24 de septiembre de 2012

La antigua religión irania II: el origen del mundo


IMÁGENES: LA PRIMERA CORRESPONDE AL DENOMINADO SARCÓFAGO DE ZOROASTRO, MIENTRAS QUE LA SEGUNDA ES LA CONOCIDA TUMBA DE DARÍO I


La génesis mazdea, recogida en el Bundahishn, se produce bajo dos formas de existencia: el estado espiritual y el físico; el primero de ellos es el embrión del estado físico, siendo éste último caracterizado por la mezcla provocada por la acción de Ahriman, el espíritu malo, quien mata al toro y hombre primordiales. Del semen del hombre primordial (Gayomard), provienen los animales buenos y la primera pareja humana, conocida comoMashya y Mashyanag. Las partes del mundo se crean en varias etapas, concretamente en seis, desde el cielo hasta el hombre. En el centro de la tierra se encuentra la montaña Hara, y alrededor de la tierra discurre la cadena montañosa Harburz. La historia del cosmos se desarrolla en tres fases, la pasada, dominada por Gayomard y su fallecimiento, la presente, controlada, por supuesto, por Zaratustra y su mensaje, y la futura, guiada por Soshans, el Salvador. La historia del Universo se despliega en partes, hasta alcanzar varios miles de años. Los tres mil primeros años contemplan la creación del mundo por parte de Ohrmazd, en un estado espiritual, al tiempo que Ahriman comienza su accionar destructivo; en los siguientes nueve mil años se produce una tregua divina y la mezcla de sus respectivas creaciones en un estado ya plenamente físico. Tres mil años más tarde, Ahriman ataca el mundo creado por Ohrmazd, pero éste reacciona creando la fravashi, el alma de Zaratustra. Otros tres milenios después, el profeta se revela e inicia su avance triunfal la denominada “buena religión”. Los restantes tres mil años se ubican bajo el control y domino de tres Soshans, tres hijos de Zoroastro, cada uno de los cuales aparece al comienzo de cada milenio. El fin del mundo vendrá marcado por la purificación del fuego, pues un río de fuego separará los malvados delos justos. Los muertos resucitarán en cuerpos indestructibles después de un sacrificio efectuado por el Salvador.
A partir del siglo X, después de varias tentativas de sublevación contra los musulmanes, la mayoría de los creyentes zoroástricos se fueron de Irán camino de Mumbay, en India, donde formaron la cohesionada comunidad de parsis que, aun con muchos sobresaltos, ha sobrevivido hasta la actualidad.

Prof. Dr. Julio López Saco 
Doctorado en Historia, UCV

16 de septiembre de 2012

La antigua religión irania I: características y fuentes

IMAGEN. AHURA MAZDA CORONANDO A SAPOR I

La política religiosa aqueménida fue esencialmente tolerante. Este hecho contrasta con la práctica habitual, y más tradicional en el Próximo y Medio Oriente, que era la de perseguir o desterrar la divinidad tutelar del pueblo vencido. La religión aqueménida se suele vincular a Zoroastro. Lo poco que sabemos de este personaje procede de los gathas del Yasna, uno de los libros del Avesta. Sin embargo, la situación político-social del mundo de Zoroastro estaba impregnada de valores guerreros, reflejando una distribución espacial fragmentaria que nada tenía que ver con la sociedad homogénea aqueménida y su régimen monárquico. Es por eso que, quizá, la presencia de Zoroastro haya que retrotraerla al tránsito entre el II y I Milenio a.n.E., lo que explicaría el escaso carácter mazdeísta de la dinastía fundadora de los persas. La religión irania parece haberse desarrollado, de modo genérico, en tres fases: en principio, una fase que supone un sistema politeísta, que sería la religión de los nómadas indoeuropeos; en segundo término, una fase de renovación, propuesta por Zoroastro, para adecuarse a las nuevas estructuras sociales y económicas, y que supone ya un monoteísmo ético dualista, abiertamente opuesto al politeísmo previo; finalmente, una etapa de parcial recuperación del politeísmo a través de procesos sincréticos, elaborados teoréticamente por el clero (los sacerdotes avésticos y los magos medos), por necesidades de política imperial. En el sistema religioso aqueménida Ahura Mazda no será el dios único, sino el más grande, hecho que favorecía la política de integración de los territorios conquistados a través de un aparato ideológico.
La religión en Irán antes de la reforma de Zaratustra presentaba rasgos análogos a los de la India védica, como el sacrificio de animales, aquellos dedicados a la entidad divina llamada Geush Urvan, y el empleo de la bebida ritual haoma. Los seres divinos pertenecían a dos clases, los ahuras o señores y los daivas o dioses. Se trataba de una religión que correspondía a la aristocracia guerrera. Con la reforma de Zaratustra (Zoroastro), se rechazaron los sacrificios sangrientos y se propuso un cambio en el panteón, que pretendía ser monoteísta y dualista al mismo tiempo.
Entre las fuentes del zoroastrismo, puestas por escrito entre los siglos IV y VI, se destacan el Avesta y los escritos en pahlavi o persa medio, redactados tardíamente (durante el siglo IX), entre los que deben señalarse el Zand, una interpretación del Avesta, el Bundahishn o génesis zoroastriano, el Denkard y el libro Namag, entre otros. Con el zoroastrismo asistimos a una revolución puritana de las costumbres. El recurso a la idea del libre albedrío no supera, sin embargo, una contradicción lógica, pues Ahura Mazda, señor supremo, creador de los contrastes, tiene dos hijos gemelos, Spenta Mainyu (Espíritu Benefactor) y Angra Mainyu (Espíritu Negador), que deben escoger entre la verdad asha y la mentira druj, pero ambas consisten, a la vez, en pensamientos, acciones y palabras malas o buenas. Tal dualismo ético tiene aspectos cosmológicos, teológicos y antropológicos. Ahora los ahuras son dioses que optan por asha, y los daivas demonios que eligen la mentira. Los intermediarios entre el espíritu benefactor y los seres Mitra humanos son los Anesha Spentas, Inmortales Benéficos, en realidad un conjunto de virtudes (pensamiento, verdad, devoción, plenitud, entre otros), propias de Ahura Mazda, pero también atributos de los mortales que se acogen al orden de la verdad.
Los sacerdotes avésticos orientales, y más tarde los sacerdotes occidentales, conocidos como magos, llevaron a cabo síntesis de los aspectos tradicionales. Recuperaron antiguos dioses, caso de, y transformaron otros, como Indra, en demonios; además, aparecen otras divinidades mazdeas que son reinterpretaciones de la diosa indo-irania conocida como Sarasvati y del propio Mitra. En el panteón mazdeo Mitra preside, al lado de Sraosha y Rashnu, el juicio de las almas tras la muerte. Otras divinidades relevantes son ahora Verethragna, deidad de las victorias o Vayu, dios que preside el viento.

Prof. Dr. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV
Escuela de Letras, UCAB

10 de septiembre de 2012

Nuevo libro sobre la civilización china








Estimados lectores, amigos todos. Es un placer para mí presentaros el libro titulado China. Pasado y presente de una gran civilización (Alianza edit., Libros singulares, ISBN 9788420608792, 752 pp., Madrid, 2012), editado por el profesor Gabriel García-Noblejas (Universidad de Granada). Fue un privilegio para mí participar, al lado de otros 16 grandes especialistas de diversas universidades del mundo, de América, Asia y Europa, en este proyecto. Soy autor del capítulo dedicado a la historia, desde los inicios remotos hasta el siglo XX. Espero y deseo que el libro pueda ser de interés para particulares, profesores, estudiantes y cualquier persona que así lo desee. Su precio oscila entre 26 y 28 euros. Un saludo cordial.-

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-Caracas

8 de septiembre de 2012

El Bronce Atlántico y la Cultura de Campos de Urnas


Se llama Bronce Atlántico a un desarrollo cultural, expresado en la cultura material, llevado a cabo en las regiones atlánticas costeras entre el final del II y principios del I milenio a.n.E., al mismo tiempo que en Centroeuropa se despliegan los Campos de Urnas. Gracias a los contactos comerciales marítimos a lo largo de las costas europeas se consolida una unidad técnica verificada en los tipos de útiles de bronce (esencialmente armas, en concreto las espadas). Es en este momento también, cuando se inicia la distinción simbólica de géneros, tanto en la iconografía, plasmada en el arte parietal y en las estelas, con presencia de hombres en actitud de caza y armados, como en los ajuares funerarios en las tumbas, en las que vemos un evidenciado vínculo entre los hombres con las armas y las mujeres con diferentes adornos y ornamentos. Es ahora cuando culmina la creación del ethos del guerrero, íntimamente asociado con la belleza masculina, que incluye armas, diversas jarras y vasos contenedores de bebidas, la conducción de carros y la monta de caballos, además de los útiles de adorno personal, hecho verificado en la presencia arqueológica de elementos del aseo, como peines o espejos, y en el porte de una larga cabellera, símbolo de la potencia sexual varonil. Es probable una ideología semejante de los pueblos que conformaron este “Bronce Atlántico”, así como lenguas emparentadas de tipo indoeuropeo precéltico.
A fines del II Milenio a.n.E., una serie de cambios en la Europa central, que incluyen nuevos modos de rituales funerarios, novedosas tecnologías metalúrgicas, que propiciaron la fabricación de mejores armas, y una intensificación agraria, pondrán los cimientos de la Edad del Hierro a partir del siglo VIII a.n.E. Hacia 1300 a.n.E. empezamos a encontrar enterramientos en los que el cadáver, previamente cremado, es introducido en una vasija cerámica que posteriormente se deposita en un pequeño hoyo al lado de otros con urnas, generalmente bitroncocónicas, semejantes. Estos cementerios se conocen como Campos de Urnas, y denominan todo este período del Bronce. Los más antiguos se ubicaron en el centro y este de Europa (Hungría), pero con mucha celeridad este nuevo modo funerario se expandió hacia el oeste, llegando hasta el noroeste de la Península Ibérica. El gran tamaño de estas necrópolis puede ser un indicio de un aumento demográfico o de que todos los miembros del grupo eran enterrados. Al lado de las urnas se han encontrado muy escasos ajuares, lo cual implica una pobre diferencia entre unas urnas y otras. Algunos creen que  la Cultura de los Campos de Urnas representa una nueva religión, quizá con una mitología asociada, tal y como pudiera desprenderse de algunos indicios iconográficos sobre vasos de metal (pájaros sobre círculos, con presencia de barcos y carretas).
Encima de esta supuesta sociedad igualitaria (equiparada al menos en la muerte), que viviría en poblados de pequeñas dimensiones, hubo una elite guerrera, poseedora de armas, y que moraba en aldeas mayores fortificadas. Sus miembros serían enterrados en túmulos, con una presencia de ajuares, más o menos suntuosos, en los que en ocasiones se incluía un carro. El poder guerrero que de tal elite se desprende debió estar ligado al control de los metales y al uso de las espadas (de antenas), hachas y calderos de bronce ricamente decorados.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV