1 de noviembre de 2023

Mitos en la pintura mural pompeyana (I)


Imágenes, de arriba hacia abajo: Perseo salvando a Andrómeda, de la Casa de los Dióscuros, a partir de un original del siglo IV a.e.c. del ateniense Nicias; y Sacrificio de Ifigenia, de la Casa del Poeta Trágico, del siglo I. MAN, Nápoles.

La pintura figurativa con temática mitológica romana parece haber tenido una serie de diversos antecedentes. Por una parte, los palacios helenísticos de la Grecia continental y Egipto, además de las decoraciones de las tumbas del sur y norte de Italia, sobre todo las pinturas en las tumbas de Paestum del siglo IV a.e.c.; por otro lado, las pinturas etruscas de las tumbas de Tarquinia y Vulci (Tumba François, del siglo IV, por ejemplo), así como las pinturas de los sepulcros del Esquilino (siglos III y II a.e.c.). No obstante, otras influencias pueden añadirse. Es el caso de las pinturas en paneles o tablas griegas que llegaron a Roma durante el período de la conquista de Grecia (siglo II a.e.c. en adelante), cuando pinturas y pintores llegaron a Roma desde espacios culturales griegos; y también las decoraciones domésticas sicilianas de sitios como Monte Iato, Solunto o Morgantina.

Se ha dicho, asimismo, que algunas fuentes literarias, como Plinio el Viejo, reportarían colecciones de piezas maestras de la pintura figurativa sobre tabla griega, que incluiría temáticas mitológicas. Estas pinturas serían del disfrute público y habrían estado ubicadas en el Porticus Octaviae, en la Biblioteca de Gayo Asinio Polión, en las viviendas de los aristócratas o en la Saepta del Campo de Marte. Los trabajos literarios han sido vistos como otra fuente de inspiración de los frescos mitológicos pompeyanos, en especial la obra de Horacio, Ovidio y Virgilio, hasta el punto de que muchas pinturas han sido interpretadas como ilustraciones de los relatos, en particular de las Metamorfosis de Ovidio. No obstante, no existen evidencias de que las representaciones se hubieran diseñado como ilustraciones de los textos. En consecuencia, deben considerarse las pinturas como un medio independiente operando dentro de una esfera cultural concreta.

Las escenas mitológicas del Segundo Estilo (segunda mitad del siglo I a.e.c.), aparecen dentro de amplias localizaciones paisajísticas, en forma de megalografías, o en el interior de aediculae pintados; las pinturas del Tercer Estilo, en los primeros años de la dinastía Julio-Claudia, continúan la tendencia anterior (paisajes mitológicos), aunque las pinturas aparecen ahora fijadas a la sección central de los muros. Las del Cuarto Estilo, en la época del emperador Claudio (41-54), presentan paneles mitológicos cuadrados de menor tamaño, con escenas en las que el foco se pone sobre personalidades individuales y sus relaciones.

La mayoría de los paneles pompeyanos con temáticas mitológicas se centran en encuentros románticos, en ocasiones en amantes abandonados. Así, en los frescos del Cuarto Estilo abundan personajes como la abandonada Ariadna o Narciso. Una minoría trata complejas narrativas mitológicas, algunas de las cuales son episodios tomados de las Argonáuticas (con Hilas o Jasón); son escenas con Licurgo, Belerofonte o Penteo; o bien son tomadas de la épica homérica, tanto de la primera como de la Segunda Guerra de Troya. Lo cierto es que hay muy pocos mitos romanos; la mayoría de los representados son esencialmente griegos, con la notable excepción de ciertas escenas selectas referidas al mito de fundación romano.

La característica clave primordial de los mitos en contextos domésticos romanos consiste en la yuxtaposición de escenas mitológicas en habitaciones individuales. Los patrones de esas decoraciones pudieron provenir de libros modelo, que contarían con un portafolio de materiales del cual harían su elección los clientes pompeyanos. Tales combinaciones pictóricas son similares a las encontradas en la decoración de las tumbas etruscas, en las que la yuxtaposición de emplea para organizar correspondencias y facilitar conexiones significativas entre escenas individuales. Aparecen, de esta manera, escenas en contraste provenientes de la épica griega y la historia etrusca. Así ocurre en la Tumba de Patroclo en donde una escena en la que aparece Aquiles sacrificando prisioneros troyanos, se yuxtapone a una serie de escenas de hazañas legendarias relativas a la ciudad de Vulci contra Roma y sus aliados etruscos. No en vano, en esta tumba Aquiles se muestra acompañado de Charun y Vanth, dos demonios de la muerte etruscos.

Comparando y contrastando, los espectadores son capaces de sintetizar los contenidos y crear nuevos significados; la retórica de comparatio y amplificatio, el mito griego, sobre todo la épica griega, legitimiza y ubica, a la leyenda histórica etrusca a la par del mito heleno. Los materiales griegos, se podría decir, funcionaban como un análogo complementario de las presentes luchas políticas del mundo etrusco.

Los ejemplos más antiguos de yuxtaposición de escenas mitológicas se encuentran en los muros de la exedra 13 de la villa 6 en Terzigno, en las inmediaciones de Pompeya, así como en la habitación H en la villa de Publio Fanio Sinistor en Boscoreale. El friso de Terzigno se organiza en tres secciones. Venus, probablemente del tipo genetrix, en el panel central, flanqueada por un cupido sobre un pedestal a cada lado. Ambos paneles laterales muestran cada uno de ellos una asistente femenina ocupada en labores sacrificiales. Se ha discutido mucho al respecto de la identidad de las figuras que aparecen en los dos laterales. Se ha dicho por parte de algunos especialistas que en la sección de la izquierda se representa a Dido en duelo por la partida de Eneas, mientras que en la sección opuesta estaríamos ante la construcción de las murallas de Troya, con la presencia de los dioses Posidón y Apolo en la corte de Laomedonte.

Otros autores, como V. Sampaolo y E.M. Moormann, han hecho sus propias interpretaciones. El primero, señalando la presencia de Fedra en la escena de la izquierda, mientras que en su contraria se representa a Laomedonte, Posidón y Apolo; el segundo, ve a Helena en Esparta a la izquierda y a Paris con los troyanos a la derecha. V.M. Strocka, por su parte, asegura que la decoración de la habitación fue temáticamente canalizada para proyectar el sendero hacia la fundación de Roma, camino pavimentado por la caída de otros (troyanos y cartagineses), y regulado por Venus, la madre ancestral de la gens Iulii.

El tema de la guerra de Troya parece delinear, no obstante, el diseño iconográfico. La presencia de Apolo y Posidón en la corte de Laomedonte parece poco discutible, en tanto que en la escena de la izquierda la mujer en el trono muestra una iconografía fuertemente asociada con Dido. De hecho, en Pompeya existen tres representaciones que muestran a una Dido abandonada: el muro occidental de la habitación ocho de la Casa dei Amanti y el muro norte del atrium dos de la Casa di Meleagro, en ambos con pinturas del Cuarto Estilo, además de las pinturas del Tercer Estilo en la Accademia di Musica.

Venus es el punto referencial de las dos escenas de la épica de ambos lados, una dual aproximación que combina estrategias consecutivas y referenciales.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM

Noviembre, 2023

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