22 de septiembre de 2020

Poblados y ciudades de la antigua India: una configuración


Imagen: relieve en un friso de la puerta sur de la estupa número 1 de Sanchi, que representa la ciudad de Kushinagar en el siglo V a.e.c.

El asentamiento humano que conforma un pueblo ha sido desde siempre el fundamento de la economía india, a la par que el custodio de la tradición hindú frente a la ciudad, más dispuesta a aceptar otro tipo de tradiciones centradas en religiosidades heterodoxas, como la jaina o la budista. La vivienda, ubicada cerca de un curso de agua o un lugar de aprovisionamiento de la misma, estaba configurada, en época védica, por un recinto con una empalizada hecha de madera. En función de que la casa debía acoger a la familia patriarcal, que reunía los hijos varones casados, pero también a otra serie de parientes, la vivienda tenía que disponer de varias habitaciones distribuidas en un único plano, distribuyéndose alrededor de un patio cerrado. Las familias más pobres, no obstante, habitaban en cabañas sencillas.

El bambú, la madera, la caña y la arcilla mezclada con estiércol de vaca como elemento purificador, además de la cal para enlucir, y los ramajes y la paja para el techo, eran los materiales habituales en la construcción de las viviendas. En los interiores, los tabiques de separación se realizaban con esteras, mientras que el suelo era habitualmente de tierra apisonada. Las paredes internas se enlucían de blanco, en tanto que las externas se ornamentaban con dibujos en color ocre. No solía estar ausente un pequeño espacio para el altar doméstico. El mobiliario esencial consistía en la cama, tinajas, paneras y arcones. No obstante, la vida se desarrollaba, esencialmente y siempre que fuese posible, al aire libre.

Los lugares públicos de mayor importancia y significación eran el templo, la cisterna y la casa del consejo del pueblo. El consejo estaba formado por miembros escogidos entre los más ancianos de las distintas comunidades, dirigidos por un jefe. Más alejado del pueblo, muchas veces al lado de algún río, se encontraba la zona reservada para las cremaciones de los cadáveres, un lugar considerado impuro y poblado por espectros.

En los alrededores próximos se cultivaban los campos, sobre todo con arroz, mijo, caña de azúcar, trigo, hortalizas, legumbres y frutas variadas. Al lado de la agricultura se practicaba el pastoreo, la apicultura y la cría de aves de corral. La cercanía de junglas hacía posible la práctica de la pesca y la caza, de la cual se utilizaba tanto la carne como las pieles.

La estructura de la ciudad estaba regulada por un ritual que se imponía sobre un esquema en forma de rejilla en el que cada cuadrado estaba protegido por una deidad específica. Las primeras aglomeraciones de consideración urbana en el valle del Ganges aparecieron en torno a la mitad del primer milenio antes de nuestra Era. Fue el caso de Indraprastha, Ayodhya, Hastinapura y Girivraja, de las cuales, no obstante, apenas han quedado vestigios, salvo algunas empalizadas. Las viviendas se hacían con materiales perecederos. No será hasta el siglo VI a.e.c. cuando aparezcan las primeras edificaciones en piedra, concretamente en Rajagriha, en Bihar.

Las fuentes literarias son de ayuda para reconstruir la forma arquitectónica de las urbes de los primeros siglos de la Era cristiana. Es el caso particular del Raghuvamsha, de Kalidasa, centrado concretamente en la dinastía de Ayodhya y en los paneles de las grandes estupas de Sanchi, Amaravati y Bharhut. El recinto acostumbraba a estar protegido por muros, rodeados generalmente por fosos, con torres defensivas y varias puertas. Los tratados de arquitectura urbana muestran que las calles debían cruzarse en ángulo recto. Las principales estaban pavimentadas con guijarros y bordeadas por canales para la recogida de aguas. La avenida real era la arteria principal, y atravesaba la ciudad de este a oeste. A ella daba el palacio real de la ciudad.

Para transportar las mercancías se empleaban vehículos pesados tirados por una pareja de bueyes, normalmente de dos ruedas. Las personas utilizaban pequeños carruajes tirados por caballos y protegidos por un pequeño tejado abombado.

Los templos, establos, galerías de pinturas, cisternas y jardines públicos eran otras edificaciones propias de las ciudades. Los barrios se dividían por castas y gremios. Las viviendas de los más ricos tenían varios pisos, y estaban hechas de madera, ladrillo cocido, arcilla mezclada con paja y bambú. Las ventanas se cerraban con esterillas y con rejillas fabricadas de bambú. Los tejados podían ser abombados o planos, con cubiertas de tejas cocidas. Las zonas de la casa se reservaban para los hombres, la servidumbre, las mujeres y los animales. Se articulaban alrededor de un patio con un pozo en el medio. Era un sitio destacado el recinto para el fuego sacro. Habitualmente los baños formaban una estructura aparte. En una buena cantidad de casas existía una estancia, de carácter secreto, destinada para el tesoro familiar. El texto Kamasutra cuenta que el mobiliario incluía escabeles, divanes, cofres, sillones, consolas, mesas para pintar y camas con baldaquino. Diversas cortinas y esteras se empleaban para separar los ambientes, en tanto que la iluminación dependía directamente de candiles de metal o de terracota. Uno de los objetos que más destacaban en las casas eran los espejos.

La construcción de la casa se realizaba después de una serie de rituales. El arquitecto-sacerdote tenía que considerar la naturaleza del terreno y observar su solidez, sabor, olor y color. La fecha de comienzo de las obras debía ser establecida por un astrólogo.

En las ciudades existían numerosas tabernas y casas de juego. Los espectáculos y juegos con presencia de animales eran frecuentes, además de las representaciones de juglares, títeres, acróbatas itinerantes y actores. Por otro lado, la prostitución era una actividad muy real en la vida urbana. Las cortesanas eran, en cualquier caso, cultas y refinadas. La urbe estaba dirigida por un gobernador que tenía la ayuda de un consejo municipal, en el que estaba el jefe de los mercaderes, de los escribas, de los cancilleres y de los banqueros, al margen de otros representantes de gremios profesionales destacados.

En definitiva, tenemos en términos globales, una ciudad rodeada por muros almenados, con puertas monumentales, fosos y jardines, y en su interior un buen número de casas de varios pisos con balcones y verandas. 

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020. 


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