Imagen: relieve en un
friso de la puerta sur de la estupa número 1 de Sanchi, que representa la
ciudad de Kushinagar en el siglo V a.e.c.
El
asentamiento humano que conforma un pueblo ha sido desde siempre el fundamento
de la economía india, a la par que el custodio de la tradición hindú frente a
la ciudad, más dispuesta a aceptar otro tipo de tradiciones centradas en
religiosidades heterodoxas, como la jaina o la budista. La vivienda, ubicada
cerca de un curso de agua o un lugar de aprovisionamiento de la misma, estaba
configurada, en época védica, por un recinto con una empalizada hecha de
madera. En función de que la casa debía acoger a la familia patriarcal, que
reunía los hijos varones casados, pero también a otra serie de parientes, la
vivienda tenía que disponer de varias habitaciones distribuidas en un único
plano, distribuyéndose alrededor de un patio cerrado. Las familias más pobres,
no obstante, habitaban en cabañas sencillas.
El
bambú, la madera, la caña y la arcilla mezclada con estiércol de vaca como
elemento purificador, además de la cal para enlucir, y los ramajes y la paja
para el techo, eran los materiales habituales en la construcción de las
viviendas. En los interiores, los tabiques de separación se realizaban con
esteras, mientras que el suelo era habitualmente de tierra apisonada. Las
paredes internas se enlucían de blanco, en tanto que las externas se
ornamentaban con dibujos en color ocre. No solía estar ausente un pequeño
espacio para el altar doméstico. El mobiliario esencial consistía en la cama,
tinajas, paneras y arcones. No obstante, la vida se desarrollaba, esencialmente
y siempre que fuese posible, al aire libre.
Los
lugares públicos de mayor importancia y significación eran el templo, la
cisterna y la casa del consejo del pueblo. El consejo estaba formado por
miembros escogidos entre los más ancianos de las distintas comunidades,
dirigidos por un jefe. Más alejado del pueblo, muchas veces al lado de algún
río, se encontraba la zona reservada para las cremaciones de los cadáveres, un
lugar considerado impuro y poblado por espectros.
En
los alrededores próximos se cultivaban los campos, sobre todo con arroz, mijo, caña
de azúcar, trigo, hortalizas, legumbres y frutas variadas. Al lado de la
agricultura se practicaba el pastoreo, la apicultura y la cría de aves de
corral. La cercanía de junglas hacía posible la práctica de la pesca y la caza,
de la cual se utilizaba tanto la carne como las pieles.
La
estructura de la ciudad estaba regulada por un ritual que se imponía sobre un
esquema en forma de rejilla en el que cada cuadrado estaba protegido por una
deidad específica. Las primeras aglomeraciones de consideración urbana en el
valle del Ganges aparecieron en torno a la mitad del primer milenio antes de
nuestra Era. Fue el caso de Indraprastha, Ayodhya, Hastinapura y Girivraja, de
las cuales, no obstante, apenas han quedado vestigios, salvo algunas
empalizadas. Las viviendas se hacían con materiales perecederos. No será hasta
el siglo VI a.e.c. cuando aparezcan las primeras edificaciones en piedra,
concretamente en Rajagriha, en Bihar.
Las
fuentes literarias son de ayuda para reconstruir la forma arquitectónica de las
urbes de los primeros siglos de la Era cristiana. Es el caso particular del Raghuvamsha, de Kalidasa, centrado
concretamente en la dinastía de Ayodhya y en los paneles de las grandes estupas
de Sanchi, Amaravati y Bharhut. El recinto acostumbraba a estar protegido por
muros, rodeados generalmente por fosos, con torres defensivas y varias puertas.
Los tratados de arquitectura urbana muestran que las calles debían cruzarse en
ángulo recto. Las principales estaban pavimentadas con guijarros y bordeadas
por canales para la recogida de aguas. La avenida real era la arteria
principal, y atravesaba la ciudad de este a oeste. A ella daba el palacio real
de la ciudad.
Para
transportar las mercancías se empleaban vehículos pesados tirados por una
pareja de bueyes, normalmente de dos ruedas. Las personas utilizaban pequeños
carruajes tirados por caballos y protegidos por un pequeño tejado abombado.
Los
templos, establos, galerías de pinturas, cisternas y jardines públicos eran
otras edificaciones propias de las ciudades. Los barrios se dividían por castas
y gremios. Las viviendas de los más ricos tenían varios pisos, y estaban hechas
de madera, ladrillo cocido, arcilla mezclada con paja y bambú. Las ventanas se
cerraban con esterillas y con rejillas fabricadas de bambú. Los tejados podían
ser abombados o planos, con cubiertas de tejas cocidas. Las zonas de la casa se
reservaban para los hombres, la servidumbre, las mujeres y los animales. Se
articulaban alrededor de un patio con un pozo en el medio. Era un sitio destacado
el recinto para el fuego sacro. Habitualmente los baños formaban una estructura
aparte. En una buena cantidad de casas existía una estancia, de carácter
secreto, destinada para el tesoro familiar. El texto Kamasutra cuenta que el mobiliario incluía escabeles, divanes,
cofres, sillones, consolas, mesas para pintar y camas con baldaquino. Diversas
cortinas y esteras se empleaban para separar los ambientes, en tanto que la
iluminación dependía directamente de candiles de metal o de terracota. Uno de
los objetos que más destacaban en las casas eran los espejos.
La
construcción de la casa se realizaba después de una serie de rituales. El
arquitecto-sacerdote tenía que considerar la naturaleza del terreno y observar
su solidez, sabor, olor y color. La fecha de comienzo de las obras debía ser
establecida por un astrólogo.
En
las ciudades existían numerosas tabernas y casas de juego. Los espectáculos y
juegos con presencia de animales eran frecuentes, además de las
representaciones de juglares, títeres, acróbatas itinerantes y actores. Por
otro lado, la prostitución era una actividad muy real en la vida urbana. Las
cortesanas eran, en cualquier caso, cultas y refinadas. La urbe estaba dirigida
por un gobernador que tenía la ayuda de un consejo municipal, en el que estaba
el jefe de los mercaderes, de los escribas, de los cancilleres y de los
banqueros, al margen de otros representantes de gremios profesionales
destacados.
En definitiva, tenemos en términos globales, una ciudad rodeada por muros almenados, con puertas monumentales, fosos y jardines, y en su interior un buen número de casas de varios pisos con balcones y verandas.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020.
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