REPRESENTACIÓN DEL BATIMIENTO DEL OCÉANO POR LOS DIOSES, DONDE SE VE, ENTRE OTRAS COSAS, EL KUMBH Y LA VACA.
La
sacralidad de la vaca en India responde a diversos condicionantes de tipo
socio-económico, pero también de carácter mítico. Las vacas, referidas como Gau Mata o Madre Vaca[1],
son un referente de riqueza, pues la riqueza de una familia se mide en función
del número de los animales que se tengan en casa. La vaca puede ser
intercambiada por otros bienes o servicios, presentada como una dote en el
matrimonio, o como un mecanismo de honrar las obligaciones de impuestos. El regalo
de uno de estos animales a un sacerdote brahmin se considera una acción piadosa
que garantiza la salvación futura del donante[2].
La vaca proporciona alimento indispensable: la leche, pero también combustible
para el fuego del hogar y de la cocina: su estiércol. Con sus deposiciones se
hacen una especie de tortas para avivar el fuego de la casa y, mezcladas con
arcilla, se usan como un poderoso y muy efectivo insecticida contra los
insectos.
En
uno de los textos antiguos más conocidos, los Puranas, manuales de mitología
hinduista, se cuenta como entre la serie de maravillosas cosas que surgieron de
la acción de batir del mar por parte de los dioses en el momento de la creación
del mundo, emergió Kamdhenu, la vaca
que colma todos los deseos[3].
Por consiguiente, los indios creen que cada vaca es una recreación de Kamdhenu. Por otra parte, los hindúes
también creen que sólo pueden alcanzar la otra vida tras la muerte después de
cruzar un río mítico subterráneo asiéndose de la cola de una vaca. Es por eso
que en la ceremonia de paso del alma de un hombre fallecido hacia el cielo se
incluye la donación de una vaca a un sacerdote brahmin.
Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV
Escuela de Letras, UCAB
[1] Para los
hindúes existen cuatro madres de todo ser humano (de igual importancia): la
madre biológica, la madre tierra, la vaca y el río Ganges.
[2] A la par,
la muerte de uno de estos animales en la casa es una ofensa mayor y requiere
una apropiada expiación. El propietario debe peregrinar a varias ciudades
sacras de India para purificarse del pecado. A su vuelta, debe alimentar a los
brahmines de su localidad. Por tal motivo, es económicamente rentable, y
religiosamente aconsejable, que en previsión, se dejen las vacas libres en las
calles.
[3] En su
segundo avatar, Visnú, en forma de una tortuga (Kumra), recupera lo que se
perdió en la inundación. Sobre su caparazón se levanta la montaña Mandara y el mar es batido para buscar
las cosas perdidas en el fondo del mar. Entre las riquezas recuperadas se
encuentra el agua dadora de vida (Amrit),
Dhanvantri, el médico de los dioses y
mantenedor de Amrit, Lakshmi, la
diosa de la riqueza, Chandra, la luna, la diosa del vino (Sura), una ninfa
llamada Rambha, y la vaca de la plenitud, llamada a veces Surabhi.
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