El Parque Nacional Kakadu, en la región del Territorio del Norte, en Australia, contiene una fascinante muestra de pinturas rupestres, en particular, en los sitios llamados Nourlangie, Ubirr y Nanguluwur. Se destacan la representación, con función mágica, de animales objeto de caza, la presencia de ceremonias rituales, las historias vinculadas con los ancestros creadores de los aborígenes, y pinturas con fines mágicos, con la intención de influir en la vida de la gente y controlar situaciones sociales o atmosféricas. Su propósito debió ser didáctico y de advertencia, aunque su sentido profundo es bastante enigmático. En cualquier caso, las pinturas se relacionan con la cosmología aborigen australiana, en particular con Alcheringa, el Tiempo del Soñar, la Ensoñación, mítica, remota y arcaica época en la que enormes seres (ancestros) emergieron de la tierra y confirieron forma al mundo en el curso de sus viajes, conflictos y diversas peripecias. Los aborígenes creen firmemente que la naturaleza es un organismo vivo, y que si sabemos leerla, nos cuenta historias del pasado, pero también futuras. Desde su perspectiva, Australia es una tela de araña cuyos hilos fueron formados por los recorridos de los mágicos seres del tiempo del Soñar. La trama define rutas, itinerarios y fronteras de separación entre las propias tribus. Los objetos naturales, como piedras, cavernas o lagunas, obra de los Ancestros, aún retienen parte de su poder, de lo que se desprende que la tierra y todo lo que contiene es sagrado, sea inanimado o esté vivo. Entre estos antepasados se encuentran, entre otros, la Madre Tierra y la Serpiente del Arco Iris. Es relevante señalar que el arte rupestre aborigen sigue teniendo en esta región una fuerte función social para las comunidades que la habitan. Para el aborigen la mayoría de los espíritus todavía viven en los lugares donde se asentaron después de sus periplos y hazañas para encontrar un acomodo en la creación. Esas entidades son guardianes de la cultura y manipulan fenómenos atmosféricos como la lluvia y el viento, condicionando simbólicamente, en consecuencia, la fecundidad de la tierra y de las mujeres.
Mostramos dos ejemplos de Anbanganbang, Kakadu, con presencia de presuntos seres míticos del tiempo del sueño.
Prof. Julio López Saco
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