2 de agosto de 2021

Zoroastrismo. Una semblanza de la religiosidad persa aqueménida



Imágenes, de arriba hacia abajo: el dios Mitra, el rey Ardashir II (Artajerjes) en el centro y el dios Ahura Mazda a la derecha, que le entrega el poder. Siglo IV; Figura en terracota de un sogdiano, datada en el siglo VIII, con velo de capucha. Puede ser un sacerdote zoroastriano oficiando un ritual en un templo del fuego. Museo de Arte Oriental del Turín y; moneda de plata de Yazdegerd II, con presencia de un altar del fuego y dos presuntos sacerdotes o ayudantes.

La política religiosa persa aqueménida fue esencialmente tolerante. Este notable hecho contrasta con la práctica habitual, y mucho más tradicional en el Próximo y Medio Oriente, que era la de perseguir o desterrar la divinidad tutelar del pueblo vencido en combate, aislándola de su lugar de origen y residencia habitual.

La religión aqueménida se suele vincular a un individuo llamado Zoroastro. Lo poco que se sabe de este personaje procede de los gathas del Yasna, uno de los libros del Avesta. La situación político-social del mundo de Zoroastro estaba impregnada de valores guerreros, reflejando una distribución espacial fragmentaria que nada tenía que ver con la sociedad homogénea aqueménida y su estricto régimen monárquico. Por tal motivo quizá la presencia de Zoroastro haya que retrotraerla al tránsito entre el II y I Milenio a.e.c., lo que explicaría el escaso carácter mazdeísta de la dinastía fundadora de los persas. La formación del zoroastrismo se puede encuadrar, de modo genérico, entre 1600 y 1200 a.e.c., en la región del noroeste de Irán. Se trata de una de las primeras religiones henoteístas conocidas.

La religión irania parece haberse desarrollado, de modo genérico, en tres fases. En principio, una fase que supone un sistema politeísta, que sería la religión de los nómadas indoeuropeos; en segundo término, una etapa de renovación, propuesta por Zoroastro, para adecuarse a las nuevas estructuras sociales y económicas, y que supone ya un monoteísmo ético dualista, abiertamente opuesto al politeísmo previo; finalmente, un período de parcial recuperación del politeísmo a través de procesos sincréticos, elaborados teoréticamente por el clero (los sacerdotes avésticos y los magos medos), por necesidades de la política imperial. En el sistema religioso aqueménida Ahura Mazda no será el dios único, sino el más grande, un hecho que favorecía la política de integración de los territorios conquistados a través de un aparato ideológico. Los reyes persas se asimilarán a esta deidad, considerándose sus representantes en la esfera terrenal, lo cual les facilitaría la posibilidad de justificar el sometimiento de la población.

La religión en Irán antes de la reforma de Zaratustra-Zoroastro presentaba rasgos análogos a los de la India védica, como el sacrificio de animales, aquellos dedicados a la entidad divina llamada Geush Urvan, y el empleo de la bebida ritual haoma (soma védico). Los seres divinos pertenecían a dos clases, los ahuras o señores y los daivas o dioses. Se trataba de una religión que correspondía a la aristocracia guerrera. Con la reforma de Zaratustra (Zoroastro), se rechazaron los sacrificios sangrientos y se propuso un cambio en el panteón, que pretendía ser monoteísta y dualista al mismo tiempo.

Entre las fuentes del zoroastrismo, puestas por escrito entre los siglos IV y VI, se destacan el mencionado Avesta y los escritos en pahlavi o persa medio, redactados tardíamente (durante el siglo IX), entre los que deben señalarse el Zand, una interpretación del Avesta, el Bundahishn o génesis zoroastriano, el Denkard y el libro Namag, entre otros.

Con el zoroastrismo asistimos a una revolución puritana de las costumbres. El recurso a la idea del libre albedrío no supera, sin embargo, una contradicción lógica, pues Ahura Mazda, señor supremo, creador de los contrastes, tiene dos hijos gemelos, Spenta Mainyu (Espíritu Benefactor) y Angra Mainyu (Espíritu Negador), que deben escoger entre la verdad asha y la mentira druj, pero ambas consisten, a la vez, en pensamientos, acciones y palabras malas o buenas. Tal dualismo ético tiene aspectos cosmológicos, teológicos y antropológicos.

Ahora los ahuras son dioses que optan por asha, y los daivas demonios que eligen la mentira. Los intermediarios entre el espíritu benefactor y los seres humanos son los Anesha Spentas, Inmortales Benéficos, en realidad un conjunto de virtudes (pensamiento, verdad, devoción, plenitud, entre otros varios), propias de Ahura Mazda, pero también atributos de los mortales que se acogen al orden de la verdad.

Los sacerdotes avésticos orientales, y más tarde los sacerdotes occidentales, conocidos como magos, llevaron a cabo síntesis de los aspectos tradicionales. Recuperaron antiguos dioses y transformaron otros, como Indra, en demonios; además, aparecen otras divinidades mazdeas que son reinterpretaciones de la diosa indo-irania conocida como Sarasvati y de Mitra. En el panteón mazdeo Mitra preside, al lado de Sraosha y Rashnu, el juicio de las almas tras la muerte. Otras divinidades relevantes son ahora Verethragna, deidad de las victorias o Vayu, dios que preside el viento.

Como características cruciales del zoroastrismo derivado del mazdeísmo podríamos señalar las siguientes: la presencia del Faravahar, símbolo del alma antes de nacer y después del fallecimiento; la preeminencia del fuego como elemento sacro, lo cual redunda en el hecho de que la práctica funeraria no haya sido la cremación; y la creencia en una resurrección además de la existencia de un paraíso, en tanto que se espera un salvador, de nombre Saosyant al final de los tiempos, que hará resucitar a todos los fallecidos. Las almas tendrán que cruzar un puente y serán juzgadas tanto por sus actos como por sus palabras y hasta por sus pensamientos. Una vez eliminado el mal, la salvación se universaliza.

Las enseñanzas de Zoroastrismo, como religión monoteísta y dualista a la par, se focalizaron en la naturaleza espiritual y moral del ser humano, así como en el determinante encuentro entre el bien y el mal, destacando la libertad humana para elegir moralmente entre uno u otro. Acabaría siendo sustituida por el Islam a partir del siglo VIII.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP-UFM, agosto, 2021.