Imágenes,
de arriba hacia abajo: pintura llamada Origen de la República
romana, de Casto Plasencia, de 1877; cuadro de Bruto y sus hijos
muertos, de Jacques-Louis David, de 1789; y pintura al óleo de
Dandre-Bardon Tullie,
datada
en 1735.
Lucio
Tarquinio, llamado el Soberbio reinó,
según la tradición, desde 534
a
509 a.e.c.
momento
en que fue
derrocado para
dar paso a la República. Fue
el último de los siete reyes que gobernaron la ciudad desde la época
de Rómulo,
el fundador de la
misma.
Con
el
apodo
de el Soberbio, se
le diferenció
de otro Tarquinio previo,
Tarquinio
Prisco.
Las
fuentes señalan que Tarquinio
el Soberbio encarnó
numerosos
y detestables vicios
de la monarquía, siendo
visto como un modelo de tirano y de
enemigo de la patria.
Sin
embargo, durante su
gobierno,
Roma gozó
de
auge económico y cultural, un desarrollo urbanístico y una muy
destacable
expansión
territorial. El prestigio militar de Tarquinio, la fuerza política
de su monarquía, además
del
apoyo que
mantiene
de las ciudades etruscas más
poderosas, aseguraban
la supremacía de Roma en el Lacio. Hubo,
por tanto, dos
visiones antagónicas de Tarquinio.
Los
historiadores Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso narran su
ascenso
al poder.
Servio Tulio tenía
dos
hijas, de nombre Tulia,
que
fueron
entregadas en matrimonio a Lucio Tarquinio y a su hermano Arrunte.
Pero
ocurrió que Tarquinio
y su cuñada eliminaron a sus respectivos cónyuges y contrajeron
matrimonio entre
sí.
Instigado por su nueva esposa, Tarquinio se
proclamó heredero del trono de su antepasado Tarquinio Prisco,
que había muerto asesinado. Así,
Servio
Tulio fue también
muerto
por mandato
de
Tarquinio. Sobre
este componenda trata el tema de la pintura al óleo de Dandré
Bardon Tullie, de 1735, y que hoy se encuentra en el Museo Fabre de
Montpellier. Se puede apreciar a Tulia,
la ambiciosa y cruel hija de Servio Tulio y esposa de Tarquinio el
Soberbio, cómo
pasa
con su carro sobre el cadáver de su padre, asesinado por orden
directa
del
propio
Tarquinio.
Tito
Livio
presenta el gobierno de Tarquinio como una
tiranía.
Se
ha comparado su
gobierno con
las
más
sobresalientes de las
tiranías griegas arcaicas.
Sería
una especie de despotismo
basado en un poder absoluto,
en el que los reyes admiraban
al fasto y
les gustaba llevar a cabo expediciones y realizar importantes
programas urbanísticos.
De
hecho, Tarquinio
el Soberbio impulsó
en Roma el desarrollo de infraestructuras urbanas y edificios civiles
y religiosos, como
el
templo de Júpiter Óptimo Máximo o
la
famosa
Cloaca
Máxima,
obra de ingeniería hidráulica que limitó
las inundaciones
en
el foro. En
la política exterior, tuvo
como
principal objetivo tomar
el
control de las ciudades latinas y etruscas que
se hallaban en
zonas de relevancia
estratégica, para contener el avance de los
pueblos sabinos
y ausonios, considerados enemigos de Roma.
Tradicionalmente,
el fin de Tarquinio el Soberbio se relaciona con un episodio violento
protagonizado por su hijo Sexto. Se
trata de la
violación de Lucrecia,
una mujer
patricia
romana que
estaba casada
con un pariente del rey. El suicidio de la joven tras el ultraje
provocó
tal indignación que los romanos, liderados por
Lucio Junio Bruto uno
de sus
sobrinos,
decidieron prohibir
el regreso del rey, que
estaba de
campaña militar, y
expulsar de la ciudad a todos los miembros de su familia.
Cuenta
la tradición que
Lucio Junio Bruto y Lucio
Tarquinio
Colatino, convertidos en libertadores de la
plebe,
se proclamaron cónsules,
una
nueva magistratura anual colegiada
que sustituía a la figura del rey.
Así quedaba
abolida la monarquía y daba inicio el período
republicano.
Dos
obras pictóricas sirven de referente al momento histórico de
Tarquinio el Soberbio. Una de ellas, referida
a Lucrecia,
es una pintura
al óleo del pintor español Casto Plasencia (1846-1890), se titula
Origen de la República Romana (año 598 antes de la era cristiana).
El
cuadro, enmarcado
en el
género histórico, se data en 1877. La
escena representa el momento en que sobre las gradas del templo
reposa el cuerpo sin vida de Lucrecia llorado por dos mujeres y rodeado de Lucrecio, Publio Valerio, Colatino y Lucio Junio Bruto quien cogiendo un brazo inerte del cadáver y empuñando en alto su
puñal, jura venganza contra el rey (Tarquinio
el Soberbio) propósito al que responde unánimemente la desenfrenada
muchedumbre levantando sus brazos, suponiendo así el fin de la
monarquía romana. Lucrecia, mujer romana patricia, era
hija de Espurio Lucrecio Tricipitino, conocido político de la gens
Lucrecia,
y esposa
de Lucio Tarquinio
Colatino, uno de los dos primeros cónsules, hijo
de un sobrino de Tarquinio Prisco. Se
decía,
recuérdese,
que fue violada,
un
acto
perpetrado por Sexto Tarquinio, hijo de Lucio Tarquinio el Soberbio.
Semejante
ultraje y su
posterior
suicidio, influyeron en la caída de la monarquía y el
establecimiento
de la República. El incidente aceleró
el descontento
ante
los métodos tiránicos del padre de Tarquinio, de ahí que las
familias prominentes instituyeran una República,
defendiéndola contra los intentos de intervención tanto de latinos
como de etruscos. Este relato es considerado como mito-historia
romana, pues se considera una excusa o explicación para el cambio
histórico en Roma, empleando así un relato de agresiones sexuales
contra las mujeres. El
cuadro, ambicioso y
desmesurado,
fue el primero presentado por el artista a las Exposiciones
Nacionales, figurando
en la Exposición Universal de París de 1878, en
donde
se le concedió
al pintor una medalla y la Cruz de la Legión de Honor.
Hay
que decir, no obstante, que algunos historiadores
han propuesto otras
hipótesis
sobre la caída de Tarquinio, como
la
amenaza de otro líder etrusco,
una revolución interna, la reacción latina a la supremacía
etrusca, o bien
una
lenta
evolución
por
la que la vieja aristocracia fue sustituida por la nobleza cortesana
que se desarrolló en torno a
Tarquinio.
Tras
su expulsión de Roma, los
Tarquinios buscaron refugio en ciudades etruscas aliadas.
Tarquinio el Soberbio buscó asilo en Tarquinia,
donde empezó a pensar
en una restauración
de la monarquía en Roma. Para
ello, trató
de organizar
una conjura por medio de legados que
reclamasen
las propiedades de la familia real. En
el complot se involucraron jóvenes contrarios al sistema
republicano, destacando
los
hijos del cónsul Lucio
Junio
Bruto. La
intriga
fue descubierta
y se confiscaron las
propiedades reales.
Otra
de las obras pictóricas referidas previamente es un cuadro del
pintor francés neoclásico Jacques-Louis David, de 1789, hoy en el
Museo del Louvre, en donde se muestra a
Lucio Junio Bruto, fundador de la República romana, recibiendo,
precisamente, los cadáveres de sus hijos, quienes quisieron impedir
la República y restaurar la monarquía. Por tal
motivo su propio padre Bruto los ejecuta.
Bruto tuvo que elegir entre sus propios afectos familiares y el bien
de la flamante República. Estamos
ante una alegoría de la virtud cívica, que impactará en el
ideal del republicanismo francés que animará la Revolución
Francesa. Se señalan aquí los temas del
sacrificio, la lealtad, el deber y la devoción por
la nación. Se puede observar a Bruto
sentado en un klismós
a la izquierda, sosegado, resignado, mientras que a la derecha su
esposa abraza
a
sus temerosas hijas, en
tanto que en
el extremo derecho la nodriza muestra
pesadumbre y angustia.
Los cuerpos de los hijos fallecidos están ocultos por unos
cortinajes. Hay que destacar que las fuentes clásicas, ni Plutarco
ni Tito Livio, por ejemplo, mencionan esta radical acción de Junio
Bruto.
Bruto
apoya el codo en un monumento escultórico que simboliza
a la diosa Palas Atenea, deidad de
la guerra y la sabiduría, resignificada en esta oportunidad como
Roma, tal
y como
indica una
inscripción a sus pies. Es
la representación de
una Roma triunfante, pues
sostiene
en su mano derecha una estatuilla que simboliza a Niké, la diosa de
la victoria, mientras que en la otra lleva una vara de mando. A los
pies de la escultura, en la base del monumento, en relieve, un
referente a los orígenes: la loba que amamantó a los mellizos
Rómulo y Remo.
Después
de todo esto, el
exiliado rey
organizó
un ejército con tropas de Tarquinia y Veyes, atacando
Roma, aunque
fue
derrotado. Los
Tarquinios pidieron asilo a Lars Porsenna,
el
rey
de la
ciudad de Clusium.
Porsenna
marchó con sus tropas contra Roma, pero la heroica resistencia de
Mucio
Escévola, Horacio Cocles y
Clelia (en
el puente Sublicio),
lo
condujo
a
firmar la paz con Roma y a negar su ayuda a Tarquinio. Ya
anciano, el
Soberbio se refugió en Tusculum,
en la corte de su yerno Octavio Mamilio, quien todavía
instigó a treinta ciudades latinas a coaligarse contra Roma, pero
en la batalla
del lago Regilo,
la caballería y la infantería romanas vencieron a las tropas
etruscas y latinas. Acabaría
sus días como refugiado
del tirano de Cumas, Aristodemo.
Bibliografía
básica
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Prof. Dr. Julio López Saco
UM-AEEAO-UFM, abril, 2025.