Monumento conmemorativo con los símbolos de la Trimurti hinduista. A
la izquierda, se muestra el rosario, con el jarro del agua y la flor de loto,
referencias de Brahma; en el centro vemos el tridente, símbolo de Shiva, y a la
derecha, la concha, el bastón y el disco con radios, que son emblemas que simbolizan
a Visnú. Estilo Prei Kmeng (635-700). Museo Guimet, París.
Según
las fuentes chinas (Historia de los Chin e Historia de los Liang), el primer
reino de relevancia se desarrolló en el siglo I de nuestra era. Se extendía por
el golfo de Siam y abarcaba todo el sur de Camboya, ocupando sectores de la
península de Malasia y Myammar. Su nombre: Funan, término procedente del
antiguo khmer bnam o montaña (el
actual Phnom). La composición étnica del reino estaba formada por dos grupos
principales, los paleoindonesios que se sobrepusieron a melanesios y
australoides, y los mon-khmer. Este cosmopolita reino, habitado por población
de ascendencia indonesia, estuvo ligado al mar, aunque consagrado a una
agricultura en zonas pantanosas, y muy abierto a influencias externas a través
del comercio, especialmente con India, ya desde el siglo III a.n.E.
La
influencia india fue, de hecho, esencial en la civilización khmer. Si bien los
comerciantes indios pudieron crear algunos núcleos urbanos y redes de
intercambios, favoreciendo con ello la circulación de tradiciones rituales y
otras costumbres indias, la verdadera penetración fue debida a los brahmanes,
la casta de sacerdotes controladores de los sacrificios védicos. La mayoría de
los contingentes brahmanes pudieron llegar desde el sur de India, del reino
marinero de los Pallava, y desde su capital Mahaballipuram, pero también del
norte y centro del subcontinente, de los Gupta y desde el reino de los Pala.
Así pues, la cultura hindú se fusionó con varios elementos locales, fusionando
el culto de la montaña con la sacralización hinduista del Himalaya, sede del
gran dios Shiva. La difusión del culto a este dios, unido al concepto del
chakravartin o soberano del mundo, propiciaron la consecuente divinización de
los monarcas.
Una
vez más, gracias a las crónicas chinas conocemos los gobernantes de Funan. La
versión china de una inscripción sánscrita del 658, hallada en Mi-son, reino de
Champa, hoy en Vietnam, ubica los míticos antecedentes del reino: alguien
llamado Kaundinya, procedente de India, se casa con Soma, princesa local de los
naga, unos seres míticos en forma de
sierpe a los que se remontan muchas dinastías indias. El padre de la novia
ofrece a los esposos, como presente, un seco y muy extenso territorio. El
primer gobernante histórico fue Fan Shi man, que reinó en la primera mitad del
siglo III, pero uno de los principales fue un segundo Kaundinya, llamado
Jayavarman, quien gobernó entre fines del siglo V y comienzos del VI.
Estas
crónicas chinas describen a los funan como negroides que moran en palafitos,
poseen barcos, cabalgan elefantes y crean una serie de imágenes de seres
celestiales. Su capital era Vyadhapura, aunque su puerto principal, Oc-éo, fue
el principal centro comercial (hoy en Rach Gia, Vietnam), del que se sabe mantuvo
contactos con Roma.
En
514, un hijo de Kaundinya Jayavarman con una concubina, llamado Rudravarman,
sube al trono y ubica la capital del reino en Angkor Borei. Él será el último
dinasta Funan. A su desaparición, el reino se fragmentó y un grupo khmer,
vasallo de Funan con toda probabilidad, fundará un principado autónomo al norte
del lago Tonlé Sap, en el corazón de la actual Camboya.
Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV
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