29 de junio de 2020

Vídeos (VII): Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del Noroeste



Séptima entrega de la serie de videos sobre toponimia, titulada Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del Noroeste (peninsular). En esta ocasión varias poblaciones escogidas que comienzan con las letras N, O y P. Espero que pueda ser de utilidad, ayuda e interés para alguien. Comentarios y críticas serán bien recibidos. Saludos cordiales. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

24 de junio de 2020

Mito y religión en La vida y la muerte me están desgastando, de Mo Yan




Imágenes (de arriba hacia abajo): imagen pintada de Yama (Enma, Yanluo), el Dharmapala o dios iracundo, sentado delante de su escritorio, en un pergamino del período Azuchi-Momoyama, final del período Sengoku, último tercio del siglo XVI, Japón; portada del libro de Mo Yan, en edición española de la editorial Kailas, del año 2009.

Shengsi pilao (生死疲), publicada en 2006, significa literalmente “el trabajo de vivir y morir”. Se trata de una larga novela que ha sido traducida en varios idiomas como Las Seis Reencarnaciones de Ximen Nao. Al igual que otros títulos de Mo Yan, como El suplicio del aroma de sándalo, por ejemplo, es también una novela histórica que cuenta de un modo pintoresco e innovador, incluso con dosis de humor, la historia de China en la segunda mitad del siglo XX a través de los diferentes ojos de un terrateniente ajusticiado, un tal Ximen Nao (西门闹), que fue ejecutado (injustamente según él mismo refiere) por los campesinos durante la Revolución. Una vez ejecutado, termina encontrándose en el reino del más allá, donde lo espera el gran Rey Yama, el Señor budista de la muerte, que le permite, excepcionalmente, reencarnarse seis veces. Tal excepcionalidad se debe a lo cargante que resulta Ximen Nao, de manera que el dios se harta de él. Una vez convencido de haber obtenido esa gracia, Ximen Nao es engañado por el señor Yama, que propicia que se reencarne primero en un burro y luego, por este orden, en un toro, un cerdo, un perro, un mono y finalmente en un niño. Así pues, encarnaciones animales y solamente al final, en humano.
El personaje principal es, por consiguiente, Ximen Nao, un terrateniente que muere “injustamente” en 1950, justo cuando las nuevas corrientes del comunismo declaran que la tierra debe trabajarse de una manera diferente. Reencarnando en animales diversos y finalmente en un niño hemofílico, el personaje va observando calidoscópicamente la transformación del pueblo, los cambios, a la par que es testigo de la llegada y la despedida de otras generaciones. Cada ciclo de reencarnación es una oportunidad de redimirse, tal y como mandan los cánones budistas, pero también es una forma de contemplar otra serie de nuevas injusticias.
Un aspecto destacable es que Ximen Nao, antes de regresar al mundo de los vivos en sus nuevas formas animalescas, se niega a tomar un brebaje que le permita olvidar todo lo sucedido. De este modo, cuando regresa al mundo de los vivos bajo otra forma, recuerda siempre quién había sido en su vida anterior observando de esta manera toda una serie de cosas y situaciones inevitables. Un factor también determinante radica en el hecho de que todos los animales en los que se reencarna poseen vínculos con las personas que formaron parte de su vida. Todo lo que va descubriendo el pobre Nao configura una historia con valor en sí misma.
Únicamente al final Ximen Nao se reencarna en un niño, Lan Qiansui (Lan Mil años). Se le figura como un infante niño parlanchín, con un cuerpo menudo y delgado, una cabeza inusualmente enorme y una prodigiosa memoria, lo cual le permitirá comenzar a contar su propia historia. Una historia personal, pero en un ámbito social, cultural y político concreto, que abarca un período de unos cincuenta años, durante los cuales Ximen Nao logra deshacerse de cualquier rencor y deseo de venganza contra aquellos que, el mismo considera, le habían faltado al respeto. El trasfondo de la historia de Ximen Nao son los pequeños y grandes cambios que afectarán a China en el transcurso de ese medio siglo, que van desde la reforma agraria al Gran Salto Adelante, de las comunas populares a la Revolución Cultural, hasta llegar a la muerte de Mao Zedong y lo que sucedió históricamente en el país hasta el año 2000. En definitiva, una lección de historia, interpretada desde una concreta perspectiva.
Pero mi interés va hacia otra dirección. Tal y como se puede comprobar al leer esta novela, un elemento religioso-cultural esencial presente es la reencarnación. Como ocurre con otras religiones de India, el budismo afirma el renacimiento o reencarnación. La continuidad mental de una persona, con sus instintos y características, proviene de otras vidas pasadas y continuará en vidas futuras. En función de las acciones propias y de las propensiones acumuladas por las mismas, un individuo puede renacer en cualquier forma de vida dentro de una amplia gama, entendidas como mejores o peores: animal, humana, como fantasma, demonios u otros estados invisibles. En la novela de Mo Yan son animales principalmente los elementos de encarnación.
Todos los seres experimentan un renacimiento recurrente debido a la fuerza de sus actitudes perturbadoras o negativas, como el apego, el enfado o la conducta compulsiva que las mismas generan. Si se siguen los impulsos negativos que emergen en nuestra mente debido a patrones conductuales pasados y se actúa de forma destructiva, se experimentará sufrimiento e infelicidad, pero si la persona se involucra en acciones constructivas habrá felicidad. Por consiguiente, felicidad o infelicidad individual en los renacimientos sucesivos no es una recompensa o un castigo, sino resultado de las acciones previas de la persona, de acuerdo con las leyes de la causa y efecto de la conducta. No obstante, vemos aquí que las sucesivas reencarnaciones de Ximen son claramente resultado de un castigo, con independencia de si son justas o no.
La reencarnación (punarbhava) es una creencia popular asiática, según la cual las personas nacen una y otra vez, en función de la ley karmática. No obstante, deben tenerse en cuenta también un par de aspectos cruciales de la doctrina; por una parte, que la reencarnación ocurre entre una y otra vida, pero también opera de modo constante en la vida ordinaria; por el otro, que la reencarnación acontece de manera diferente en el caso de la gente común y en el de aquellas religiosamente prestigiosas.
El budismo, como otras religiones, se interesa por la muerte y el renacimiento para beneficio de los agonizantes y los fallecidos, aunque también para ayudar a los vivos. Las enseñanzas budistas sobre la muerte y el renacimiento se han aplicado tradicionalmente para instruir a los moribundos, ayudar a que los deudos comprendan y logren aceptar la muerte de la persona. Cuando el cuerpo físico muere, nuestra mente se separa de la carcasa corporal. Durante el proceso del deceso, luego de la extinción sucesiva de los sentidos, la conciencia se retira a un lugar de reposo, en el centro del corazón.
En el caso de una persona común (como es el caso en la novela que nos interesa), la percepción consciente disminuye de forma gradual. Al fallecer le sobreviene una pérdida de conciencia, parecida a la que se produce al quedar dormido. Después de cierto tiempo despierta, pero en un principio no se percata de que ha muerto, hasta que determinadas experiencias revelan lo que ha ocurrido: así, cuando trata de hablar con familiares o amigos, éstos no perciben la presencia ni escuchan palabras; frente al sol, no proyecta sombra; si camina sobre la arena, no deja impronta. Solamente al final se da cuenta de que se ha separado de la vida; es decir, que ha muerto. Esto es lo que va sintiendo el protagonista en la novela de Mo Yan.
Un elemento significativo, incluso para el desarrollo de la trama y las experiencias del protagonista principal, es el que se encuentra en el rey Yama. Se trata de un protagonista secundario, pero de extrema relevancia por lo que decide hacer con Ximen. Es una deidad de la muerte, el señor de los espíritus de los muertos y también el guardián del inframundo En el hinduismo se concebía como el hijo de Surya, deidad solar. Su figura será adoptada en el budismo, si bien su rol y funciones serán un tanto vagas en los textos canónicos, aunque más específicas en el seno de las creencias populares. En ocasiones, su desempeño popular difiere un tanto de la filosofía budista.
Yama determina la justicia que cada alma recibirá tras su fallecimiento, así como el camino que ésta seguirá después de morir. Tradicionalmente, Yama fue considerado el primer humano en morir, de forma que su labor es la de presidir dónde descansarán los muertos. Se le aplica el término Dharma, orden cósmico, pues se dedica a mantener la armonía. Habita en un palacio en Kalichi, que está dentro de Patala, el inframundo, y en las regiones situadas por debajo de la tierra. Se le representa con piel verde, portando ropa roja y una corona brillante con una flor; además monta un búfalo. A menudo se le muestra llevando una soga que emplea para atrapar a la gente.
En el marco de la mitología budista Yama es el Rey del infierno; es un dharmapala o deidad iracunda de la que se dice que juzga a los muertos y preside los narakas  o infiernos así como el ciclo de la otra vida (saṃsāra). En el Canon Pali budista, aquellos que han maltratado a sus padres, ascetas, personas santas o mayores deben enfrentarse, irremediablemente, a Yama.
Los países Theravādin modernos, como Tailandia, Laos o Camboya, retratan a Yama enviando la vejez, la enfermedad, los castigos y demás calamidades a la gente, como serias advertencias de que deben comportarse de forma adecuada. En la muerte, se convoca al fallecido ante su presencia; el dios examina su carácter y envía al fallecido al renacimiento que entiende apropiado, bien sea a la tierra de nuevo (como acontece en la novela), al cielo o a los infiernos.
En mitología china Yán es Dios de la muerte y el jefe de Diyu. También se conoce como Yanluo y rey Yan (Yán Wáng). Tanto en épocas antiguas como en las modernas, Yán se retrata como un gran hombre con cara roja y que frunce el ceño; con ojos saltones y larga barba. Se viste con trajes tradicionales y una gorra de juez o bien una corona que lleva el carácter hanzi ().
Siempre aparece en una forma masculina. Entre sus acompañantes se incluye un juez que sostiene en sus manos un cepillo y un libro, en el que anota el nombre de cada alma y la fecha de deceso asignada. Cabeza de Buey y Cara de Caballo, temibles guardas del infierno, traen al recién muerto para el juicio. Aquellos con méritos serán recompensados con futuras buenas vidas, pero los que cometieron fechorías serán condenados a futuras vidas miserables, que es lo que le acontece a Ximen, aunque con la salvedad de que se le concede el recuerdo, la memoria de sus otras vidas pasadas, una novedad notable que no debe pasar desapercibida por lo excepcional del caso.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

20 de junio de 2020

Vídeos (VI): Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del Noroeste





Amigos, amigas. Colegas y estudiantes. La sexta entrega de la serie Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del Noroeste (peninsular). En esta oportunidad escogidas localidades, algunas de renombre, que principian con la letra M. Espero y deseo pueda ser de alguna utilidad o ayuda. Cualquier comentario o crítica, si se desea hacer, será siempre bienvenida. Saludo cordial. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020.

15 de junio de 2020

Hallazgos arqueológicos (XII): Yacimiento de Helgö, Suecia




Imágenes: buda sedente en bronce y pomo de báculo irlandés

El yacimiento de Helgö es un antiguo asentamiento ubicado en lo que actualmente es un lago en Suecia llamado Mälaren (o Malar), en una ensenada que antaño destacaba en el mar Báltico. El núcleo habitado fue fundado en el siglo III con una más que probable intención comercial y manufacturera. Su próspera actividad estuvo en auge, según los arqueólogos, unos cuatro siglos. Debió contar con una amplia red de contactos mercantiles, tal y como se atestigua de los hallazgos encontrados en el yacimiento, y que hoy se pueden admirar (como yo mismo hice en su momento) en el Museo Nacional de Historia Sueca de Estocolmo. Algunos de tales objetos consistían en casi medio centenar de monedas de oro, datadas en los siglos V y VI y acuñadas tanto en la zona oriental como occidental del decadente (o extinto, como se quiera ver) Imperio romano, numerario árabe y fragmentos de vidrio franco, Por su lejana procedencia y, dirían algunos por su exotismo, destacan además un cucharón del Egipto copto, el puño de un báculo irlandés y, por encima de cualquier otro objeto, una pequeña estatua en bronce de un sedente Buda, fechado en el siglo V y procedente de talleres de Cachemira.
Tal pieza, objeto del mayor interés, pudo llegar a su destino de diferentes maneras; o bien por mediación de la Ruta de la Seda hacia el mar Negro, y de ahí al Báltico, o bien desde la misma India al mar Caspio y, a través del Volga, aguas arriba, arribar al norte. Parece que pudo ser un talismán, dado su pequeño tamaño, que algún mercader llevaría consigo colgado del cuello. Tan relevante ha resultado el hallazgo que el gobierno sueco emitió un sello conmemorativo con la imagen de la figura hace unos pocos años. Surge aquí un interrogante, que ni evidencia debe ser, ni menos todavía prueba, pero que resulta al menos inquietante: ¿tendrá algo que ver en la presencia de este singular objeto (por su procedencia que no por su manufactura), que los últimos estudios genéticos hayan demostrado la existencia de esclavos en estas nórdicas regiones de procedencia pakistaní, iraní o del Kurdistán?. Pues ahí queda la pregunta; sin respuesta…todavía. En cualquier caso, recuérdese aquello que decía Hermann Kern, de que en el laberinto, uno no se pierde, se encuentra; uno no encuentra al Minotauro, se encuentra a sí mismo (lo que ocurre es que, en ocasiones, se tarda bastante).

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

13 de junio de 2020

Vídeos (V): Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del Noroeste



Compañeros, colegas, estudiantes, amigos todos. Disponible el quinto vídeo (en YouTube) de la serie Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del Noroeste. En esta ocasión se trabajan algunos ejemplos seleccionados de nombres de poblaciones que comienzan con las letras, G, I, además de L. Espero pueda ser de interés o utilidad para alguien. Eso sería lo realmente gratificante. Cordial saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

8 de junio de 2020

Vídeos (IV): Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del Noroeste



Amigas, amigos, colegas, compañeros, estudiantes, lectores en general: se presenta (en YouTube) la cuarta entrega en vídeo acerca de la etimología del nombre de algunas localidades en el noroeste peninsular. La serie Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del Noroeste entra así en su cuarta entrega. Espero que pueda ser de alguna utilidad, ayuda o interés, o bien sirva como un diletante divertimento. Cualquier comentario, crítica o análisis será bienvenido. Saludo cordial, J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

3 de junio de 2020

Hallazgos arqueológicos (XI). Mosaico de las Musas, hemiestátera celtíbera, denario de Venus y áureo de Leliano






Imágenes, de arriba hacia abajo: Mosaico de las Musas; hemiestátera celta gala; denario con la figura de Venus; y áureo de Leliano.

Cuatro referentes arqueológicos destacables y, en consecuencia, dignos de ser comentados con un cierto detenimiento en el detalle (aunque sin exagerar). Un mosaico y tres espectaculares ejemplos de numerario. El primero es el Mosaico de las Musas (Djem, Túnez), datado en el siglo III; en este caso el fragmento alusivo a Maias (origen del nombre del mes de mayo, denominación que proviene de la diosa Maia). Se trata de una deidad itálica de la primavera que en Roma se asoció al nacimiento. El segundo, es una espectacular moneda celtibérica, una hemiestátera que se ha relacionado con los Aulercos-Eburovicos que habitaban la región del río Loira en la Galia. Destaca por su esquematismo, tanto del jinete como de la montura, con formas volumétricas casi cubistas. Se puede apreciar en el Museo de Palencia. La tercera forma parte también del numerario, en esta ocasión romano: un denario de plata de Faustina la Menor (hija de Antonino Pío y esposa del gran Marco Aurelio). Aquí la representación corresponde a la diosa Venus (la Afrodita griega, de la cual procede, por cierto, Aphro, el origen de Aprilis, el nombre del mes), que se encuentra de pie sosteniendo en una mano una Victoria y en la otra un escudo. Esta última pieza, por cierto, se encuentra en el Museu Arqueológico Diego de Sousa de Braga, Portugal.
El cuarto y último es el célebre áureo dorado del siglo III, de gran valor por su escasez (únicamente se conocen un par, la otra moneda es un vellón antoniniano acuñado en Maguncia o Tréveris, como el áureo). Corresponde a un tal Ulpio Cornelio Leliano, algo más que un efímero emperador (ni dos meses de mandato antes de su fallecimiento por asesinato) durante el año 269. Es un ejemplar que fue descubierto durante unas obras en una carretera inglesa. Este hombre había sido un veterano del ejército (un oficial) que encabezó una rebelión en Maguncia, como muchas que habría en tiempos cercanos al de su vida, y posteriores, ante Póstumo. En el anverso, Leliano con corona de laurel y la leyenda respectiva, mientras que en el reverso Temporum Felicitas, una figura femenina (una personificación), reclinada que sostiene una rama y se apoya en una liebre. ¿Liebre (o conejo), como reivindicación de Hispania, teniendo en cuenta el posible parentesco de Leliano con Trajano y Adriano, que pertenecieron a la familia de los Ulpios?. Imposible no parece.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020.