La cultura Atestina (en
su horizonte cultural Este III), en la Italia septentrional, mantuvo la cultura
local pero también acusó el impacto orientalizante, que recibió tamizado desde
Etruria, desarrollándose en unos objetos peculiares, situlae. Las sítulas,
cubos o calderos de carácter funerario ritual hechos en bronce, son fruto de
una tradición de obras en bronce batido. El influjo orientalizante se constata
en la decoración de estos recipientes, con motivos decorativos zoomorfos y
también humanos. Uno de los ejemplares más antiguos del norte de Italia procede
de Benvenuto (el de la derecha en la imagen), presentando motivos geométricos
que recuerdan la artesanía del metal durante los Campos de Urnas, si bien la
decoración figurativa apreciable, formando escenas de banquetes, hileras de
seres míticos y procesiones de guerreros, distribuidos en bandas, denota los
rasgos orientalizantes. Es un panorama decorativo que refiere una escenografía
propia de los modos sociales de los aristócratas o príncipes de la época. Los
ejemplos que se muestran son, uno de la necrópolis de La Certosa, y el otro de
la tumba de Benvenuto, ambos datados hacia 500 a.e.c.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Septiembre, 2018.
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