17 de mayo de 2023

Los mitos en la épica arcaica griega (cíclica) desaparecida (Parte II)


Imágenes: Crátera de Eufronios, crátea-cáliz de figuras rojas, datada en 515 a.e.c., en la que se observan, en su cara B, jóvenes atenienses armados.

Además del interés de estructurar los mitos, generando grandes sistemas, en esta poesía se intenta que el mito cubra la necesidad de ahondar en el conocimiento de las cosas. Se trata de mitos especulativos, que procuran ofrecer una explicación de la realidad, bien de asuntos concretos o bien de grandes temáticas genéricas. La explicación de aspectos específicos viene de la mano de mitos etiológicos (explicación mítica de las causas por las que alguna cosa es tal y como es). En la Alcmeónida se contaba la presencia de un enorme montículo de tierra ante el Puerto Secreto. Se decía, para explicar este hecho que Telamón, llegado a la región acusado de homicidio, intentó defenderse de la acusación, pero no se le permitió hacerlo desde ningún lugar para evitar la contaminación por su crimen. En vista de ello, conformó un túmulo de tierra en el mar desde el que pudo defenderse.

También los mitos etiológicos trataban temas genéricos, como acontece en las Ciprias, en donde se especula al respecto de que los seres humanos fuesen inmortales y acerca del origen tanto de la guerra como de la muerte. También hubo planteamientos sobre el origen del mundo, especulaciones de las que derivan los mitos cosmogónicos, tal y como se puede apreciar en la Teogonía de Epiménides de Creta o en el poema anónimo que se conoce como La Titanomaquia. Esta búsqueda en profundidad de los orígenes resulta ser el antepasado más directo de los primeros filósofos de Grecia.

Así, el poeta Epiménides estimaba a la Noche y al Aire como ancestros del mundo, lo cual nos lleva al principio de Anaxímenes, que entiende que el aire (nunca una deidad en Grecia) es el principio postulado como arché. El Aire como elemento personificado, ubica la especulación de Epiménides como intermedia entre el mito y la cosmogonía filosófica.

El mito en los poemas èpicos desaparecidos también puede intentar colmar la curiosidad humana por lejanos territorios. En el marco de la oralidad, una de las formas de aumentar los limitados saberes adquiridos tradicionalmente son los viajes. El viaje representa una ampliación de experiencias personales y grupales, en tanto que el viajero puede compartir con los demás aquello que ha visto y aprendido narrando sus vivencias al resto de personas. El conjunto de experiencias acumulado por el viajero sobre otras lenguas, deidades, costumbres o lugares favorece su consideración como una persona más sabia.

En esta épica de viajes existen diversos motivos del viaje, aunque normalmente responden a necesidades específicas: saber a qué atenerse en lugares desconocidos, buscar algún objeto, caso del célebre Vellocino dorado en el viaje de los Argonautas, o a alguien, como una person a raptada (la Helena de la expedición contra Troya). El sitio al que se viaja, por su extrañeza, suele ser contemplado como peligroso u hostil. Por este motivo, el relato de viaje cuenta muchas veces con aventuras o describe fantástios lugares, poblados de seres fabulosos, entendidos como un mundo alternativo al que se conoce. El héroe puede en estos viajes plasmar su inteligencia y valor superando obstáculos y pruebas, amén de tener el privilegio de contemplar a lugares maravillosos alejados de la cotidianidad.

Un buen ejemplo de tales mitos de viaje se puede ver en Las Arimaspeas, obra de Aristeas de Proconeso, poeta con cierta fama de de chamán, que dice haber llegado hasta el país de los isedones, ubicado allende los escitas. Esta curiosidad, digamos intelectual, se verá ampliada posteriormente por los logógrafos y primeros historiadores (Heródoto). En este conjunto de relatos se insertan los mitos de viajes con cierta fabulación, caso del famoso de los Argonautas, o el no menos conocido de Odiseo en la Odisea.

Los mitos de afirmación nacional buscaban exaltar algún héroe local acompañado de sus hazañas (el Foroneo argivo, el Teseo de Atenas). Con ellos, una determinada comunidad, o un grupo social, sobre todo la aristocracia, se siente halagada porque se recuerdan sus éxitos pretéritos. Eugamón de Cirene advierte que Penélope y Odiseo tuvieron otro vástago, además de Telémaco, nombrado Arcesilao, un nombre que no es casual que sea el mismo que el del soberano de Cirene en época del autor (Arcesilao II). Crear este otro hijo de Odiseo tendría como finalidad adular al rey, colocando su nombre en directa relación con los mitos odiseicos. Son mitos que, al proyectarse a los tiempos míticos, pueden emplearse en la manipulación política .

Un ejemplo muy notable tiene que ver con las rivalidades entre Sición, Tebas y Corinto así como con otras polis de Beocia, que propician versiones disímiles del mito de Antíope. En este caso, el poeta corintio Eumelo convierte a Antíope, la heroína de Sición, en bisabuela de Maratón, y a éste último en padre de Corinto. De esta forma, asimila los orígenes de Atenas, por medio del héroe ático Maratón, a la tutela corintia, asociando Sición con Corinto. Sin embargo Asio, cercano a los beoeios, convierte a la heroina en madre de Anfión y Zeto, ambos héroes beocios, acallando la genealogía corintia.

Los mitos cuya primordial intención es la de divertir, conmover, interesar al oyente gracias a los aspectos fantásticos y conseguir, además, una temporal evasión de la realidad, conforman otro amplio grupo. En este novelesco grupo surgen determinados temas, aunque el que más sobresale es el amoroso, ausente en la épica de Homero. Un referente al respecto es la pasión de Zeus por Némesis, a quien persigue en una dilatada serie de metamorfosis que son relatadas en las Ciprias.

También aquello que resulta insólito produce numerosos temas míticos. Es el caso de nacimientos extraordinarios, como Helena, que en las Ciprias nace de un huevo; o el de Erictonio, en la Danaida a raíz de caer a tierra el esperma de un apasionado Hefesto después de intentar violentar a Atenea. Al mismo tiempo, se mencionan fabulosos poderes, como ocurre (Ciprias) con los de las hermanas Enótropos, que convertían lo que tocaban en aceite, vino y trigo, colmando así las necesidades de intendencia del ejército aqueo en Troya, así como el tema de los objetos mágicos y talismanes, caso del Paladión, cuyo hurto era menester ineludible para tomar Troya, como relata el Saco de Troya.

En ocasiones aparecen temas cercanos a los del cuento popular. En un poema de Epiménides, Endimión está sumido en un sueño eterno por su osadía de enamorarse de Hera; en las Ciprias, una diosa, Eris, no fue invitada a la boda de Tetis y Peleo y, en venganza por ello, promueve intencionadamente la rivalidad de las bellas diosas por medio de una manzana, la de la discordia, que debía ser entregada a la deidad más hermosa. Este episodio propicia el posterior juicio de Paris y, en consecuecia, la guerra de Troya, pues Afrodita promete concederle la más bella mujer del mundo su la elegida es ella. Es así como el hijo de Príamo rapta a Helena.

Finalmente, hay también tratamientos cómicos del mito y algunas historias cómicas. Un buen ejemplo es el de Margites, hombre ignorante y desconocedor del modo en que debe llevar a cabo sus deberes conyugales. Era el protagonista principal de un poema que llevaba su nombre, siendo tan apreciado en la antigüedad que Aristóteles, en la Poética, le atribuye un rol primordial decisivo en la constitución de la ulterior comedia ática.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, mayo, 2023.

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