DEVI MATANDO AL BÚFALO. RELIEVE DEL TEMPLO DE AMBIKA MATA, JAGAT, RAJASTÁN. SIGLO X.
En India la tierra ha sido, desde
antiguo, adorada como una deidad. En este hecho ha influido la todavía hoy
predominante sociedad rural india, el ciclo estacionales de las lluvias
monzónicas, las calidades del suelo y la fertilidad. En consecuencia, un gran
número de diosas diferentes se conocen, genéricamente, como Devi. En virtud de las conexiones
simbólicas entre la fertilidad de la tierra y la reproducción femenina, la
diosa es, a menudo, etiquetada como “madre” (en el norte de India, Mata, Ma, Mataji, y en el sur, Amman). Devi también se reconoce como
encarnación de los ríos que proveen vida, en especial de aquellos principales
(Krishna, Narmada, Kaveri, Ganges y Jumna), pues las aguas de las corrientes
fluviales se entienden como purificadoras. Del mismo modo, el suelo se
considera el cuerpo de la diosa, en tanto que las características geográficas
del relieve, como montañas y ríos, sus rasgos físicos. En este sentido, muchos
nombres de Devi son topónimos que
conectan la tierra con la divinidad. Es así, en consecuencia, como la tierra de
India se convierte en sagrada, pues es el reino y el cuerpo de la diosa misma.
Esta idea ha llegado a tener fuerza política (Madre India o Bharat Mata), en especial durante el
proceso de independencia del país.
Los santuarios de la diosa son los pitha, lugares en los que la diosa se
asienta. Se sitúan en localidades especialmente bellas o naturalmente
llamativas, como la confluencia de dos ríos, en las densas profundidades de los
bosques o cerca de alguna cueva, lo cual enfatiza el vínculo entre el poder de
la diosa y el territorio circundante. En términos generales, la diosa es
activa, productiva e inmanente, a diferencia de las deidades masculinas, que
son ultramundanas, pasivas y trascendentes.
La mayoría de las diosas se
conectan en India con la sangre dadora de vida, las ofrendas de carne y el
alcohol. Muchas requieren ofrendas sanguinolentas y se les representan bebiendo
el líquido de una copa con forma de calavera. Además, el ciclo estacional suele
equipararse con el menstrual de la deidad. Algunas veces, por tanto, la diosa
es benigna y en otras, más feroz. Este hecho provee al devoto de una completa
gama de respuestas emocionales: todas las experiencias humanas están así
contenidas en su adoración. Casi sin excepciones, cuando la Devi es adorada sola es fiera, pero
cuando lo es acompañada de un consorte masculino, es benevolente. En el texto Devi Mahatmya, de los siglos V y VI, se
enfatiza una poderosa deidad femenina llamada Mahadevi, que aglutina diversas deidades femeninas independientes.
Las abundantes figuras
prehistóricas hechas de terracota pudieron ser antiguas imágenes de la diosa.
Hoy en día, en lugar de figurinas, suelen utilizarse caballos, símbolos de la
realeza, búfalos de agua, representaciones de la riqueza, y casa de arcilla,
como residencias, en las ofrendas en los santuarios a la diosa. Algunas
ofrendas en cerámica son partes del cuerpo humano (testículos, cabezas, pies,
brazos), que solicitan curación. Aunque presenta formas antropomórficas, Devi es adorada también a través de
símbolos anicónicos, en formas simbólicas precisas, especialmente, la yoni, representación estilizada de los
genitales femeninos, y un símbolo del carácter fructífero del útero divino, que
no es otro que la tierra. Otra imagen simbólica empelada en su adoración y
culto es el yantra, un diagrama
geométrico que combina el poder de la palabra escrita con el diseño sacro, y
que puede aparecer en pinturas, placas de metal o sobre cristal de roca. Como
una versión visual del mantra, encarna el poder sobrenatural, y puede ser
nombrado a partir de las diferentes formas de la diosa (Shri-yantra o Kali-yantra,
por ejemplo). Los yantras que se
emplean en su culto suelen combinar triángulos y círculos, componiendo la forma
de una estrella.
Devi es tanto epidémica como
salvífica, puede infligir daño pero también proteger. En tal sentido, condensa
innumerables deidades: Navadurga o
las Nueve Durgas, las Ocho Grandes Lakshmis (ashtamahalakshmis), las Sesenta y Cuatro Yoginis (Chaunsatha Yogini,
mujeres ascetas), y las Saptamatrikas
(Siete Madres), devoradoras de niños jóvenes. Muchas veces, Devi aparece representada, por tanto,
con armas, como la espada o el tridente, aunque suele vérsele con múltiples
armas para luchar contra los demonios que amenazan la estabilidad cósmica.
Filosóficamente, la diosa se relaciona con la acción encarnada en este mundo,
pues la tierra, su cuerpo, es una fuerza
de acción regenerativa y energía. En los textos tántricos la diosa, usualmente
terrorífica y con formas muy energéticas, es el centro de todo poder (shakti).
Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV
Escuela de Letras, UCAB
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