20 de septiembre de 2015

El chamanismo y sus aspectos esenciales

El control y el aprovechamiento de los estados de conciencia alterada son la base del fenómeno que se conoce como chamanismo. Las experiencias de los chamanes son alucinaciones, y no simples visiones, que afectan, en grados profundos, a los sentidos. Estos estados profundos incluyen el trance, mundo en el que los chamanes penetran. Los estados de trance pueden ser provocados por diversos factores (además de ciertas condiciones patológicas), sobre todo por el consumo de drogas psicotrópicas, la privación sensorial, el aislamiento social muy prolongado, danzas desenfrenadas, intensos dolores, sonidos rítmicos constantes e insistentes y cánticos. Hay varios estados del trance. En el primero se observan formas geométricas (zigzags, puntos, líneas y curvas paralelas, meandros), que pueden tener colores vivos que se “mueven”. Algunas sociedades chamánicas les atribuyen u significado (los puntos brillantes pueden ser la Vía Láctea, ciertas líneas curvas el arco iris. En el segundo estado se intentan racionalizar las percepciones geométricas, transformándolas, dentro de sus ilusiones, en objetos plenos de significado emocional, religioso (el zigzag, por ejemplo, podría ser el movimiento ondulante de una serpiente).
El tercer estadio se alcanza a través de un túnel, al final del cual hay una fuerte luz. En los laterales de ese túnel se configura una malla en las que el chamán observa las verdaderas alucinaciones en forma de animales, personas y toda suerte de elementos. Al salir del túnel espera un extraño mundo  en el que seres monstruosos y humanos son de una realidad intensa. Las representaciones se pueden proyectar, como las del  primer estado, en las superficies que rodean a los chamanes cuando abren los ojos. Además, las superficies se “animan”, cambia la dimensionalidad, las cosas pueden transformarse en algo vivo. En esta última fase el chamán siente que puede volar, y se transforma en ave o en otra serie de animales. Los significados que puedan atribuirse a las imágenes de cualquiera de los tres estadios del trance van a estar condicionadas por la cultura. Así, un inuit, por ejemplo, verá un oso polar o una foca.
Los chamanes acceden a un estado alterado de conciencia con la finalidad de lograr curaciones, encontrarse con espíritus animales, modificar el tiempo, predecir el futuro o controlar, mágicamente, a los animales reales por un medio sobrenatural. Todas sus experiencias y actividades tienen lugar en el seno de un cosmos, de un universo propio. La iniciación chamánica principal es la que se denomina búsqueda de visiones, en lugares aislados y en condiciones extremas, lo que incluye la consumición de alucinógenos sacados de plantas con propiedades psicotrópicas. El chamán establece una relación con un espíritu-animal o incluso con una planta y absorbe su poder sobrenatural[1].
Los estados profundos de la conciencia alterada pueden interpretarse como una posesión por espíritus o como una pérdida del alma. Las sociedades agrícolas más sofisticadas suelen creer que el éxtasis del trance es provocado por un espíritu externo, bien sea malévolo o benéfico, que penetra en la persona, apoderándose de ella. En las sociedades de cazadores-recolectores, al contrario, piensan que los efectos y las alucinaciones del último estado del trance son el resultado de la salida o pérdida del alma; es decir, el espíritu del chamán abandona temporalmente su cuerpo, volando o desplazándose bajo tierra hasta mundos habitados por monstruos y espíritus de toda clase[2]. El “vuelo” puede darse también en sociedades agrarias.
El Universo chamánico suele estructurarse en tres estratos básicos o niveles, el mundo superior, el inferior y el de la vida cotidiana[3]. Los dos primeros están habitados por los espíritus y animales-espíritu. Cada mundo del cosmos chamánico está separado de los demás, y cada uno tiene una localización topográfica propia, pero están interconectados. No hay una distinción tajante y radical entre lo sobrenatural y lo real. Al explorar el cosmos también se revisan los universos espirituales. Los chamanes funcionan dentro del cosmos estratificado que ellos mismos “crean”. En tal sentido, son mediadores pues visitan los distintos mundos. El poste en el centro de la Danza del Sol de las culturas de las llanuras americanas representa los niveles del universo. Un águila en la cúspide del poste simboliza el cielo, mientras que un cráneo de bisonte sobre el tronco o en la base del mismo encarna el mundo humano y de los animales. Las ofrendas sobre el suelo, al pie del poste, representan entonces el mundo inferior. Entre los inuit el espíritu del mundo superior (Silapinua) habita en los cielos, mientras que el espíritu del mundo inferior vive en el fondo del mar (Sedna).
En general, la conducta del chamán es expresión de la representación de un rol que está culturalmente definido y socialmente organizado. Las creencias chamánicas, asociadas a ritos, mitos y símbolos propios, no constituyen, sin embargo, una religión ni un sistema doctrinal, si bien en diversas partes del mundo y entre culturas de diferentes características las tradiciones chamánicas asocian la realidad y la experiencia humana de maneras análogas. Dicha globalidad posibilita considerar que acciones y conceptos chamánicos hayan podido tener un origen muy arcaico, quizá remontable al Paleolítico.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV Caracas- UG Granada

Bibliografía referencial

-Clottes, J. & Lewis-Williams, D., Los chamanes de la prehistoria, edit. Ariel Prehistoria, Barcelona, 2001
-Eliade, M., El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, edit. F.C.E., México, D.F., 1976
-Halifax, J., Shamanism: the Wounded Healer, edic. Crossroad, Nueva York, 1982
-Harner, M.-J. (Edit.), Hallucinogens and Shamanism, Oxford University Press, Oxford, 1973
-Hultkranz, A., Native Religions of North America: the Power of Visions and Fertility, edic. Harper & Row, San Francisco, 1987
-Siegel, R.K. & West, L.J. (Edits.), Hallucinations Behaviour, Experience and Theory, edit. Wiley-Blackwell, Nueva York, 1975
-Smith, N.W., An Analysis of Ice Age Art its Psychology and Belief System, edic. Peter Lang, Nueva York, 1992
-Vazeilles, D., Les Chamanes, maitres de l’univers, edic. Le Cerf, París, 1991
-Vitebsky, P., El chamán, edit. Debate, Barcelona, 1996



[1] La noción de un poder sobrenatural no visible puede tener su origen en las sensaciones físicas que se experimentan durante el trance, como temblores o picores. Podría concebirse como una especie de fuerza vital.
[2] Se suele asimilar el viaje a distintas aves. Los buriatos de Siberia dicen que el águila es el prototipo del chamán; los san de Sudáfrica creían que los chamanes podían controlar las golondrinas y convertirse en ellas. La sensación de elevación se expresa también en historias de ascenso a los cielos por escaleras, árboles o postes. El viaje bajo tierra puede adquirir la forma de inmersión en el mar. El descenso puede ser, en esencia, parte de la iniciación chamánica.
[3] No siempre son tres los niveles. En algunas sociedades el número de niveles corresponde a la complejidad de la estructura social, como el caso de los zuñi.

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