Casi
nada se sabe sobre a quién iban destinados los tratados escritos sobre los
poemas homéricos. Si bien algunos textos fueron pensados para otros eruditos y
para que los estudiantes aprendieran a leer a Homero, muchos otros fragmentos
no parecen haber sido diseñados para una determinada audiencia. En cualquier
caso, los mitógrafos debieron encontrar, sin duda, aspectos interesantes en la
poesía homérica. Hoy se conservan escritos en escolios (escolio D y los Scholia
Minora), así como en un texto independiente, que debió circular los primeros
siglos de nuestra era, denominado Mitógrafo Homérico. Estos manuscritos se
complementan con fragmentos en ostraka
y en papiros.
Se
podría apuntar que la estructura y el propósito de la colección residían en
elucidar la épica homérica a través de breves versiones de los mitos más
significativos que contenía. Cada historia (en torno a doscientas) inicia con
una frase o una palabra, a la que sigue un breve comentario o una historia
mítica. Las entradas finalizan, normalmente, con la cita de una autoridad.
Abundan aquellas referidas a la Ilíada,
en tanto que las que se relacionan con la Odisea
son mucho más escasas.
Hemos
visto que los mitógrafos fueron escritores empeñados en recopilar historias de
dioses y héroes de una extensa variedad de fuentes. Presentaron los materiales en una prosa
narrativa sin ningún ornamento accesorio. Casi ninguna obra ha sobrevivido
intacta, de manera que para conocer a la mayoría hay que recurrir a fragmentos
citados en autores posteriores, sobre todo en escolios, o conformarse, a
regañadientes, con un título y el nombre de alguno de ellos.
Muchos
parecen haber sido los propósitos de las mitografías. Pudieron tener una
función de erudición, proveyendo explicaciones a lectores de la poesía arcaica
y clásica a través de la narración de rituales y mitos, o proporcionando
lecturas sobre antiguos nombres de lugares, convirtiéndose, en cierto modo, en
una alternativa erudita a los ensayos sobre las lenguas o las gramáticas;
asimismo, también sirvieron para extraer y reelaborar materiales dedicados a
los estudiantes para que aprendiesen a leer a poetas como Homero. A los
estudiantes les resultaban provechosas esas historias de dioses y héroes, las
detalladas explicaciones de formas verbales o los glosarios que les aclarasen
vocablos difíciles y oscuros. Pero, sin duda, también las mitografías
proporcionaron materiales simplemente interesantes, atractivos, para despertar
el placer del lector, de un modo semejante a las peculiaridades pintorescas de
la paradoxografía.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP. Noviembre, 2019.
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