30 de septiembre de 2020

Arte y religión: retoños de la mente simbólica humana

Una buena cantidad de productos de nuestro cerebro que son capaces de mover pasiones (fantasía, mitos, imaginación), pueden clasificarse en el marco de dos facetas universales propias del comportamiento humano, que definen nuestra especie, a pesar de que desde la perspectiva de la sobrevivencia se puedan contemplar como inútiles: el arte y la religión, las cuales han marcado el devenir de la historia humana. El desarrollo de nuestra mente simbólica, fundamento de ambas, es una mente que trasciende la realidad inmediata. Es la mente que ya tenían aquellos neandertales que adornaban su cuerpo con conchas de diversos colores. Las creencias religiosas y las artes se contemplan como un juego vital, una parte decisiva del juego social. Y es que la principal característica humana parece ser antes el juego que la sapiencia. Desde la óptica zoológica ambos productos son extraños pues concentran valores sociales y rangos emocionales.

El arte es capaz de producir placer biológico, tangible y con profunda intensidad. Su apreciación provoca acción y movimiento, emoción y empatía. Tal vez los ornamentos corporales personales hayan sido el motor de la posterior evolución cultural del arte figurativo. Los más arcaicos ejemplos de adorno personal se hallaron en la cueva de Blombos, en Sudáfrica, en donde aparecieron caracoles marinos de unos ochenta mil años de antigüedad, perforados con la intención de ser ensartados en un collar. A pesar de que faltan evidencias de la función social del arte figurativo, zoomorfo o antropomorfo, no se puede descartar que se destacase por su propensión a impresionar a los demás. Hasta es probable que el sapiens quisiera demostrar su superioridad sobre los neandertales en Europa precisamente haciendo ostensible sus refinadas y precisas habilidades motoras necesarias para producir obras estéticas. Aquí cobra valor el supuesto de que el arte, como otras facetas humanas, es un juego. En cualquiera de los casos el arte, tanto el adorno personal, como el arte figurativo, pictórico o escultórico de los cromañones, es una manifestación de una mente simbólica.

Se suele señalar a las inhumaciones intencionadas como la seña que indica la presencia de creencias religiosas en los grupos humanos. La célebre Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos) puede haber sido un lugar de acumulación intencionada de cadáveres por parte del Homo heidelbergensis, hace más de medio millón de años. Una clave para entender la religiosidad humana, no obstante, es la presencia en el ser humano de una mente modelada para vivir socialmente, la cual permite entender como agentes causales una serie de cosas que en realidad no lo son. Astros, piedras, nubes, objetos de distinto tipo pueden poseer “vida” y “voluntad”; es decir, tener intencionalidad. El ser humano, como buscador de mentes, cree encontrarlas en todas partes, lo que significa que las creencias religiosas pudieron crearse a partir de tales mecanismos mentales.

Con un menor atisbo de duda, se puede decir que las creencias religiosas desempeñan un rol destacado en la cohesión grupal. Una razón factible de las religiones puede ser la sugestión, capacidad probablemente única del ser humano. Las personas pueden ser sugestionadas, y si quien sugestiona es superior jerárquicamente (una autoridad) al sugestionado, el efecto se multiplica exponencialmente. Tal es así que muchas religiones han podido emplear el efecto sugestionador como un mecanismo potenciador de la credibilidad. Un fenómeno, que también puede fomentar la sugestión, y que resulta, además, específico del ser humano, es la hipnosis. Su rol en el desarrollo de las creencias es factible. Un nuevo factor que contribuyó al éxito de las creencias religiosas radicó en su capacidad de explicar o hacer comprensible el mundo y lo que ocurre en él.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020


22 de septiembre de 2020

Poblados y ciudades de la antigua India: una configuración


Imagen: relieve en un friso de la puerta sur de la estupa número 1 de Sanchi, que representa la ciudad de Kushinagar en el siglo V a.e.c.

El asentamiento humano que conforma un pueblo ha sido desde siempre el fundamento de la economía india, a la par que el custodio de la tradición hindú frente a la ciudad, más dispuesta a aceptar otro tipo de tradiciones centradas en religiosidades heterodoxas, como la jaina o la budista. La vivienda, ubicada cerca de un curso de agua o un lugar de aprovisionamiento de la misma, estaba configurada, en época védica, por un recinto con una empalizada hecha de madera. En función de que la casa debía acoger a la familia patriarcal, que reunía los hijos varones casados, pero también a otra serie de parientes, la vivienda tenía que disponer de varias habitaciones distribuidas en un único plano, distribuyéndose alrededor de un patio cerrado. Las familias más pobres, no obstante, habitaban en cabañas sencillas.

El bambú, la madera, la caña y la arcilla mezclada con estiércol de vaca como elemento purificador, además de la cal para enlucir, y los ramajes y la paja para el techo, eran los materiales habituales en la construcción de las viviendas. En los interiores, los tabiques de separación se realizaban con esteras, mientras que el suelo era habitualmente de tierra apisonada. Las paredes internas se enlucían de blanco, en tanto que las externas se ornamentaban con dibujos en color ocre. No solía estar ausente un pequeño espacio para el altar doméstico. El mobiliario esencial consistía en la cama, tinajas, paneras y arcones. No obstante, la vida se desarrollaba, esencialmente y siempre que fuese posible, al aire libre.

Los lugares públicos de mayor importancia y significación eran el templo, la cisterna y la casa del consejo del pueblo. El consejo estaba formado por miembros escogidos entre los más ancianos de las distintas comunidades, dirigidos por un jefe. Más alejado del pueblo, muchas veces al lado de algún río, se encontraba la zona reservada para las cremaciones de los cadáveres, un lugar considerado impuro y poblado por espectros.

En los alrededores próximos se cultivaban los campos, sobre todo con arroz, mijo, caña de azúcar, trigo, hortalizas, legumbres y frutas variadas. Al lado de la agricultura se practicaba el pastoreo, la apicultura y la cría de aves de corral. La cercanía de junglas hacía posible la práctica de la pesca y la caza, de la cual se utilizaba tanto la carne como las pieles.

La estructura de la ciudad estaba regulada por un ritual que se imponía sobre un esquema en forma de rejilla en el que cada cuadrado estaba protegido por una deidad específica. Las primeras aglomeraciones de consideración urbana en el valle del Ganges aparecieron en torno a la mitad del primer milenio antes de nuestra Era. Fue el caso de Indraprastha, Ayodhya, Hastinapura y Girivraja, de las cuales, no obstante, apenas han quedado vestigios, salvo algunas empalizadas. Las viviendas se hacían con materiales perecederos. No será hasta el siglo VI a.e.c. cuando aparezcan las primeras edificaciones en piedra, concretamente en Rajagriha, en Bihar.

Las fuentes literarias son de ayuda para reconstruir la forma arquitectónica de las urbes de los primeros siglos de la Era cristiana. Es el caso particular del Raghuvamsha, de Kalidasa, centrado concretamente en la dinastía de Ayodhya y en los paneles de las grandes estupas de Sanchi, Amaravati y Bharhut. El recinto acostumbraba a estar protegido por muros, rodeados generalmente por fosos, con torres defensivas y varias puertas. Los tratados de arquitectura urbana muestran que las calles debían cruzarse en ángulo recto. Las principales estaban pavimentadas con guijarros y bordeadas por canales para la recogida de aguas. La avenida real era la arteria principal, y atravesaba la ciudad de este a oeste. A ella daba el palacio real de la ciudad.

Para transportar las mercancías se empleaban vehículos pesados tirados por una pareja de bueyes, normalmente de dos ruedas. Las personas utilizaban pequeños carruajes tirados por caballos y protegidos por un pequeño tejado abombado.

Los templos, establos, galerías de pinturas, cisternas y jardines públicos eran otras edificaciones propias de las ciudades. Los barrios se dividían por castas y gremios. Las viviendas de los más ricos tenían varios pisos, y estaban hechas de madera, ladrillo cocido, arcilla mezclada con paja y bambú. Las ventanas se cerraban con esterillas y con rejillas fabricadas de bambú. Los tejados podían ser abombados o planos, con cubiertas de tejas cocidas. Las zonas de la casa se reservaban para los hombres, la servidumbre, las mujeres y los animales. Se articulaban alrededor de un patio con un pozo en el medio. Era un sitio destacado el recinto para el fuego sacro. Habitualmente los baños formaban una estructura aparte. En una buena cantidad de casas existía una estancia, de carácter secreto, destinada para el tesoro familiar. El texto Kamasutra cuenta que el mobiliario incluía escabeles, divanes, cofres, sillones, consolas, mesas para pintar y camas con baldaquino. Diversas cortinas y esteras se empleaban para separar los ambientes, en tanto que la iluminación dependía directamente de candiles de metal o de terracota. Uno de los objetos que más destacaban en las casas eran los espejos.

La construcción de la casa se realizaba después de una serie de rituales. El arquitecto-sacerdote tenía que considerar la naturaleza del terreno y observar su solidez, sabor, olor y color. La fecha de comienzo de las obras debía ser establecida por un astrólogo.

En las ciudades existían numerosas tabernas y casas de juego. Los espectáculos y juegos con presencia de animales eran frecuentes, además de las representaciones de juglares, títeres, acróbatas itinerantes y actores. Por otro lado, la prostitución era una actividad muy real en la vida urbana. Las cortesanas eran, en cualquier caso, cultas y refinadas. La urbe estaba dirigida por un gobernador que tenía la ayuda de un consejo municipal, en el que estaba el jefe de los mercaderes, de los escribas, de los cancilleres y de los banqueros, al margen de otros representantes de gremios profesionales destacados.

En definitiva, tenemos en términos globales, una ciudad rodeada por muros almenados, con puertas monumentales, fosos y jardines, y en su interior un buen número de casas de varios pisos con balcones y verandas. 

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020. 


Vídeos (H e I): Ciudades del mundo antiguo: una historia



Vídeos 7 (arriba) y 8 (abajo), de la serie Ciudades del mundo antiguo: una historia. En el séptimo se analizan las ciudades de Palmira, Pompeya, Roma y la etrusca Caere; en el octavo, Meggido, Qumram, la muy famosa Troya y Mileto, cuna de filósofos como Tales y logógrafos de la talla de Hecateo. Todos estos enclaves han tenido una relevancia histórica decisiva. Espero, como siempre, que puedan ser de utilidad. Saludo cordial. J.L.S. 

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020

 

14 de septiembre de 2020

Shimao y el nuevo neolítico chino protourbano




Imágenes, de arriba hacia abajo: foto del yacimiento de Shimao. Cortesía Xinhua; cráneos desenterrados en la puerta oriental de Shimao; y relieve con presunta deidad híbrida. Cortesía Shaanxi Provincial Institute Archaeology.

En la meseta de Loes (o Huangtu, en Shanxi, Gansu, Shaanxi y Región Autónoma de Ningxia), próxima al desierto del Ordos, en las colinas del río Tuwei, aparecieron una serie de fragmentos de jade, varios de ellos con forma de discos, cetros u hojas de cuchillo. El jade no se halla de modo natural en el norte de la provincia de Shaanxi y no tiene relación con la Gran Muralla. Los arqueólogos chinos, encabezados y dirigidos por Sun Zhouyong, director del Instituto Provincial de Arqueología de Shaanxi, ante tal circunstancia, empezaron a indagar y descubrieron los restos de una ciudad fortificada (Shimao), con una muralla de casi diez kilómetros de extensión alrededor de una pirámide y un santuario que contenía objetos de jade, murales pictóricos, así como diversas evidencias de sacrificios humanos. Los arqueólogos han sacado a la luz también un extenso conjunto relieves pétreos en forma de animales monstruosos, serpientes e híbridos zoomorfos cuya iconografía recuerda la propia del fin de la Edad del Bronce chino. La datación del yacimiento muestra que determinadas zonas de Shimao se remontan a más de 4000 años, un período bastante anterior al surgimiento de la civilización china en la Llanura Central, mucho más al sur.

Se estima que Shimao floreció entre 2300 y el 1800 a.e.c. Sin embargo, parece que de manera repentina y abrupta quedó abandonada a su suerte. Por otra parte, ningún texto antiguo menciona una antigua urbe de gran tamaño en territorios tan septentrionales, muy al norte de la principal cuna de la civilización china. Se puede afirmar ya que Shimao se ha convertido en el mayor asentamiento neolítico de China, con la presencia de una tecnología y una estética procedentes de la estepa septentrional y que, se estima, pudieron influir en las posteriores dinastías chinas. Este hallazgo, sumado a otros yacimientos prehistóricos próximos e incluso costeros, ha provocado que los historiadores se hayan interrogado acerca de los inicios civilizatorios chinos. Los especialistas piensan que Shimao surgió como una ciudad cuyo objetivo era afrontar continuados peligros, puesto que fue erigida en una región conflictiva, una frontera que sería testigo de la pugna entre los agricultores de las llanuras centrales y los pastores nómadas de la estepa más septentrional.

Se ha estimado que los grabados pétreos habrían conferido a la pirámide escalonada una suerte de especial prestigio religioso. Como medida de protección ante vehementes rivales, las elites de Shimao habrían diseñado esta pirámide, de una veintena de escalones, en la colina más elevada. Tales grupos elitescos se protegerían viviendo en el piso superior de la plataforma, la cual incluye un gran complejo palaciego que contaba con talleres de artesanía y, muy probablemente, templos para rituales y ceremonias diversas. Desde la pirámide central irradiaban las murallas perimetrales interiores y exteriores, marcando un diseño urbano embrionario que sería remedado por las ciudades chinas durante siglos. Es factible que las dimensiones de Shimao requiriesen la colaboración de pequeñas ciudades satélite que estarían en su órbita. De hecho, se han desenterrado unas ochenta ciudades de piedra de época neolítica (de la cultura Longshan), en el norte de la provincia de Shaanxi, diez de las cuales están ubicadas en la cuenca del río Tuwei, lugar de Shimao. Es posible que todos estos pequeños núcleos sentasen las bases sociales para la formación estatal de Shimao.

El sistema defensivo del asentamiento incluía barbacanas (estructuras defensivas con puertas flanqueadas por torres), baluartes y puertas que permitían la entrada en un único sentido. Estos muros fortificados, con más de dos metros de espesor, rodeaban la ciudad. Dentro de las murallas de piedra se emplearon vigas de madera usadas como refuerzos, un método de construcción que se creía iniciado en época dinástica Han, mucho tiempo después. Bajo la muralla del lado este de la ciudad salieron a la luz ochenta cráneos humanos inhumados en seis fosas. Las dos fosas más próximas a la entrada principal a la ciudad contenían veinticuatro cráneos cada una en una determinada disposición. Las cantidades sugieren la evidencia de una decapitación ritual en el momento del establecimiento de los cimientos del muro, al modo de un ritual fundacional de la ciudad. Se estaría, en consecuencia, ante el ejemplo más antiguo documentado de sacrificio humano en la dilatada historia china. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes, tal vez prisioneras que formaban parte de un grupo rival. Estos cráneos de Shimao presagian la evidencia de sacrificios humanos durante el desarrollo de la cultura Shang, entre 1750 y 1080 a.e.c. Los restos humanos podrían ser  indicación de que la puerta oriental señalaba la entrada a un mundo diferente. A esta presencia humana se suman los rombos tallados en algunos bloques de piedra en las murallas en terraza, un hecho que les otorgaba el aspecto de ojos vigilantes sobre la puerta este.

Asimismo, en las paredes de piedra, y a intervalos regulares, se encontraron fragmentos de jade verde oscuro y negro, una especie de ornamentos brillantes que podrían tener la función de alejar el mal y proteger tanto el poder como la riqueza de las elites de Shimao. La enorme abundancia de artefactos de jade sugeriría, por otra parte, que el núcleo importaba grandes cantidades de tal material de aliados comerciales distantes. Además del jade, también fueron descubiertos restos de piel de caimán, que debieron de llegar desde una zona pantanosa más meridional. En relación con la presencia de las pieles de estos reptiles se puede señalar que es probable que se utilizasen en tambores para determinadas ceremonias rituales.

Shimao no permaneció aislada del mundo exterior, en tanto que debió intercambiar tecnología y bienes con un amplio grupo de culturas, desde la estepa de Altái hasta las regiones costeras cercanas al mar Amarillo. Shimao, al igual que otras muchas zonas, demuestra que la civilización china tuvo varias raíces diferentes, y no surgió única y exclusivamente a partir de un desarrollo en la Llanura Central, a lo largo del curso medio del río Amarillo. Las estructuras de piedra, asociadas con la estepa más que con la Llanura Central, el pastoreo de animales, como bueyes u ovejas, así como la metalurgia, son tecnologías que China adoptaría incorporándolas en su cultura.

Otro descubrimiento notable fue el hallazgo de una veintena de fragmentos de hueso delgados, curvados y lisos, todos ellos idénticos. Los arqueólogos pensaban que se trataban de peines u horquillas, pero los huesos resultaron ser arcaicos ejemplos de un instrumento de lengüeta denominado arpa de boca o birimbao. Del mismo modo, se hallaron evidencias de bustos y estatuas humanas que debieron estar ubicadas en las murallas alrededor de la puerta oriental.

Un interrogante que ha llamado la atención de los arqueólogos es el motivo por el cual Shimao quedó abandonada a su suerte. Parece ser que los motivos no tienen que ver con desastres naturales, del tipo de inundaciones, terremotos o plagas. Parece posible que, al menos en parte, la población fuese ahuyentada por una guerra, aunque algunos científicos opinan que el cambio climático pudo tener su influencia. En el tercer milenio a.e.c., el clima era relativamente cálido y húmedo, lo cual atraería población a la meseta de Loes. Sin embargo, los registros históricos demuestran un acelerado cambio entre 2000 y 1700 a.e.c, hacia un clima bastante más seco y frío. Los bosques ausentes y los lagos secos propiciarían, de esta manera, que los desiertos se agrandasen, lo cual motivaría una migración de los habitantes de Shimao.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020.

Canal de YouTube. Arte por Arte. Vídeo 4: escultura del Paleolítico Superior.


Cuarto vídeo de la serie Arte antiguo, en el canal Arte por Arte. En esta ocasión, la segunda parte de la escultura del Paleolítico Superior, concretamente sobre la función y significado de las mal llamadas Venus. Espero que resulte de interés. Un saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020.

Vídeos (F y G): Ciudades del mundo antiguo: una historia



Amigos: vídeos 6 y 7 de la serie Ciudades del mundo antiguo: una historia. En la sexta entrega las ciudades antiguas de Chang'an-Xi'an, Luoyang en China, Babilonia en Irak y Kudaisi en Georgia; en el séptimo vídeo las ciudades de Palmira en Siria, y Pompeya, Roma y la etrusca Caere (Cerveteri), en la península itálica. Estas últimas cuatro estuvieron relacionadas en algún momento de su historia con el mundo romano. Espero que puedan ser de utilidad. Saludo. J.L.S. 

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020.

7 de septiembre de 2020

Odiseo y las sirenas: aríbalo de Boston



En la imagen, un aríbalo, vasija para aceites, con la presencia de Odiseo enfrentado a las sirenas. Del período arcaico, se data entre 575 y 550 a.e.c., y procede de Corinto. (MFA, Museum of Fine Arts, Boston, Vases, nº 467). Se muestra también un dibujo con el despliegue iconográfico. Odiseo atado al mástil de la embarcación (como en el estamno del Pintor de la Sirena), navega por la isla de las sirenas. Se ven las cabezas de la tripulación en una fila. Tres de las enormes sirenas están en la cima de un acantilado, detrás de las cuales hay una mujer sentada, mientras que dos gigantescos pájaros (prefiguración de las propias sirenas) están sobre el barco amenazando a los marineros. Detrás de la embarcación se puede observar una gran edificación, probablemente las puertas del Hades, lo cual alude al carácter funerario de las sirenas. Las sirenas se nos presentan como seres sobrenaturales de naturaleza femenina. Representan un peligro, el que reside en su poder seductor a través de la voz y el canto. En la Odisea, las sirenas habitan una isla pedregosa y estéril. Hijas del dios fluvial Aqueloo o de la deidad marina Forcis, su número varía según los autores: dos en Odisea, tres en otros varios autores y hasta ocho para Platón. Su primera aparición iconográfica es esta que está a la vista de todos.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre, 2020


1 de septiembre de 2020

Mitos y héroes en la pintura vascular griega (III y IV): Orfeo y la música / Egeo y el oráculo de Delfos



 

Esta vasija, una crátera de columnas ática de figuras rojas, atribuida al Pintor de Orfeo (440 a.e.c.), que fue encontrada en una tumba en Gela, en Sicilia, muestra al cantante mítico Orfeo sentado sobre una roca y tocando la lira. Tiene su cabeza ligeramente levantada, como si estuviera en trance, y su boca entreabierta, lo cual indica que está cantando. Su cabeza aparece coronada con hiedra. Según las píticas de Píndaro, Orfeo era hijo de Apolo, dios del arte de la escritura y el canto, y de la musa Calíope. Esta conexión con Apolo resulta ser figurativa y tangencial, ya que otras fuentes aseguran que su padre es Eagro, el rey tracio.

Orfeo habría nacido, por tanto, en Tracia. En la crátera, las figuras que rodean al cantante llevan adornos tracios y unas capas hechas de piel de zorro. Sin embargo, Orfeo es representado con cabellos y vestimentas griegas. Su juventud, belleza y el instrumento musical lo convierten en una reminiscencia de Apolo, en tanto que la corona de hiedra lo asocia con Dioniso, cuyo culto se supone que el mismo Orfeo habría iniciado. De acuerdo a Esquilo, citado en el Pseudo-Eratóstenes, el dios Dioniso sería también responsable de su muerte, quien lo habría castigado con una terrible muerte: sus seguidoras femeninas le despedazan, y únicamente su cabeza llega a la isla de Lesbos, en donde se erigiría un templo y se fundaría un oráculo en su honor.

En el kylix ático de figuras rojas, de Vulci, datado entre 440-430 a.e.c. y atribuido al Pintor de Codro, se observa un templo en el centro de la composición, representado por una columna dórica con un arquitrabe y un friso que presenta triglifos. A la izquierda se sienta una mujer vestida con túnica sobre un alto trípode. La hallamos mirando absorta una vasija de libación que mantiene sujeta con su mano izquierda, en tanto que en la derecha tiene una pequeña rama de laurel. A su derecha, un hombre barbado, en digna pose, permanece de pie, con una corona de laurel y una tainia alrededor de su cabeza. Mira con expectación a la mujer sentada. Las inscripciones señalan que se trata de Temis y de Egeo, rey de Atenas y padre del héroe Teseo.

Se nos muestra el oráculo délfico, ya que la rama de laurel se refiere simbólicamente al dios Apolo. Debe recordarse que según el mito, la Pitia se sentaba sobre una fisura en el suelo de la que emanaban vapores, gracias a los cuales recibía alucinatorios mensajes, luego escritos como pronunciamientos oraculares por el oficiante o sacerdote. Las más antiguas tradiciones señalaban que la Pitia debía de ser virgen, aunque con posterioridad el cargo fue desempeñado por mujeres ancianas. El nombre de la Pitia aquí, Temis, se relaciona a la titán que conocía el futuro y que Hesíodo menciona como uno de los doce titanes de la primera generación. Como señora de la ley divina (también de la justicia), había recibido el oráculo de su madre, Gea, que luego cede a Apolo. La pregunta que se supone le hace Egeo a la Pitia probablemente tendría que ver con el deseo de tener un hijo (debemos inferir, Teseo).

Además de la gente que buscaba consejo acerca de asuntos privados, también comandantes del ejército y reyes planteaban cuestionamientos políticos a la Pitia, quien requería suntuosas ofrendas sacrificiales (para la cuales se construían casas-tesoro). Tal hecho muestra el relevante carácter de este oráculo panhelénico.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, septiembre del 2020.

26 de agosto de 2020

Vídeos (E): Ciudades del mundo antiguo: una historia



Amigas, amigos, colegas, estudiantes, y todo aquel que quiera. Ya está disponible el quinto vídeo de la nueva serie en YouTube que he convenido en denominar Ciudades del mundo antiguo: una historia. Se trata, como ya había comentado en relación a los anteriores, de una necesariamente resumida valoración arqueológica, histórica (e historiográfica en ciertas ocasiones), de antiguas y reconocidas ciudades, muchas ya desaparecidas pero vigentes en su halo misterioso, y otras todavía habitadas en la actualidad. Arqueología, historia y hasta diplomacia. En esta ocasión, otras cuatro urbes, que estuvieron localizadas en el continente asiático: Susa, en Irán, Mohenjo Daro en Pakistán, Varanasi-Benarés en India y Hattusa en Anatolia (Turquía actual). Espero sea de agrado, interés, utilidad para alguien. Un cordial saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020

24 de agosto de 2020

Canal de YouTube. Arte por Arte. Vídeo 1 sobre Arte prehistórico

 

Amigos, amigas, colegas, compañeros, estudiantes, lectores todos. Canal Arte por Arte; Arte de la antigüedad en pequeños vídeos de una duración entre 5 y 6 minutos, producidos por un antiguo y apreciado ex alumno, Nicolás Flores, desde México. El primer vídeo de la serie, sobre “Arte prehistórico”, como serán los siguientes siete. Como suele ser habitual, espero y deseo que sea de alguna utilidad o interés para algunas personas. Todo tipo de comentarios, críticos o no, preguntas o sugerencias, siempre serán bienvenidas (y contestadas en la medida de lo posible). Un saludo cordial. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020

18 de agosto de 2020

Vídeos (D): Ciudades del mundo antiguo: una historia

 

Amigos, amigas, colegas, compañeros, estudiantes, lectores todos. Disponible el cuarto vídeo de la serie Ciudades del mundo antiguo: una historia. En esta ocasión, cuatro “nuevas” ciudades del mundo antiguo, ubicadas en el continente africano, tres de ellas pertenecientes al Egipto de la antigüedad (Buto, Menfis, Tebas-Luxor) y la otra en el ámbito del Mediterráneo, Cartago (en el Túnez actual). Como es habitual, espero y deseo que pueda ser de alguna utilidad o interés, o bien un mero divertimento para comentar. Cualquier tipo de comentarios, críticos o no, preguntas o sugerencias, siempre serán bienvenidas (y contestadas en la medida de lo posible). Un saludo cordial. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020.


Mitos y héroes en la pintura vascular griega (I y II): la liberación de Prometeo / Teseo y el bandido Escirón


 

El robo del fuego que protagoniza Prometeo conlleva el castigo de Zeus. Le encadenó a una roca en el Cáucaso y le envió un águila que le devoraba el hígado cada día, con el agravante de que el órgano volvía a crecer al siguiente día. Era un castigo, con el consabido sufrimiento, de por vida, para toda la eternidad. Sin embargo, Heracles mataría al ave rapaz y liberaría al encadenado titán. En la pintura vascular de este ejemplo, una crátera cáliz de Apulia, del Pintor Branca, fechada entre 350 y 325 a.e.c., se muestra la liberación de Prometeo, quien permanece en el centro en una pose frontal, con las manos atadas a la entrada de una suerte de gruta o cueva. Desde la izquierda se aproxima un joven Heracles, con su clava y piel de león, y toca la mano del prisionero. Tal gesto, acompañado de la corona que mantiene Atenea, simboliza la liberación del prisionero. La otra figura femenina a la derecha parece ser Gea, y más allá de la diosa se observa a un Apolo sentado con una larga rama de laurel en su mano. La imagen de Prometeo se muestra con suaves y curvas líneas y con su pelo y barba rizada, formando bucles.

Bajo este registro superior, un segundo rango muestra unas deidades asociadas con el inframundo. La joven figura femenina en el medio con la antorcha en forma de cruz es Perséfone, en tanto que a su izquierda se sienta su madre, Deméter, quien tiene una flor en su mano. Entre ellas el águila de Zeus que parece ir cayendo. La figura alada de la derecha es una Furia o Erinia, diosa de la venganza de sangre. Su pasiva actitud, de hecho, parece confirmar que la venganza-castigo de Zeus ha llegado a su fin. Es muy probable que esta pintura vascular se haya fundamentado en el versión dramática de Esquilo, llegando a configurarse como una metáfora de la liberación de las penas y los sufrimientos. La asociación con las diosas del mundo subterráneo sugiere que la pieza pudo usarse como una ofrenda funeraria.

En el interior de esta copa ática de figuras rojas, atribuida al Pintor de Douris, y fechada en torno a 480 a.e.c. se representa un momento mítico pleno de suspense. El héroe Teseo, que lleva puesto un corto chitón, toma por una pierna al barbado bandido Escirón (semidiós hijo de Posidón) y lo lanza desde una roca. Cerca del pie del bandido se observa un árbol, una serie de olas, y en el agua erizos de mar y una tortuga. La mitología griega cuenta que en la costa de Megara el bandido Escirón forzaba a los viajeros que pasaban a lavar sus pies, momento que aprovechaba para empujarles a traición y hacerles caer desde el acantilado, al fondo del cual esperaba con sus fauces abiertas y ansiosa una enorme tortuga come humanos.

La representación sobre la vasija muestra a Escirón intentando agarrarse al acantilado con su mano derecha, pero ya el cuerpo del bandido ha llegado al agua, en donde una tortuga está rompiendo la parte inferior de su brazo izquierdo. La muerte del bandido en esta costa rocosa dio lugar a las creación de la denominadas rocas escironias o acantilados escironios tal y como mencionan Diodoro y Ovidio en sus Biblioteca Histórica y Metamorfosis respectivamente. En las más antiguas versiones del mito, Escirón ni era peligroso ni un ser malvado, siendo venerado, conforme a Pausanias en su Descripción de Grecia, como un benevolente constructor de caminos.

Se puede afirmar que la representación refleja la situación política en torno al 480 a.e.c., cuando tras las victoriosas guerras contra los persas, los griegos convirtieron a la conocida figura mítica de Teseo en un héroe ático nacional que luchaba con éxito contra enemigos externos. De esta manera, Teseo llega a ser verdaderamente popular en el arte del Ática pues se transforma en una figura identificadora. A pesar del declive de las representaciones en el siglo IV a.e.c., uno de los motivos más populares del mito de Teseo seguirá siendo la victoria conseguida sobre el temible bandido Escirón.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020.


11 de agosto de 2020

Vídeos (B y C): Ciudades del mundo antiguo: una historia

 

Amigas, amigos, colegas, estudiantes, y todo aquel que quiera. Ya está disponible el segundo y el tercer vídeos de la nueva serie en YouTube que he convenido en denominar Ciudades del mundo antiguo: una historia. Se trata, como ya había comentado en relación al primero, de una necesariamente resumida valoración arqueológica, histórica (e historiográfica en ciertas ocasiones), de antiguas y reconocidas ciudades, muchas ya desaparecidas pero vigentes en su halo misterioso, y otras todavía habitadas en la actualidad. Arqueología, romanticismo, historia y hasta diplomacia. En esta ocasión, otras cuatro urbes, que estuvieron localizadas en la Siria actual: Alepo, Damasco, Ebla y Karkemish (también en Turquía), en el segundo, y cuatro más en el Próximo Oriente de Asia, en territorios de Cisjordania-Palestina, Líbano, Israel: Jericó, Biblos, Beirut (tan actual por la reciente y terrorífica explosión sufrida) y Jerusalén, en el tercero. Espero sea de agrado, interés, utilidad o una distracción. Un cordial saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP, agosto, 2020


4 de agosto de 2020

La Utopía de Shennong: mito y poder en la antigua China



Imagen: Shennong, el divino agricultor, relieve del santuario de Wu Liang, de época Han (206 a.e.c.-220). En la leyenda se alude al hecho de que enseña la agricultura y abre la tierra (con el recurso técnico del arado), para sembrar mijo. Esta divinidad, generalmente confundida con la deidad o emperador del fuego Yandi, fue racionalizada como un sabio rey, símbolo de la “dinastía ideal” y de la feliz y estable edad dorada de la mítica historia china antigua.

Shennong, el Agricultor Divino, es un legendario inventor de la agricultura. En los calendarios regios aparecerá como un dios de los agricultores. Su presencia marcaría una etapa del proceso que se llevaría a cabo a todo lo largo de la edad clásica, la invención o la adopción de emperadores míticos, prehistóricos, que representan novedosos ideales filosóficos o políticos. Confucio introduciría a los reyes predinásticos Yao y Shun, que la primera literatura Zhou no menciona, en calidad de predecesores de Yu, el fundador de la semi-mítica dinastía Xia-Yin.
El nombre de Shennong aparece en el siglo IV a.e.c., representando un ideal político coherente y singular. Hasta bien entrado el siglo II a.e.c., en toda la literatura aparece destacado en calidad de jefe de un imperio descentralizado de diminutos feudos, que él mismo ara con sus propias manos, reinando en paz universal, sin el empleo de ministros, leyes o castigos.
Su labor como gobernante se limita a enseñar la agricultura, inspeccionar los campos y garantizar el mantenimiento de una reserva constante de cereales, almacenándolos durante los buenos años y proponiendo su distribución durante los aquellos precarios. La Utopía de Shennong (o El Camino de Shennong) remite a un ideal campesino que parece originarse fuera de la clase gobernante.
Shennong ingresó en la historiografía confuciana a través del Gran Apéndice del Yijing, aunque únicamente en calidad de inventor de la agricultura y del mercado, no en relación a sus “cuestionables” (y pintorescos) métodos de gobierno. En el Guanzi, texto legalista, se dice que los emperadores que se encuentran en los Documentos hacen un total de ocho, pero a Shennong no se le incluye entre ellos, porque en su tiempo no existían las clases sociales y, en consecuencia, un hombre no podía tener a otro como su empleado. Conviene recordar que el primer agricultor, Shennong, así como su predecesor Fuxi, el primer cazador, mantenían el orden sin necesidad de recompensas o castigos, órdenes o restricciones.
La utopía de Shennong resuena como una suerte de orden anarquista fundamentado en la confianza mutua dentro de las comunidades pequeñas. En este caso concreto, habría que preguntarse qué función le corresponde al emperador así como a los nobles que no mandan, ni legislan, dan recompensas y castigos, ni hacen la guerra. La respuesta es que sus funciones se encuentran en el seno de la agricultura. El Camino de Shennong implicaría una combinación de lo práctico con lo ingenuo. En tal sentido, sugiere la perspectiva de los campesinos, que no entienden por qué el gobernante no habría de trabajar para ganarse el sustento como ellos. De tal modo, si lo hiciera, no tendría motivo para apropiarse de parte de la cosecha de otros ni tendría tiempo para embarcarse en guerras.
El ideal de los seguidores de Shennong es el propio de un mundo de comunidades aldeanas en las que un ser humano puede confiar en la palabra de sus vecinos sin necesidad de juramentos, pactos o convenios; en donde únicamente el que está ocioso hace el mal. Las costumbres y tradiciones locales resuelven las disputas mejor que la propia ley. Esas comunidades estarían gobernadas por líderes que aran sus propios campos y a los cuales se obedece en virtud de que se entiende perfectamente el sentido de sus decisiones.
Estaríamos, por consiguiente, ante el ancestro de todo el utopismo chino. Como manual práctico de agricultura, el Shennong incidió en el movimiento de los legalistas, que proponía un despiadado autoritarismo y para el cual las principales preocupaciones del Estado eran la agricultura además de la guerra. No por casualidad, el manual de agricultura sería una de las categorías exceptuadas de la célebre quema de libros de 213 a.e.c. por mandato de Qin Shihuang y su fiel ministro Li Si.
Se decía que en la época de Shennong, la gente se alimentaba con el arado de los hombres, se vestían con los tejidos de las mujeres, y él mismo reinaba sin emplear castigos ni administración, sin recurrir a las armas yo las armaduras. Cuando Shennong murió, la fuerza fue aprovechada para conquistar al débil y oprimir a la minoría. Habría de ser el no menos famoso Emperador Amarillo (HuangDi), el que instituyera las formalidades del gobernante y ministro, así como las de superior e inferior, además de las ceremonias para padres e hijos, para ancianos y jóvenes, o la unión de parejas en forma de marido y mujer. Por supuesto, emplearía armas y armaduras, con lo cual, se impondría un cambio de era.
En la etapa de Shennong todos se alimentaban del arado, se vestían con lo que tejían, y no había maldad en sus corazones. Sin embargo, el Emperador Amarillo sería incapaz de mantener la armonía, peleando contra Chiyou en el campo de Zhuolu, y derramando sangre por doquier. Aparecieron Yao y Shun y se instituyeron ministros. Desde entonces, los hombres se aprovecharán de la fuerza para intimidar al débil, para oprimir a la minoría. Tanto es así que desde Tang y Wu, ambos fundadores de las dinastías Shang y Zhou, respectivamente, todos serán de carácter conflictivo. En definitiva, se entiende que el Emperador Amarillo es el inventor del Estado y la guerra, aunque su reino no dejará de ser el principio del declive. Por consiguiente, Shennong sería el último de los gobernantes de una edad utópica cuyos comienzos de pierden en nebulosos tiempos inmemoriales.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, agosto, 2020.

1 de agosto de 2020

Crucificado de Puteoli: ¿primera imagen de la crucifixión?



La imagen que se muestra es el dibujo realizado por el profesor Antonio Lombatti, de la Universitá Popolare de Parma, de un relevante e impactante grafito en el que se observa una crucifixión. Fue hallado a finales de la década de los cincuenta del pasado siglo en una de las tabernae que se excavaron en el célebre antiguo puerto de Puteoli (hoy Pozzuoli, en Nápoles) en esa época. La cruz tiene un tamaño de unos cuarenta centímetros de alto, mientras que la figura, previsiblemente una mujer, unos treinta y cinco centímetros. Ha sido datado, como otros varios existentes en las paredes, de la época de Trajano o, tal vez, Adriano. En la parte izquierda de la imagen, sobre la espalda, aparece inscrito el nombre griego Alkimila, sugiriendo que pueda ser el nombre de la persona crucificada, si bien no es seguro que sea así, pues puede ser un texto posterior y no estar asociado a la representación. Las curiosas marcas que cruzan el cuerpo tal vez sean una manera de representar el desollamiento de la piel o la flagelación. Al lado de la solitaria inhumación del hombre de Gabelo y del clavo en el calcañar del hallazgo de los restos de Jehohanan a fines de los sesenta del pasado siglo en Jerusalén, esta es una de las tres únicas evidencias iconográficas y arqueológicas del no menos famoso castigo de la crucifixión, que los romanos emplearon con profusión.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, agosto, 2020

29 de julio de 2020

Vídeos (A): Ciudades del mundo antiguo: una historia (1)



Saludos. Primer vídeo de la nueva serie que se llama Ciudades del mundo antiguo: una historia. Una necesariamente resumida valoración arqueológica, histórica (e historiográfica en ocasiones) de antiguas y reconocidas ciudades, muchas ya desaparecidas pero vigentes en su halo misterioso, y otras todavía habitadas en la actualidad. Se comienza con cuatro de ellas, ubicadas en el actual territorio de Irak: Uruk, Kish, Lagash y Nínive. Espero sea de interés, utilidad o distracción. Un cordial saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, julio, 2020.

22 de julio de 2020

Vídeos (X): Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del noroeste


Amigas, amigos, colegas, estudiantes y seguidores. Cordial saludo. Décima entrega, y última, de la serie que hemos venido llamando Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del noroeste (peninsular). Con este vídeo ponemos fin a la serie, en la que se han analizado 87 topónimos cuyo origen etimológico es mozárabe, celta, preindoeuropeo o romance latino. Además, se han mencionado otras trece o catorce localidades, lo que da un total de más de cien ejemplos ilustrados. Como siempre, deseo que pueda ser de utilidad o de interés para alguien. Comentarios y críticas serán bien recibidos. Saludo cordial, J.L.S. 

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, julio 2020. 

18 de julio de 2020

Religiosidad entre los Celtíberos







Imágenes (de arriba hacia abajo): posible dios Cernunnos en un fragmento cerámico numantino. Museo Numantino, Soria; fragmento cerámico con una presunta escena de sacrificio con la presencia de un personaje como oficiante. Museo Numantino, Soria; par de fragmentos, uno con un hombre disfrazado con un armazón de caballo, y otro, un personaje que tiene sus brazos embutidos en cuernos de toro. Museo Numantino, Soria; cerámica proveniente de Arcóbriga en el que se observa una persona, asociada a un árbol que está debajo de un templete que, a su vez, está rodeado por animales, concretamente gallos y sierpes. Museo Arqueológico Nacional, Madrid; y fragmento cerámico con una escena en la que se aprecia un probable guerrero difunto estilizado siendo picoteado por buitres. Museo Numantino, Soria.  

Las investigaciones arqueológicas, acompañadas del estudio de la cerámica y sus representaciones decorativas así como de las alusiones en los textos de las fuentes grecolatinas, permiten conocer unos pocos aspectos propios de la religiosidad de los celtíberos.
En virtud de la presencia de una religión de orden politeísta, se pueden destacar diferentes tipos de deidades, que están documentadas en las fuentes epigráficas a partir de la abundancia de teónimos indígenas. En un primer nivel habría que señalar las entidades sagradas se sustancia pancéltica, propias de toda comunidad con sustrato cultura céltico. Es el caso específico de Lug, Epona y las Matres. El primero, con mucho el más citado en las fuentes, es una divinidad solar, mientras que Epona es una deidad femenina protectora de los difuntos en tanto que las Matres se identificaban con la fecundidad. Otras deidades ya menos frecuentes serían Sucellus, asociado al lobo, Airon y, sobre todo, Cernunnos, que aparece representado en la cerámica con unas astas de ciervo sobre la cabeza.
En un segundo peldaño estarían una serie de deidades locales que aparecen vinculadas a la naturaleza. Los espacios naturales, en este caso específico, serían asociados directamente más con lugares, sitios, territorios en los que se manifiesta lo divino, que con divinidades propiamente dichas. En este grupo habría que incluir algunas deidades astrales. En un tercero, y último escalón, tendríamos el grupo de dioses de origen latino que fueron asimilados al ámbito religioso celtibérico por la interacción cultural entre celtíberos y romanos y, en ocasiones, sincretizados entre sí. Destacarían Marte, Hércules, Apolo y Júpiter, entre otros.
En varias cerámicas de Numancia se pueden observar escenas de sacrificio, que puede ser animal pero también humano, llevado a cabo por ciertos personajes vestidos con una túnica ornada y un tocado en forma de cono. Existieron rituales propiciatorios que establecían contacto con la deidad, entre los que destacan sobremanera el corte de manos, de carácter simbólico, y el de las cabezas de los enemigos. Las cabezas se llevaban colgadas de sus cabalgaduras o también aparecían exhibidas en las casas, con un claro componente apotropaico, ya que en el mundo cético se creía fervientemente que la cabeza era la residencia del alma. Además, se constatan rituales vinculados con el fuego, elemento purificatorio, y asociados con el disco solar. Es común la representación de personas, generalmente varones, portando máscaras de toro, con cabezas de équido o con cuernos enfundados en sus brazos.
De tal modo, los caballos, como también los peces y las aves, aparecen estrechamente vinculados con el ámbito inframundano, en virtud del hecho de que es por esos medios (agua, aire o viento), por el que las almas eran transportadas al mundo del más allá.
El culto que celebraban los celtíberos era al aire libre, no en recintos templarios (aunque es probable su existencia, como se aprecia en la decoración cerámica). La palabra céltica nemeton advierte la presencia de un santuario, que solía ser una cueva, un espacio elevado, una fuente o un río, la cumbre de una montaña o un simple claro en el bosque. No obstante, debieron existir pequeños santuarios de carácter doméstico.
Entre los celtíberos hubo, tal y como señalan las fuentes clásicas escritas antiguas (Silio Itálico, Eliano), dos tipos de ritual funerario. El primero, y más común, era el que consistía en la incineración del cadáver al lado de su ajuar funerario en una pira o ustrinum. Tras la cremación se seleccionaban los pocos huesos que quedasen y las cenizas para meterlas en un hoyo o, principalmente, en una vasija cerámica o urna, al lado de la cual se depositaría el ajuar y los objetos personales del fallecido, que acostumbraban a ser armas, diversos utensilios personales y adornos. Los objetos en las tumbas aparecen inutilizados, doblados o fragmentados intencionadamente, lo que supone su muerte ritual, un hecho que implica que su espíritu acompañaría al difunto hasta el Otro Mundo, como referentes de la identidad del fallecido. Se podía señalizar la tumba mediante un pequeño túmulo o una estela.  
El segundo ritual estaba destinado a aquellos guerreros que fallecían en las guerras, cuyos cadáveres eran expuestos a los buitres (considerados intermediarios entre los dioses y los humanos), en ciertos lugares con la finalidad de lo que los descarnasen. Al hacerlo, transportaban el espíritu del muerto hacia la deidad celestial. En unas pocas tumbas han aparecido restos óseos de animales como potros y corderos, lo cual se cree que simboliza la carne del banquete funerario del difunto.
Podría hablarse, finalmente, de un tercer ritual, aunque únicamente documentado arqueológicamente en el interior de los asentamientos, y concerniente a los niños. Se trata de la inhumación de infantes fallecidos prematuramente en el subsuelo de las viviendas. Esta costumbre puede responder a la idea de que los niños no se consideraban parte de la comunidad hasta que fuesen mayores de edad, de forma que hasta ese instante pertenecían al ambiente estrictamente familiar, no comunitario. 

Prof. Dr. Julio López Saco  
UM-FEIAP, julio, 2020

14 de julio de 2020

Vídeos (IX): Toponimia básica de Ciudades, villas y pueblos del noroeste


Amigas, amigos, lectores, estudiantes, colegas. Noveno vídeo, penúltimo, de la serie Toponimia básica. Ciudades, villas y pueblos del Noroeste (peninsular), que trata de analizar algunos ejemplos referidos a la etimología de ciertos topónimos de este espacio geográfico hispano. En esta oportunidad, ejemplos escogidos de topónimos que inician con las letras T y V. Se ha optado por hacerlo en un nuevo escenario, concretamente en en tierras portuguesas. Espero pueda ser de interés, utilidad o de distracción para alguien. Cualquier comentario será bien recibido y contestado debidamente. Cordial saludo. J.L.S.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, julio del 2020. 

8 de julio de 2020

Influencias e inspiraciones de los mitos de Ulises-Odiseo (II)





Imágenes, de arriba hacia abajo: stamnos de figuras rojas ateniense mostrando a Odiseo, atado al mástil de su barco, ante la presencia de las sirenas (con cuerpo de ave). Datado entre 480-470 a.e.c. Museo Británico, Londres; pintura Odiseo y Calipso en un fantástico paisaje cavernoso, de Jan Bruegel el Viejo, 1616 y; cartel de la película Ulises, de Mario Camerini. Italia, 1954, Regia films.

Es Ulises más un ser humano que una deidad, un semidiós o héroe al modo habitual en la antigüedad, hasta el punto que su denominación Odiseo, debida a Homero, pudiera significar enfadado, odioso, frente a su más habitual, y latina, Ulises, una voz formada a partir de las palabras muslo (ischion) y herida (oulé), lo cual alude directamente a la herida causada por un enojado jabalí.
En la Odisea, epopeya que habla de la condición humana, y de que cada quien intente adueñarse de su destino, Ulises es una suerte de humano “héroe”, con virtudes y defectos. Es escurridizo, valiente además de embaucador, precavido pero poco escrupuloso en virtud de que cree firmemente que el fin justifica los medios. Emplea, ya habíamos señalado previamente, aquello que nos distingue como humanos, las capacidades de razonar y pensar, pero normalmente asociadas a una artera astucia, a un deshonroso engaño. Es el que piensa, el que con astucia e inteligencia logra sobrevivir y, sobre todo, obtener aquello que busca, lo que se propone como objetivo.
Es el viajero eterno por antonomasia, el humano curioso, atrevido e insatisfecho, que desea vivir todo tipo de experiencias y aventuras que posteriormente pueda narrar a otros, explicar con satisfacción nada contenida. En su encuentro con el terrible cíclope Polifemo y la hechicera Circe reconocemos el ogro fiero, pero torpe, y la malvada bruja de los cuentos populares, que como prototipos encontramos en obras posteriores, como el gigante de un solo ojo de Simbad el Marino en la fascinante Las mil y una noches o la maga Alcina protagonista del poema Orlando Furioso de Ludovico Ariosto.
Ha sido desde siempre Ulises un personaje literario. Sus aventuras han sido muy influyentes. Recuérdese al respecto al quejica Polifemo de los Diálogos Marinos de Luciano de Samosata, su parodia de las historias de viajes en las que el protagonista principal relata su llegada a la luna o su encuentro con Ulises y hasta con Homero en una isla llamada de los Dichosos (en Relatos verídicos), o la obra El cíclope de Eurípides. También Ovidio en las Metamorfosis recuerda el episodio de Polifemo o el de Circe. Hay que esperar varios siglos, concretamente hasta el XVI, para volver a encontrar la idea homérica del viaje y el descubrimiento de nuevos lugares otra vez desplegada con maestría, en este caso en las manos de Luís de Camoes en su famoso poema épico Os Lusiadas, o del ingenio de un Lope de Vega en La Circe.
Ya en el siglo XX una de las más renombradas adaptaciones modernas del mito es la que encontramos en el Ulises de James Joyce, en la que el soberano de Ítaca, convertido por arte de magia en un publicista, recorre durante un día la ciudad de Dublín, viviendo y experimentando una serie de acontecimientos. Otro buen ejemplo, aunque menos conocido, es el poema de K. Kavafis acerca de la relevancia del viaje no como punto de llegada sino como movimiento y aprendizaje durante la realización del trayecto.
En las artes plásticas ciertos episodios odiseicos (Circe, Polifemo, las sirenas y sus dulces cantos), ya desde antiguo también, sirvieron de inspiración como temas para la decoración vascular, si bien serían los humanistas renacentistas y barrocos los que convertirían a Ulises en un personaje predilecto, en el representante del ser humano luchador, hasta el punto de ser capaz de decidir por sí mismo su destino. Se pueden destacar en este aspecto los frescos de Pellegrino Tibaldi para el Palazzo Poggi boloñés, influenciadas en las historias y aventuras de Ulises comprendidas como emblemas de las virtudes políticas, morales y hasta eclesiásticas; El cíclope Polifemo de A. Carracci; el grandioso Penélope y sus pretendientes de Pinturicchio; el espléndido Ulises y Calipso de J. Brueghel el Viejo; el Ulises en la cueva de Polifemo, de J. Jordaens, o el muy famoso Ulises en el país de los feacios, de P. Rubens.
El Romanticismo, por su parte, atraído por el misterio, orienta su atención en los aspectos más novelescos y fantásticos de las historias de Ulises. Encontramos en este caso, obras memorables, como es el caso de Ulises y Calipso o Ulises y Polifemo de A. Böcklin, o el Ulises burlando a Polifemo del, a veces, difícilmente clasificable W. Turner. Las versiones simbolistas del episodio de las sirenas (siglos XIX y XX), se han hecho un lugar destacado en la historia del arte: H. J. Draper; J. William Waterhouse o el maravilloso Gustave Moreau.
En la música y en el cine Ulises y sus peripecias de toda índole han sido también motivos habituales de inspiración. C. Monteverdi, en El regreso de Ulises a la patria, centra la acción en el regreso del héroe, el asombroso reencuentro con sus familiares y amigos así como la violenta venganza sobre los pretendientes de Penélope. En el Barroco y el Clasicismo sobresalen obras como Telémaco o la isla de Circe (Ch. Willibald Gluck), pero es sobre todo en el Romanticismo y la modernidad cuando se hacen eco de un Ulises protagonista predilecto. L. Dallapiccola convierte en su Ulises al protagonista en el representante del eterno insatisfecho que requiere conocerse a sí mismo como imperativo. Otro ejemplo destacado es el poema lírico Penélope de G. Fauré. Poemas sinfónicos y ballets, como el cuarteto de poemas, de épicas sonoridades, del ciclo De los viajes de Ulises de Ernst Boehe, o el Ulises de J. Harbison, respectivamente, son referentes pragmáticos dignos de mención.
En el cine el pionero se remonta a 1905. Se trata de Georges Méliès, con su cortometraje La Isla de Calipso: Ulises y el gigante Polifemo. Más tarde sobresalen el Ulises de Mario Camerini, filmado a mediados de los años cincuenta, con Silvana Mangano y Kirk Douglas; y la pintoresca reinterpretación del mito odiseico de los hermanos Cohen en O Brother, una comedia ubicada en la Norteamérica profunda.
En definitiva, Ulises simboliza al ser humano y su imperioso deseo y necesidad de conocer y conocerse, de asombrarse ante lo novedoso, lo distinto, de buscar aquello que colme sus inquietudes.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, julio, 2020.