27 de enero de 2014

La moneda romana antigua II: denominaciones republicanas


IMÁGENES: ARRIBA, UN AES SIGNATUM ROMANO CON UN ELEFANTE EN EL ANVERSO Y UN JABALÍ EN EL REVERSO; ABAJO, DENARIO DE PLATA DEL SIGLO II A.N.E. BUSTO DE VENUS CON LA LEYENDA ROMA EN EL ANVERSO, Y ESTATUA ECUESTRE SOBRE UN PUENTE EN EL REVERSO (esta última cortesía de www.tesorillo.com).

Las primeras monedas romanas fueron acuñadas en el siglo IV a.n.E. Aunque sus denominaciones y valores fueron muy cambiantes a lo largo del tiempo, ciertos tipos persistieron a lo largo de la historia antigua de Roma, como es el caso del sestercio y el denario. Gracias a las acuñaciones monetales, diversos pagos y una actividad comercial a gran escala se hicieron posibles, sin contar con las enormes posibilidades propagandísticas a través de su difusión, en especial de la imagen de la clase gobernante, de los emperadores o de los monumentos conmemorativos más emblemáticos.
En comparación con otras culturas y civilizaciones del entorno mediterráneo, Roma empezó a emplear la moneda tardíamente. Al comienzo de la república se usó un sistema de pesos de bronce, en forma de barras, denominado aes rude que, en conjunción con las cabezas de ganado, conformaban los mecanismos utilizados como medio de intercambio. Se empleó sistemáticamente este sistema (con el aes signatum[1]) hasta 218 a.n.E[2]. La expansión romana por  la península itálica, Roma entendió que podría acuñar moneda empleando metales preciosos, plata, oro y bronce. Las primeras monedas, en bronce, se acuñaron en Neápolis en 326 a.n.E., llevando la leyenda PΩMAIΩN; las primeras de plata se acuñaron en el siglo III a.n.E., siendo semejantes a las griegas. Debido a los gastos que las Guerras Púnicas produjeron, el peso de las monedas se redujo, si bien las necesidades financieras requirieron la fabricación de algunas monedas de oro. En torno a 211 a.n.E. se introdujo un nuevo sistema monetario, en el que se destaca el denario, acuñado en plata. Inicialmente se acuñó para financiar una tasa sobre la propiedad. Equivalía a diez ases de bronce. Otras monedas de esta época fueron el victoriatus, también de plata, y  el quinario, cuyo valor era la mitad de un denario. Para el momento del cambio de siglo (del III al II a.n.E.), Roma acuñaba moneda en la península itálica, cuya difusión se producía, esencialmente, a través de las tropas militares.
La expansión romana y la adquisición de botines y tesoros de guerra, propició que la plata sustituyese al bronce como metal de acuñación. Este cambio fue especialmente evidente cuando Roma adquirió las minas de plata de Macedonia en 167 a.n.E. En el siglo I antes de Cristo, las monedas romanas ya se usaban de modo extensivo por toda la cuenca del Mediterráneo. Sila emite nueva moneda en plata y oro para cubrir la soldada militar. Unas décadas después, hacia 45 a.n.E., César hizo lo mismo. Tras su muerte, varias relevantes personalidades acuñaban moneda. Tuvo que ser Augusto quien estableciera una acuñación monetaria uniforme en Roma.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia y en Ciencias Sociales, UCV


[1] La introducción de lingotes fundidos, marcados con motivos diversos en una de sus caras, con la intención de lograr pesos uniformes, conforman lo que se conoce como aes signatum. No eran acuñaciones. Se producían utilizando moldes en los que se vertía el metal fundido.
[2] La Ley de las Doce Tablas demuestra el empleo en Roma del as de bronce como forma de medir el valor de las  propiedades en el siglo V a.n.E. Tiempo después de la introducción de la moneda, una balanza y un trozo de bronce se seguían empleando como símbolo de la venta y del cambio de propiedad en la ceremonia de la mancipatio.

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