En
la meseta de Loes (o Huangtu, en Shanxi, Gansu, Shaanxi y Región Autónoma de
Ningxia), próxima al desierto del Ordos, en las colinas del río Tuwei, aparecieron
una serie de fragmentos de jade, varios de ellos con forma de discos, cetros u
hojas de cuchillo. El jade no se halla de modo natural en el norte de la
provincia de Shaanxi y no tiene relación con la Gran Muralla. Los arqueólogos
chinos, encabezados y dirigidos por Sun Zhouyong, director
del Instituto Provincial de Arqueología de Shaanxi, ante tal circunstancia, empezaron
a indagar y descubrieron los restos de una ciudad fortificada (Shimao), con una
muralla de casi diez kilómetros de extensión alrededor de una pirámide y un
santuario que contenía objetos de jade, murales pictóricos, así como diversas
evidencias de sacrificios humanos. Los arqueólogos han sacado a la luz también
un extenso conjunto relieves pétreos en forma de animales monstruosos, serpientes
e híbridos zoomorfos cuya iconografía recuerda la propia del fin de la Edad del
Bronce chino. La datación del yacimiento muestra que determinadas zonas de
Shimao se remontan a más de 4000 años, un período bastante anterior al
surgimiento de la civilización china en la Llanura Central, mucho más al sur.
Se
estima que Shimao floreció entre 2300 y el 1800 a.e.c. Sin embargo, parece que
de manera repentina y abrupta quedó abandonada a su suerte. Por otra parte,
ningún texto antiguo menciona una antigua urbe de gran tamaño en territorios
tan septentrionales, muy al norte de la principal cuna de la civilización china.
Se puede afirmar ya que Shimao se ha convertido en el mayor asentamiento
neolítico de China, con la presencia de una tecnología y una estética procedentes
de la estepa septentrional y que, se estima, pudieron influir en las
posteriores dinastías chinas. Este hallazgo, sumado a otros yacimientos
prehistóricos próximos e incluso costeros, ha provocado que los historiadores
se hayan interrogado acerca de los inicios civilizatorios chinos. Los
especialistas piensan que Shimao surgió como una ciudad cuyo objetivo era
afrontar continuados peligros, puesto que fue erigida en una región
conflictiva, una frontera que sería testigo de la pugna entre los agricultores
de las llanuras centrales y los pastores nómadas de la estepa más
septentrional.
Se
ha estimado que los grabados pétreos habrían conferido a la pirámide escalonada
una suerte de especial prestigio religioso. Como medida de protección ante
vehementes rivales, las elites de Shimao habrían diseñado esta pirámide, de una
veintena de escalones, en la colina más elevada. Tales grupos elitescos se
protegerían viviendo en el piso superior de la plataforma, la cual incluye un
gran complejo palaciego que contaba con talleres de artesanía y, muy probablemente,
templos para rituales y ceremonias diversas. Desde la pirámide central
irradiaban las murallas perimetrales interiores y exteriores, marcando un
diseño urbano embrionario que sería remedado por las ciudades chinas durante
siglos. Es factible que las dimensiones de Shimao requiriesen la colaboración de
pequeñas ciudades satélite que estarían en su órbita. De hecho, se han
desenterrado unas ochenta ciudades de piedra de época neolítica (de la cultura
Longshan), en el norte de la provincia de Shaanxi, diez de las cuales están
ubicadas en la cuenca del río Tuwei, lugar de Shimao. Es posible que todos
estos pequeños núcleos sentasen las bases sociales para la formación estatal de
Shimao.
El
sistema defensivo del asentamiento incluía barbacanas (estructuras defensivas
con puertas flanqueadas por torres), baluartes y puertas que permitían la
entrada en un único sentido. Estos muros fortificados, con más de dos metros de
espesor, rodeaban la ciudad. Dentro de las murallas de piedra se emplearon vigas
de madera usadas como refuerzos, un método de construcción que se creía iniciado
en época dinástica Han, mucho tiempo después. Bajo la muralla del lado este de
la ciudad salieron a la luz ochenta cráneos humanos inhumados en seis fosas.
Las dos fosas más próximas a la entrada principal a la ciudad contenían veinticuatro
cráneos cada una en una determinada disposición. Las cantidades sugieren la
evidencia de una decapitación ritual en el momento del establecimiento de los
cimientos del muro, al modo de un ritual fundacional de la ciudad. Se estaría,
en consecuencia, ante el ejemplo más antiguo documentado de sacrificio humano
en la dilatada historia china. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes,
tal vez prisioneras que formaban parte de un grupo rival. Estos cráneos de
Shimao presagian la evidencia de sacrificios humanos durante el desarrollo de
la cultura Shang, entre 1750 y 1080 a.e.c. Los restos humanos podrían ser indicación de que la puerta oriental señalaba
la entrada a un mundo diferente. A esta presencia humana se suman los rombos
tallados en algunos bloques de piedra en las murallas en terraza, un hecho que
les otorgaba el aspecto de ojos vigilantes sobre la puerta este.
Asimismo,
en las paredes de piedra, y a intervalos regulares, se encontraron fragmentos
de jade verde oscuro y negro, una especie de ornamentos brillantes que podrían
tener la función de alejar el mal y proteger tanto el poder como la riqueza de
las elites de Shimao. La enorme abundancia de artefactos de jade sugeriría, por
otra parte, que el núcleo importaba grandes cantidades de tal material de aliados
comerciales distantes. Además del jade, también fueron descubiertos restos de
piel de caimán, que debieron de llegar desde una zona pantanosa más meridional.
En relación con la presencia de las pieles de estos reptiles se puede señalar
que es probable que se utilizasen en tambores para determinadas ceremonias
rituales.
Shimao
no permaneció aislada del mundo exterior, en tanto que debió intercambiar
tecnología y bienes con un amplio grupo de culturas, desde la estepa de Altái
hasta las regiones costeras cercanas al mar Amarillo. Shimao, al igual que
otras muchas zonas, demuestra que la civilización china tuvo varias raíces
diferentes, y no surgió única y exclusivamente a partir de un desarrollo en la
Llanura Central, a lo largo del curso medio del río Amarillo. Las estructuras
de piedra, asociadas con la estepa más que con la Llanura Central, el pastoreo
de animales, como bueyes u ovejas, así como la metalurgia, son tecnologías que China
adoptaría incorporándolas en su cultura.
Otro
descubrimiento notable fue el hallazgo de una veintena de fragmentos de hueso
delgados, curvados y lisos, todos ellos idénticos. Los arqueólogos pensaban que
se trataban de peines u horquillas, pero los huesos resultaron ser arcaicos
ejemplos de un instrumento de lengüeta denominado arpa de boca o birimbao. Del
mismo modo, se hallaron evidencias de bustos y estatuas humanas que debieron
estar ubicadas en las murallas alrededor de la puerta oriental.
Un
interrogante que ha llamado la atención de los arqueólogos es el motivo por el
cual Shimao quedó abandonada a su suerte. Parece ser que los motivos no tienen
que ver con desastres naturales, del tipo de inundaciones, terremotos o plagas.
Parece posible que, al menos en parte, la población fuese ahuyentada por una
guerra, aunque algunos científicos opinan que el cambio climático pudo tener su
influencia. En el tercer milenio a.e.c., el clima era relativamente cálido y
húmedo, lo cual atraería población a la meseta de Loes. Sin embargo, los
registros históricos demuestran un acelerado cambio entre 2000 y 1700 a.e.c,
hacia un clima bastante más seco y frío. Los bosques ausentes y los lagos secos
propiciarían, de esta manera, que los desiertos se agrandasen, lo cual
motivaría una migración de los habitantes de Shimao.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020.
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