia imperial y todos los sujetos eminentes han sido ampliamente pagados con títulos, retribuciones, tasas por impuestos...”(...) Las historias oficiales deben ser todas quemadas. Salvo las personas que ostentan el cargo de letrados en el vasto saber, aquellos que en el imperio osen esconder el Shijing y el Shujing o los discursos de las Cien Escuelas deberán ir a las autoridades locales, civiles y militares para que aquéllos los quemen. Aquéllos que osen dialogar entre sí acerca del Shijing y del Shujing serán muertos y sus cadáveres expuestos en la plaza pública. Los que se sirvan de la antigüedad para denigrar los tiempos presentes serán ejecutados junto con sus parientes. (...) Los blancos huesos de los muertos están junto a los montones de piedra y los vivos huyen con temor. La tiranía y el terror se han extendido por todo el mundo y hasta los cuatro mares se suceden en torrente los males, que hasta los genios lloran y los demonios lamentan ... La dama se arrodilla sobre la losa hundida en la pared, donde un nombre que ni el sol ni el viento puede borrar, ni la arena que carcome puede quitar, aparece vagamente. El corazón de Meng Shiang arde de amor como un paja devorada por la llama.”

Fragmentos de Memorias Históricas (Shi ji) de Sima Qian
UCV
Escuela de HISTORIA
HISTORIA DE ASIA.15



“Wuwang revisó sus tropas y llegó hasta el estanque de Mengjin. Había ordenado hacer una tablilla de madera del rey Wen y la transportaba en un carro en medio de sus tropas. Decía que actuaba por cuenta del rey Wen para dirigir las hostilidades, que no habría osado hacerlo por su propia voluntad. Entonces habló (...) “Yo no tengo conocimientos, pero he recibido la virtud de mis antepasados. Utilizaré mi trono para recompensar y castigar, para así consolidar estos méritos”. Obedeciendo al rey Wen, se puso al frente de una multitud de vehículos de combate donde había trescientos carros, tres mil hombres ardientes como tigres y cuarenta y cinco mil soldados armados con corazas para emprender la acción punitiva hacia el este (...) Entonces el rey Wu pronunció la gran arenga dirigiéndose a todo el pueblo: “Ahora el rey de los Yin hace caso de las palabras de su mujer, se ha apartado del Cielo, se ha puesto en contra de sus tíos y hermanos, ha interrumpido y rechazado la música de sus antepasados y ha sustituido con cantos desenfrenados la música correcta para así complacer a su mujer. Por ello yo me limito a ejecutar el castigo del Cielo””.

Sima Qian, Memorias Históricas, recogido en Folch, D., La construcción de China. El período formativo de la civilización china, edit. Península, Barcelona, 2002

10 de junio de 2008

Mapa de China: dinastía Qin

Mapa que muestra el territorio comprendido por la primera dinastía imperial china, Qin, ubicado entre los dos grandes ríos del país oriental, aunque con una extensión geográfica hacia el sur. Recuérdese que el primer emperador lleva a cabo la implantación de un nuevo organigrama político-adminsitrativo, que incluye un sistema radial de carreteras, la unificación de pesos y medidas, de la moneda y la sistematización del sistema de escritura, además de un férreo control militar en cada una de las 36 provincias en las que se estructuró el territorio.
Prof. Julio López Saco

6 de junio de 2008

Textos Historia de Asia 2008 (10 y 11)

UCV
Escuela de HISTORIA
HISTORIA DE ASIA.10




“...El universo era una nebulosa caótica y embrionaria que tenía la forma de un gran huevo. Allí dormía apacible y tranquilo, un gigante llamado Pan Gu. Al cabo de dieciocho mil años, el gigante se despertó. Encolerizado porque en derredor suyo reinaban las tinieblas, sacudió sus brazos, vigorosos como el hierro, para separarlas (...). Las tinieblas y el caos se disiparon para siempre, pero Pan Gu agotó todas sus energías y murió extenuado poco más tarde (...). sin embargo, como hecho muy extraño, en el momento de su muerte, su cuerpo sufrió una metamorfosis repentina, dando origen a todo lo que nos rodea... su ojo izquierdo se transformó en un sol brillante, y, el derecho, en una hermosa luna; sus cabellos y la barba dieron origen a incontables estrellas. Sus cuatro extremidades y el tronco dieron principio a los cuatro puntos cardinales y a las cinco grandes montañas sagradas. De su sangre brotaron enormes y tumultuosos ríos y sus tendones se transmutaron en amplios caminos dispuestos en todas las direcciones...”.


Binjie, Ch., Relatos Mitológicos de la Antigua China, Miraguano edic., Madrid, 1992, pp. 7-9.
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HISTORIA DE ASIA.12


“... En verdad, había necesidad de un gran ser que fuera el más inteligente, capaz de labrar la tierra y, en último término, gobernar y guiar a todas las criaturas que se hallaban bajo el cielo (...). Después de meditar el asunto, Nü Wa se puso en cuclillas y tomó un puñado de arcilla, la que empezó a modelar a su imagen y semejanza. De este modo creó unas pequeñas figuras que podían sostenerse erguidas, caminar y hablar (...). Nü Wa quiso entonces que se propagara la especie, para lo cual les enseñó a los eres humanos a contraer matrimonio, animándolos a que se amaran, engendraran hijos y fundaran familias. Habían transcurrido ya muchos años... cuando se produjo un hecho insólito: Gong Gong, el dios del agua, y Zhu Rong, el dios del fuego, se trenzaron en un combate encarnizado, a causa del cual se desplomó el cielo y la tierra dio un vuelco. Los seres humanos sufrieron por ello una catástrofe que casi los extermina...”.


Binjie, Chu, Relatos Mitológicos de la Antigua China, Miraguano edic., Madrid, 1992, pp. 11-13.
Prof. Julio López Saco

5 de junio de 2008

Guerreros de terracota de la tumba del Primer Emperador



La imagen correponde al famoso ejército de terracota hallado en la tumba del primer emperador chino, shi Huangdi, en las cercanías de Xi'an. Las figuras representan, de modo individual, distintos personajes de rangos militares diversos, desde generales a soldados, que desempañaban distintas funciones: infantes, arqueros, jinetes. Las piezas están conformadas por varias partes ensambladas entre sí, y ciertas figuras todavía conservan restos de pintura. Las encontramos de pie, agachadas, arrodilladas, etc.

Prof. Julio López Saco

4 de junio de 2008

Imagen del primer emperador de China: Shi Huangdi

El primer sublime emperador de los Qin o Qin shi Huangdi, de nombre real Zheng, nació en 259 a.C. Este perosonaje, considerado un emperador-dios, instaura el primer imperio en China, (221-206 a.C.).
*Texto referido al emperador y a su política interna en otra entrada de este blog.
Prof. Julio López Saco

Tres sabios chinos: Laozi, Buda y Confucio

La pintura muestra a las tres figuras más relevantes de la cultura china, los sabios de la antigüedad, Laozi, Confucio y Buda (niño, en los brazos de éste). Representan la conformación de lo que será la cultura popular china. Tal estructura sincrética implica la idea del continuo devenir, de la impermanencia de todas las cosas, la inestabilidad de la realidad y su constante metamorfosis, conceptos reflejados, por ejemplo, en los sutras budistas, en el Daodejing y en el Yijing.
Prof. Julio López Saco

3 de junio de 2008

Mapa de China: época Zhou

Mapa de la época de la dinastía Zhou (s.XI a.C.-221 a.C.). Hacia mediados del siglo XI a.C., un reino de la región de Shanxi, en torno a la cuenca del río Wei, exterior al dominio Shang, y caracterizado por costumbres guerreras, los Zhou, instaurará la época de los principados, un período de feudalismo en la historia antigua de China. La tradición cuenta cómo el último rey de los Shang, Zhouxin, es sucedido por el rey Wu, primero de los Zhou, tras la batalla de Muye, que gana Wu, inspirado por el espíritu de su fallecido padre Wen. Esta usurpación, quizá arbitrariamente justificada en una pérdida de la voluntad del Mandato del Cielo hacia el rey Shang, debido a un comportamiento nada virtuoso, verificado en un cambio de la importancia de su clan por el de su esposa, y en diversas faltas de carácter ritual, supone el asalto legítimo al poder de Shang organizando el ejército y a través de otra serie de mecanismos burocráticos. Para asegurar el dominio sobre los antiguos territorios de los Shang o Yin, los Zhou acabarían ubicando al frente de las ciudades a miembros de su linaje o de familias aliadas. La historia tradicional, que parece ser confirmada por al arqueología, nos señala un período de expansión entre el siglo XI y IX: hacia el Gansu, el Xinjiang oriental y noreste de Shandong, y una etapa de luchas contra las etnias quanrong.
La historiografía tradicional divide la dinastía en dos etapas: Zhou del oeste, con capital en Zhouzong, en la región del río Wei, entre el fin del siglo XI y el año 771 a.C., y Zhou del este, con capital en Zhengzhou, cerca de Luoyang, en Henan, hasta el comienzo de mandato imperial de Qin en 221 a.C. Esta última etapa dinástica se subdivide, a su vez, en período de Primaveras y Otoños (Chunqiu, 771-484 a.C.), nombre recibido a partir de los Anales del reino de Lu en Shandong, momento en que se independizan algunos estados feudales, como Song, Qi, Chu o Jin, y período de los Reinos Combatientes (Zhanguo, 484-221 a.C.), una época de incesantes luchas entre diversos estados feudales, que precede a la unificación imperial del año 221 a.C.
En términos genéricos esta época corresponde a la presencia de un mosaico de estados surgidos de los antiguos feudos de nobles de la etapa Shang. El poder nominal familiar Zhou es relativamente precario frente a un sistema feudal en el que los reinos poseían sus propios ejércitos y sus territorios estaban amurallados. Buena parte de lo que conocemos de la dilatada dinastía Zhou proviene de una crónica llamada Tradiciones de Zuo (Zuozhuan), recopilada entre los siglos V y IV a .C., que nos permite reconstruir, con la inestimable ayuda de otras fuentes escritas y de la arqueología, el tipo de sociedad de los principados chinos. La base fundamental es una jerarquía de dominios y cultos familiares que presenta en la cúspide el dominio real y el culto a los antepasados. El rey lleva ahora el título de Tianzi o Hijo del Cielo, por que ha recibido directamente su mandato del Señor de Arriba, a quien sólo él tiene el derecho de ofrendar sacrificios. En cada ciudad el poder es ostentado por familias cuya fuerza se fundamenta en la posesión de carros, en sus privilegios religiosos, en sus vínculos con la casa real y en la posesión de emblemas. Los territorios se extendieron al modo de un enjambre: el sistema de feudo, que permitía entregar a una familia noble un poder militar y religioso sobre un dominio perfectamente delimitado, cuya cohesión se garantiza a través del ordenamiento jerárquico de los cultos familiares. La organización de los diversos principados (guo, ciudad rodeada de muralla), asemeja la de la casa real: alrededor del jefe del principado, que lleva el título de señor (gong), se encuentran los barones (daifu) y los grandes oficiales (qing). Ahora, en definitiva, ya no priva la soberanía religiosa o guerrera de los reyes, aunque siga siendo una costumbre recurrir a ellos para arbitrar litigios o apoyarse en su autoridad moral. La dispersión geográfica que, lógicamente, acentúa las diversidades regionales, y la tendencia de los principados a engrandecerse, formando grandes unidades políticas, modificará el equilibrio previo, hasta precipitar la unificación imperial.
En el período de Primaveras y Otoños, las incursiones de algunas poblaciones bárbaras de la China septentrional, ayudaron a que los príncipes de algunos de los reinos más poderosos, como Jin o Qi, se convirtieran en jefes de confederaciones de estados y en protectores de muchos reinos, dando lugar a la proliferación de las hegemonías o ba. Este mecanismo servirá para que los reinos más poderosos impongan su voluntad a los más débiles. Las condiciones geográficas favorables de algunos Estados y la preponderancia de factores militares en una sociedad cuyas bases eran rituales, afectarán las relaciones tradicionales y apoyarán confrontaciones y usurpaciones que preludian las guerras del período de los Reinos Combatientes, anunciando la concentración de poder en unas únicas manos, aquellas militarmente más poderosas, y la formación de un estado centralizado de carácter imperial.
Este período, y en parte también el siguiente, es, de modo irónico, intelectualmente muy fértil, pues es el momento de surgimiento de las escuelas de filosofía más relevantes de la historia china antigua, entre las que destacan la escuela confuciana, que será el fundamento de rujia o la Escuela de los Letrados, y que empezará a consolidar, a partir de una mayor preocupación por un pueblo necesitado frente al servicio tradicional de los dioses, un racionalismo y un humanismo que ensalza al hombre como mediador entre el Cielo y la Tierra; Mozi, cuya pretensión era crear una sociedad igualitarista, basada en la ayuda y solidaridad mutuas y en la dedicación al bien común, condenando el lujo, la acumulación de riquezas o la guerra; los legistas o legalistas (fajia), que establecen que el poderío y la riqueza del Estado descansa en las instituciones político-sociales, y en el sometimiento de los súbditos a la soberanía de la ley escrita, imperativa y objetiva, que arrincona las bases tradicionales de antaño; y las corrientes que conoceremos como “taoístas”, tanto aquellas “religiosas” como las “filosóficas”, estas últimas representadas por el mítico Laozi y por el relativista Zhuangzi (daojiao y daojia, respectivamente), que propugnan, a partir de tradiciones mágicas arcaicas, un ideal de vida autónoma, natural, libre, en armonía con la naturaleza, y la práctica de procedimientos que permitan acrecentar la potencia vital y alcanzar la inmortalidad, entre otras varias. Algunas de estas escuelas enviaban a sus aprendices y discípulos a las capitales para aconsejar a aquellos nobles acosados por grupos bárbaros o por otros nobles feudales más poderosos, de modo que algunos se convirtieron en eficaces e influyentes asesores de corte.
A pesar del sistema de principados imperante, empezamos a vislumbrar en esta época una economía basada en el dinero que, relativamente, sustituye al antiguo concepto de riqueza, fundamentado en la propiedad del suelo y en el trabajo. En este ámbito económico y social, no debemos olvidar que los artesanos en las ciudades trabajarán para cubrir las necesidades de la clase dirigente, conformada por la realeza, los nobles guerreros y los funcionarios de la corte, que configuran un sistema patriarcal y hereditario, mientras que los campesinos serán los que laboren en las tierras de los nobles feudales. En los siglos IV-III a.C., finalmente, una etapa de rápido desarrollo económico y de grandes invenciones técnicas, como las intensas roturaciones, una agronomía desarrollada, el desecamiento de zonas pantanosas y el drenaje de salinas, además de las obras de irrigación, que propician la puesta en cultivo de nuevas tierras, contribuirá, decisivamente, al reforzamiento del futuro poder central, pues proporcionará al nuevo líder la posibilidad de liberarse de la tutela de las grandes familias y la adquisición de nuevos recursos regulares, a la vez que se asegurará el control directo sobre la población campesina, que ya no dependerá, como en la antiguas ciudades, de la alta nobleza.
*Extracto del texto publicado en la Revista de Arqueología española, nº 325, en mayo del 2008, bajo el título "Dinastías Shang y Zhou: fundamento tradicional de la antigüedad china pre-imperial", pp. 44-53.

Prof. Julio López Saco

2 de junio de 2008

Mapa de China: dinastía Han

Mapa de la dinastía Han. Obsérvese que el territorio tiene como centro los valles de los grandes ríos, Huanghe y Yangzé, si bien con una considerable extensión hacia el occidente, el sur y el norte de la actual Corea. El límite norte está protegido por la Gran Muralla, cuyos inicios se remontan a la dinastía Qin, formada por antiguos lienzos de muralla que delimitaban los estados feudales de época Zhou.
Prof. Julio López Saco