El
texto que conocemos como Wei zhi (Gishi Wajin-den
en japonés), Crónica de Wei, es una
sección del Sanguo zhi (Sangokushi
en japonés), Historia de los Tres Reinos,
que registra la coetánea historia de Wei (221-265), Shu Han (221-264) y Wu
(222-264). Según esta fuente, las gentes que ocupaban las islas japonesas en
este tiempo se conocían como Wo (Wa), si bien parece que los escritores
chinos no la distinguieron de los residentes del sur de la península de Corea.
La
Crónica de Wei fue compilada por Chen
Shou (233–297), un historiador profesional de la dinastía Jin, que sucedió a
Wei después de que éste conquistara los reinos de Shu Han y Wu[1].
Chen incluyó también varias poblaciones vecinas, en concreto los Xian-bi de la
Mongolia oriental, los Puyó, que habitaban la región del río Sungari, de los
que, supuestamente, proviene el pueblo Paekche (Kudara), así como los
Koguryô-Kokuli (Koma en japonés), que
moraban al sur del río Yalu (el Amnok en coreano). Al tiempo, también se
refirió a las unidades políticas más meridionales, Ma-han, Chin-han y Pyon-han
(Pyon-chin, Bian-chen), tres grupos tribales Han que ocuparon áreas a las que
posteriormente se referirían como los estados de Paekche y Silla.
El escritor del Wei
zhi mantuvo un cierto orden expositivo, organizando el material en tres
secciones: viajes y unas breves reseñas de las estructuras políticas; las
costumbres, la flora y la fauna; y la emperatriz Himiko y sus asuntos
internacionales.
El término wo-wa
identificaba gente pequeña, enana. Desde el punto de vista del norte de China esta
impresión puede también referirse a la población china del sur y del este. En
apariencia, los chinos no querían, o quizá no podían, distinguir entre los habitantes
de la mitad meridional de la península de Corea de aquellos de las islas
japonesas. De tal modo el vocablo wa
sería un término cultural referido a la gente que habita lejos, en el oriente.
Usado habitualmente para aludir a poblaciones bárbaras que rodean virtualmente
a China, el término cambió de este significado a otro más digno: pueblo que
vive en el mar. Tal vez hayan sido precisamente estas las implicaciones
iniciales de la palabra.
Guo (koku-kuni)
por su parte, fue para los historiadores chinos, una unidad política de tamaño
indefinido y estructura poco clara con cierto grado de autonomía. En la
introducción, el Wei zhi menciona que
Wa consiste en cien guo, de los cuales treinta están en contacto
con Wei. Más adelante, señala que unos veinte guo están sometidos a Himiko.
Los gobernantes de cada guo se denominan wang, el término chino para rey, pero también
aplicado en un entramado familiar con los sistemas hereditarios. Las jefaturas
pareciera el concepto más disponible para la federación Wa, una
designación que haría a Himiko la jefa de las jefaturas.
Daifang (Taifu y Taebang, en japonés y coreano,
respectivamente), fue una de las comandancias que los chinos mantuvieron en el
norte de Corea, en la zona oeste de la península. Los chinos, que habían
conquistado Corea en 108 a.e.c., establecieron allí cuatro zonas
administrativas coloniales, comúnmente conocidas como prefecturas (xian), siendo la más notable Lelang. La
accesibilidad de Lelang desde la costa de Shandong y su posición geográfica como
puente de entrada en Corea se combinaron para propiciar una comunidad próspera
en la que se mantuvo la cultura material de sus administradores.
Daifang fue establecida a comienzos del siglo III para
consolidar la posición china más hacia el sur. Las comandancias chinas se
perdieron poco después, hacia 313, aunque existen evidencias de una
administración residual o, incluso, una ocupación, posterior a esta última
fecha. Daifang fue, de esta manera, el punto de apoyo necesario que usaban los
japoneses cuando visitaban la corte china. Su gobernador general actuaba como
un intermediario. Transmitía los presentes, solicitudes y mensajes a Luoyang,
un proceso que resultaba lento.
Algunos aspectos relevantes referentes al pueblo Wa pueden destacarse en el Wei zhi. Se dice que vivían en islas
montañosas en el medio del océano al sur de Daifang. Se comenta en el texto,
también, que los campos de arroz no son demasiado ricos y que, de modo natural,
viven de los alimentos marinos. Sin embargo, plantan arroz, lino y árboles de
morera para los gusanos de seda. Viajan en bote para comprar granos (casi
únicamente arroz) en los mercados al norte y al sur. Las principales jefaturas,
siempre de norte a sur, serían Na, Fumi, Toma y Yamaichi (Yamatai[2]).
Solamente más al sur estaría la jefatura de Kona.
Se dice, asimismo, que los aristócratas y los comunes
llevan modelos de tatuajes sobre sus caras y cuerpos, probablemente para
remarcar las diferencias de jefatura, de ubicación geográfica, estrato social y
rango[3].
Usan
armas como lanzas, escudos y arcos de madera. Algunas flechas de bambú llevaban cabezas de hierro o de hueso.
En la hora de la muerte, empleaban un ataúd que era
enterrado. Sobre el lugar se elevaba un montículo. El doliente principal y sus
acompañantes cantaban, bailaban y tomaban sake.
Después de la inhumación la familia buscaba agua para purificarse en forma de
abluciones. En la ocasión de algún viaje o de un determinado evento relevante,
usaban huesos para determinar el futuro y la buena o mala fortuna. Las palabras
empleadas eran análogas a las encontradas en los caparazones de tortuga, usadas
con fines adivinatorios.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCAB-UCV-FEIAP-UGR. Abril 2016.
[1] Otros textos
chinos que contengan referencias a esta época en Japón, aunque sin el mismo
valor que el Wei zhi, son el Hou
Han shu, (Gokansho en japonés, Historia de los Han Posteriores), que
registra el período que abarca desde al año 25 al 220; La Historia de los Song, el Song shu, que registra los eventos de Liu Song (420-479) por parte de Shen Yue;
el Sui shu, (Historia de los Sui, 581-618), escrito a
comienzos del siglo VII; y el Xin Tang shu, la Nueva Historia Tang
(618-907), un producto editorial de mediado el siglo XI.
[2] La identificación de Yamatai con
Yamato y de Himiko con Jingu es una
premisa que se ha de tener en cuenta, aunque la misma siga en el candelero.
[3] Los tatuajes pueden observarse en las cerámicas del período Yayoi Medio
en la llanura de Kanto, y en algunas
prefecturas vecinas (Fukushima, Nagano, Aichi). La práctica pudo derivar de, al
menos, la etapa Jomon Tardía en la región central de Honshu. El tatuaje
corporal debió consistir en formas geométricas, en tanto que su simbolismo de
rango consistiría en añadir rayas o listas. Antes de los tiempos históricos los
tatuajes desempeñaron dos propósitos, uno de identificación social; el otro
como señalamiento de los criminales. El tatuaje tradicional permaneció entre
las mujeres de Okinawa y entre los Ainu hasta generaciones recientes.