En la Edad del Bronce llegaron a la península itálica diversos pueblos, poblaciones de carácter pre-indoeuropeo, entre las que destacan algunos de los denominados Pueblos del Mar derrotados por el faraón egipcio Ramsés III, como los Sículos (Sikulet, Sikanoi), que se instalaron, principalmente en Sicilia, o los Sardos (Sardanoi, Sarden), que se asentaron en la isla de Cerdeña. Además, hubo presencia de los Tursten, que conformarían los sectores dominantes en las posteriores ciudades-estado etruscas, los Ligures (lygies) y los Retios. La principal cultura del bronce en Italia es la denominada Cultura Terramara (entre los siglos XI y X a.n.e.), compuesta a partir de la presencia de grupos de sardos, retios, sículos y ligures. Se caracteriza por la práctica de la incineración, el empleo de urnas cinerarias en forma de palafito, y por el uso de estructuras palafíticas como lugares de habitación en regiones de la Lombardía y Emilia. Durante la Edad del Hierro, época en la que se difunde por toda la península la cerámica roja característica de Terramara, así como la incineración como modo funerario, aunque con la presencia ahora de urnas en forma de choza o cabaña, se consolida la Cultura Villanoviense, entre los siglos X y VII a.n.e., conformada por pueblos ya indoeuropeos pertenecientes a dos grupos lingüísticos, el osco-umbro y el latino-falisco, de organización social patriarcal. Esta Cultura de Villanova configura, en la Toscana, y a partir del siglo VIII a.n.e., con sus influjos orientalizantes, la Cultura Etrusca.
Prof. Dr. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV
6 de septiembre del 2010
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