El arte de la época de Augusto es aristocrático, refinado y ciertamente un tanto impersonal. Es la más apropiada expresión del mundo oficial y de la política cortesana, en tanto que es un arte a su servicio. En este sentido, el arte augústeo se sostiene sobre una ficción, aquella de tejer un vínculo con la tradición de los reinos helenísticos, como Pérgamo, y, a la vez, con la propia República romana. Las tipologías iconográficas de este momento aparecen condicionadas por la identificación entre el príncipe y el estado, así como por la formación del culto imperial. Desde los inicios del principado, hay una progresiva difusión de series retratísticas de la familia Julio-claudia, tanto en la península itálica como en las provincias. Además, en este período existe un importante desarrollo de la toréutica, esto es, del arte de trabajar recipientes metálicos, y un gusto refinado por glíptica de grandes formatos.
Los ejemplos que aquí mostramos son los siguientes: en primer lugar, una gema de época de Augusto, hoy en el Kunsthistorisches Museum de Viena, en la que aparece un Augusto glorificado sentado junto a la diosa Roma y Oikoumene, la personificación del poder universal, que lo está coronando. Augusto asiste a una victoria militar, probablemente la de Tiberio sobre los germanos en el año 7. En segundo lugar, la escultura del Augusto con vestimenta pontificial, datada entre fines del siglo I a.n.e. y el siglo I de nuestra era. Hoy se encuentra en el Palazzo Máximo alle Terme, en Roma. Esta estatua es la viva expresión de la pietas, una típica actitud romana de devoción filial en relación a su acercamiento a los dioses. Esta es una de las virtudes de las que Augusto se sirve para llevar a cabo su programa de restauración política, que termina cuando asume el cargo de Pontifex Maximus en el año 12 a.n.e.
Los ejemplos que aquí mostramos son los siguientes: en primer lugar, una gema de época de Augusto, hoy en el Kunsthistorisches Museum de Viena, en la que aparece un Augusto glorificado sentado junto a la diosa Roma y Oikoumene, la personificación del poder universal, que lo está coronando. Augusto asiste a una victoria militar, probablemente la de Tiberio sobre los germanos en el año 7. En segundo lugar, la escultura del Augusto con vestimenta pontificial, datada entre fines del siglo I a.n.e. y el siglo I de nuestra era. Hoy se encuentra en el Palazzo Máximo alle Terme, en Roma. Esta estatua es la viva expresión de la pietas, una típica actitud romana de devoción filial en relación a su acercamiento a los dioses. Esta es una de las virtudes de las que Augusto se sirve para llevar a cabo su programa de restauración política, que termina cuando asume el cargo de Pontifex Maximus en el año 12 a.n.e.
Prof. Dr. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV
Escuela de Letras, UCAB
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