1 de diciembre de 2023

Iconografía y mito de Heracles en el mundo iranio



IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO: RELIEVE DE HERACLES KALLINIKOS EN BISOTUN; ESCULTURA DE HERACLES-VERETHRAGNA DE SELEUCIA DEL TIGRIS. MUSEO DE BAGDAG Y; ESCULTURA DE MASJED-E SOLAIMÂN, CON HERACLES Y EL LEÓN. MUSEO SUS.

La figura del héroe y dios griego Heracles fue especialmente favorecida por Alejandro Magno como ancestro mítico de la dinastía de los Argéadas. Su imagen fue introducida en Irán sobre bases oficiales al comienzo del gobierno macedónico en el último tercio del siglo IV a.e.c. sobre los rasgos de Alejandro. Encarnando la fuerza física y la superación de adversidades, sería la imagen del perfecto campeón para los soldados en campaña greco-macedónicos, así como para aquellas tropas asentadas en el oriente, alejadas de su lugar de origen. Un joven Heracles imberbe suele aparecer en los reversos de las monedas de Alejandro. No obstante, no se puede descartar que hubiese habido una transmisión independiente del Magno así como del patrocinio de la corte seléucida.

Así pues, la producción y circulación de la iconografía de Heracles se incrementaría con posterioridad a la conquista macedónica. Numerosos testimonios de su imagen cruzaron Irán sufriendo permutas, lo cual puede posibilitar la presencia de algunas trazas de sus mitos que se hayan incorporado en el folclore y el arte iranio, en función de su movimiento y popularidad.

Se ha reconocido una relación entre el héroe dorio y un ser divino iranio (yazata) llamado en persa medio Vahrâm y en el lenguaje propio del Avesta Verethragna, hasta el punto de que esta deidad iraní se expresa visualmente haciendo uso de la imagen del hijo de Zeus y Alcmena1. En el siglo I a.e.c., en Armenia, bajo el control de los gobernantes arsácidas, Heracles se asoció al dios Vahagn, matador de dragones, también relacionado con Vahrâm-Verethragna.

Una de las imágenes emblemáticas de Heracles en Irán es el desnudo y sin barba Heracles Kallinikos (de hermosa victoria, un epíteto común del héroe en el Mediterráneo), que sostiene una copa en su mano izquierda apoyándose sobre una piel de león, en un relieve esculpido en un promontorio en el monte Bisotun (Bagastâna en persa antiguo), próximo a Kermânshâh, en el occidente de Irán. Aquí se observan las armas del héroe, la maza, el arco, el carcaj con las flechas y el gorytos. Un olivo parece ofrecerle sombra. Además, hay una estela con una inscripción (del 148 a.e.c.), en la que se aprecia la dedicación de Jacinto, hijo de Pantauco. Heracles aparece representado como un simposiasta reclinado y un arquero. De un modo u otro, la imagen de Heracles fue aceptada y apropiada por las narrativas locales. La posición era la adecuada para la protección de los viajeros. Bisotun, en la época del gobierno seléucida, era un sitio sacro iranio que fue muy favorecido por el aqueménida Darío I.

Una imagen contemporánea del Alcida aparece en las monedas de los dinastas iranios. Aunque no se muestra etiquetado, se aprecian leyendas griegas para el título del rey. Es el caso de una figura caminando sobre un tetradracma del arsácida Mitrídates I, que fue acuñada en Seleucia del Tigris con posterioridad a la conquista parta de esta región (hacia 141 a.e.c.), así como una figura sentada en el reverso de una tetradracma de Caracene (Meshan-Mesene), del 127 a.e.c. Heracles, como el que se ve en Bisotun, destila cualidades similares a Verethragna, en tanto que ambas deidades se conectan a la fertilidad, la curación y la virilidad.

Tácito (Anales, 12-14), describe un mito iranio de Heracles que puede complementar la visión de Bisotun como un dios arquero descansando. El complemento se hace efectivo si se acepta la asociación del historiador romano del santuario de Heracles en el monte Sambulos con Bisotun. Según Tácito, el rey parto Gotarces II ofreció votos, en el 49 a.e.c., a las deidades locales de este monte, entre los que destacaba el hijo de Zeus. El Heracles caballero y cazador era algo extraño a la consideración helena del dios, lo que implica que esta constituía una interpretación local del héroe que enfatizaba las virtudes militares iranias relativas a la monta del caballo y la arquería. El patrocinio de la caza de grandes animales, por otra parte, remite al dios babilónico Nergal. Este dios, una deidad solar babilonia, invocada en tiempos de plagas y guerras, presidía el inframundo. Al igual que el héroe panhelénico difundía un aspecto apotropaico, protector2.

La referencia de Tácito puede entenderse como una gradual transformación del héroe dorio en el período parto, que es absorbido en una colección de narrativas locales.

Otra de las imágenes relevantes sobre Heracles es la desnuda figura barbada y musculada, que apoya su mano derecha en la cadera, de Seleucia del Tigris. La escultura, posee una inscripción parta y el mismo texto también en griego3, que fue añadida con posterioridad a la victoria del rey arsácida Vologases IV sobre el rey de Caracene Mitrídates IV en 151. La estatua fue sacada de Caracene por los victoriosos partos y llevada hasta el templo del dos iranio Tir (el Tistrya del Avesta) en la localidad de Seleucia del Tigris.

Este ejemplo, considerado una copia del Heracles Fatigado de Lisipo, es un testimonio del contemporáneo doble significado de una misma imagen; esto es, la traducción simultánea de Heracles y de Verethragna. No obstante, pudo habérsele atribuido otra identidad en su previo contexto mesenio (Meshan), aquella del mencionado dios Nergal.

La representación más habitual del héroe panhelénico en Irán, particularmente en numerosas figuras de terracota, le muestra apoyado sobre su maza y algunas veces con la piel de león sobre uno de sus brazos. La pose que se aprecia en esta escultura difiere de la que mantiene en el Heracles Farnesio, mostrándose más afín a la del Heracles de Villa Albani. No se puede asegurar si la figura mantuvo una asociación con los mitos del héroe entre aquellos que la vislumbraron tanto en Caracene como entre los partos, si bien se puede apreciar que la representación visual de Heracles que incluyen indicadores de sus mitos, influyeron en la definición de las representaciones del dios Verethragna.

En la Elimaida, en el santuario de Masjed-e Solaimân, al pie de los montes Zagros, no muy lejos de Susa, se encontraron diversos fragmentos de relieves que fueron asociados con Heracles. En uno de ellos, hoy en el Museo Sus y datado entre los siglos I y III, parece mostrarse al héroe en el desempeño de su primer trabajo, luchando contra el León de Nemea. En este caso se pueden ver algunas adiciones locales a la iconografía típica del héroe, pues porta brazaletes y un torques alrededor de su cuello. El pequeño tamaño del león, en comparación con la figura de Heracles, tiene algunos precedentes bien conocidos: así ocurre en el arte neo asirio, con la finalidad de enfatizar la fuerza del héroe. El luchador contra animales, generalmente un gran rey, fue un motivo familiar a las tradiciones iconográficas tanto iranias como mesopotámicas, como se destaca en el relieve, del siglo VIII a.e.c., en el Palacio de Sargón II en Khorsâbâd, en el que la figura se ha identificado con el héroe-rey sumerio Gilgamés. Al igual que el héroe dorio tras derrotar al felino de Nemea, Gilgamés porta orgulloso las pieles de los leones que abatió. Además, también el motivo de los luchadores regios aqueménidas que luchan contra leones, ha sido recurrente.

En cualquier caso, es muy problemático identificar un mito específico detrás del motivo, pues el mismo no fue una acción distinta en el arte iranio, en tanto que a buen seguro pertenece a la narrativa de más de un individuo. De hecho, la lucha contra el león ni fue monopolizada ni remplazada por la imagen de Heracles en la Elimaida. Es un motivo también apreciable en las impresiones regias sobre bullae de cerámicas del período helenístico tanto en Babilonia como en Seleucia del Tigris. Ni su poder de atracción sobre las audiencias locales, ni su uso limitado o su patrocinio por parte de los colonizadores greco-macedonios o mercaderes itinerantes, pueden explicar de manera cabal la presencia de la figura de Heracles en el arte sobre rocas en el siglo II en esta región. Asimismo, hay que pensar que las imágenes que se originan en narrativas mitológicas, pudieron emplearse por diversas otras razones y, en consecuencia, no necesariamente indican una narrativa sostenida en el tiempo ni, por supuesto, el establecimiento de prácticas cultuales oficiales.

En la Elimaida pueden verse otras dos figuras de Heracles en los relieves. Muy probablemente, su imagen fue reapropiada para encajar en los temas locales, sin que haya referencias a su ciclo narrativo, al margen de la inclusión, eso sí, de sus atributos más típicos (piel de león y maza o clava).

El específico motivo de mantener una copa delante del pecho, al modo de lo que se ve en Bisotun, fue adoptada en un relieve en Simbâr (Tang-e Botân o Valle de los Ídolos), de principios del siglo III. Se ha asumido que el relieve representa sucesivos, un altar y la figura de Bel. En este caso concreto, la iconografía heraclea fue utilizada para representar el dios semítico Bel más que el Vahrâm iranio. Este Bel (Señor), estuvo a la cabeza del panteón en la región de Elimaida, siendo habitualmente vinculado con Zeus en las fuentes literarias clásicas (Diodoro Sículo, 29, 15; Estrabón, XVI, 1-18-20; Justino, XXXII, 2, 1-2. Se le conoce por mostrar características análogas a Heracles o a sus mitos asociados.

La específica formulación de la imagen de Heracles manteniendo una copa en su mano delante del pecho, se integró en la práctica cultual local, jugando un muy destacado rol en la conmemoración de la investidura de los gobernantes locales o regionales.

En el relieve de Nasq-e Rajab, finalmente, en el que se representa al rey Ardasir y al dios Ahura Mazdâ (Ormuz), parece que también se aprecia representado a Heracles, siendo en este caso, el único ejemplo de su imagen empleada en los relieves en roca sasánidas.

La popularidad de Heracles en el período helenístico fue catalizado por la de Verethragna, lo que alteró las cualidades de la divinidad zoroástrica. No existen testimonios ciertos de la concepción visual de Verethragna-Vahrâm previo a la dispersión de la imagen heraclea por Irán, Asia central y Mesopotamia. A pesar de la popularidad de la imaginería de Heracles, da la impresión de que el repertorio mitológico con él relacionado no llegó a establecerse en las tradiciones locales o a integrarse en los conceptos que rodeaban a Verethragna. Las características de ambos seres divinos, virtudes y valores, muestran, no obstante, claras semejanzas. La imagen de Heracles en Irán ha seguido representando la figura del guerrero viril, retratado bebiendo, pero a la manera de un gobernante, no al modo del ebrio cómico de la escultura helenística.

Por otro lado, no hay indicaciones de que las representaciones de la época parta de los luchadores desnudos contra leones se refieran directamente al León de Nemea. Además, lo habitual son las figuras regias vestidas, y no las deidades desnudas. Es cierto, en cualquier caso, que se puede ver la adopción de la imagen de Heracles en la etapa de domino parto en las prácticas religiosas de la región de la Elimaida, en donde la asociación de Heracles con una deidad local parece más evidente. No obstante, el héroe panhelénico sufrió la expurgación de su canon mítico, siendo únicamente su imagen la retenida para representar una deidad local, incluyendo las referencias visuales propias que actúan como identificadores; esto es, la piel del león y la clava. En definitiva, la retención de su ciclo mitológico no se registra en el ámbito literario y visual del Irán pre islámico.

Bibliografía esencial

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1 Las cualidades de Verethragna, descritas en Yast 14, son similares a las de Heracles, si bien existe escasa narrativa mitológica concerniente a esta deidad. Parece muy probable que la concepción visual y las narrativas relacionadas con el dios, tanto en la mitología persa como en la tradición zoroástrica sean independientes de cualquiera de las asociaciones establecidas con el héroe dorio, a pesar de la similitud de cualidades entre ambos. Por otra parte, es destacable el parecido entre los Siete Trabajos de Rostam, el héroe iranio de la conocida épica Sahnâmeh del siglo X, que luce una coraza de piel de tigre, y Heracles.

2 La función apotropaica y de guardián de Heracles se muestra en una inscripción griega (siglos IV-III a.e.c.) aparecida en el complejo de cuevas de Karafto. La asociación con Ares se refleja en una inscripción que nombra Artagenes, Ares y Heracles en Comagene, aunque también a partir del nombre del planeta Marte como Nergal en la astrología babilonia y como Verethragna en lengua pahlavi.

3 El hecho de que la inscripción parta tenga su réplica en griego podría sugerir el reconocimiento local del héroe griego, así como una potencial retención de aspectos de su ciclo mitológico en el marco de las comunidades locales. 

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2023.

 

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