Imágenes, de arriba hacia abajo: Templo de los Obeliscos, en honor al dios Reshef, en Biblos; estatuilla femenina chipriota, de Lapithos. Siglo VI a.e.c.; estatua chipriota de oferente, datada en el siglo VI a.e.c.; sarcófago de Ahiram, rey de Biblos. Siglo XIII a.e.c. Museo Nacional de Beirut; naiskos con sirena alada de Idalion, en Chipre. Siglo VI a.e.c.; pátera fenicia de Idalion. Siglo VII a.e.c., Museo del Louvre; y pátera fenicia de Preneste, datada en el siglo VII a.e.c.
El
arte fenicio se caracteriza en general por su capacidad para amalgamar y
asimilar influencias diversas, tanto neohititas y asirias como egeas o
egipcias, y por la forma tan peculiar de difundirlo por el ámbito del
Mediterráneo.
El
paisaje urbano fenicio, con su puerto marítimo, se estructuró a partir de un centro del poblado, que
coincide con la acrópolis, rodeado de murallas con puertas con arco. Alrededor
se disponían los barrios con las viviendas de los particulares, los locales
industriales y comerciales y las construcciones cultuales. Fuera ya del poblado
estarían las necrópolis.
En
Biblos destacó el Templo de Balaat Gebal, con un patio en el que había grandes estatuas,
así como el Templo del dios Reshef o Templo de los Obeliscos, en cuyo patio
existía un obelisco central en el que aparecía grabado el nombre del príncipe
Abi Shemu. También en Biblos sobresalen sus necrópolis regias, que cuentan con
nueve hipogeos, y en donde fue hallado el sarcófago de Ahiram. De Sidón
destacan, asimismo, sus necrópolis, en donde se encontraron los sarcófagos de
Tabnit y de Eshmunazar. En la acrópolis de la ciudad hubo una residencia
oficial asiria y otra persa. En una localidad próxima de Sidón se halla ubicado
el Templo de Eshmun, en donde se encontraba el trono de Astarté rodeado de
leones y flanqueado por esfinges. La ciudad de Tiro, por su parte, contó con
murallas, puertas de acceso y torres. Además, muy cerca se erigió el Templo
dedicado a Baal Shamem. La necrópolis de Tell Amrit contempla mausoleos sobre
los hipogeos, destacando tres meghazil, esto es, torres cilíndricas en forma de
columna.
En
Chipre la presencia fenicia fue más que notable. En su primera colonia en la
isla, en Kition, destacó el Gran Templo, del siglo IX a.e.c., dedicado a
Astarté y erigido sobre un previo santuario micénico. Poseía tres naves
separadas por un par de dobles columnatas. Fuera de la ciudad se encontraban
las necrópolis, datadas entre los siglos V y IV a.e.c., en las que han
aparecido sarcófagos en piedra y estelas con inscripciones fenicias. En
Tamassos se ubicó un santuario, mientras que en Idalion sobresalieron los
modelos de naskoi, templos en miniatura hechos en terracota. En Lapethos se hallaron
estatuas en honor de Melqart y Astarté, en tanto que en Enkomi hubo un palacio
y un templo y salieron a la luz muchos materiales como armas, esculturas y
cerámicas chipriotas y micénicas. En Paleopaphos se halló, además del Templo de
Afrodita, un santuario con ciento cincuenta estelas en las que se representan
figuras de tipo egiptizante y sirio.
La
escultura fenicia muestra un significativo sincretismo estético en la que
destacan la influencia egipcia y griega. Podemos reseñar una estatua acéfala de
Tiro, que tiene en su desnudo torso un pectoral y lleva un faldellín adornado
con dos uraei. Algunos torsos masculinos se usaron como ornamento en las jambas
de acceso a los templos, de ahí que varios tengan inscripciones con
dedicatorias a ciertas divinidades. En Sidón, en el Templo de Eshmun, se
encontraron una cabeza y un busto en caliza, del siglo VI a.e.c., además de
estatuillas votivas de niños en actitudes diferentes, sobre todo jugando en
cuclillas o de pie, que tiene un estilo grequizante. También deben nombrarse
las estatuillas en caliza de Melqart-Herakles, del siglo VII, una cabeza de
esfinge y una figura femenina que amamanta a un niño. En Biblos sobresalen la
estatua de Shesonq I, y el busto de arenisca de Orsrkon I.
Los
relieves o figuras en terracota (coroplastia), tuvieron un carácter funerario,
votivo y de culto. Hay que mencionar una terracota de Biblos con el tema del
jinete armado, así como figurillas de mujeres (gestantes y del tipo Astarté) y
de deidades como Bes. También son importantes los naskoi, máscaras y protomos.
Con figuración animal es muy notable el león echado de Biblos, con sus patas
delanteras una sobre la otra. Además, se hallaron piezas que figuran gatos,
perros, monas, leones e hipopótamos. En Chipre deben referirse figuras de
personajes destacados, tanto masculinos como femeninos; los primeros con
bonetes orientales, faldellines egipcios, túnicas largas y, además, barbados, y
los segundos con adornos y atavíos lujosos. Se pueden mencionar la Dama del
vaso de caliza, la Dama de Tricomo, en caliza, recubierta con joyas y tocada
con un kalathos de flores y el sacerdote fenicio. Son interesantes las estatuas
de deidades, caso del Dios de la maza, de Kition, vinculado con el Melqart
fenicio, o el Herakles-Melqart de Idalion, así como las estatuillas votivas de
divinidades femeninas y masculinas.
En
la coroplastia chipriota encontramos tocadoras de tambores, devotos orantes,
diosas con los brazos levantados, deidades desnudas del tipo Astarté, la dea tyria gravida gestante, sedente
sobre un trono y las pequeñas figuras denominadas del tipo muñeco de nieve. En
lo tocante al relieve, las piezas más relevantes son los sarcófagos
antropoides, cuya tipología es básicamente egipcia. El más arcaico y notable es
el reutilizado por el rey Ahiram de Biblos, que no es antropoide. En piedra
caliza se apoya en cuatro leones echados. En sus caras aparecen esculpidos
motivos fenicios, sobresaliendo una escena procesional en los lados mayores. En
los lados menores se observan plañideras con sus senos desnudos. El sarcófago
de Tabnit, hecho en basalto negro, tiene la forma de una momia en la que se
destaca un pectoral y la cabeza en forma de máscara funeraria de tipología
egipcia. Por su parte, el sarcófago de Eshmunazar muestra en su frontal una
inscripción fenicia. De Sidón son destacables los sarcófagos del Licio, de
Alejandro, de las Lloronas y del Sátrapa. Además de los sarcófagos hay que
recordar las estelas, entre las cuales una de las más sobresalientes es la
hallada en Arvad, con el bajorrelieve de una esfinge alada y echada que lleva
la dobla corona de Egipto. También es interesante una estela de Amrit en la que
se observa Baal con una maza y vestido a la moda egipcia. Otros ejemplos son la
estela de Baaliaton, de Baalshamar y la de Yehaumilk, en Biblos, que muestra
una escena de culto a la diosa Baalat. Finalmente hay que mencionar los
elementos decorativos conocidos como capiteles protoeólicos, datados en el
siglo VI a.e.c. En ellos las volutas, en ocasiones, aparecen, combinadas con
esfinges, flores de loto y palmetas.
El
trabajo sobre marfil, entre los siglos XIII y VII a.e.c., reúne composiciones
de tipo ornamental y religioso. Destacan los marfiles de Kamid el-Loz, de
influencias cananeas y egipcias, en forma de estatuillas, rostros de personas,
mangos de espejo, cucharas, cajas y hasta un tablero de ajedrez cubierto con
escenas de caza. Todavía de mayor importancia son los marfiles de Nimrud,
Meggido, Arslan Tash, Zimcirli y Samaría. Los de Nimrud, encontrados en el
palacio, ornaron espejos, muebles y mangos de abanicos, presentando temas como
el de la mujer en la ventana, la vaca amamantando a su ternero, esfinges
aladas, nacimiento de Horus sobre una flor de loto o el león que devora a un
joven nubio. Los de Samaría, por su parte, embellecieron el Palacio de Acab.
Los marfiles de las tumbas regias en Chipre provienen de Salamina, como la
cabecera de una cama, que presenta registros en los que se muestran escenas con
el dios Heh, la palmera sacra y una serie de esfinges masculinas, y de Enki,
sobre todo un mango de espejo que porta el tema del Teseo prehelénico que
batalla contra un monstruo.
En
cuanto a la orfebrería debe comentarse que de Biblos proceden figurillas e
idolillos en bronce, específicamente del campo de las Ofrendas, el Templo de
los Obeliscos y el Templo de Baalat. Algunas figurillas masculinas tocadas con
el gorro fenicio (lebbede),
aparecieron en jarras cerámicas. Son sobresalientes, además, los idolillos en
movimiento, entre los que destaca el que representa a un desnudo e imberbe dios
Reshef que llevaría una lanza o un cetro en su mano. Entre las figuritas del
Campo de las Ofrendas, tenemos una que representa a un hombre imberbe y desnudo
con un hacha de combate y una lanza en sus manos. En dos bronces de Tartous
vemos divinidades tocadas con el alto gorro o lebbede y en actitud de marcha. El idolillo en bronce de un dios de
Biblos muestra a la deidad sentada en un trono bendiciendo. Es probable que la
pieza más excepcional de todas sea un carro de bronce con un par de ocupantes.
La figura de mayor tamaño lleva una corona egipcia, mientras que la más pequeña
es una mujer con gorro y un carcaj en su espalda. El carro, con dos timones y
un par de ruedas, se fecha entre los siglos VI y IV a.e.c.
Las
copas y los cuencos de metal cuentan con ejemplares como el cuenco de plata de
Idalion, con escenas de caza y el tema del faraón derribando a sus enemigos,
así como el cuenco broncíneo de Curium, con el mismo tema, aunque su motivo
central es un dios asirio con cuatro alas que está en el acto de matar a un
león. Otros cuencos importantes son los cuencos de plata de la Tumba Bernardini
de Praeneste, del siglo VII a.e.c. Al margen de los cuencos no debe olvidarse
mencionar las pequeñas hachas caladas de función cultual, entre las cuales
destacan dos de oro ornamentados con un perro y un morueco en relieve que están
en el Museo de Beirut.
La
orfebrería fenicia parte de las tradiciones egipcia, sirio-palestina y
micénica. En la joyería encontramos formas muy variadas, como pendientes,
brazaletes, collares, amuletos o anillos. Un complemento de las joyas fueron
los escarabeos, que se pueden encontrar, en ocasiones, montados en anillos de
plata y oro o también ensartados en collares y brazaletes hechos de esmalte,
vidrio y piedra.
Se
sabe que la pintura se usó aplicada a las estelas, terracotas, esculturas y
pequeños objetos de artesanía. En Tiro destacaron algunos frescos con escenas
de la mitología griega, fechables en el siglo III a.e.c. y posteriores.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, noviembre, 2020.
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