La colonización griega comienza a partir del siglo VIII a.n.e. Comandados por un oikistés, fundador y jefe de la expedición, los colonos fundaban una nueva ciudad, a imitación de la metrópoli, que adoptaba sus instituciones políticas y sus dioses, sin que se estableciera entre ambas (colonia y metrópoli), una relación de dependencia política, sino afectiva, con influencias recíprocas. Sus causas pudieron ser variadas. Desde asuntos personales o políticos que generarían exilio, es decir, ostracismo, pasando por la sobrepoblación y las carestías alimenticias, propias de una región continental bastante árida y muy montañosa, hasta el espíritu aventurero y la necesidad de tierras de parte de los propios terratenientes. Se pueden distinguir dos oleadas migratorias colonizadoras: la primera, entre 770 y 675 a.n.e., hacia Sicilia y el sur de Italia (Magna Grecia), y el norte del Egeo, propiciada por polis como Corinto, Megara y las ciudades de la isla de Eubea; la segunda, entre 675 y 600 a.n.e., localizada en Tracia, el Helesponto, Ponto Euxino, Egipto, Cirenaica y el occidente mediterráneo: la futura Galia (Massilia) e Iberia (Ampurias) por parte, sobre todo, de Mileto y de los focenses.
Prof. Dr. Julio López Saco
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