28 de octubre de 2017

Los inicios de la escritura en China: del neolítico a la época Shang



Imágenes (de arriba hacia abajo): un diseño de pez, hacha y grulla en estilo naturalista, sobre una urna gang. Yancun, Henan (3500-3000 a.e.c.); e insignia de linaje o emblema que incluye dos siluetas humanas, de espaldas entre sí, además de un hacha-daga, sobre un bronce gui. Anyang.

La configuración de signos rayados o pintados sobre cerámicas neolíticas, encontradas en tumbas de personalidades de alto estatus, debieron contar en el Neolítico con dos impulsos mayores, el naturalísta-realista y el diagramático o esquemático, asociados (sobre todo el segundo de ellos), con las culturas Liangzhu (Jiangsu) y Dawenkou (Shandong y regiones del norte de Jiangsu), culturas orientales en las que durante los milenios IV y III a.e.c., los caracteres empezaron a surgir.  
Muchos de tales signos se localizan sobre cerámicas, inscritos a menudo antes de la cocción, que se empleaban como vasijas para conservar alimentos. Se ha pensado que representaban marcadores sociales que, localizados en los enterramientos, servirían también para propiciar alguna función ritual.
Como ejemplo de la tradición naturalista se ha propuesto la imagen de una grulla blanca pintada sobre una urna en Yancun (Henan), cuyo significado sería el de un nombre de lugar o de un clan asociado con él. El hacha (yue) que, asimismo, también se representa, haría las veces de un atributo honorífico, indicando rango o estatus, aunque se ha propuesto (Li Di; Lu Sixian) que la forma del hacha equivaldría a sui, palabra para año.
Como paradigma de la tradición diagramática se han propuesto los pictogramas del sol y el pájaro encontrados sobre un pequeño número de jades Liangzhu datados hacia 3000 a.e.c. Estos pictogramas podrían tratarse como emblemas del yang niao o Pájaro del Sol, lo que se cree sería el nombre de un pueblo (en base a textos posteriores), que habría habitado en la región oriental entre el río Amarillo y el Yangzi.
Claro que esos pictogramas no tendrían porque ser necesariamente escritos ni ser necesariamente caracteres. Tendrían un significado, pero no se pueden caracterizar asociándoles una pronunciación convencional. En cualquier caso, los “pueblos” neolíticos Liangzhu y Dawenkou, mostraban ya, en diferentes partes de China, algunos signos, lo cual es un indicador de un uso extendido.
Podría destacarse que un significativo número de signos neolíticos representaban objetos rituales, como hachas, cetros y azuelas. Tales imágenes pudieron haber sido los ancestros de los emblemas pictográficos, a menudo tomados como insignias y nombres de clan aunque, en todo caso, distintos de la escritura regular Shang, inscrita sobre piezas de bronce. Los emblemas pudieron haber servido, no obstante, tanto de ornamento como de símbolo.
A pesar de la incapacidad de asociar nombres específicos y valores fonéticos a las marcas o signos neolíticos, se puede estar tentado a identificarlos como una proto escritura. Quizá estemos ante algo ambiguo, entre la semiografía, que incluye sistemas de comunicación visibles que indican ideas directamente, y una glotografía, sistema que provee una representación visible de alocuciones del lenguaje hablado.  
Algunos signos neolíticos, sin embargo, incluyen la representación de figuras humana o animal en hachas de jade (objetos relacionados con personas de alto estatus) y en tubos cong, propios de la elite de los enterramientos Liangzhu en el área del delta del Yangzi. Parecen haber sido escritos en un estilo naturalístico y en “código” (estilo esquemático), lo cual sugiere que en esta etapa la legibilidad de ciertos signos sobre objetos rituales estaría reservado a unos “iniciados”, aquellos que podrían leer el “código”.
El impulso a reemplazar representaciones, más naturalísticas, con grafías, más estilizadas y esquemáticas, pudiera estar ya presente en estas épocas. La preferencia de la grafía sobre la imagen, del signo codificado sobre la representación naturalista, pudo deberse al hecho de que la forma naturalista, aunque más fácilmente legible por los no iniciados, podría haber sido más “difícil” de grabar en el jade que los motivos más esquemáticos, con sus líneas simples y círculos. La versión esquemática debió haber sido más atractiva para los artesanos, siendo más fácil de producir y más atractiva también a las elites sociales, puesto que encarnaba un código más esotérico.
Varios y diversos signos, generalmente incisos sobe cerámicas, han sido hallados en el sitio de Erlitou (época de Shang Antiguo, hacia el siglo XVI a.e.c.), en el norte de Hernan central, aunque no hay modo de leer su significado. Unos pocos símbolos y grafías se han encontrado también en artefactos de época del Shang Medio, sobre todo en yacimientos como Erligang (siglo XV a.e.c.). Algunos de estos objetos pueden haber sido los precursores de las formas gráficas de los huesos oraculares, pues se han encontrado inscripciones, con diferentes sistemas de signos, en tres fragmentos óseos. Por otra parte, algunos bronces rituales de Erligang, los nuevos símbolos de prestigio, fueron moldeados con inscripciones.
La escritura china en su forma totalmente desarrollada, en los huesos oraculares y las inscripciones en bronce del Shang Tardío, fue logográfica; esto, es se usaban grafías para registrar palabras. No fue ideográfica (empleando grafías para registrar ideas o cosas sin mediación del lenguaje). La escritura Shang no consistió, en general, en pictografías escritas. Las inscripciones oraculares en hueso representan el primer gran corpus de textos escritos en un sistema bien desarrollado, cuyos principios, fonética combinada y elementos semánticos, pueden identificarse como los propios de la escritura posterior.
Más de cuarenta mil huesos oraculares, muchos de ellos con numerosas inscripciones individuales, han sido reproducidos en el corpus Heji, en tanto que varios miles más en otras colecciones. Los huesos oraculares ofrecen mucha información acerca de cómo los reyes buscaban adivinar. El vigésimo primer rey Shang, Wu Ding (1200-1189 a.e.c.) utilizó la adivinación en un extenso rango de tópicos, como campañas militares, sacrificios, expediciones de caza, la fortuna que esperaba determinado día de la semana de diez días Shang, la agricultura, las enfermedades, el tiempo, el nacimiento, los sueños, la construcción de edificaciones, la asistencia divina, el pago de tributos o las solicitudes dirigidas a los poderes naturales y ancestrales.
La escasez de fuentes pareciera querer decirnos que la escritura en la antigua China fue usada, primariamente, en contextos religiosos o adivinatorios. Sin embargo, el carácter perecedero de algunos materiales, como la madera, la seda o el bambú pudo implicar la presencia de otros escritos que no han llegado hasta nosotros.
Existen razones para pensar que las inscripciones oraculares en hueso representaron un secundario, más que primario, registro de los rituales llevados a cabo por los adivinadores de la dinastía y los reyes. Los adivinadores debieron, en un relevante número de casos, haber mantenido un registro inicial, presumiblemente escrito con un cepillo sobre materiales perecederos como las tiras de bambú. Los grabadores (que no serían los adivinadores) establecerían las información primaria que había sido registrada en esa suerte de libros de notas de los “adivinos” y habrían grabado el registro final en los huesos o caparazones de tortuga, un tiempo después de que los eventos pirománticos realizados y registrados. Así, algunas inscripciones sugieren que fueron copias de textos que se han perdido.
Las inscripciones oraculares en hueso únicamente muestran que los Shang mantuvieron registros numéricos de las conscripciones militares, sobre los conflictos con los Qiang u otros enemigos, al respecto de los animales ofrecidos en sacrificio o capturados en las cacerías, acerca de las ofrendas en forma de tributos de los caparazones de tortuga, los rebaños de ganado, medidas de vino y demás datos misceláneos. 
Dada la naturaleza teocrática del estado Shang la distinción entre escritos seculares y religiosos no resulta fácil de hacer. Sin embargo, parece muy probable que un considerable conjunto de escritos no se enfocase primariamente sobre el culto y el ritual. Un número relativamente pequeño de escritos Shang no oraculares han sobrevivido sobre hueso, piedra, cráneos humanos y de animales, cerámica y jade. Tales registros sirvieron como anotaciones de los tributos, ejercicios de esculpir, etiquetas de las tablillas de los ancestros, registros de sacrificios, genealogías y marcas de ceramistas.
En los períodos tardíos, textos como los manuales de los rituales, regulaciones oficiales, listas de bienes funerarios o calendarios fueron mayormente escritos sobre tiras de bambú o de madera. De tal modo, es razonable sospechar que las gentes Shang también realizaron distinto tipo de documentos escritos sobre tiras de madera.
Las inscripciones antiguas en China, sean sobre bronces, hueso o cerámica, se caracterizaban por el cercano vínculo entre el objeto inscrito mismo y el texto, de tal modo que el texto propiamente dicho se refería al objeto. Así, por ejemplo, una inscripción oracular sobre hueso puede ser vista como una “etiqueta” que nos informa acerca de que un hueso que determinado adivino echó al fuego en un día concreto, y contenía un particular tópico. Una inscripción sobre un bronce es también una etiqueta que informa de que ese vaso ritual fue realizado para usar en los rituales ofrecidos a un determinado ancestro. Las insignias pictográficas de clanes en bronces rituales o en artefactos como un arma o un instrumento musical pudieron haber cumplido una función similar.
Las inscripciones fueron auto referenciales; no fueron textos independientes que hayan tenido una existencia autónoma por sí mismas. Parece improbable que una cultura capaz de etiquetar objetos en esta manera con considerable frecuencia, se hubiese limitado a sí misma escribiendo “etiquetas” y nada más. Debió haber habido, en consecuencia, documentos sobre bambú o madera, por ejemplo, referidos a eventos que acontecieron de modo independiente del acto y el objeto de la inscripción.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. 

Bibliografía referencial

BOLTZ, W.G., The Origin and Early Development of the Chinese Writing System, American Oriental Series n° 78, American Oriental Society New Haven, 1994.
____________., “The Invention of Writing in China”, Oriens Extremus, n° 42, 2000-2001, pp. 1–17.
CHEUNG K.-Y. “Recent Archaeological Evidence Relating to the Origin of Chinese Characters”, en KEIGHTLEY, D.N. (edit.), The Origins of Chinese Civilization, University of California Press, Berkeley, 1983, pp. 323-391.
HANSEN, Ch., “Chinese Ideographs and Western Ideas”, Journal of Asian Studies n° 52, 1993, pp. 373-399.
HARRIS, R., Rethinking Writing, Athlone, Londres, 2000.
KEIGHTLEY, D.N., “The Origins of Writing in China: Scripts and Cultural Contexts”, en SENNER, W.M. (edit.), The Origins of Writing, University of Nebraska Press, Lincoln, 1989, pp. 171-202.
________________., “Art, Ancestors, and the Origins of Writing in China”, Representations n° 56, 1996, pp. 68-95.
LEWIS, M. E., Writing and Authority in Early China, State University of New York Press, Albany, 1999.
LI LING, Zhongguo fangshu xukao, Dongfang chubanshe, Beijing, 2000.
LU SIXIAN & LI DI, Tianwen kaogu tonglun, Zijin cheng chubanshe, Beijing, 2000.
POSTGATE, N. & WANG, T. & WILKINSON, T., “The Evidence for Early Writing: Utilitarian or Ceremonial?”, Antiquity, n° 69, 1995, pp. 459-480.
SAMPSON, G., Writing Systems: A Linguistic Introduction, Stanford University Press, Stanford, 1985.

UNGER J. M., Ideogram: Chinese Characters and the Myth of Disembodied Meaning, University of Hawaii Press, Honolulú, 2004.

No hay comentarios: