Imágenes: arriba, figura Dogu Jômon, datada entre 1000 y 400 a.e.c., conservada en el Musée Guimet de París; abajo, grupo de edificaciones reconstruidas en el yacimiento Jômon de Sannai Maruyama.
La
cultura Jômon, datada entre 13000 y 2800 a.e.c., es una arcaica cultura de
Japón (nombre que parece provenir del término malayo jepang, que escucharían
mercaderes portugueses en el siglo XVI y lo trasladarían a Europa), que suele
dividirse en distintas etapas (Inicial, Temprana, Media, Tardía y Final). Esta cultura
Jômon y sus portadores pudieron contribuir a la conformación de la idiosincrasia
cultural esencial del pueblo japonés, palpable en la actualidad a pesar de las decisivas
influencias externas posteriores, sobre todo de China. De la misma sobresale su
legado en la formación de la tradición más rebuscada de la estética japonesa. Con
Jômon se sentaron las bases poblacionales y varios elementos clave de la
cultura popular, sobre todo lo relativo a las creencias mágico-religiosas.
En
cualquier caso, como no fue una cultura monolítica, en función de una pluralidad
en sus orígenes, recibió influencias externas a lo largo de su desenvolvimiento,
hecho reflejado en la formación de diversas áreas culturales. En tal sentido, en
la etapa de transición a la época Yayoi, se distinguían dos regiones divididas
en el centro de Honshü, la del suroeste y la del noreste. Si bien son dudosas
las razones que motivaron esta división geocultural, la línea divisoria
coincide con la establecida por la dialectología y los análisis del folclore,
las creencias y las tradiciones populares, así como de la estructura social (tipo
de familia y de comunidades).
Uno
de los referentes esenciales de la cultura se encuentra en el sitio
arqueológico de Sannaimaruyama, un asentamiento humano de la época Jômon
Temprana (hacia 3500 a.e.c.), que perduró hasta el final de la fase Jômon
Media. En su período de esplendor el lugar alcanzó una población de medio
millar de habitantes. El poblado mostraba una planificación, pues había un área
habitacional con chozas semi subterráneas, una zona con edificaciones para
procesar alimentos y almacenarlos (graneros), además de un par de áreas de
inhumaciones bien diferenciadas en relación a la ocupación de las personas en
el seno de la comunidad. Además, se distingue un espacio en donde se ubica una
casona de casi treinta metros de largo, al margen de una zona para el depósito
de los escombros, en donde la tierra con cerámicas de desecho, huesos,
cáscaras, restos de alimento vegetal y conchas son claramente visibles.
El
descubrimiento de una notable cantidad de figurillas en barro, muchas femeninas
y con forma de cruz, al lado de entierros con presencia de diversos artículos
funerarios, caso de vasijas o joyas de jade, constata la existencia de una
práctica mágico-religiosa. Por otra parte, se sabe que los habitantes de
Sannaimaruyama intercambiaban productos con los de otras regiones más lejanas,
tal y como se infiere de la presencia de jade de Itoigawa o de alquitrán de
Akita.
La
cultura Yayoi, con la introducción del cultivo del arroz, es crucial en la configuración
de la cultura y lengua japonesas. No obstante, aunque la ritualidad agrícola asociada
con el cultivo del arroz es esencial en la cultura popular, en un buen número
de las regiones del país, el empleo ritual de tubérculos, mijo, el castaño u otros
cereales relacionados con la práctica agrícola arcaica Jômon, remarca la
persistencia paralela de la tradición agrícola previa a la época Yayoi, por lo
tanto Jômon. Por otro lado, la llegada de la cultura Yayoi nunca tuvo presencia
en la septentrional isla de Hokkaido, en donde la cultura Jômon siguió su específico
desarrollo sobre el fundamento de una economía de recolección, caza y pesca, si
bien con el complemento de la agricultura, para configurar la cultura Satsumon,
considerada uno de los precedentes de la célebre cultura Ainu.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP-UFM, abril, 2021.
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