15 de junio de 2020

Hallazgos arqueológicos (XII): Yacimiento de Helgö, Suecia




Imágenes: buda sedente en bronce y pomo de báculo irlandés

El yacimiento de Helgö es un antiguo asentamiento ubicado en lo que actualmente es un lago en Suecia llamado Mälaren (o Malar), en una ensenada que antaño destacaba en el mar Báltico. El núcleo habitado fue fundado en el siglo III con una más que probable intención comercial y manufacturera. Su próspera actividad estuvo en auge, según los arqueólogos, unos cuatro siglos. Debió contar con una amplia red de contactos mercantiles, tal y como se atestigua de los hallazgos encontrados en el yacimiento, y que hoy se pueden admirar (como yo mismo hice en su momento) en el Museo Nacional de Historia Sueca de Estocolmo. Algunos de tales objetos consistían en casi medio centenar de monedas de oro, datadas en los siglos V y VI y acuñadas tanto en la zona oriental como occidental del decadente (o extinto, como se quiera ver) Imperio romano, numerario árabe y fragmentos de vidrio franco, Por su lejana procedencia y, dirían algunos por su exotismo, destacan además un cucharón del Egipto copto, el puño de un báculo irlandés y, por encima de cualquier otro objeto, una pequeña estatua en bronce de un sedente Buda, fechado en el siglo V y procedente de talleres de Cachemira.
Tal pieza, objeto del mayor interés, pudo llegar a su destino de diferentes maneras; o bien por mediación de la Ruta de la Seda hacia el mar Negro, y de ahí al Báltico, o bien desde la misma India al mar Caspio y, a través del Volga, aguas arriba, arribar al norte. Parece que pudo ser un talismán, dado su pequeño tamaño, que algún mercader llevaría consigo colgado del cuello. Tan relevante ha resultado el hallazgo que el gobierno sueco emitió un sello conmemorativo con la imagen de la figura hace unos pocos años. Surge aquí un interrogante, que ni evidencia debe ser, ni menos todavía prueba, pero que resulta al menos inquietante: ¿tendrá algo que ver en la presencia de este singular objeto (por su procedencia que no por su manufactura), que los últimos estudios genéticos hayan demostrado la existencia de esclavos en estas nórdicas regiones de procedencia pakistaní, iraní o del Kurdistán?. Pues ahí queda la pregunta; sin respuesta…todavía. En cualquier caso, recuérdese aquello que decía Hermann Kern, de que en el laberinto, uno no se pierde, se encuentra; uno no encuentra al Minotauro, se encuentra a sí mismo (lo que ocurre es que, en ocasiones, se tarda bastante).

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2020

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