IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO: PUERTA DE LOS LEONES EN MICENAS; RESTOS DE PINTURA MURAL. MUSEO DE MICENAS; FIGURILLA HALLADA EN UN SANTUARIO EN TIRINTO; Y VISTA AÉREA DE LA FORTALEZA DE TIRINTO.
Cuenta
la tradición que fue Perseo (hijo de Dánae, a su vez, hija del rey Acrisio de
Argos, y Zeus) el fundador de Micenas. Tras un accidente, que supone la muerte
de su abuelo, Perseo debe exiliarse. Busca un lugar adecuado para fundar una
ciudad. Cuando llega a donde hoy está Micenas, ve una micen (un tipo de seta), la corta, e inmediatamente, surge una
fuente de agua, ante lo que decide fundar ahí el asentamiento[1].
Con la ayuda de los cíclopes, en un lugar elevado funda la acrópolis y la rodea
con grandes muros. Perseo y su esposa Andrómeda serían, entonces, los
fundadores de la dinastía de los perseidas,
que gobernarían, inicialmente, la ciudad. No obstante, la mayor gloria del
asentamiento coincide con la mítica dinastía de los atridas, que sucede a los perseidas.
Los hermanos Tiestes y Atreo llegan a Micenas desde el Peloponeso occidental tras
ser expulsados por su padre después de que hubieran asesinado a su otro
hermano, Crisipo. Como indicaba el oráculo, la familia estaría maldita por
diversos y atroces crímenes. Aérope, la esposa de Atreo, lo engaña con su
propio hermano. En venganza, Atreo mata a los hijos de Tiestes y se los sirve
como cena. Los hijos de Atreo, Menelao y Agamenón, cuyas respectivas suertes se
conocen bien a través de los poetas homéricos y la tragedia, se desplazarían a
Esparta para emparentarse con las hijas del rey Tindáreo, Helena y
Clitemnestra. Agamenón, no obstante, regresa a Micenas, de la que se convierte
en rey. Después de combatir durante años en la guerra de Troya regresa a casa
con la princesa Casandra, pero Egisto (un hijo de Tiestes que había sobrevivido
al tétrico banquete de antaño), en colaboración con su propia esposa Clitemnestra, los asesinan.
Unos años más tarde, su hijo Orestes vengará su muerte. Acabará casándose con
una hija de Menelao, Hermíone, con la que procreó a Tisameno, último vástago de
los atridas.
La
ciudad baja de Micenas presenta hoy vestigios de viviendas y agrupaciones de
sepulturas, entre las que destacan un grupo de tumbas de cámara en las que se
inhumaron familias nobles. La principal tumba real, de entre un conjunto de
nueve, es la denominada Tumba de Agamenón (llamada Tesoro de Atreo por
Pausanias), caracterizada por su abovedamiento ecfórico. Otras relevantes son
las llamadas, convencionalmente, Tumba de Clitemnestra y Tumba de Egisto. Otros
registros arqueológicos relevantes son la Puerta de los Leones (animales que
simbolizan la ciudad), las ruinas de la sitapoziki,
un gran almacén de trigo en el que aparecieron gran número de tinajas con
cereales; el Círculo de tumbas B, con 24 recintos funerarios; el Círculo de
tumbas A, con seis tumbas en fosa en donde aparecieron varios esqueletos; y el
palacio, en el que se pueden apreciar los restos de la sala de huéspedes y un
gran patio.
Según
la tradición mitológica, la acrópolis de Tirinto fue construida por el licio
Preto con la ayuda de los cíclopes. Sin embargo, su hijo, de nombre Metapentes,
cede el territorio a Perseo, fundador de Micenas, a cambio del reino de Argos.
Tirinto estuvo habitada desde el protoheládico. En la zona más elevada de la
acrópolis estaba ubicado el palacio, delante del cual existía un patio cuadrado
porticado en tres de sus lados. Un palacio más pequeño, convencionalmente
llamado “mégaron de la reina”, no se encuentra muy alejado del primero.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas
[1] Otra
versión cuenta que se le cayó la empuñadura de la espada (micen). Perseo consideró que tal hecho, aparentemente casual, era,
sin embargo, una señal divina.
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