13 de junio de 2012

Grandes dioses hindúes III: Devi (I)

DEVI MATANDO AL BÚFALO. RELIEVE DEL TEMPLO DE AMBIKA MATA, JAGAT, RAJASTÁN. SIGLO X.


En India la tierra ha sido, desde antiguo, adorada como una deidad. En este hecho ha influido la todavía hoy predominante sociedad rural india, el ciclo estacionales de las lluvias monzónicas, las calidades del suelo y la fertilidad. En consecuencia, un gran número de diosas diferentes se conocen, genéricamente, como Devi. En virtud de las conexiones simbólicas entre la fertilidad de la tierra y la reproducción femenina, la diosa es, a menudo, etiquetada como “madre” (en el norte de India, Mata, Ma, Mataji, y en el sur, Amman). Devi también se reconoce como encarnación de los ríos que proveen vida, en especial de aquellos principales (Krishna, Narmada, Kaveri, Ganges y Jumna), pues las aguas de las corrientes fluviales se entienden como purificadoras. Del mismo modo, el suelo se considera el cuerpo de la diosa, en tanto que las características geográficas del relieve, como montañas y ríos, sus rasgos físicos. En este sentido, muchos nombres de Devi son topónimos que conectan la tierra con la divinidad. Es así, en consecuencia, como la tierra de India se convierte en sagrada, pues es el reino y el cuerpo de la diosa misma. Esta idea ha llegado a tener fuerza política (Madre India o Bharat Mata), en especial durante el proceso de independencia del país.
Los santuarios de la diosa son los pitha, lugares en los que la diosa se asienta. Se sitúan en localidades especialmente bellas o naturalmente llamativas, como la confluencia de dos ríos, en las densas profundidades de los bosques o cerca de alguna cueva, lo cual enfatiza el vínculo entre el poder de la diosa y el territorio circundante. En términos generales, la diosa es activa, productiva e inmanente, a diferencia de las deidades masculinas, que son ultramundanas, pasivas y trascendentes.
La mayoría de las diosas se conectan en India con la sangre dadora de vida, las ofrendas de carne y el alcohol. Muchas requieren ofrendas sanguinolentas y se les representan bebiendo el líquido de una copa con forma de calavera. Además, el ciclo estacional suele equipararse con el menstrual de la deidad. Algunas veces, por tanto, la diosa es benigna y en otras, más feroz. Este hecho provee al devoto de una completa gama de respuestas emocionales: todas las experiencias humanas están así contenidas en su adoración. Casi sin excepciones, cuando la Devi es adorada sola es fiera, pero cuando lo es acompañada de un consorte masculino, es benevolente. En el texto Devi Mahatmya, de los siglos V y VI, se enfatiza una poderosa deidad femenina llamada Mahadevi, que aglutina diversas deidades femeninas independientes.
Las abundantes figuras prehistóricas hechas de terracota pudieron ser antiguas imágenes de la diosa. Hoy en día, en lugar de figurinas, suelen utilizarse caballos, símbolos de la realeza, búfalos de agua, representaciones de la riqueza, y casa de arcilla, como residencias, en las ofrendas en los santuarios a la diosa. Algunas ofrendas en cerámica son partes del cuerpo humano (testículos, cabezas, pies, brazos), que solicitan curación. Aunque presenta formas antropomórficas, Devi es adorada también a través de símbolos anicónicos, en formas simbólicas precisas, especialmente, la yoni, representación estilizada de los genitales femeninos, y un símbolo del carácter fructífero del útero divino, que no es otro que la tierra. Otra imagen simbólica empelada en su adoración y culto es el yantra, un diagrama geométrico que combina el poder de la palabra escrita con el diseño sacro, y que puede aparecer en pinturas, placas de metal o sobre cristal de roca. Como una versión visual del mantra, encarna el poder sobrenatural, y puede ser nombrado a partir de las diferentes formas de la diosa (Shri-yantra o Kali-yantra, por ejemplo). Los yantras que se emplean en su culto suelen combinar triángulos y círculos, componiendo la forma de una estrella.
Devi es tanto epidémica como salvífica, puede infligir daño pero también proteger. En tal sentido, condensa innumerables deidades: Navadurga o las Nueve Durgas, las Ocho Grandes Lakshmis (ashtamahalakshmis), las Sesenta y Cuatro Yoginis (Chaunsatha Yogini, mujeres ascetas), y las Saptamatrikas (Siete Madres), devoradoras de niños jóvenes. Muchas veces, Devi aparece representada, por tanto, con armas, como la espada o el tridente, aunque suele vérsele con múltiples armas para luchar contra los demonios que amenazan la estabilidad cósmica. Filosóficamente, la diosa se relaciona con la acción encarnada en este mundo, pues la tierra, su cuerpo,  es una fuerza de acción regenerativa y energía. En los textos tántricos la diosa, usualmente terrorífica y con formas muy energéticas, es el centro de todo poder (shakti).

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV
Escuela de Letras, UCAB

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