18 de agosto de 2020

Mitos y héroes en la pintura vascular griega (I y II): la liberación de Prometeo / Teseo y el bandido Escirón


 

El robo del fuego que protagoniza Prometeo conlleva el castigo de Zeus. Le encadenó a una roca en el Cáucaso y le envió un águila que le devoraba el hígado cada día, con el agravante de que el órgano volvía a crecer al siguiente día. Era un castigo, con el consabido sufrimiento, de por vida, para toda la eternidad. Sin embargo, Heracles mataría al ave rapaz y liberaría al encadenado titán. En la pintura vascular de este ejemplo, una crátera cáliz de Apulia, del Pintor Branca, fechada entre 350 y 325 a.e.c., se muestra la liberación de Prometeo, quien permanece en el centro en una pose frontal, con las manos atadas a la entrada de una suerte de gruta o cueva. Desde la izquierda se aproxima un joven Heracles, con su clava y piel de león, y toca la mano del prisionero. Tal gesto, acompañado de la corona que mantiene Atenea, simboliza la liberación del prisionero. La otra figura femenina a la derecha parece ser Gea, y más allá de la diosa se observa a un Apolo sentado con una larga rama de laurel en su mano. La imagen de Prometeo se muestra con suaves y curvas líneas y con su pelo y barba rizada, formando bucles.

Bajo este registro superior, un segundo rango muestra unas deidades asociadas con el inframundo. La joven figura femenina en el medio con la antorcha en forma de cruz es Perséfone, en tanto que a su izquierda se sienta su madre, Deméter, quien tiene una flor en su mano. Entre ellas el águila de Zeus que parece ir cayendo. La figura alada de la derecha es una Furia o Erinia, diosa de la venganza de sangre. Su pasiva actitud, de hecho, parece confirmar que la venganza-castigo de Zeus ha llegado a su fin. Es muy probable que esta pintura vascular se haya fundamentado en el versión dramática de Esquilo, llegando a configurarse como una metáfora de la liberación de las penas y los sufrimientos. La asociación con las diosas del mundo subterráneo sugiere que la pieza pudo usarse como una ofrenda funeraria.

En el interior de esta copa ática de figuras rojas, atribuida al Pintor de Douris, y fechada en torno a 480 a.e.c. se representa un momento mítico pleno de suspense. El héroe Teseo, que lleva puesto un corto chitón, toma por una pierna al barbado bandido Escirón (semidiós hijo de Posidón) y lo lanza desde una roca. Cerca del pie del bandido se observa un árbol, una serie de olas, y en el agua erizos de mar y una tortuga. La mitología griega cuenta que en la costa de Megara el bandido Escirón forzaba a los viajeros que pasaban a lavar sus pies, momento que aprovechaba para empujarles a traición y hacerles caer desde el acantilado, al fondo del cual esperaba con sus fauces abiertas y ansiosa una enorme tortuga come humanos.

La representación sobre la vasija muestra a Escirón intentando agarrarse al acantilado con su mano derecha, pero ya el cuerpo del bandido ha llegado al agua, en donde una tortuga está rompiendo la parte inferior de su brazo izquierdo. La muerte del bandido en esta costa rocosa dio lugar a las creación de la denominadas rocas escironias o acantilados escironios tal y como mencionan Diodoro y Ovidio en sus Biblioteca Histórica y Metamorfosis respectivamente. En las más antiguas versiones del mito, Escirón ni era peligroso ni un ser malvado, siendo venerado, conforme a Pausanias en su Descripción de Grecia, como un benevolente constructor de caminos.

Se puede afirmar que la representación refleja la situación política en torno al 480 a.e.c., cuando tras las victoriosas guerras contra los persas, los griegos convirtieron a la conocida figura mítica de Teseo en un héroe ático nacional que luchaba con éxito contra enemigos externos. De esta manera, Teseo llega a ser verdaderamente popular en el arte del Ática pues se transforma en una figura identificadora. A pesar del declive de las representaciones en el siglo IV a.e.c., uno de los motivos más populares del mito de Teseo seguirá siendo la victoria conseguida sobre el temible bandido Escirón.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020.


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