23 de abril de 2012

Las personificaciones míticas griegas: las Horas, las Moiras y las Musas


IMÁGENES: ARRIBA, LAS MOIRAS Y LOS GIGANTES, ALTAR DE PÉRGAMO, BERLÍN; ABAJO, UN LÉCITO DE FONDO BLANCO CON UNA MUSA EN EL MONTE HELICÓN. QUIZÁ ES CALÍOPE. SE ATRIBUYE AL PINTOR DE AQUILES, 445 A.N.E.

Las Horas, hijas de Zeus y de la titánide Temis, son las tres deidades que se encargaban de regular los procesos recurrentes del nacimiento, el crecimiento y la muerte, vinculados con el ciclo agrario y las estaciones. Por ese motivo se consideraban las representantes del espíritu divino de la vegetación. Llamadas en Atenas Thallo o florecimiento, Auxo o crecimiento y Karpo o cosecha, solían aparecer asociadas al cortejo de Dioniso, dios vinculado con la tierra y la producción agrícola, aunque también como hijas de Temis se las denominaba Eunomía, Eirene y Dike, Norma o Disciplina adecuada, Paz y Justicia, respectivamente, aludiendo, de tal modo, a valores socio-políticos inherentes al orden de la polis. Las Horas pueden también acompañar las canciones de las Musas y el tañido de la lira de Apolo. Las Moiras (porción y, por ende, las que reparten), también llamadas Parcas (tria Fata en latín) y, del mismo modo, hijas de Zeus y Temis, son tres personificaciones del destino individual, de la suerte vital de los seres humanos. Sus nombres son Cloto, es decir, hilandera, porque hilaba la hebra de vida desde su rueca hasta su huso. Su equivalente romana era Nona, originalmente una diosa invocada en el noveno mes de gestación; Átropos, lo que no gira[], figurativamente algo inevitable; es quien cortaba el hilo de la vida. Elegía la forma en la que moría cada persona y equivalía a la propia morta romana y; Láquesis, la que echa a suertes, es la encargada de medir el hilo de la vida de cada persona con su vara de medir. Su equivalente romana era décima. Todas ellas, asociadas a una rueca con hilos, se encargaban de regular la duración de la vida desde el momento del nacimiento hasta el fallecimiento. Las Musas, cantoras divinas, son las nueve hijas de Zeus y Mnemósine. Son las nueve mujeres que presidían las artes y el pensamiento y sus manifestaciones en cualquiera de sus formas: desde la elocuencia, la sabiduría y la historia, hasta la persuasión la astronomía y las matemáticas. Dependían del dios Apolo, pero como acompañantes de los gobernantes propiciaban que éstos hablasen adecuadamente y buscasen restablecer la paz tras los conflictos. Según el historiador griego Pausanias las musas fueron, al principio, únicamente tres: Aedea, el canto, la voz, Meletea, la meditación y Mnemea, es decir, la memoria. Juntas representaban las precondiciones del arte poético en la práctica del culto religioso. Con posterioridad, las musas clásicas son las siguientes: Calíope, la musa de la poesía heroica, mostrada meditativa y con una corona de laurel, un estilete y una tablilla; Erato, la musa de la poesía lírica, que portaba una corona de mirto y rosas, y sostenía un laúd o una flecha; Melpómene, musa de la tragedia, representada con máscara; Talía, la de la comedia, también representada con máscara, pero cómica; Clío, la musa de la historia, que solía llevar un libro y una trompeta; Polimnia, la de la retórica, mostrada con un cetro; Terpsícore, la musa de la danza, ataviada con guirnaldas de flores y con una lira en sus manos; Euterpe, la musa de la música, que llevaba una flauta; y Urania, musa de la astronomía, representada con una vara y un globo terráqueo. Para los neo pitagóricos, las musas eran también las garantes de la inmortalidad.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Ciencias Sociales, UCV. Escuela de Historia

16 de abril de 2012

Dioses remeros Mayas



LA ILUSTRACIÓN CORRESPONDE A LA TUMBA 116 DEL TEMPLO I DE TIKAL, EN GUATEMALA. MUESTRA A LOS DENOMINADOS DIOSES REMEROS MAYAS. AMBOS, EN LAS ESQUINAS, SON DEIDADES ANTIGUAS. TRANSPORTAN AL DIOS DEL MAÍZ A UN LUGAR PRÍSTINO DE LA CREACIÓN PARA COLOCAR TRES PIEDRAS (EL HOGAR CÓSMICO, LUEGO RECREADO EN LAS CASA MAYAS). CONDUCEN, NAVEGANDO POR LAS AGUAS DEL INFRAMUNDO A UN PERSONAJE DE LA REALEZA ENTRE DIVERSOS ANIMALES PROPIOS DE UN AMBIENTE TROPICAL.


Prof. Dr. Julio López Saco

Escuela de Historia, UCV, Escuela de Letras, UCAB

9 de abril de 2012

La génesis del Egipto antiguo

En el período predinástico tardío, que corresponde a la Cultura de Nagada II o Gerzense del Alto Egipto (3500-3300 a.n.E.), existían una serie de comunidades urbanas en el Alto Egipto en torno al río Nilo, entre las que se destacaban los denominados proto reinos de Nagada, Hieracómpolis y Tinis-Abydos. Los tres entran en conflicto por territorio y recursos, dando como resultado el triunfo de Hieracómpolis, cuyos regentes acabaron estableciéndose en Tinis (con su necrópolis en Abydos). Esta unificación militar, o a través de alianzas estratégicas, del Alto Egipto, muestra una sociedad jerarquizada que contrasta, para la misma época, con la autonomía de las comunidades del Bajo Egipto, con la relativa igualdad social de sus gentes (aunque pudo haber algunas elites en Buto y Sais) y, por tanto, con la inexistencia en el delta de un reino unificado. Las culturas del Bajo Egipto dejaron atrás sus tradiciones y su cultura material al asimilar las del Alto Egipto, como se constata en el caso de la cerámica roja hecha a torno y en la fabricación de los vasos de piedra típicos de Nagada II. Así, en el Predinástico tardío, momento en que surgen los primeros signos jeroglíficos, probablemente asociados a un ámbito funerario de la realeza, las culturas autóctonas del Bajo Egipto desaparecen y son reemplazadas por las del Alto. Este proceso de unificación cultural es previo al político, que en todo caso no se produjo por enfrentamientos entre un soberano del Alto Egipto y otro del Bajo, representante de un delta del Nilo unificado, sino que la unificación, que conlleva la formación del Estado territorial en Egipto, fue debida a las conquistas, en oleadas sucesivas de carácter militar, y muy dilatadas en el tiempo, llevadas a cabo por soberanos del Alto Egipto. El Egipto de las dos tierras debe concebirse, de este modo, únicamente como una idea relacionada a la polaridad complementaria y contrastante de todas las cosas que imperó en el pensamiento egipcio posterior.
Este largo proceso de unificación es previo a Narmer, y está dirigido por diversos soberanos del sur de Egipto que conforman la ahora denominada Dinastía 0, de la que conocemos el nombre Horus de sus últimos mandatarios, Ni-Hor, Hat-Hor, Iri-Hor y, sobre todo, Ka, Escorpión y, finalmente, Narmer. El Protodinástico (que se asocia con Nagada III-Ombos), entre 3300 y 3100, es el momento en que se certifica la unificación, no solamente cultural sino política, de Egipto, tal y como nuestras fuentes primordiales para el período, las cabezas de maza, las famosas paletas con imágenes gráficas y los cuchillos ceremoniales, parecen demostrar.
Veánse al respecto el análisis efectuado sobre la Paleta de Narmer, la entrada sobre los nombres del faraón y las referencias a las culturas neolíticas en Egipto en nuestro blog: www.asiahistoria.blogspot.com


Prof. Dr. Julio López Saco

UCV-UCAB. Doctorado en Historia y en Ciencias Sociales