14 de septiembre de 2020

Shimao y el nuevo neolítico chino protourbano




Imágenes, de arriba hacia abajo: foto del yacimiento de Shimao. Cortesía Xinhua; cráneos desenterrados en la puerta oriental de Shimao; y relieve con presunta deidad híbrida. Cortesía Shaanxi Provincial Institute Archaeology.

En la meseta de Loes (o Huangtu, en Shanxi, Gansu, Shaanxi y Región Autónoma de Ningxia), próxima al desierto del Ordos, en las colinas del río Tuwei, aparecieron una serie de fragmentos de jade, varios de ellos con forma de discos, cetros u hojas de cuchillo. El jade no se halla de modo natural en el norte de la provincia de Shaanxi y no tiene relación con la Gran Muralla. Los arqueólogos chinos, encabezados y dirigidos por Sun Zhouyong, director del Instituto Provincial de Arqueología de Shaanxi, ante tal circunstancia, empezaron a indagar y descubrieron los restos de una ciudad fortificada (Shimao), con una muralla de casi diez kilómetros de extensión alrededor de una pirámide y un santuario que contenía objetos de jade, murales pictóricos, así como diversas evidencias de sacrificios humanos. Los arqueólogos han sacado a la luz también un extenso conjunto relieves pétreos en forma de animales monstruosos, serpientes e híbridos zoomorfos cuya iconografía recuerda la propia del fin de la Edad del Bronce chino. La datación del yacimiento muestra que determinadas zonas de Shimao se remontan a más de 4000 años, un período bastante anterior al surgimiento de la civilización china en la Llanura Central, mucho más al sur.

Se estima que Shimao floreció entre 2300 y el 1800 a.e.c. Sin embargo, parece que de manera repentina y abrupta quedó abandonada a su suerte. Por otra parte, ningún texto antiguo menciona una antigua urbe de gran tamaño en territorios tan septentrionales, muy al norte de la principal cuna de la civilización china. Se puede afirmar ya que Shimao se ha convertido en el mayor asentamiento neolítico de China, con la presencia de una tecnología y una estética procedentes de la estepa septentrional y que, se estima, pudieron influir en las posteriores dinastías chinas. Este hallazgo, sumado a otros yacimientos prehistóricos próximos e incluso costeros, ha provocado que los historiadores se hayan interrogado acerca de los inicios civilizatorios chinos. Los especialistas piensan que Shimao surgió como una ciudad cuyo objetivo era afrontar continuados peligros, puesto que fue erigida en una región conflictiva, una frontera que sería testigo de la pugna entre los agricultores de las llanuras centrales y los pastores nómadas de la estepa más septentrional.

Se ha estimado que los grabados pétreos habrían conferido a la pirámide escalonada una suerte de especial prestigio religioso. Como medida de protección ante vehementes rivales, las elites de Shimao habrían diseñado esta pirámide, de una veintena de escalones, en la colina más elevada. Tales grupos elitescos se protegerían viviendo en el piso superior de la plataforma, la cual incluye un gran complejo palaciego que contaba con talleres de artesanía y, muy probablemente, templos para rituales y ceremonias diversas. Desde la pirámide central irradiaban las murallas perimetrales interiores y exteriores, marcando un diseño urbano embrionario que sería remedado por las ciudades chinas durante siglos. Es factible que las dimensiones de Shimao requiriesen la colaboración de pequeñas ciudades satélite que estarían en su órbita. De hecho, se han desenterrado unas ochenta ciudades de piedra de época neolítica (de la cultura Longshan), en el norte de la provincia de Shaanxi, diez de las cuales están ubicadas en la cuenca del río Tuwei, lugar de Shimao. Es posible que todos estos pequeños núcleos sentasen las bases sociales para la formación estatal de Shimao.

El sistema defensivo del asentamiento incluía barbacanas (estructuras defensivas con puertas flanqueadas por torres), baluartes y puertas que permitían la entrada en un único sentido. Estos muros fortificados, con más de dos metros de espesor, rodeaban la ciudad. Dentro de las murallas de piedra se emplearon vigas de madera usadas como refuerzos, un método de construcción que se creía iniciado en época dinástica Han, mucho tiempo después. Bajo la muralla del lado este de la ciudad salieron a la luz ochenta cráneos humanos inhumados en seis fosas. Las dos fosas más próximas a la entrada principal a la ciudad contenían veinticuatro cráneos cada una en una determinada disposición. Las cantidades sugieren la evidencia de una decapitación ritual en el momento del establecimiento de los cimientos del muro, al modo de un ritual fundacional de la ciudad. Se estaría, en consecuencia, ante el ejemplo más antiguo documentado de sacrificio humano en la dilatada historia china. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes, tal vez prisioneras que formaban parte de un grupo rival. Estos cráneos de Shimao presagian la evidencia de sacrificios humanos durante el desarrollo de la cultura Shang, entre 1750 y 1080 a.e.c. Los restos humanos podrían ser  indicación de que la puerta oriental señalaba la entrada a un mundo diferente. A esta presencia humana se suman los rombos tallados en algunos bloques de piedra en las murallas en terraza, un hecho que les otorgaba el aspecto de ojos vigilantes sobre la puerta este.

Asimismo, en las paredes de piedra, y a intervalos regulares, se encontraron fragmentos de jade verde oscuro y negro, una especie de ornamentos brillantes que podrían tener la función de alejar el mal y proteger tanto el poder como la riqueza de las elites de Shimao. La enorme abundancia de artefactos de jade sugeriría, por otra parte, que el núcleo importaba grandes cantidades de tal material de aliados comerciales distantes. Además del jade, también fueron descubiertos restos de piel de caimán, que debieron de llegar desde una zona pantanosa más meridional. En relación con la presencia de las pieles de estos reptiles se puede señalar que es probable que se utilizasen en tambores para determinadas ceremonias rituales.

Shimao no permaneció aislada del mundo exterior, en tanto que debió intercambiar tecnología y bienes con un amplio grupo de culturas, desde la estepa de Altái hasta las regiones costeras cercanas al mar Amarillo. Shimao, al igual que otras muchas zonas, demuestra que la civilización china tuvo varias raíces diferentes, y no surgió única y exclusivamente a partir de un desarrollo en la Llanura Central, a lo largo del curso medio del río Amarillo. Las estructuras de piedra, asociadas con la estepa más que con la Llanura Central, el pastoreo de animales, como bueyes u ovejas, así como la metalurgia, son tecnologías que China adoptaría incorporándolas en su cultura.

Otro descubrimiento notable fue el hallazgo de una veintena de fragmentos de hueso delgados, curvados y lisos, todos ellos idénticos. Los arqueólogos pensaban que se trataban de peines u horquillas, pero los huesos resultaron ser arcaicos ejemplos de un instrumento de lengüeta denominado arpa de boca o birimbao. Del mismo modo, se hallaron evidencias de bustos y estatuas humanas que debieron estar ubicadas en las murallas alrededor de la puerta oriental.

Un interrogante que ha llamado la atención de los arqueólogos es el motivo por el cual Shimao quedó abandonada a su suerte. Parece ser que los motivos no tienen que ver con desastres naturales, del tipo de inundaciones, terremotos o plagas. Parece posible que, al menos en parte, la población fuese ahuyentada por una guerra, aunque algunos científicos opinan que el cambio climático pudo tener su influencia. En el tercer milenio a.e.c., el clima era relativamente cálido y húmedo, lo cual atraería población a la meseta de Loes. Sin embargo, los registros históricos demuestran un acelerado cambio entre 2000 y 1700 a.e.c, hacia un clima bastante más seco y frío. Los bosques ausentes y los lagos secos propiciarían, de esta manera, que los desiertos se agrandasen, lo cual motivaría una migración de los habitantes de Shimao.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020.

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