Textos de las Pirámides. En este caso, en la cámara funeraria del faraón Teti, en Saqqara.
Los
diversos textos de este período histórico en Egipto se suelen clasificar en los
que conforman la literatura religiosa, aquellos que forman los escritos o
aleccionamientos sapienciales, y los que configuran los escritos epigráficos y
de carácter técnico. En la literatura de tenor religioso encontramos, en primer
término, los Textos de las Pirámides, inscritos en la pirámide de Unas, último
rey de la Dinastía V, y en la mayoría de las de las Dinastías VI y VII. Se
trata de un conjunto de himnos, de fórmulas inscritas en jeroglíficos
dispuestos verticalmente. Conforman una compilación de multitud de textos de
diferentes procedencias y antigüedad, algunos incluso predinásticos. Los mismos
fueron reelaborados por el clero menfita, en virtud de la necesidad de
adaptarlos al uso funerario del rey, cuya sobrevivencia en el Más Allá se
deseaba garantizar. Otro texto de la misma tipología religiosa es la Estela de
Sabacón, dividida en dos sectores; la primera, es una narración dramatizada
sobre la lucha de Horus y Set y la unificación de Egipto por Horus en el templo
de Ptah en Menfis; y la segunda, un texto teológico donde se explica la
creación del mundo por el dios primordial Ptah. En términos genéricos, toda
esta literatura era anónima.
El
género de los Aleccionamientos Sapienciales nace, precisamente, en el Reino
Antiguo. Se desarrolla debido a la existencia de círculos intelectuales, las
escuelas de escribas (Casas de la Vida), centros de enseñanza creados por el estado
donde se formaban los futuros cargos de la administración. Se destacaron, entre
otros, Enseñanzas para Kaguemni, compuestas por el visir Huni de la Dinastía
III, Enseñanzas de Hordyedef y Enseñanzas de Ptahhotep.
Los
escritos técnicos, por su parte, eran de carácter histórico. En Egipto existía
el afán por dejar recuerdo escrito de los acontecimientos históricos. Los
primeros Anales pudieron proceder del reino de Buto, antes de la unificación.
Eran enumeraciones de reyes, años y acontecimientos. Se destaca,
fundamentalmente, la Piedra de Palermo. También lo son las inscripciones, en
las que se enumeran los cargos administrativos, honoríficos, las expediciones
al extranjero, y se muestran escenas de la vida cotidiana. Escritos técnicos
relativamente abundantes son los textos médicos, caso del Papiro Edwin Smith.
La
literatura de este momento no es narrativa, sino que tiende hacia lo abstracto,
aunque pudo haber existido una literatura narrativa oral de tipo popular. Los
relatos de carácter histórico serán, propiamente, las biografías del Reino Antiguo,
mandadas a escribir por altos personajes en sus mastabas. Son de dos tipos:
aleccionadoras de tipo moral (el difunto proclama las normas de conducta que ha
practicado y los hechos de su vida real se omiten), y “auténticas”, en las que
algunos personajes creyeron relevante justificarse narrando, por tanto, su vida
real.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV, Doctorado en Historia
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